Bella POV
Edward se fue…
Edward se ha ido…
Edward no va a volver…
Esos eran mis pensamientos a todas horas. El amor de mi vida se ha marchado y según él, sería como si jamás hubiera existido, pero eso era imposible. Hacía ya dos meses que él no estaba conmigo, y han sido los 2 peores meses de mi vida.
No podría olvidarlo jamás. Estaba segura de eso; él me había cambiado por dentro, aunque por fuera no se notara.
Él me había hecho creer en cosas en las que jamás creí; cosas que jamás pensé que pudieran existir.
Me hizo crearme falsas ilusiones para luego decepcionarme.
Lo peor de todo no era que no pudiera olvidarlo, sino que no quería. Él era lo mejor que me había pasado en la vida. Lo mejor que jamás he conocido, y no quería olvidarlo, pero a la vez me dolía recordarlo.
Era una tortura; ahora, en clase de literatura, en la que mejor nota sacaba, el profesor pasaba de mí. No sé que era lo que estaba explicando ahora mismo, pero yo sólo quería volver a casa y sumergirme en recuerdos, morirme de dolor por él, mientras él se entretenía por ahí.
Sonó el timbre.
Salí de clase.
Me dirigí al coche.
Llegué a casa.
Me senté en la cama, me abracé las rodillas y sollocé mientras recordaba.
Eso era rutina; siempre hacía lo mismo. Me sumergía en mi propio mundo, y lo peor era que hacía sufrir a la gente que me rodeaba.
Charlie ya no me hablaba, porque no sabía si decirme algo me podría dañar.
Renee mandaba pocos mails, y siempre decía que cuando quisiera volver, ella estaría encantada, pero yo sabía que si me iba sería peor, porque no recordaría, no tendría nada de él cerca de mí.
Acostumbraba a pasar aquí las horas hasta la hora de cenar, y Charlie no me interrumpía. Hasta hoy…
-Bella, ábreme, soy papá.
-Voy.
Abrí la puerta, y pregunté qué quería.
-Necesitamos hablar.
-Ok. Habla.
-Bella, tienes que irte.
-¿Qué? ¿A dónde?
-A casa de mamá. No puedes seguir así. No es bueno, Bella, él no va a volver, no puedes seguir esperándole. No te puedes quedar aquí en este pueblo esperando a un chico que no te ama, y siento si esto te duele: pero o te vas o rehaces tu vida, pero no quiero ver como la desperdicias y yo no puedo hacer nada.
-No pienso irme.
-¿No? ¿Y qué piensas hacer, quedarte aquí sola?
-No. Quedaré con gente, pero no me eches. Papá, quiero quedarme. Te prometo que no me quedaré sola. Por favor, déjame quedarme contigo.
-Ok. Pero quiero verte salir, y disfrutar.
-Sí, papá.
Esa noche hice la cena y al día siguiente al salir del colegio me dispuse a llamar a Jacob Black, el hijo de Billy, el amigo de mi padre.
-¿Sí?
-Hola, Jacob, soy Bella… No se si me recuerdas…
-Hey, sí, ¿Bella, la hija de Charlie?
-Sí.
-Sí, claro que te recuerdo. ¿Qué hay de ti? Hace mucho que no hablamos…
Y estuvimos un buen rato al teléfono, hasta que escuche el coche patrulla de Charlie que volvía a casa.
-Jacob, Charlie está en casa. Tengo que dejarte; ¿ te apetece quedar para hacer algo?
-Sí - dijo emocionado- ¿Qué te parece si mañana paso a buscarte al colegio y te llevo a La Push?
-Ok. Pero, ¿ y mi camioneta?
-No importa, llevo a Seth y él se la lleva.
-Ok. Nos vemos Jake.
-Adiós.
De verdad este chico me caía bien, me había hecho sentirme un poco mejor.
Charlie entró en ese momento por la puerta; al verme en la sala se sorprendió.
-Ho-hola Bella.
-Hola, papá. Acabo de llamar a Jake, mañana iremos a La Push.
-Ok. -se acercó a mí, me dio un abrazo, se puso rojo y evitó el contacto visual: yo sabía que quería expresar algo, por eso se ponía así.-Me alegro mucho de que estés mejorando, hija. Te quiero.
-Yo también, papá. Voy a hacer la cena.
-Ok.
Ese día dormí sin pesadillas.
Y me levanté al día siguiente esperando ver a Jacob.
