Advertencia: Todos los personajes de esta historia son propiedad de J.K. Rowling. Esto fue escrito solo por diversión y no fue hecho con fines de lucro. Este fic está basado en la canción de Sergio Dalma llamada "Galilea"; la pueden encontrar en el disco "Lo mejor de Sergio Dalma 1989 – 2004", es la pista 2 y la canción fue compuesta por Alejandro Soler Gallego, Luis Gómez Escolar y José Llobell Oliver. No diré que es un songfic, por que no sigo la letra de la canción para la historia, sino que uso la idea general de una relación por correspondencia… espero que les guste.
Hola¿qué tal? Sé que hace mucho tiempo debía haber actualizado "Matrimonio por ¿conveniencia?", pero he estado muy atareada y no he podido terminar el capítulo; y como no quiero subirlo si no vale la pena, pues no lo he hecho…
En vista de que me siento un poco culpable, me decidí a subir el primer capítulo de este fic que tengo escrito desde hace algún tiempo. En total son cuatro capítulos y esta es la primera entrega…
Espero que les guste. Quiero agradecer a Sara Fénix Black y a Clau de Snape por haber leído el fic y haberme dado el visto bueno para la publicación¡gracias chicas! Además, quiero dedicarlo a Nocrala que desde hace un tiempo sabe de la existencia del fic y a Florence Rose, que es una gran amiga…
Summary: SS – HG. Después de terminada la época de la guerra, Ginny insiste en buscarle pareja a su amiga Hermione y Dumbledore en que Snape se abra a nuevas posibilidades aunque para eso, Ginny y Dumbledore deban usar de toda su astucia.
El fic está basado en una canción, para las personas que no la conocen es la siguiente (pero no es importante conocerla para la historia):
Galilea
Vestida de rojo, en punto a las diez
podré conocerte al fondo del bar
después de escribirnos quince cartas al mes
en tu última carta por fin, una cita a ciegas.
Frente al espejo, no me veo tan guapo
te he dicho que soy un poquito más alto
y sé que tu nombre no es Galilea
si guapa, si fea, a mi me da igual.
Galilea, que fortuna la mía
he quedado contigo
con la chica más dulce, mi amiga, podría apostar…
Galilea, voy a verte de verás
y por fin conocer tu mirada y tu nombre real.
La marea, me va subiendo fuerte por la espalda
no me falles, las cosas buenas pasan solo una vez.
Un hueco vacío en el fondo del bar
los nervios a tope y que suenan las diez
las puertas se abren y una sombra me mira
es ella, no es ella
lo sé, no lo sé.
Galilea…
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Galilea
(N/A: las frases entre comillas son pensamientos. Las notas en itálica son cartas…)
– Creo que deberías considerarlo –dijo el anciano– podría surgir algo bueno de esto…
– ¡Le he dicho que no! –bramó el profesor de pociones– no va a convencerme.
Severus Snape se levantó violentamente de su asiento y salió furioso del despacho del director¿quién se creía ese viejo para proponerle algo así¿es que creía que él no tenía dignidad? Él nunca podría hacer algo así, era denigrante, era estúpido, era… infantil.
Albus Dumbledore, el anciano director del colegio Hogwarts de magia y hechicería, se quedó solo en su oficina meditando lo que el profesor de pociones le había dicho en su corta conversación.
"Dijo que él nunca lo haría, que no lo convencería, bueno, no importa. Puedo hacerlo yo…" y sin darle más vueltas al asunto, se dispuso a escribir una nota, no sin antes asegurarse que de su pluma salían sus palabras escritas con la caligrafía de Severus Snape.
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– ¿Quién te escribió? –le preguntó Hermione Granger a su amiga Ginevra Longbotton– te veo muy contenta.
– Pues Dumbledore –replicó la chica– sabes que desde hace un tiempo nos hemos hecho muy amigos…
– Sí, no logro comprender cómo pueden ser tan amigos cuando el podría ser tu bisabuelo –dijo Hermione, una chica castaña, muy seria y con una mirada muy inteligente.
– Pues por lo mismo, entre nosotros no hay ningún tipo de tensión sexual, –dijo levantando la mirada, y agregó– somos solo dos amigos con algunos objetivos en común –la chica pelirroja era solo un año menor que su amiga, pero por la manera de comportarse ambas parecía mucho menor que eso.
– Espero que entre esos objetivos no se encuentre tu afición favorita. –dijo Hermione encarando a su amiga– Ya es bastante malo tenerte día y noche buscándome pareja para que también Dumbledore entre en el juego.
