N.A: Hola a todos! Despues de tanto tiempo, vuelvo a dar señales de vida en … que puedo decir? Hermione y Jake son dos personajes que adoro con toda el alma… asique, por qué no juntar ambos mundos para que se conozcan? Tengo que admitir que la idea está en mi mente, sin embargo necesito de mi querida amiga y camarada Inspiración para poder continuarla, por eso no se decirles a ciencia cierta cuanto voy a tardar en actualizar (preferible la advertencia a la ignorancia no?). Aunque no desesperen! Estoy trabajando en lo que sigue, es más, ya lo tengo bastante avanzado. Sin más que decir…

Disclaimer: Los personajes que aparecen en esta loca historia no son de mi propiedad, sino que pertenecen a la maravillosa JK Rowling y a Stephenie Meyer, y esto lo hago sin fines de lucro :)

Mágicas y peludas vacaciones

Aquél día amaneció lluvioso. Estirándose como un gato, Hermione se levantó perezosamente de la cama, y luego de bañarse y cambiase de ropa, se dispuso a armar el baúl con un suspiro de resignación. Normalmente ella era bastante ordenada y limpia con sus cosas, pero aquél semestre en Hogwarts había sido tan pesado que por primera vez en la vida no se había preocupado por mantener el orden en la habitación y cuando menos se lo esperaba, ya era fin de año. Una vez armó su equipaje y trató, en vano, de acomodar un poco el desastre que era su cabello, bajó a la sala común con la intención de despertar a los vagos de sus amigos y luego ir al Gran Comedor a desayunar.

- Chicos… vamos que ya es tarde – Alzó un poco la voz a través de la puerta de la habitación de los muchachos. Como supuso, nadie respondió. – Chicos… - llamó de nuevo, esta vez tocando insistentemente la puerta – bueno, voy a entrar!

- Espera! – se escuchó la voz de Harry a la que le siguieron un montón de ruidos, gruñidos y golpes – pasa!

Hermione entró con paso decidido. Si ella pensaba que su pieza estaba en desorden… es que hasta ese momento no había entrado a aquella habitación. Ropa sucia regada por todo el piso, envoltorios de ranas de chocolate y algunas grageas abandonadas, restos de pergaminos y manchas de tinta y de algo pegajoso que no quiso saber que era. Realmente parecía como si hubiese pasado un huracán. Miró a los chicos: Harry se estaba terminando de acomodar los anteojos, Dean seguía durmiendo al igual que Seamus en sus respectivas camas ajenos al lío que habían armado sus compañeros, Neville se levantaba del suelo pues había tropezado con su baúl abierto y mascullaba con dolor pues se había pegado fuertemente en el dedo del pié, y Ron con las orejas coloradas había literalmente saltado a su cama y cerrado de un tirón las cortinas, ya que no había terminado de cambiarse.

- Buen día chicos – saludó la castaña con una sonrisa. Ese tipo de cosas que parecían insignificantes eran las que le alegraban el día.

- Buen día Herms – saludó Harry mirándola tiernamente, a la vez que terminaba de acomodarse bien la túnica. Muchos pensaban que algo pasaba entre ellos, pero la realidad era, para alegría de Ron, que nada estaba más lejos de la realidad: ellos se querían como si fueran hermanos.

- hola Herms – dijo Ron saliendo avergonzadamente de su refugio, rascándose la nuca nerviosamente – la próxima no amenaces con entrar de esa forma…

- Amenazar? – la chica frunció el ceño. Harry y Neville se miraron con una sonrisa, allí iban nuevamente – yo no los amenacé con entrar… más bien ustedes tardan una eternidad en estar listos! Todas las mañanas es igual! No soy su maldito despertador! –acusó furiosamente al mismo tiempo que señalaba con fiereza a Ron, que atino a mascullar algo así como ''mujeres, son todas iguales''

- Ahora que ya están despiertos – comentó ella con frialdad, optando por ignorar lo anterior dicho por el pelirrojo – los espero en el Gran Comedor, con permiso – y dicho esto, giró grácilmente y salió de la pieza dando un portazo, despertando inconscientemente a Dean, quien se sobresaltó por el golpe.

La castaña bajó los escalones con fiereza, sintiéndose ofendida. Encima que se dignaba a buscarlos para que no se atrasaran! Decididamente aquella sería la última vez que les hacía un favor se dijo a sí misma, aún sabiendo que aquello era mentira. Pero por lo menos se conformaría con no prestarles sus apuntes por un día, como una pequeña venganza.

Ya en el Gran Comedor, la chica se sentó tranquilamente a desayunar sin prisas. Era viernes y tenía todos sus deberes al día, asique actuaba mas relajadamente. Aquel fin de semana sería Navidad, y estaba feliz de poder pasarla con sus padres. El invierno pasado no había podido porque ellos estaban de viaje, y si bien apreciaba los momentos que compartía con sus amigos en la madriguera, luego de estar casi un año dentro del castillo, era normal que extrañara a su familia.

