Sumary: Las coincidencias no existen, Sakura esconde un secreto, uno que ha cambiado el transcurso de su vida para siempre y el destino tiene planes para ella y esa persona especial, lo que está escrito en las estrellas no puede ser cambiado, las almas nacidas para estar juntas siempre se encuentran, de una forma u otra.
El Secreto de la Estrella
Capítulo I
Mientras corría a toda velocidad a través del basto bosque que le rodeaba, con los pies descalzos apenas rozando la hierba húmeda, con el corazón palpitando abruptamente y sus pulmones rugiendo de ardor, pudo sentirlo, aquella fuerza antigua y tenebrosa precipitándose sobre ellos, corrió y corrió sin siquiera considerar lo que haría, sin sopesar las posibilidades, no importaba, era tarde y ella lo sabía, era muy tarde, ella no había estado allí para ayudar. El fuego crepito frente a ella en cuanto alcanzo el claro, las casas ardían con flamas tan altas que sobrepasaban los techos, las personas a su alrededor gritaban, gemidos de dolor y voces de advertencia colisionaban con el rugir de las estructuras cediendo a la devastación, los lamentos aumentando, elevándose en el aire como los remolinos de humo negro y apestoso, nadie podría revertirlo, nadie podría haberlo previsto, solo ella, ella, y no había estado allí, tarde, había llegado muy tarde.
-¡Sakura!…-
Alguien grito su nombre a la distancia, un sonido desgarrado, una advertencia tardía, una voz familiar acallada abruptamente por el sutil quejido del acero al atravesar piel y huesos, se giró para verlo caer de rodillas, sus ojos se fundieron en los suyos por un instante y pudo sentir; más que ver, como la luz se esfumaba de esos orbes chocolate, junto con su alma, con su vida.
-Sakura- dejo escapar con su último aliento y entonces todo se quedó en silencio, todo desapareció a su alrededor y solo podía verlo, sobre un charco de sangre en medio de la oscuridad, con sus ojos castaños abiertos mirándola, sin un rastro de reclamo en ellos.
Cayó de rodillas en medio del abismo, su pecho se hundía bajo un peso infinito, era su culpa, ella había fallado, no había llegado a tiempo, no había estado lista, no había sido prudente, inteligente.
Débil, ella era débil, inmadura y cobarde, demasiado cobarde para luchar por aquellos que amaba y finalmente su debilidad había sido su sentencia de muerte.
-Sakura…Sakura- su nombre resonaba en su cabeza, pronunciado por aquella voz, su voz.
Entonces ella se quebró, sus lágrimas brotaron con ira y dolor, se convirtió en un abismo, capaz de engullir todo a su alrededor, capaz de consumir a la mismísima oscuridad que le había arrebatado aquello que más amaba.
Sakura… Sakura… Sakura…
Eriol se despertó en medio de la noche, con un presentimiento comprimiéndole el estómago, no tuvo que pensarlo dos veces antes de saltar de la cama, mientras atravesaba los pasillos a todo correr y, aun medio dormido, pudo percibir la magia de la chica creciendo sin control, ella tenía miedo y rabia y sus poderes reaccionaban ante esto, abrió la puerta de un tirón y sus ojos zafiro se abrieron con asombro, su cuerpo tembló ante el gran poder que se desprendía desde la cama endoselada, su insignia y su báculo aparecieron en respuesta.
-¡Sakura!- El grito del guardián le llego desde un rincón, aun en su forma original Kerberos era incapaz de acercarse, la chica flotaba envuelta en un torbellino de luz dorada, su insignia por debajo de ella y las cartas, sus queridas cartas, la rodeaban, Eriol las sintió debatirse, proteger a su ama de su propio poder o fundirse con el flujo incesante de magia.
Ella gritaba y se retorcía, era desgarrador verla así, no era la primera vez que sucedía, pero el inglés no podía recordar alguna ocasión donde hubiera sentido tanta magia siendo convocada, la chica crecía y se fortalecía, pero aun con todas sus precauciones y su constante trabajo su poder era tan fuerte que ella era incapaz de dominarlo del todo.
