Prisioneros de Celda

No lo sabía, no podía saberlo, ambos éramos prisioneros de celda... y simplemente pasó...

Estaba ahí, arrojado en el suelo, respirando agitadamente, gimiendo de dolor, yaciendo en un charco de su propia sangre...

Sufriendo las consecuencias de su sesión de tortura.

Yo sabía como eran, cuanto dolían. Lo sabía y lo entendía, pero últimamente no las experimentaba.

Supongo que ya se hartó de mí.

Lo vi retorcerse en el suelo, pesadamente, para luego oír un golpe en el suelo, salpicando sangre. Creo que trataba de levantarse y su cuerpo no tuvo las fuerzas para hacerlo, regresando a su lecho de sangre.

Pobre... creo que esta vez la tortura fue bastante excesiva.

Por un momento mi mente empezó a divagar, y pude rememorar las tantas veces en la que sufrí una de esas torturas, aunque nunca me dejaron como él... siempre me dejaban lo suficientemente bien como para poder regresar caminando a la celda.

Tal vez... yo no era una presa tan importante...

Lo sentí quejarse nuevamente de su estado, la oscuridad de la celda no me dejaba poder verle con exactitud su expresión, pero noté que estaba molesto, puesto que no se le notaba ni triste ni asustado, simplemente molesto.

Por eso su tortura fue tan empecinada.

Lo poco que mis ojos pudieron captar realmente era el relejo de la luz de la sangre de mi compañero, Dios... era bastante, ya casi podía llegar a asustarme lo que le podían haber hecho... o lo que le hicieron.

La sangre ya casi llegaba hasta a mí...

Eso me hizo notar algo que mi aturdida mente no había captado hasta ese instante, esa persona que estaba ahí no era mi compañero usual de celda, era otra persona.

Una persona peligrosa si había recibido semejante trato.

Es que solo las personas realmente peligrosas recibían torturas hasta casi llegar a la muerte, y por lo que veo, éste que me acompaña debe tener grandes capacidades. Un gran poder.

Realmente debía ser poderoso si podía seguir viviendo después de algo como eso.

Lo sentí de nuevo moverse, no se da por vencido, no quiere morir, pero después de tanto ajetreo, no pudo más y su cuerpo cayó a la laguna de líquido carmesí, boca arriba, haciéndome notar su respiración agitada.

Y sus hermosos ojos verdes...

No podía creerlo, mis ojos no daban crédito a lo que veía... yo lo conocía, no recordaba exactamente de donde o por qué, pero yo sabía que lo conocía, que era algo importante para mí.

La luz que alumbraría mi soledad, la lucidez que había perdido en aquel lugar.

Intenté llegar hasta él, pero mis músculos no respondieron, si bien no había sido torturado desde hacía un tiempo, mis heridas aún no estaban completamente curadas ni mi cuerpo lo suficientemente recompuesto.

Pero quería estar con él... sentirlo, y decirle que resistiera, que no se rindiera, que viviera.

En un abrir y cerrar de ojos, e inexplicablemente, me encontré a su lado, tomando su mano, susurrándole palabras de apoyo con mi voz ronca.

- Estás conmigo, no temas, estarás bien.

De repente su cuerpo se relajó, no porque muriera, sino porque al parecer mis palabras lo tranquilizaron. Me miró a los ojos y otra vez sentí que lo conocía, pero que también lo necesitaba.

Algo que había anhelado desde hacía mucho... y que nunca había tenido.

El hermoso brillo de sus ojos también tranquilizó mi alma, me sorprendía como a pesar de todas las heridas que tenía, que de hecho eran muchas y bastante preocupantes, aún podía mostrarse tan tranquilo y feliz.

Determinado a vivir.

Abrió la boca, intentó decirme algo, cosa que no pudo. Su cansancio era más que notable... y comprensible también. Volvió a intentarlo, otra vez nada.

Sin embargo, yo quería oírlo... vamos háblame, dime que sabes quien soy... regrésame al mundo, a la vida.

Creo que a falta de palabras levantó su mano a compensación, rozó mi rostro, y con eso sentí un estremecimiento recorrer todo mi cuerpo. Junto con una oleada de recuerdos.

Un tren... rechazo... rivalidad... orgullo... desprecio... odio...

Una corriente recorrió mi espalda, las imágenes parpadeaban en mi mente en una danza intranquila. Llegué a sentir todo eso de nuevo, llegué a revivir experiencias, y por último, finalmente llegué a darme cuenta de la verdad.

Y me culpé por no haberla visto antes... porque por ello lo perdí todo... lo perdí a él.

Observé sus ojos buscando la respuesta a mi pregunta silenciosa... Quería saber por qué después de todo lo que le hice, él era capaz de manifestar tal alivio por estar conmigo.

¿Por qué después de tanto odio llegó a importarme tanto?

Su mirada se enterneció al darse cuenta de mi duda, incluso noté un dejo de gracia al comprender que yo nunca pude entender mis sentimientos, sus sentimientos. La caricia en mi rostro se hizo un poco más fuerte, dejándome sentir mejor la piel de su mano, y también su humedad... me estaba llenando el rostro de sangre.

