Advertencia:

· ¡AU! – Universo Alterno, es decir, que los sucesos (y/o lugares) no van a ser iguales como en la película.

· OOC – Algunos personajes no van a actuar como son en realidad. Esto se explica después, en otras palabras, no es OOC sin explicación.

Disclaimer: Ningún personaje de Megamente me pertenece.

¡Atragántense de palabras!


Capítulo #1: El miedo de un villano

Roxanne Ritchi, una mujer que trabajaba de reportera en KMCP News del canal 8. Sus trabajos eran siempre sobre el superhéroe de Metro Ciudad, y era una de las razones para creer que estaban juntos. No era malo si los ciudadanos creían que Metro Man y ella eran una feliz pareja, el problema era el malvado villano.

Megamente la capturaba cuando hacía su típico plan malvado e iba a matar a Metro Man. Obviamente nunca le ganaba y las razones eran simples. El superhéroe era indestructible y "el bien siempre triunfa sobre el mal"… Gracias al molesto extraterrestre, la mujer no tenía una vida sencilla, ni ligera. Apenas tenía tiempo libre, el cual lo utilizaba para tomar ratos libres, socializar con amistades y familiares, pero de vez en cuando socializar tenía sus desventajas.

Al hablar con su tía, ella le pidió un favor: cuidar su mascota mientras estaba de vacaciones, por dos semanas. Su tía no tenía otra opción que tomar. No confiaba en las veterinarias y aunque sabía que Roxanne estaba muy ocupada, era la única persona que vivía en Metro Ciudad. Además no quería llevarlo con ella porque temía que su mascota iba a sufrir cambios drásticos por el clima y se enfermaría. De verdad su tía consentía a ese animal y era molesto… Desde que su esposo la dejó, no le quedaba de otra…

—¡Pollito! ¡No! ¡Bájate! —gritó una Roxanne enfurecida. El animal comenzó a morder un cojín de su sofá y estaba acostado sobre su cómodo mueble.

Pollito, el perro chihuahueño de su tía, era muy pequeño y sus ojos eran como dos grandes canicas; su corto pelaje era de color crema, con unas orejas grandes a comparación de su pequeña cabeza. Y los malos hábitos también caracterizaban al perro.

Al comer o tener comida, el animal se acercaba a Roxanne y esperaba impacientemente a que le diera; si la mujer no lo hacía, el perro tendía a ladrarle o en casos extremos le mordía la pierna. Rascaba la puerta de su habitación sin razón aparente, mordisqueaba sus cortinas, y al querer pasearlo para satisfacer sus "necesidades diarias", se alejaba. Ese perro odiaba las correas.

—¡Pollito! —dijo la reportera y se acercó a su sofá—. ¡No!

Ya había pasado una semana desde que empezó a cuidar el perro y faltaban otros dolorosos siete días. Roxanne no sabía cómo le haría para cuidarlo, en especial al regresar del trabajo porque le dejaba "sorpresitas" junto un olor extremadamente mal. Todo era un desastre.

—¡Para! —dijo ella harta de ese perro.

El chihuahua miró a Roxanne y como si quisiera hacerle la vida más complicada a la mujer, mordió el cojín con más fuerza y saltó del sofá junto con el objeto. Comenzó a mover de un lado a otro el cojín, pero no se notaba mucho. El perro era pequeño mientras que su "presa" era bastante grande.

La mujer, viendo esto, se puso de cuclillas y le quitó con brusquedad el cojín a Polito, provocando que ese perro ladrara.

¡Cómo odio el ladrido de ese perro!

Acomodó el cojín en su lugar y Pollito comenzó a morder a Roxanne.

—Ya tengo suficiente de ti —susurró Roxanne con un gran bostezo—. Me voy a dormir y tú también.

Se volvió a colocar de cuclillas y antes de que ese perro infernal pudiera morderle la mano, le masajeó levemente detrás de su oreja izquierda. Pollito empezó a cerrar sus ojos con lentitud hasta que se acostó en el suelo y se quedó dormido.

Por lo menos mi tía me dijo como tranquilizar a esta bestia.

Sonrió de manera cansada y caminó con cautela a su habitación. Cuando por fin estaba adentro, se puso se ropa para dormir y cayó rendida en su cama.

Al día siguiente, la mujer despertó por el horrible sonido de su reloj digital. Golpeó con brusquedad el reloj y dejó de escucharse el escandaloso ruido.

Genial, después de otro de mis reportajes sobre Metro Man, Hall me seguirá insistiendo en salir con él, me raptará Minion, Metro Man detendrá el plan de Megamente, lo dejará en la cárcel, y por último Metro Man me dejará en mi trabajo. ¡Nunca pensé que estaría tan cansada de eso! ¡Ese maldito perro ha hecho que esté cansada de todo!

Se levantó de su querida cama y caminó con flojera. Al abrir la puerta de su habitación, miró a Pollito dormido en donde lo había dejado, a lado de su sofá.