-Sakura- murmuro Eriol intentando mantener la compostura- Toma el control Sakura- su voz era el eco de una vida anterior, su tono demandante y firme, apretó su báculo y se abrió paso a través de aquella pared de poder, con su mente y su alma, mientras su cuerpo se quedaba inmóvil, desenrollo su propio poder, permitió que ella lo sintiera, una fuerza familiar, protectora, con un mismo origen, un núcleo de poder compartido, las cartas se estremecieron en respuesta, dándole campo libre para acceder a su ama, Eriol vago, buscando un punto débil en aquella mente, no lo pensó cuando lo encontró, tan pronto como cruzó la barrera de sus pensamientos pudo sentir el fuego y el humo, la sangre derramada en el pasto, escucho los gritos y vio con horror el cuerpo sin vida de aquel joven, de aquel que en una retorcida manera había sido su amigo, luego sintió la oscuridad, el latido de la maldad extendiéndose sobre ellos en una danza macabra con su destino, reconoció el poblado, las casas, el cielo y los árboles, casi cayó de rodillas, casi grito, casi cedió a la inminente desesperación, pero no era el momento de perderse en sí mismo, no cuando Sakura estaba en peligro, esto no era real, era un sueño, un muy mal sueño, divisó a la chica de rodillas y corrió hacia ella, la tomo de los hombros y la zarandeó, levanto su rostro y grito su nombre, pero aquellos ojos esmeralda se mantenían fijos en aquel cuerpo inerte y desgarrado, que el cielo le perdonara por lo que haría, elevó su mano y golpeo sus mejillas, con fuerza y sintiendo como su palma quemaba- Vamos, vamos, ¡regresa ahora!- Pero ella no respondió, Eriol la elevo, la obligó a ponerse de pie- Sakura esto no es real, no ha pasado, ¡Regresa¡- grito el, sus ojos zafiro ardiendo con verdadero temor, volvió a zarandearla, no le dejo más opciones, la chica grito de nuevo, su cuerpo se dobló de dolor mientras era tomada por los hilos de la magia del inglés, aquel poder la golpeo, la destruyó, le abrió las entrañas y luego la sano, la acaricio, como si pudiera revertir aquella zanja en su alma, al menos acercaba sus bordes un poco más, conteniendo sus emociones, solo entones, con el dolor levemente apaciguado ella le miró, le reconoció y comenzó a ceder, su cuerpo convulsionaba mientras el torbellino cesaba y finalmente cayó flácida entre sus brazos, Eriol retrocedió, su magia recolocándose en su propio espacio, sus ojos recuperaron la visión de la habitación de la chica y la divisó tendida sobre el colchón. – Eso es pequeña Sakura.
Eriol apenas podía respirar, le había tomado cada pizca de su autocontrol no retroceder ante la sensación que ella había experimentado y que él había sentido en carne propia, trastabilló hacia la cama, donde Kerberos se había precipitado y sacudía a su ama con una pata.
-Sakurita- Dijo el guardián, sus ojos examinando cada posible daño.
-Está bien- Murmuro Eriol. La chica respiraba pesadamente y el camisón de seda rosa estaba empapado en sudor, su cabello enmarañado sobre la almohada y su rostro pálido pero tranquilo.
Pasos frenéticos se escucharon por el pasillo y una mujer de largos cabellos castaños enfundada en un kimono mal puesto apareció por la puerta, sus ojos almendrados pasaron sobre ellos de uno en uno, la habitación estaba revuelta, las cartas aun flotaban sobre su ama, enviando pequeñas descargas de luz mientras parecían danzar en el aire.
-¿Qué sucedió?- inquirió la mujer mirando a Eriol, estaba tan pálido que sus labios apenas se distinguían de la piel de su rostro, sudaba profusamente, estaba despeinado y con el pijama arrugado y desprolijo, detrás de él Kerberos volvía a su forma de muñeco de felpa para acercarse más a la castaña.
-Un mal sueño- susurró- Fue solo un mal sueño.
La mujer no dijo nada, se limitó a acercarse a la cama y depositar una mano sobre la frente de Sakura.
-Su poder es muy grande para ser ocultado, se acerca el momento, debemos tomar medidas- dijo mirando seriamente a la chica.
-Lo sé- contestó el inglés, visiblemente molesto.
-Esta vez seguramente lo sintieron- Kerberos se cruzó de brazos, su rostro compungido por la preocupación.
-Si así fue creo que los sabremos muy pronto, hasta entonces, continuaremos como hasta ahora, ella estará lista.- Eriol se las arregló para sonreír a la chica inconsciente, mientras la mujer deslizaba sus manos, ahora con un tenue brillo en ellas, sobre el cuerpo tembloroso.- Estará lista.- se prometió más a si mismo que a los demás.
Alfombras de flores de cerezo cubrían las abarrotadas calles de la ciudad de Tomoeda, mientras el auto se deslizaba por la avenida rumbo al templo Tsukimine, el aire impregnado con la dulzura frutal de los pétalos, más templado de lo habitual para los primeros días de la primavera.
Sakura observaba a través del cristal a las personas que con gran alegría caminaban en grupos, colgaban adornos o conversaban, una niña corría entre la gente, ataviada con un hermoso kimono azul pálido, sonriendo y aplaudiendo ante las figuras de papel que colgaban de cintas de colores, aquella chispa en sus ojos, aquella despreocupación, la inocencia, la ignorancia de la realidad que se desarrollaba a su alrededor, como quisiera volver a aquel momento en el que ella misma había sido como esa pequeña, ignorante de la crueldad del mundo, llena de esperanza, de sueños, ¿Cuánto tiempo había pasado?, seis largos años, para ella había sido una verdadera eternidad.