Estaba terminando de desayunar cuando el correo llegó. Miles de lechuzas cruzaron el cielo encantado del Comedor. Hermione apenas las miró, puesto que no esperaba ninguna carta, por eso alzó nuevamente la mirada sorprendida al ver a una enorme lechuza marrón posarse delante de ella, estirando la pata para que tomara el mensaje. Extrañada, tomó el papel en sus manos y permitió que el ave picoteara su tostada mientras leía el pergamino.

Querida Hija:

Nos alegramos mucho al saber que tus calificaciones están tan bien como siempre, sabes que es un orgullo para nosotros pero por favor, no descuides tus hábitos alimenticios por estudiar! Te conocemos como la palma de nuestra mano cariño… a propósito, gracias por el hilo dental mágico que nos mandaste, es una maravilla!

Dejando de lado aquello, nos sentimos muy felices cuando recibimos tu carta diciendo que estas navidades ibas a venir a casa… te extrañamos mucho! Precisamente por esa razón te respondimos. Estas fiestas fuimos invitados a la casa de tu prima Ángela, la que se mudó a Washington, recuerdas? A un pequeño pueblo llamado Forks. La última vez que fuimos allá eras muy pequeña, y tal vez no lo recuerdes pero es un lugar muy lluvioso, por lo tanto, guarda en tu equipaje ropa de abrigo, botas y la campera que te regaló tu tío el invierno pasado. Sin más, te esperamos en la estación King Cross el sábado al mediodía. Te queremos mucho!

Papá y Mamá.

Releyó la carta, tratando de hacer memoria. Por supuesto que recordaba a su prima Ángela, una chica tímida pero realmente encantadora, hija de su tía Claire, hermana de su mamá. Sin embargo la situación se le hacía extraña. Hacía muchísimo que no veía a nadie de su familia materna, principalmente porque se habían mudado a Estados Unidos y se hacía difícil mantener relaciones, a pesar de que se comunicaban a través de cartas y por teléfono siempre que podían. La última vez que había ido a Forks tenía 10 años, y ni siquiera estaba enterada de que era bruja. Cuanto habían cambiado las cosas desde aquel entonces! Sonrió divertida, sabiendo todas las cosas que tendría que contarle a Ángela para mantenerla al tanto de su vida.

- Herms! – la voz de Ron la sacó de sus pensamientos – Herms tienes que ayudarme! – dijo con desesperación sentándose en el asiento frente a ella.

- Que sucede? – preguntó preocupada, alarmándose al verlo en tal estado de agitación.

- Acabo de recordar que el informe de pociones era para hoy! – dijo el pelirrojo a puto de largarse a llorar – tienes que ayudarme, Snape me matará!

- Oh… - una sonrisa apareció lentamente en el rostro de la castaña – pero, tuviste toda la semana para hacerlo! Que estuviste haciendo estos días? – le preguntó lentamente, como si le hablara a un niño de 3 años – estuviste jugando al quiddich, saliendo a pasear por el lago con Lav-Lav… no, lo siento mucho pero no voy a dejar que esta vez te copies Ro-Ro.

- Pero..!

- Además – añadió Hermione levantando la voz sin escucharlo – hoy me dije a mi misma que no te haría ningún otro favor después de cómo me trataste hoy temprano cuando te desperté…

- Vamos Herms, sabes que siempre me despierto de mal humor, no era mi intención… - Ron se había puesto pálido. Si lo que su amiga decía era verdad y no iba a ayudarlo nunca más, que sería de él? Ella era un pilar importante en su vida estudiantil… si ni siquiera se sabía que materias tenía cada día!

- Haberlo pensado antes! – resopló un poco enojada al recordar la discusión – Y Harry donde esta?

- Bueno… el tampoco había hecho la redacción, asique está en la biblioteca… - murmuró el muchacho pecoso

- Te doy un consejo? Por qué no haces lo mismo que Harry? No puedes depender siempre de mí para las tareas Ron – siendo sincera la chica ya no estaba enojada, pero quería que su amigo aprendiera la lección.

La castaña observó divertida como el pelirrojo, luego de darle una mirada de cachorro moribundo salió a paso apresurado hacia la biblioteca. Hermione meneó la cabeza de un lado al otro, suspirando. Realmente no iban a cambiar nunca. Al alzar la cabeza vio una inconfundible cabellera.

- Hey Gin! – gritó la chica al ver a su amiga unos asientos mas al costado, comiendo con Dean

- Hola Mione – Saludo Ginny con una sonrisa, sentándose con ella para mortificación del novio de la pelirroja que miró a la castaña con el ceño fruncido – como va todo? Estas navidades vienes con nosotros?

- Todo bien – exclamó Hermione con una sonrisa – de eso quería hablarte… estas fiestas no podré ir con ustedes… pero prometo escribirles! – dijo apresuradamente al ver la cara de consternación de su amiga

- Pero… Herms tienes idea de lo que va a ser estar rodeada de todos hombres? – ella estaba acostumbrada a eso ya que siempre estaba con todos sus hermanos, pero ya se había habituado a la presencia femenina de la castaña – como voy a hacer para defenderme de todas sus bromitas?