– No te preocupes, él tiene sus propios hobbies –aseguró la pelirroja guardando la nota que recibiera.
Ginny terminó de ponerse su traje de laboratorio y sacó un caldero número 4 del armario. Lentamente, se dispuso a elaborar una poción para el crecimiento del cabello, habían recibido un gran pedido la mañana anterior. Ambas chicas trabajaban para el laboratorio Stenmarck de filtros y pociones. Hermione Granger era la jefa de laboratorio y Ginny Longbotton era su primera asistente. Tenían algunos años de laborar para esa institución y, desde el fin de la guerra, sus avances habían sido asombrosos.
– Tengo una propuesta que hacerte –dijo la chica pelirroja luego de preparar todos los ingredientes para la poción que iba a elaborar.
– Si es otra cita a ciegas la respuesta es no –respondió la chica sin mucho ánimo– ya sabes que no me gustan esas situaciones.
– No es una cita a ciegas –contestó alegre la chica– ya entendí que así no vas a conseguir pareja. "Definitivamente tienes que conocer bien a una persona antes de empezar una relación" –replicó remedando a su amiga.
– No te burles –le espetó la castaña– es cierto, no puedo salir con alguien que no conozco.
– Pues por eso es que te tengo una propuesta –dijo la chica acercándose al escritorio de Hermione con una revista en su mano– ¡aquí está la solución!
– Un ejemplar de "Corazón de bruja"¡estás loca! –exclamó la chica poniéndose de pie– Esa revista es pura basura¿no recuerdas todo lo que dijeron de mi en cuarto año¿y lo que dijeron de Harry en quinto? –la chica se notaba bastante enojada– además¿qué vas a mostrarme¿un filtro de amor? Esas cosas están prohibidas, ya deberías saberlo.
– Cálmate –insistía la pelirroja– no es nada de lo que piensas –aseguró firmemente.
Esto calmó un poco a Hermione que se sentó a escuchar lo que la pelirroja tenía que decirle.
– Sé que no quieres salir con alguien a quien no conoces, por eso creo que lo mejor es que hagas amigos y luego, intentes formalizar una relación con alguno de ellos –decía la pelirroja inocentemente.
– ¡Vamos Ginny! Tú sabes que no tengo la facilidad de andar haciendo amigos como tú y si me dedicara a eso no podría hacer todas las investigaciones que me interesan –argumentó la castaña– además¿quién quiere ser amiga de una investigadora de pociones? Tienes que aceptarlo Ginny, no vas a poder emparejarme –Hermione aprovechó el silencio de su amiga para levantarse y dejarla sola.
Definitivamente Hermione Granger se estaba cansando de ese jueguito. Últimamente, Ginny se dedicaba a buscarle pareja a toda hora; si iban a comer intentaba ligarla con el mesero, si estaban en el parque era con el vendedor de globos, si iban a un bar le presentaba al primero que encontrara en la barra, etc. Eso se estaba volviendo un martirio.
Desde que la guerra había llegado a su fin Hermione Granger había comprendido que pasaría el resto de su vida sola. Cuando ya no fue necesario mantenerse unidos debido a la Orden del Fénix, cada uno de sus amigos siguió su propio camino.
Harry se dedicó a viajar por el mundo para olvidar los horrores que tuvo que vivir desde pequeño y en uno de tantos lugares, conoció a Yona, una joven bruja que le robó el corazón.
Ron había terminado por sucumbir a los encantos de Luna Lovegood, una bruja rubia que lo adoró desde sus años de colegio y juntos investigaban por Europa la existencia de algunos animales mágicos.
Ginny había seguido en contacto con ella y se había casado con Neville Longbotton, un compañero de Hogwarts que se había convertido en auror y que siempre la había amado en secreto. Tanto Ginny como ella se habían dedicado a la elaboración de pociones. Para Hermione esto siempre había sido muy interesante desde sus años de colegio, sobre todo en los dos últimos años, en los que había descubierto que se había enamorado de su profesor de pociones. Nunca dijo a nadie sobre ese enamoramiento, pero estaba segura de que alguien sabía su secreto.
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– Señorita Granger –dijo una voz a sus espaldas– ¿no se quedará a la cena de su graduación? –le preguntó el director.
– Sí –respondió ella– solo iba a traer algo que dejé olvidado…
– No se preocupe, él también estará en la cena –le aseguró el director con un guiño.
– ¡Profesor! –dijo ella sonrojándose hasta el pelo– no sé a quién se refiere.
– Pero estará allí, es cascarrabias pero nunca falta a una actividad escolar –dijo alejándose lentamente.