-¿Qué sucede?- Preguntó Eriol desde el asiento contiguo, sus ojos azules fijos en ella, con esa mirada paternal y suspicaz, tan joven pero, al mismo tiempo, tan antiguo.- Hoy estas muy distraída Sakura.- los ojos zafiro se afilaron, como si se debatiera entre rebuscar en su mente o permitirle un poco de privacidad.
-No es nada, estoy algo cansada, es todo- Se apresuró a decir.
-Eres una pésima mentirosa- refuto el inglés- Es por ese sueño ¿Verdad?-
Sakura desvió su mirada hacia la ventanilla una vez más, la camioneta donde viajaban los demás se aparcó frente al templo, ella suspiró, sintiendo un estremecimiento involuntario ante la mención, las imágenes se arremolinaron en su cabeza trayendo consigo el sentimiento desgarrador que parecía apoderarse de su respiración, tuvo que hacer un gran esfuerzo para dejar todo a un lado, aun así no se atrevió a devolverle la mirada.
-Cada vez es más real- susurró- mis sueños siempre me avisan de los peligros, es por eso…es por eso que yo tome esa decisión, ahora tú lo has visto, ¿Comprendes porque lo hice?- un ruego, eso era aquella pregunta.
Eriol apoyo una mano en su hombro, con un ligero apretón, ella buscaba su aprobación, lo que quería decir que su empeño en aquella empresa absurda comenzaba a decaer, bien, justo en el momento adecuado.
-No soy quien para decidir por ti, no voy a juzgar tus decisiones, pero estaré aquí Sakura, no tienes que afrontarlo tu sola- Sonrió, intentando convenceré a si mismo de que él podría protegerla, sin importar el costo, la hora se acercaba, lo sabía.
-Muchas gracias Eriol- se limitó a decir.
Los guardaespaldas abrieron la puerta y el aire frío le golpeó el rostro, el templo estaba lleno de gente, Sakura miró fijamente a la camioneta negra aparcada justo en frente de aquella en la que viajaba con Eriol, vio descender a sus ocupantes, uno por uno, Tomoyo y su madre, un hombre de cabellos cenizos y una hermosa mujer cuyos ojos eran un reflejo de los suyos, su mente viajo en el pasado, directo hacia aquella tarde de mayo cuando su mundo dio aquel giro precipitado.
***Flash Back***
Sakura despertó entre jadeos y gritos ahogados, el olor a humo y sangre aun fresco en su nariz, las lágrimas corriendo a través de sus mejillas mojaron la sabana enroscada entre sus piernas, le costó enfocar la vista y convencerse a sí misma que todo había sido un sueño, estaba a salvo, en su habitación, no había sido real.
Kero dormía a pierna suelta, sus ronquidos le llegaban desde el cajón de su escritorio, el reloj marcaba las tres de la mañana y por la ventana entreabierta la brisa cálida traía el aroma de la primavera, la niña se removió aun temblorosa en la cama y secó el sudor de su frente con el dorso de la mano, el corazón le latía con fuerza y su estómago dio un respingo en anuncio, apenas alcanzó a llegar al baño, su cuerpo se contorsiono por las arcadas y solo se calmó cuando no hubo nada más que bilis para vomitar.
Había sido espantoso, esas personas, esos gritos y Shaoran, su querido Shaoran, las lágrimas volvieron en cuanto aquella imagen retorno desde la oscuridad de sus pesadillas, él…él estaba…
Se debatió seriamente si sería oportuno tomar el teléfono y llamar a Hong Kong…
-Llama cuando quieras, no importa lo que sea, estaré al otro lado de la línea- le había dicho él.
Su mente revolvió sus recuerdos, la magia se crispo en su centro y envió descargas de advertencia por todo su cuerpo, sus sueños nunca eran una casualidad, no, no sueños, Kero le había enseñado a buscar las diferencias, a sentirlas, aquello no había sido un sueño o una pesadilla, era un aviso, una premonición, la oscuridad, el miedo, el fuego y… Shaoran, de rodillas frente a ella y luego cayendo en ese charco viscoso y cálido.
Volvió a sentir arcadas, pero su estómago estaba vacío, todo era su culpa, aquella presencia malvada iba a por ella, y en el camino se había llevado todo cuanto ella amaba.
El amanecer la había encontrado de rodillas junto al inodoro, temblorosa, con profundas ojeras y con la terrible sensación de una decisión que no haría más que quebrarla.
Sigilosa volvió a su habitación, se vistió y haciendo prodigiosos esfuerzos por ocultar sus lágrimas bajó las escaleras rumbo a la cocina, nada podría haberla preparado para lo que vería.
Sintió sus presencias antes de abrir la puerta corrediza que llevaba a la sala, algunas conocidas, otras totalmente extrañas, pero sin dudas realmente fuertes, magia pura se enroscó a modo de protección a su alrededor, una mano inconsciente apretó la llave colgando de su cuello.