- Encontrarás la forma – le dijo Hermione con seguridad. Siempre que se juntaban en la madriguera los gemelos las hacían rabiar con alguna bromita recién estrenada en Sortilegios Weasley, y el resto de los chicos no tardaban en sumarse – además, seguramente ya se les acabaron los trucos…

- Estas loca? Esos tipos siempre tienen un as bajo la manga… - la pelirroja suspiró resignada – en fin… te veo entonces a la vuelta – le dijo despidiéndose con un abrazo, para luego levantarse del asiento e ir con su novio.

- Por supuesto – le dijo ella sonriente saludándola con la mano.

El resto del día la pasó yendo a todas las clases. Para ser viernes, tenían un día bastante pesado… botánica a primera hora, luego dos horas de historia de la magia, en la cual ya ni siquiera Hermione lograba enfocar toda su atención (hecho que la consternaba), y para terminar, doble pociones con los slytherin. Nadie podía entender cómo es que Dumbledore todavía tenía la esperanza de que ambas casas se llevaran bien.

- Chicos, voy a darme una vuelta – exclamó Harry, ya en el tren de vuelta a casa; sacando del baúl la capa para hacerse invisible. Sus amigos asintieron en silencio, sin replicarle nada. Sabían que el chico había estado un poco desilusionado porque Dumbledore no lo había llamado antes de las vacaciones por las fiestas, eso sumado al hecho de estar enojado porque había descubierto en la fiesta de Slughorn a Malfoy y a Snape en una situación bastante sospechosa. Ron le daba la razón como siempre, sin embargo Hermione, a pesar de saber que Malfoy tramaba algo, no sacaba conjeturas como su ya paranoico amigo lo hacía.

- Crees que vaya a espiar a Malfoy? – pregunto sin poder evitarlo Hermione, mirando a su pelirrojo amigo con consternación cuando Harry salió apresurado del compartimiento.

- Lo más probable – contestó el pecoso, alzando los hombros de forma despreocupada. Sin embargo, luego miró a su amiga nerviosamente, y sus orejas lentamente se fueron tiñendo del mismo color que su cabello – Ehh… bueno… Herms y-yo quería que sepas… que…

- RO-RO! – una voz estridente sonó desde el pasillo, y medio segundo después una cabellera rubia voló enfrente de Hermione para tirarse encima del chico.

- Lav… me estás aplastando… - dijo a duras penas el pelirrojo totalmente avergonzado tratando de sacársela de encima, hecho que su novia no comprendió porque lo abrazo aún más fuerte, provocando que ambos se cayeran al asiento.

- Ro-Ro, te voy a extrañar mucho! – lloriqueó la chica sin prestarle atención a la castaña, la cual levanto una ceja ante la situación – promete que me escribirás, si?

- Bueno chicos, yo voy al compartimiento de prefectos – la voz de Hermione sonó dura, y mirando con frialdad a su compañera agregó – sugiero ''Ro-Ro'' que en un rato hagas lo mismo ya que tenemos que patrullar los pasillos del tren y ayudar a los de primer año a bajar en orden. Si me disculpan…

Y salió del compartimiento con la cabeza en alto, ignorando olímpicamente la mirada de auxilio de su amigo. Si ya no soportaba a su novia, ¿Por qué no cortaba con ella? En fin, no era su problema y no iba a dejar que eso arruinara sus perfectas vacaciones familiares. El resto del viaje lo paso entre los demás prefectos, y vigilando que los más pequeños no corrieran por todo el tren. Antes de que se diera cuenta, el Expreso había frenado en la estación. Con un suspiro, buscó su baúl y tomando a su gato bajo el otro brazo, bajó a la plataforma 9 y 3/4. Sus padres ya estaban ahí, observándola con una sonrisa. Saludó rápidamente a Harry (quien luego de su paseo volvió más malhumorado por no haber encontrado ninguna pista de nada) y a Ginny, ya que Ron no había podido despegarse de Lavender.

- Mamá, Papá! – gritó emocionada al verlos. Recién en ese momento cayó en la cuenta de cuánto los había extrañado.

- Mi Palomita querida – saludo su padre, George, abrazándola fuertemente – te hemos echado de menos todo este tiempo.

- Papá ya sacó los pasajes de avión, nos vamos en media hora – anuncio su mama, Jean saludándola con un beso en la mejilla.

- Tan repentinamente? – preguntó Hermione mirándola con curiosidad, Normalmente sus padres tomaban con gran paciencia las cosas.

- Si… piensa que es un viaje largo y costoso, sería bueno aprovechar todas las vacaciones para estar allá – comentó Jean observando su reloj de muñeca.

- Y encima sabiendo que no hay que pagar hotel porque nos quedamos en su casa… - agregó George con una sonrisa confidente, confiado en que su esposa estaba distraída mirando la hora.

- Papá! – exclamó su hija mirándolo divertida mientras los tres caminaban lentamente hacia la salida, para llegar al auto que estaba estacionado en la calle mas próxima. Aquel viaje definitivamente sería fuera de lo común. Y Hermione no se imaginaba cuánto.