Sentí su vida en su gesto... sentí su vida desvanecerse ante mi cara.

De repente mi corazón dio un respingo, no quería, lo sentía irse y yo no quería... quería saber, comprender, aceptar y finalmente...

Conseguir mi ansiada paz.

Quería oír la respuesta a mi pregunta, quería saber si lo que decía mi corazón en ese instante era cierto, quería saber si los recuerdos eran verídicos, si mis sentimientos eran reales... y que él los correspondía. La hermosa mirada verde no admiraba, yo podía notar su sentimiento en ella, pero quería oír respuestas... una respuesta que pronto salió de sus labios...

- Es-estoy... feliz... de haberte... conocido... l-lo... siento tan-tanto... t-te amo... Draco... mi Draco...

Mis ojos se aguaron en lágrimas, su respuesta, su respuesta iluminó todo dejo de oscuridad que hubiera en mi mente tapando recuerdos, experiencias. La lucidez había vuelto en mí, y la mención de mi nombre me había devuelto mi identidad.

Su identidad y todas las cosas que acarreaba... mis sentimientos y los suyos... y lo obvio que ambos éramos... y lo tontos también.

Me sentí culpable, todo lo que había añorado en mi vida estaba en mis brazos y ahora se desvanecía... porque esas palabras eran una despedida, me sentí un desgraciado por haber dejado que tantas cosas irrelevantes me cegaran y que por ello no aceptara la realidad. Las lágrimas ya formaban surcos en mi rostro, y la imagen de felicidad relativa que tenía se había hecho añicos.

En mis brazos, con una sonrisa encantadora, con los ojos cerrados y totalmente sin vida, estaba el cuerpo de Harry Potter.

De pronto sentí mi vida irse con él, tal vez a pesar del tiempo que estuve encerrado en esa celda, haciendo que perdiera la conciencia de mi mismo, mi mente mantenía la esperanza de estar con él y lograr lo que había perdido. Pero ya todo estaba destruido y el sentimiento de vacío que me recorría me estaba sumiendo en una nueva oscuridad.

Una nueva oscuridad de locura y perdición. Sin él. Con la fría rabia de haber hecho lo incorrecto toda mi vida... y de no haberle hecho saber nunca lo que yo sentía.

Oí las puertas abrirse, parece ser que vienen a buscarlo para una nueva sesión... lástima que él ya no esté disponible. La rabia de mi propio comentario me hizo sacar fuerzas de donde no tenía, y al abrirse por completo la entrada al recinto, me lancé directamente sobre el sujeto, quería hacerle pagar lo que le hizo, y además de no dejarme un tiempo para poder quedarme con él...

Para poder morir con él...

No recuerdo lo que sucedió, pero después de un gran forcejeo, y de una batalla que sabía perdida contra alguien que no era mi objetivo principal, me encontré golpeado contra el muro, resintiendo la paliza recibida, cuando al levantar mis ojos pude notar la varita dirigida hacia mi.

- Muchacho incompetente... sabía que eras inútil, pero fuiste de provecho para traer al muchacho.

Entonces caí en cuenta. Eso había sido. Él vino aquí por mí y el bastardo que no-debe-ser-nombrado lo maltrató y para mayor tortura, lo colocó en mi celda para que muriera en presencia de lo que no pudo tener... y para que yo también sufriera por ello. No lo soporté, me había arrojado de nuevo contra el guardia, cuando lo vi, la cegadora luz verde... Avada Kedavra...

Lo sentí profundamente, sentí mi dolor y frustración, pero iba hacia él... y eso me hacía feliz.

En esa fría noche, en una celda, dos almas que se habían amado desde hacía años pero que nunca se lo dijeron, murieron. Una, lentamente, agonizando. La otra, yo, rápidamente y sin dolor físico. Ambos, con la desesperación de saber lo perdido, de no haber dicho nuestros sentimientos escondidos.

Pero no lo sabía, no podía saberlo, ambos éramos prisioneros de celda y del destino... y simplemente pasó...

Pasó...

Fin.

-------------------------------------------------------------------

Notas de la autora: Hola, soy SouYu-J y este es mi primer fic de Harry Potter, intenté un angst, pero no sé si resultó, eso me lo dirán uds. Soy fan del yaoi/slash, así que por ende este debía ser un Harry x Draco, ya que es mi pareja preferida.

Espero que les haya gustado, yo en especial no me molesté en volver a leerlo, así que si tiene errores de sintaxis, incongruencias o faltas ortográficas espero que me disculpen, pero no estoy de humor como para reparar en eso. Ojalá se haga notar que estoy algo triste, puesto que acabo de pasar por una experiencia no muy agradable, así que ya saben el por qué de mi inspiración a escribir esto y el por qué de que sea un death-fic, ya que me lo imaginé así desde un comienzo.

Bueno, mucha habladuría, solo espero que hayan gustado del fic y que me envíen un review. Muchas gracias.

Nos vemos.

SouYu Jumonji.

16 de Noviembre del 2003.