-Buenos días Monstruo- La voz de Touya sonó anormalmente amable, estaba de pie, junto al marco de la puerta, su semblante serio y sus músculos visiblemente tensos.
Sakura pasó la vista por el resto de los ocupantes de la estancia, Tomoyo y su madre estaban sentadas en el sofá, junto a una mujer muy hermosa, sus cabellos castaños perfectamente peinados en un moño alto, su rostro con forma de corazón le era extrañamente familiar, los ojos rasgados con forma de almendra acunaban un iris tan esmeralda como los suyos, los labios gruesos y delicados, vestía un elaborado kimono de seda color crema con un obi negro con bordados en hilos de oro, detrás de ella un hombre entrado en años le sonreía, un rostro amable y canoso que ella había conocido un año antes durante las vacaciones, su sorpresa no pudo ser mayor cuando divisó a Eriol de pie junto a la ventana, casi suspiro de alivio al ver las cortinas cerradas, pues rodeando al inglés los cuatro guardianes exhibían sus verdaderas identidades.
No supo que decir o que hacer, más que petrificarse en el marco de la puerta y devolver la mirada a su hermano que lentamente se había acercado a ella.
-Temo que te hallamos sorprendido pequeña Sakura- Dijo Eriol sonriendo amablemente.
Ella volvió a mirar a los guardianes, ¿Cómo no había notado la falta de Kero en su habitación?, luego miro a Tomoyo y a Sonomi, a la mujer en kimono y al agradable abuelo Amamiya, ninguno parecía consternado, los ojos amatista de Tomoyo le miraban preocupada, su madre le sonreía y aquella mujer la examinaba inexpresiva, la evaluaba.
-¿Sigo dormida?- susurró Sakura.
-Temo que no- Dijo Touya cortante- Lamento… No era así como se suponía que sucederían las cosas Sakura- Touya apoyo una mano en el hombro de su hermana, sus ojos eran cálidos y sus pasos dudosos mientras la guiaban hasta un sillón individual y enviaba una dura mirada a Eriol.
-Sera mejor que escuches con atención lo que este sujeto tiene que contarte Sakura- Kero se situó a su lado, Yue, en silencio y con una mirada seriamente amenazadora hacia los extraños, la flanqueo por el otro costado.
Eriol sonrió, de esa forma enigmática que presagiaba problemas, a su lado Ruby Moon se dejó caer al suelo junto a Spinel Sun, los ojos de la niña se posaron en él, su magia burbujeando en su estómago adolorido y vacío, un presentimiento le acarició la piel, como si estuviera a punto de saber algo oculto por demasiado tiempo.
Sakura pudo sentir esa leve vibración en el aire, y los sonidos del mundo se apagaron, una calma antinatural se apodero de la habitación mientras Eriol comenzaba a hablar de nuevo.
-Sakura, me temo que no hemos sido honestos contigo, pero te pido que no culpes a ningunos de nosotros, quiero que sepas que solo hemos intentado protegerte, voy a contarte una historia, por favor escúchalo todo y te prometo que después podrás decidir qué hacer por ti misma y ninguno de nosotros se interpondrá en tu elección.- Sakura solo atino a asentir, Eriol le correspondió antes de proseguir.- Como sabes Li Clow Reed nació en China, era el heredero del Clan Li, miembro del circulo de magia más poderoso de Hong Kong, pero Clow, como muchos otros, no estaba de acuerdo con como el circulo ejercía su mandato. En aquella época, como ahora, todos los matrimonios se concertaban con fines políticos, un clan se consideraba superior según el poder cultivado por sus miembros y las alianzas familiares con otros clanes o con miembros poderosos de su mismo clan, eran la mejor forma de ascender en rango, Clow no estaba de acuerdo, había visto a demasiados jóvenes arruinados por aquella absurda tradición, su propio padre, un poderoso mago ingles había sido víctima del consejo, un grupo de veintiún líderes que tomaban todas las decisiones, el hombre había sido aceptado por su magia a pesar de ser extranjero, el abuelo de Clow creía que su línea se fortalecería, pero luego del matrimonio, y como consorte de la legitima heredera, el padre de Clow manifestó su desacuerdo con algunas decisiones, su cuerpo fue hallado unos días más tarde, la muerte se le adjudicó a un accidente con algún hechizo mal implementad.- Sakura contuvo una exclamación y trato con todas sus fuerzas de reprimir un estremecimiento, el circulo de magia de china, el circulo de Shaoran.- Como viuda con su padre vivo y un hijo de apenas un año de edad, la madre de Clow había sido excluida de la línea de sucesión, por el simple hecho de ser mujer, su padre ahora tenía un heredero varón, un niño con grandes poderes, descendiente de la línea Li y de la línea Reed, destinado a la grandeza.