Creo que hoy empecé con el pie derecho.

Roxanne hizo una ligera sonrisa. El hecho de que Pollito estuviera sin hacer nada, le levantaba las esperanzas de tener un día menos enfadoso.

Avanzó hacia el baño sigilosamente. Notó que su ropa acomodada, para no estar perdiendo tiempo en la mañana, seguía intacta del "monstruo" de cuatro patas. Así que comenzó a prepararse para darse una ducha.


Megamente estaba en su motocicleta negra, a lado del balcón para después poder raptar a la mujer él mismo ya que Minion tenía que preparar mejor el plan. Según el pez, todo tenía que ser perfecto y sin errores. El villano se quejó, pero su amigo siguió insistiendo y no iba a aceptar un "no" como respuesta.

Minion fue más raro que de costumbre, pero tengo que apresurarme…

Hacía frío en el exterior y que estuviese nevando en Metro Ciudad no le ayudaba mucho a Megamente. Casi siempre sufría de gripa aunque no sintiera nada de frío por su piel, así que el tiempo era muy vital. El villano saltó hacia el balcón para no atrapar una horrible gripa y dejó su motocicleta invisible para que nadie la viera.

Con extremo cuidado abrió la puerta de cristal. Ésta dirigía al hogar de Roxanne Ritchi, literalmente su víctima número uno, la única persona que ha raptado Megamente.

Al estar adentro, dejó la puerta como estaba antes.

¡Sí!

Con pecho afuera y con una sonrisa malvada avanzó, pero desgraciadamente caminó de manera incorrecta. Se cayó por pisar su grandiosa capa negra con picos sobre sus hombros.

Megamente intentó no quejarse por la herida. Su plan no tenía que arruinarse.

¡Me pregunto cómo le hará Minion para entrar sin golpearse!

Se levantó acariciando su frente, en donde se había golpeado.

¿Ahora en dónde estará…?

Un leve golpe en sus perfectas botas de foca bebé a la medida fue lo que provocó un escalofrío por su cuerpo. Bajó la vista y había a un pequeño ser, con unos ojos tan grandes que parecían estar casi orbitando hacia el exterior.

El villano de Metro Ciudad estaba espantado y quería gritar, pero no podía. No sabía que era esa criatura así que tomó su pistola para deshidratarlo. Esa "cosa" comenzó a realizar un ruido como los perros.

¡Eso no es posible! ¡Eso no es un perro!

No pudo más y comenzó a gritar tan fuerte que tal vez todos los del edificio pudieron haberlo escuchado. Luego, como si fuera instinto, él aventó su pistola hacia ese "extraño ser", siendo esto en vano. Falló y corrió intentando huir.


Roxanne se colocó una toalla gigantesca que llegaba debajo de sus rodillas, iba a salir para averiguar qué pasaba y debía hacerlo rápido. Estaba preocupada por los constantes ladridos. Ese animal era de lo más tranquilo si se le dejaba solo y no lo había escuchado tan furioso, ni histérico. ¿Qué pasaría si un sujeto quería robarle?

Armándose de valor y sin importarle si vestía una enorme toalla, abrió la puerta tan rápido como pudo.

¡No puede ser!

—¡Señorita Ritchi! —gritó Megamente muy feliz, encima de su preciado sofá, y Pollito dando brincos mientras ladraba.

—¡Megamente! ¿¡Qué haces…!?

El extraterrestre saltó del sofá y corrió dirigiéndose a Roxanne, gritando que lo salvara del "monstruo". Sin embargo, en vez de quedarse atrás de la reportera como su escudo contra ese "temible" animal, se estrelló contra la reportera y cayó encima de la mujer.

Sus miradas se cruzaron por primera vez de cerca. Los ojos de Megamente brillaban más de lo que ya lo hacían y estaba apenado, mientras que Roxanne estaba aliviada de tener su enorme toalla. Su cuerpo debía estar a salvo.

¿Por qué me pasa esto a mí?

—Megamente —dijo Roxanne, notando un extraño color morado en la cara—. ¿Podrías levan…?

Pollito comenzó a ladrar de nuevo y Megamente se levantó rápidamente, saliendo de su "trance". La ayudó a levantarse tan rápido como pudo y volvió a correr arriba del sofá, gritando por el chihuahua.

Roxanne no pudo evitar reírse por lo que presenciaba, ¿Megamente le tenía miedo a un pequeño perro? ¿Cómo era posible eso? Si alguien de Metro Ciudad se enteraba de eso, mandaría una jauría de perros chihuahua en busca de Megamente y lo sacaría de la ciudad.

—¡Esto no es gracioso Señorita Ritchi! —gritó indignado desde arriba del sofá.

Con esa frase solo aumentó la risa de la mujer.

—¡¿Esa cosa abominable de alcantarilla es un perro?! —exclamó Megamente espantado de que ese perro pudiera subirse en cualquier momento.

—¡Sí! —dijo ella llorando de la risa—. Se llama Pollito.