º-.-º-.-º-.-º-.-º-.-º-.-º-.-º-.-º-.-º-.-º-.-º FIN DEL FLASHBACK º-.-º-.-º-.-º-.-º-.-º-.-º-.-º-.-º-.-º-.-º-.-º
Por eso le preocupaba tanto que su amiga estuviera en contacto con Dumbledore, él sabía su secreto y, aunque sabía que él era de fiar, también sabía que quería verla feliz y eso podía incitarlo a actuar de alguna manera.
Luego de hacer mil y una gestiones, Hermione regresó al laboratorio, sabía que no podía estar enojada con Ginny más de un par de horas, la pelirroja siempre conseguía hacerla reír. Ingresó en silencio al recinto y se sorprendió al encontrarlo vacío.
– ¿Ginny? –preguntó quedamente– dónde se habrá metido esta chica –dijo para sí.
En silencio se acercó a la mesa de trabajo de la pelirroja. En ella pudo ver cientos de cosas, ingredientes de pociones, tubos de ensayo, un par de calderos, notas acerca de las pociones y filtros en los que trabajaba y la dichosa revista que quería mostrarle.
Sin pensarlo dos veces, Hermione tomó la revista y comenzó a ojearla. Ignoraba qué era lo que se proponía su amiga, pero al llegar a la penúltima página lo comprendió todo:
"¿Busca pareja? Corazón de Bruja le ayuda en su tarea…"
No quiso leer más¡eso era lo que Ginny quería mostrarle¿se vería ella tan desesperada como para participar en algo así? Probablemente sí…
– Veo que encontraste la nota que te quería enseñar –dijo una voz a su espalda– creo que deberías intentarlo.
– Por supuesto que no, Ginny. Eso es degradante y ninguna de las personas que participa en esas cosas vale la pena. ¡No te imaginas la cantidad de pervertidos que utilizan estos medios para encontrar víctimas!
– Te equivocas, Hermi. El trabajo está muy bien regulado, vas a ver que no te permite ni siquiera dar el verdadero nombre de los participantes, y las cosas…
– No quiero saberlo –la interrumpió la castaña– mejor dejemos las cosas así.
Hermione dejó la revista de Ginny con fuerza sobre la mesa de trabajo y se dirigió a su escritorio con cara de pocos amigos, no se separó de ese lugar en toda la tarde…
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Al día siguiente, a primera hora de la mañana, Hermione se encontraba preparándose un té con emparedados de queso cuando su amiga hizo su aparición en los laboratorios.
– Creí que no llegarías hasta las diez –dijo Hermione para darle a entender que ya no estaba molesta– ¿cómo están todos en tu casa?
Esa mañana, Ginny debía visitar a sus padres y por eso era sorprendente verla en el trabajo tan temprano.
– Están bien. Un poco preocupados por ti… –dijo la chica mirándola fijamente.
– Diles que no hay razón para estarlo, yo estoy bien –aseguró la chica, agradeciendo el silencio que se preocuparan por ella– dile a Molly que iré a visitarla cuando pueda…
– ¡Oh vamos Hermione! Dices eso todo el tiempo, pero nunca vas.
– Iré mañana por la noche¿te parece? –dijo para evitar la discusión que se avecinaba.
– Pero debes ir, no puedes cancelar a última hora –insistió la pelirroja que conocía las estratagemas de la castaña– ya lo has hecho antes.
– No lo haré te lo prometo –respondió sinceramente– solo espero que tu madre no comience con sus ideas para buscarme marido…
Ginny sonrió abiertamente y contestó.
– Neville y yo iremos mañana también, mamá estará feliz de verte y respecto a tu petición, no cuentes con eso… ahora quiere casar a Fred, tal vez piense que eres ideal para él…
Hermione miró realmente asustada a su amiga, pero al ver su expresión risueña, optó por reír rogando en silencio que todo fuera una broma de la pelirroja.
– Mira Hermione, para las fiestas que se aproximan decidimos realizar un juego que mencionaste hace algún tiempo. Tú sabes, el de los regalos…
– ¿El amigo invisible?
– Sí –dijo la pelirroja dejando todas sus cosas junto a los emparedados de su amiga– todos queremos que participes¿lo harás?
– Por supuesto… solo dime cuando debo elegir el nombre de mi amigo –contestó alegre de que la emoción de Ginny no se refiriera a una nueva posible pareja para ella.
– Esta tarde estarán listos los nombres, solo no pidas algo muy caro para el regalo final, jefe –dijo sonriendo la asistente.