- Touya se dejó caer en una silla cerca de Yue, el guardián estaba tenso y sus ojos iban constantemente de Eriol a Sakura y de ella a la mujer de kimono, totalmente inmóvil en el sillón.- Clow creció y se convirtió en todo lo que su abuelo aspiraba, todo menos un líder dispuesto a pasar por alto su propia integridad y los valores que su madre tanto lucho por inculcarle, pero no fue hasta que Clow conoció a la prometida de Feng Long, que conoció la verdadera naturaleza de su cargo. Los Feng eran una familia muy importante en el círculo, Feng Yu era el líder del clan, y sus hijos Long y Ka, eran gemelos y casi de la misma edad que Clow, crecieron juntos, eran inseparables, Long se había enamorado de una joven del pueblo vecino, su peor error, pues ella no era potadora de magia, cuando el consejo se enteró mandaron por la chica, por su osadía al prometer matrimonio sin el consentimiento de los altos veintiuno y además a una mujer ordinaria que no traería ninguna contribución al círculo, Long fue obligado a ver como la chica era azotada hasta perder la conciencia, por su propio padre, bajo una amenaza, la chica sufría o su hijo moriría.- Eriol se froto el puente de la nariz con el dedo índice, contar aquella historia parecía afectarle.- Clow lo vio todo, y no pudo hacer nada al respecto, pues expondría a su propia madre a un castigo similar, unos días más tarde Long intentó huir con la chica, pero su estado les impidió ir demasiado lejos, ella murió antes de que los cazadores del circulo llegaran a ellos y Long se quitó la vida frente a su padre y su hermano, él no podía vivir ya en el círculo, no después de lo que había ocurrido, de todo lo que le habían arrebatado.
Sakura se retorció en su asiento, comenzaba a temer que su sueño pudiera estar vinculado a estos hechos, esa era la gente con la que Shaoran, su querido Shaoran tenía que liderar, él era el heredero del círculo, de su clan, tuvo miedo, mucho miedo.
-Déjame continuar- La voz del abuelo sonó rasposa, Sakura lo miró, sus ojos castaños sombreados por la tristeza y resignación, una chispa de magia refulgía en ellos, ¿Cómo no lo había notado antes?, una poderosa energía se desprendía de él, como un vapor dorado y atrayente.- Feng Ka vio a su hermano entregar su vida por amor, el había sido criado de una forma diferente, su padre era uno de los progresistas nuevos herederos, cansado de tanta sangre inocente manchando el honor del círculo, él y Clow le dieron sepultura a Long y su prometida en medio del bosque, pues una ceremonia estaba prohibida para los traidores, esa misma noche Clow le comunicó que se marcharía, que alejaría sus dones de aquel circulo y que usaría su magia solo para mejorar el mundo, Ka huyo con Clow, viajaron hasta Inglaterra, Ka ayudó a Clow a desarrollar la magia que crearía las cartas que ahora tu posees- Sakura no podría estar más impresionada, aquel hombre lo sabía, de sus cartas y además aquella historia.- Feng Ka dejó a Clow unos años más tarde, juntos su magia era como un farol indicándole al círculo donde encontrarlos, por separado era mucho más sencillo pasar desapercibidos, así que Ka vino al Japón, conoció a una buena mujer y se casó, para proteger a su descendencia del consejo y sus intereses por recuperar lo que consideraban su propiedad, olvido su nombre y tomo el de su esposa, Amamiya.- El anciano se inclinó frente a Sakura, sus ojos rebosantes en lágrimas, los guardianes se tensaron, Touya se puso de pie, pero Eriol elevó una mano, todos retrocedieron, ella solo podía verlo, sentir su dolor y su magia, tan familiar, como si se acoplaran sus energías, como si se reconocieran, Sakura dejó que tomara sus manos y contuvo sus palabras mientras el proseguía.- Mi padre era Feng Ka Sakura, siguiendo sus instrucciones escondimos nuestra magia, mi hermano y yo, el murió joven, en la guerra, yo era muy pequeño para combatir, me encargue de los negocios de mi familia y tuve hijos y nietos, tu abuelo, el padre de Nadeshiko era mi hijo Sakura.- Ella dejó escapar un grito ahogado, eso significaba que…- El murió, igual que tu madre, en un intento por proteger este secreto.-
El silencio tenso se apoderó de la sala, Tomoyo miraba fijamente al anciano, su madre apretaba los puños y los labios con los ojos desbordándose de lágrimas.
-Mi mamá…mi mamá estaba enferma- fue todo lo que ella pudo decir, no sabía bien que hacer, se dividía entre salir huyendo o quedarse y escuchar, opto por lo segundo.
-No- Touya estaba de pie con una mano en su hombre y otra apartando el agarre del abuelo.
-Ella tiene que saberlo- La voz melodiosa y suave de la mujer golpeó a Sakura, era tan familiar, tan parecida a… su mente hizo clic.
