Se deslumbraba un tenue amanecer en el horizonte, el cual lograba alumbra aunque de una manera muy suave toda la ciudad, se mostraba un nuevo día ante todos sus habitantes. Algunos ya despertaban y de un humor bastante neutro. Exceptuando a cierto chico.
Un adolescente se encontraba adormilado en el escritorio de su habitación, con solo verlo podías notar la tranquilidad con la que este descansaba. Pero como siempre le pasa algo lo venía a despertar, pero de una manera suave y cariñosa.
La puerta de su pieza se abrió de un portazo tan fuerte que casi la saca del marco - ¡Flojo de mierda levántate de una vez que tienes que hacer de comer que hoy te toca! - el chico por el espanto se despertó, pero no solo eso, sino que también del susto se cayó con silla y todo - ¡Ya deja de estar jodiendo y levantate, que sino te voy arrancar esa madriguera Rosa que tienes en la cabeza - espetó de nuevo el hombre que había ingresado a la habitación.
- ¡Pero como se te ocurre despertarme de esa manera viejo imbécil! - le gritó en respuesta el joven pelirrosa a su padre.
- ¡A quien le dice viejo, Kazuichi! -
- ¡Al único costal de huesos que tengo en frente! - tras esas palabras lo expulsó de su alcoba - ¡Yo me cambio y hago el desayuno, pero no me molestas más, entendido!
Está bien nos vemos abajo. ¡Pero más te vale hacer algo delicioso! - expresó su padre antes de dirigirse al comedor.
El chico solamente estaba mirando la puerta con los ojos cansados. Solamente quería dormir un rato más pero sabía que eso iba a ser imposible, por eso mismos solo se dispuso a vestirse, se quitó lo que tenía puesto y agarro sus mejores ropas, que tan solo consistían en un traje de pits amarillo un gorro de frigio azul que ya se le notaba mucho el desgaste y por último unas zapatillas deportivas - "mejor ya bajo, no quiero tener que aguantar sus gritos un minuto más" - y tras esa línea de pensamiento el decidió dirigirse a la cocina. Aunque fue con un paso desganado.
Si que tardaste en bajar, que te estabas maquillando - pregunto burlándose el mayor mientras veía pasar a su hijo, este solo respondió de la misma manera.
Solo estaba buscando el veneno para el desayuno que tengo que prepárate - y después de esas palabras se adentro en la cocina.
Paso un poco más de media hora y el desayuno ya estaba listo para ser servido, no era algo muy raro de ver, siempre hacia el mismo, unos huevos revueltos y unas tostadas. El se encargó de dejarlo en la mesa.
Cuando ya estaban los dos sentados empezaron a comer. Sus desayunos siempre se llenaban de discusiones y está ocasión no iba a ser la excepción.
¡Te digo que pasas demasiado tiempo tratando de desarmar y armar cosas, deberías a empezar a relacionarte y buscarte una novia! - le reclamaba el padre al adolescente.
¡Pero que dices, si no paso tanto tiempo con haciendo eso también salgo de vez en cuando! - se intentó defender pero no le iba a funcionar.
¡Pero que dices si no saliste de casa en todo el verano!
Bu-bu-bueno en eso puede que tengas razón... - dijo el pobre Kazuichi, no tenía ninguna idea de cómo defenderse de ese argumento.
¡Mira vas a ir a esa academia y vas a relacionarte! ¿¡Entendido!? - le pregunto de manera muy brusca, el chico solo asintió y como no estaba conforme se lo volvió a preguntar pero de manera un poco más suave - ¡¿ENTENDIDO?! - si el gritó hubiese sido más fuerte habría mandado a volar a Kazuichi, el solo respondió.
¡Que si! - le respondió tratando de igualar su volumen pero sin lograrlo.
¡Ahora vete de aquí que se te hace tarde! - le volvió a gritar, pero esta vez con una menor fuerza, el chico al ver la hora de dio cuenta que se le estaba haciendo tarde así que, engulló lo que quedaba de su desayuno, agarro sus cosas y salió disparado por la puerta. Dejando solo a su padre en el comedor - Ese chico me va a sacar canas verdes, ojalá pudieras ver lo que a crecido, te juro que estarías orgullosa - comento mientras veía una foto en la pared.
Mientras tanto con nuestro pelirrosa favorito, el se encontraba corriendo para así poder llegar a la ceremonia de iniciación de curso puntualmente, pero al llegar a la academia las puertas de estas estaban siendo cerradas, el pego un último acelerón mientras gritaba - ¡No cierren la puerta! - para su suerte el que la estaba cerrando lo vio, y las abrió de vuelta. El había llegado justo a tiempo, pero después de entrar se dispuso a correr hacia el gimnasio, tuvo suerte de que con la invitación de ingreso les viniera con un plano de la escuela. Pero al no mirar por donde iba su carrera fue detenida.
Un tuvo lugar, el se estaba levantando rápidamente para ver cómo estaba la la persona con la que se había topado, pero verla, se quedó la mar de extrañado. El se había chocado con la que parecía ser una niña - oye ¿estás bien? - fue lo que llegó a formular antes de extender su mano hacia ella. Pero sucedió algo que lo dejo más desconcertado y fue que la misma niña le golpeó la mano y le dijo.
¡Pero como pensado que voy a estar bien idiota, acaso no ves por donde caminas pedazo de payaso pelirrosa! - le gritó a la cara mientras se levanta y alejaba de donde estaba el chico, el solo llegó a salir del shock cuando la pequeña ya se había ido.
¡¿Pero que se cree que esa imbécil?! ¡Yo tenía la intención de disculparme pero ahora que le den, yo me voy al gimnasio! - soltó sin importarle si alguien lo veía gritando de esa manera y solo continuo su camino...
Continuara