– No lo haré, aunque un viaje a la antigua Galilea sería genial –contestó siguiendo la broma.
– Lo tendré en cuenta –respondió la señora Longbotton.
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Los restantes días de la semana, pasaron tranquilamente para Hermione Granger. Su visita a los Weasley había sido muy agradable y, aunque Molly intentó convencerla para que apreciara las buenas cualidades de Fred como posible marido, eso no consiguió hacerla perder la tranquilidad y la sonrisa.
Por otra parte, el juego en la oficina se había vuelto un evento muy divertido, por lo que regularmente entraban lechuzas, aparecían regalos sorpresa o pociones con etiquetas sorprendentes. Fue por eso que no encontró extraño que una hermosa lechuza ambarina la estuviera esperando en su escritorio. Nunca había visto un ave tan hermosa…
En la pata derecha, la bella lechuza tenía una nota para una mujer llamada Galilea¿quién sería? No había nadie en la empresa con ese nombre¿o sí? No, estaba segura que no; lo mejor sería lanzar la lechuza al aire y que buscara a la persona adecuada.
Con mucha tranquilidad tomó al animal y lo lanzó por la ventana, pero sorprendentemente, dio la vuelta y volvió a ingresar al edificio. La siguió con la mirada y vio como se volvía a ubicar en su escritorio. Eso era realmente extraño. Intentó sacarla un par de veces más, pero descubrió que era imposible; así que se resignó y tomó la nota.
"H. Galilea:
Ignoro quién es usted ni la manera en que se le ocurrió ponerse en contacto conmigo. No comprendo qué tengo que ver yo con una revista. Espero que no se comunique más conmigo.
SS"
El corazón de Hermione dio un brinco al ver la firma de la nota. "SS, igual que Severus Snape…" se dijo. ¿A qué obedecía esa nota? Ella no había enviado ninguna carta a nadie¿revista?
– ¡Ginny! –gritó llamando a su asistente.
La pelirroja se levantó de su mesa de trabajo y se dirigió a su amiga.
– ¡Lo siento! –dijo la pelirroja completamente pálida– te aseguro que no dije nada del viaje que pediste.
– ¿Qué viaje? –preguntó la castaña olvidando momentáneamente el asunto de la carta– yo no voy a ir a ningún viaje…
– ¿No? –dijo la pelirroja recobrando la sonrisa– ¡qué bien!
Fue en ese momento que Hermione detectó que Ginny desviaba la conversación.
– No creas que te escaparás tan pronto –dijo remontando en su furia– ¿quién es SS?
– ¿SS? –dijo mostrando indiferencia– no lo sé… ¿"Severus Snape"? –contestó sin pensar.
– No me vengas con jueguitos Ginny, acabo de recibir una carta de un tal SS, hablando de una nota que le envié y que no recuerdo haber escrito –dijo molesta.
– ¿Una carta? –dijo la pelirroja– ¿puedo verla?
Hermione le entregó el pergamino que tenía en la mano y esperó a que su amiga lo leyera.
– Pero esto no te lo escribieron a ti, se lo enviaron a H. Galilea, quien quiera que sea –dijo seriamente– ¿la conoces?
– Por supuesto que no. Pero la lechuza no me dejó en paz hasta que leí la nota, así que era para mi.
– ¿Tú te llamas "H. Galilea"? –dijo viendo a su amiga– ¡pues no es para ti!
– Pero…
– No hay pero que valga, pero creo que deberías aclararle a "SS" que no sabes a qué se refiere.
– Por supuesto que no, parece molesto y dice que no me comunique con él –dijo la castaña.
– ¿Y desde cuando eres tan obediente? Es mejor que lo aclares, sino después cada vez que te presenten a alguien con esas iniciales vas a preguntarte si será el que te envió la nota.
– Creo que tienes razón –murmuró Hermione– voy a aclarar este asunto…
– Me parece muy bien –aseguró al señora Longbotton y agregó para sí "vamos, escribe la nota, tienes que hacerlo…"
Ginny se retiró a su mesa de trabajo, indicándole a su amiga que fuera clara en la nota y que dejara en claro que ella no tenía nada que ver con la carta que él había recibido. La castaña miró a su amiga alejarse, y no pudo percibir la sonrisa de satisfacción que ostentaba su rostro. Ginny Longbotton estaba feliz, su amiga había caído en la trampa, ahora solo esperaba que todo saliera como lo tenía planeado.
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Bueno, espero que les gustara el primer capítulo, muchas gracias a quienes se tomaron el tiempo de leerlo. En fin, me encantaría saber sus opiniones al respecto del fic.