-¿Saber qué?- dijo la niña, aunque su voz apenas era audible.
Eriol se precipitó, los ojos sobre Yue, una mano en el brazo de Touya, Sakura vio como su hermano se obligaba a retroceder, pocas veces había visto esa reacción en el, ese respeto en su mirada apaciguando la rabia.
-Mi padre cometió una ofensa ante el consejo, al rehusarse a vivir bajo su mandato, negándose a cumplir con nuestro deber sagrado de proteger nuestros clanes, de entrenarnos en las antiguas artes y además fue cómplice en la deserción del heredero del clan superior, por ese motivo les dieron caza a ambos, nadie huye del consejo, nadie lo logra, pero aun así, ellos lo hicieron y para más consternación del consejo las proezas de Clow y la contribución de mi abuelo hicieron eco, ellos llenaron de honor al círculo, sin estar dentro de él, los buscaron por años, ambos sabían lo que pasaría, los llevarían a china y los castigarían por su falta, Clow seria líder, una tarea que el simplemente repudiaba y Ka, el seria prometido a la hija de algún clan poderoso, no estaban dispuestos a vivir de esa manera, cuando mi padre se dio cuenta de que sus hijos poseían magia pura, nos entrenó ara ocultarla, hemos vivido así por mucho tiempo, pero…- su voz se entrecorto y le tomo un momento recomponerse.- Cuando tu madre era una niña poseía grandes poderes, tanto como tú, tu abuelo hizo lo posible para ocultarlos, pero ellos la hallaron, ella no había sido entrenada y en su instinto más primitivo al ver a su padre acorralado por los cazadores del consejo desato su magia, fue un acto inconsciente, los hombres quedaron desintegrados en el acto, mi hijo incluido-
Sakura ya no podía contener las lágrimas que brotaban de sus ojos, su madre tenía magia y no solo eso, su familia, ¿Podría ser todo aquello una coincidencia?
-Nada es una coincidencia, tales cosas no existen- Intervino Eriol como si hubiera leído sus pensamientos.
Sonomi se aclaró la garganta, sus ojos enrojecidos y sus labios tensos.
-Tu madre era mi prima, lo sabes, a diferencia de ella, yo no herede la magia de nuestra familia, la vi crecer, siempre alegre a pesar de todo, vivió tan apresurada, como si ella hubiese sabido que no tendría mucho tiempo, entonces conoció al Profesor Kinomoto, y todo cobró sentido para mí.-
Sakura sintió que el mundo giraba a su alrededor, peligrosamente rápido, Tomoyo tomó la mano de su madre sin decir palabra.
-Es demasiado…-susurró Touya a su lado, pero el inglés volvió a callarlo con una leve mirada.
-No comprendo- Dijo Sakura buscando la mirada zafiro que parecía perdida en otro tiempo.
Eriol posó una mano en Masaki, el hombre de cabellos canos se puso de pie, regresando a su posición original, aun con los fantasmas de aquellas lagrimas acariciando sus mejillas y dejando pequeñas gotas sobre su mullida barba gris.
-Clow vivió muchos años, más de los esperados y un día simplemente desapareció de este mundo- Dijo Yue mirando al chico frente a la ventana.
-Una vez te dije que yo era la reencarnación de Clow Reed Sakura- la aludida asintió- Jamás dije que fuera la única reencarnación de Clow.- Ella lo miro sin comprender bien, era tanta información, su cabeza palpitaba en una incipiente jaqueca- El alma de Clow poseía una gran carga de magia y un deseo fervoroso por ser libre, normal, así que cuando decidió que era tiempo de morir, su alma se fraccionó, partes iguales de poder, una de ellas conservó sus recuerdos, esa parte renació en mí, la otra contenía sus deseos, esa parte renació en tu padre Sakura, el mismo día que Clow murió, nosotros nacimos, dos caras de un mismo recuerdo.-
Sakura se estremeció, su mente hizo cálculos apresurados mientras analizaba sus palabras.
-Eso es imposible, tú… tú tendrías que tener…-
-La magia le permite lucir de la edad que quiera, este sujeto se ha mantenido con doce años desde que los cumplió- Esta vez fue Ruby Moon quien intervino, con su despreocupado semblante mientras admiraba sus uñas pintadas de un rojo vibrante.
-Ella no me lo perdona, que la haya creado como una adolescente casi adulta- Rio Eriol, inmediatamente después su rostro adoptó una mirada seria- El deseo de Clow por ser normal mantuvo los dones de tu padre ocultos, pero el poder atrae al poder y era su destino conocer a Nadeshiko Amamiya, el problema vino cuando sus almas se fundieron, Touya no heredo la magia en estado puro de su madre, pero si el poder de ver más allá de su padre, él es en esencia un guardián, creado por el destino para cuidar de ti pequeña Sakura.