—¿Pollito? ¡Qué nombre tan absurdo!

—Dile eso a mi tía —dijo ella parando de reír y secándose sus lágrimas.

—Señorita Ritchi, por favor aleje ese animal de mí —dijo Megamente notando que ese perro estaba a punto de subirse al sofá.

La mujer, sintiendo pena por el villano, tomó al chihuahua entre sus brazos y de inmediato Pollito dejó de ladrar. Se había calmado masajeándole detrás de la oreja, pero no iba a dejar que se durmiera. Todavía tenía que comer y al chihuahua le daría flojera comer después de levantarse.

—¿Qué hace esa "cosa" aquí? —dijo Megamente mirando con rencor al pobre animal.

—No es "cosa", es un perro muy bonito —contestó Roxanne ofendida, ya que a pesar de ser desastroso el perro, no era para nada feo—. Además yo soy la que debo preguntar qué haces aquí.

—Estoy aquí para raptarla Señorita Ritchi —contestó el victimario recogiendo su pistola para deshidratar—. Lo mismo de siempre…

—¿Por qué tan temprano? —preguntó Roxanne enfadada mientras acariciaba al tranquilo animal—. ¿No se supone que siempre me capturan durante o después de un reportaje?

—Quería ser im-pre-de-ci-ble —mintió el villano. No quería decirle que Minion se lo pidió y su intensión nunca fue ser impredecible—, como siempre usted aclama que soy.

—Te luciste —dijo ella—, faltan ocho días para la Navidad y al parecer quieres darme un regalo anticipado.

¡Lo había olvidado! ¡Hoy es mi cumpleaños! ¡Es por eso que Minion me dijo que me fuera a raptar a Roxanne! ¡Todo fue una distracción! Entonces, hoy no habrá plan y todo lo que planeamos el día de ayer fue en vano. Minion cocinará y probablemente Wayne vaya a mi Guarida del mal. ¿Cuál era la intención de hacerme creer que la iba a secuestrar? ¿Acaso quieren que la lleve para festejar los cuatro juntos? ¡Qué vergüenza! ¡Se supone que Roxanne no sabe nada de nuestro trato entre Wayne y yo. ¡¿Ahora qué…?!

—¿Megamente? —preguntó Roxanne notando la cara de preocupación y de perdido del extraterrestre.

—¿Qué pasa, Señorita Ritchi? —preguntó Megamente sacudiendo su cabeza de un lado a otro.

—¿Acaso te ha espantado mucho Pollito? —preguntó Roxanne con una sonrisa dándole unas cuantas caricias más a Pollito.

—¡Por supuesto que no! —dijo él indignado—. ¡Esa cosa nunca podría asustarme!

La reportera se le quedó mirando fijamente como si dijera.

—Está bien —susurró el villano con una mueca—. ¡Pero solo un poco! —dijo alzando la voz.

—Y volviendo al tema de hace unos momentos —dijo ella calmando un poco su risa—. Por favor ráptame otro día, hoy quiero descansar.

—¡Claro! —dijo de inmediato, dirigiéndose al balcón—. Me tengo que ir de todas formas.

Megamente me hizo caso, esto no es normal. Debe de estar planeando algo.

—Espera —dijo muy confundida Roxanne.

El sujeto azul se detuvo en seco.

—El Megamente que yo conozco raramente haría caso a lo que yo le pido. ¿Qué es lo que pasa? —se cruzó de brazos.

—Y usted actúa como la reportera entrometida que es —dijo él con una sonrisa.

—Te exijo que me digas —dijo Roxanne —. ¿Qué estás planeando?

—¿Es acaso preocupación lo que detecto? —dijo el acercándose más a Roxanne, pero no tanto gracias a Pollito—. Creo que por fin pude sorprenderla.

—Por favor —dijo burlescamente—. Tú no sorprenderías a nadie.

—Negarlo no hace que oculte lo que de verdad siente —dijo sonriendo ampliamente.

—¡Ya mejor vete! —dijo Roxanne.

¡Funcionó!

Megamente sonrió por su triunfo.

—Como quiera —dijo él caminando hacia la puerta del balcón—, pero no negará que se sintió asustada por mí y no fui un predecible.

—¡Cómo sea! —exclamó Roxanne enojada—. No quiero llegar tarde a mi trabajo.

—Hago esto como un regalo de Naveidad, un regalo anticipado—dijo él de espaldas a ella.

—Es Navidad —recalcó Roxanne—. Y por favor ya vete antes de que suelte a Pollito y te devore como desayuno—dijo esta vez con una leve sonrisa.

—Adiós, Señorita Ritchi, ¡y no le tengo miedo a un perrito! —dijo él indignado.

—Sí, claro —dijo la reportera, rodando los ojos.

No alcanzó a irse porque se paralizó al instante. Minion, su mejor amigo, lo esperaba con una expresión enojada y con sus manos robóticas sobre la cintura.


En fin, espero que les haya gustado esto.

¡Bye-bye!