La niña recordó como su hermano había cedido sus energías para que Yue pudiera vivir junto con Yukito, recordó que él era capaz de ver a su madre, aun cuando ella se había ido hacía mucho tiempo y esa forma extraña que tenia de aparecer cuando ella más lo necesitaba, su hermano, su guardián, su protector.
-Cuando naciste supimos que no eras una niña normal- Touya parecía ensimismado, apenas susurraba y su vista estaba clavada al piso- mamá lo supo, que sería cuestión de tiempo, tenías magia, y se manifestaba sin control, una ventana que se abría, comida que no te agradaba desaparecía, convocabas tus juguetes, le costó mucho que papá no se diera cuenta.- Touya miró fijamente al abuelo, reproche desbordando de sus ojos castaños cuando dijo.- él no quería a papá, no por algún rencor particular, ni por la diferencia de edad, temían por mamá, porque él sabían quien era papá, sabían las consecuencias de su unión… ella también.-
Sakura se limpió las lágrimas, su cabeza rugía, mil preguntas se agolparon en su mente, peleando por trascender a través de su boca, ahora seca y pastosa, su respiración era superficial.
-¿Qué le paso a mi mamá?- Pregunto, el esmeralda y el castaño se fundieron.
-Una tarde estábamos solos en casa, papá tenía una clase, ella y yo tocábamos el órgano y tu dormías, tenías poco más de tres años, un hombre apareció en la calle, ella lo sintió llegar y nos protegió, me ordenó que pasara lo que pasara no me alejara de ti, no saliera de ese círculo protector en el que nos había envuelto, sabía que era el final para ella.- Touya se atraganto con las lágrimas que jamás dejaría salir, no allí, no frente a ellos.- Así que dreno todo su poder, te lo entregó por completo, el hombre no se molestó en tocar la puerta, la explosión la envió contra la pared, y lucho Sakura, lucho, pero él fue más rápido, más poderoso, luego de acabar con ella registró la casa y cuando no pudo encontrarnos le prendió fuego.- La sombra de la culpa palpito peligrosamente cerca de los ojos de su hermano y ella era ya un mar de lágrimas y furia.- Estuvo en el hospital varias semanas antes de irse, los médicos dijeron que era una enfermedad del corazón, yo sabía que ella se apagaba poco a poco, ella dio su vida para que tú y yo pudiéramos completar lo que ella no pudo Sakura.-
La mujer del kimono se puso en pie, sus pasos elegantes hacían mecer el dobladillo, asemejándose a pequeñas olas, sus ojos se tornaron dulces cuando se dejó caer frente a Sakura e hizo una profunda reverencia.
-Nadeshiko era capaz de ver el futuro, en sueños, como tú- una ráfaga de recuerdos sacudió a Sakura, era como si ella pudiera leerla fácilmente, aquella mujer era tan similar a su mamá.- era mi hermana menor- dijo, como si hubiera prevenido la pregunta- Mi nombre es Amamiya Mameha. Sakura no pudo evitar que sus labios se entreabrieran, quiso negar con la cabeza, pero allí estaba, esa magia de ámbar turbinado, familiar, sutil, acoplándose a la suya como si fuera una pieza de un rompecabezas, entonces se percató, su magia fluía y se arremolinaba, con sus esencias, con sus energías, eran una, un núcleo palpitante, unido después de tanto tiempo, todo había encajado, todo menos una cosa…
-Nada es una casualidad…- Dijo hacia Eriol, quien finalmente sonrió.
-No existe tal cosa- respondió el.
-¿Por qué están aquí?- su voz fue cortante, ya no tenía más energías, había sido demasiado.
Eriol cruzó los brazos sobre el pecho, su mirada retrocedió varios siglos cuando la observó y dijo…
-Me temo que las cosas no han terminado, Sakura, eres la heredera de Clow, su esencia vive en tu padre, él es parte de mí, como yo de él, por lo que tú eres su heredera legitima en carne y espíritu, las cartas te eligieron por tu herencia de sangre, por tu magia, estas destinada a grandes cosas pequeña Sakura, pero es justo por eso que corres un gran peligro, muchos buscaran tu poder, hacerse con las cartas y lamento decir que Clow dejo suficientes enemigos como para considerar el hecho de que al saberse quién eres, lo que es inevitable, vengan por ti para saldar viejas cuentas, por eso estamos aquí, queremos entrenarte, enseñarte lo necesario para que asumas tu lugar en este mundo.-
Las palabras la golpearon, su papel en este mundo, apenas había salido con vida de los últimos eventos, apenas había podido superar los obstáculos, y ahora que él no estaba con ella, un destello de oscuridad la rodeó, recordó su sueño, el aviso, ella no había llegado a tiempo, no había estado lista, lo había decidido antes de un latido de su corazón.
***Fin del Flashback***
Se alisó el kimono antes de avanzar para encontrarse con los demás, que ya ascendían por la escalinata, permitiendo que Eriol se adelantara, aquella fecha siempre era difícil, demasiados recuerdos que ahora solo le traían dolor, la herida en su alma se abría, ardiendo en llamas, el vacío amenazando con tragársela, apresuro el paso.
-Te ves divina Sakura- Tomoyo había sacado su cámara de video y la grababa desde la entrada del templo.
Sakura compuso una sonrisa, el rubor cubrió sus mejillas al verse observada.
-¡Ay qué cosas dices Tomoyo!- susurro apenada.
-Niñas, el recital casi comienza- Sonomi y Mameha iban varios pasos más adelante, agitando sus abanicos de charol a juego con sus exquisitos quimonos.
Eriol tendió sus brazos para ellas y se encaminaron directamente al centro del templo, un escenario había sido elevado, una orquesta tradicional japonesa se preparaba para tocar, Sakura observó las flores de cerezo rodeando las lámparas de papel, ni bien habían tomado asiento cuando los actores aparecieron en escena, vestían trajes antiguos, kimonos coloridos y armaduras de samurái, sus caras cubiertas con máscaras blancas muy adornadas, la historia era hermosa. Una joven princesa que se enamora de un samurái, pero este tiene el trabajo de raptarla para su señor feudal, en el camino, los dos se enamoran y él joven samurái tiene que decidir, su honor o su amor, decide escapar con ella, pero él sabe que no llegará muy lejos, pues los espías del señor feudal están por todo el reino, así que engaña a la princesa para que acuda a un templo, donde los monjes podrían protegerla, para que ella pueda vivir, él se entrega a los espías de su amo, pero ella lo había seguido y es testigo de cómo su amado es asesinado. Inundada por el dolor y la rabia la princesa se convierte en un dragón, que devora a los samurái y al señor feudal, y cuando su ira se hubo saciado y solo quedo el dolor se convirtió en un árbol de cerezo, justo al final de la primavera, dejando caer sus flores como lágrimas sobre el cuerpo sin vida de aquel samurái.
En medio de aquellos canticos, el retumbar de los tambores y el rasgar del chamizen, Sakura se sentía envuelta en un aura de pena infinita, el sacrifico de un corazón que ama no tiene par, pensó en su abuelo, en su madre, en su hermano y en su propia decisión, los años no habían amainado sus sentimientos, ¿Podría esa persona especial sentir lo mismo?, ella lo había arruinado, con todas las intenciones, era lo mejor, se recordó, él estaría a salvo si estaba alejado de ella, y ella no estaba lista para enfrentarlo, no después de lo que esas personas habían hecho a su familia, sintió las lágrimas venir a su encuentro y apenas se disculpó antes de levantare de un tirón y dejar el patio de conciertos sin rumbo fijo.
Sus pies la guiaron hacia un estanque solitario, por un momento no le importó si era impropio de una señorita salir de prisa y con tan poca gracia de un lugar lleno de gente, no le importó l exclamación ahogada de Tomoyo cuando Eriol evito que la siguiera, ni la mirada suave de él, ni el sermón que seguramente ya se estaba amasando en la lengua de Mameha, ya tendría tiempo para lidiar con todo ello, necesitaba un momento, estar sola y pensar, llorar y liberar la angustia en su pecho, aquel sueño recurrente comenzaba a mermar su cordura, entrenaba cada día, se fortalecía y aprendía todo lo posible, pero aun así el final de aquella pesadilla seguía siendo el mismo, ¿Qué hacía mal?, ¿Qué no había hecho ya?
Se dejó caer de rodillas, el agua le devolvió su reflejo, era tan diferente a la niña que había sido, de hecho, solo sus ojos parecían ser el remanente de su infancia, esos ojos verdes como las esmeraldas, aunque ahora sin ese brillo tan característico.
El aire cambió, volviéndose más denso, una vibración casi imperceptible, pero allí estaba, la oscuridad creciendo sutilmente, como residuos de espuma en las olas que alcanzan la costa, tan ensimismada estaba en sus cavilaciones que apenas tuvo tiempo de reaccionar, una mano fangosa surgió del agua, su reflejo estaba allí mirándola, con ojos tan negros como el ébano y una sonrisa macabra, inhumana, l mano se volvió garra cuando se aferró a su cuello, no podía respirar, su magia revoloteó, rugió e intentó surgir, pero algo dentro de ella le advertía que no la utilizara, Sakura se debatía entre buscar aire o utilizar su poder, pero estaba paralizada, preciosos segundos pasaban mientras luchaba con aquella criatura que intentaba con todas sus fuerzas arrastrarla dentro del agua ahora turbia y grisácea, su visión se volvió borrosa, el aire quemaba en sus pulmones, sus rodillas flaquearon, su fuerza mermando, gritos a la distancia que no reconoció, un latido acelerado de su corazón, sus poderes susurrando un nombre familiar y entonces un halo de luz, el sonido del acero cortando huesos y piel fue todo lo que escucho antes de que todo se volviera negro.
