Catch you

Disclaimer: Axis Power Hetalia~

Advertencias: Universo alterno... en alguna ciudad del mundo(¿?), Un poco de lenguaje policial, alguna que otra palabrota y quien sabe que se me ocurra en el camino~ Drama, pasión, odio, pasta, pizza y tulipanes.

Notas: GiLxEli (PruHun pa la banda!) y personajes de Hetalia y personajes random que inventaré.

Resumen: Egresada hace dos años de la academia policial, Elizabetha es trasladada a una de las comisarías de la capital del país. Con gran entusiasmo la chica cumple labores como oficial de policía en la gran metrópolis, pero todo cambiará cuando descubra la identidad del conductor de un automóvil en fuga. Gilbert la involucrará en algo más grande que la simple dirección del tránsito.

Capítulo 1: "No todo es lo que parece"

Las cosas en el departamento de policía habían estado bastante en calma últimamente…No así en la calle.

Elizabetha Hedérváry recientemente se había incorporado a las filas de la institución policial, por ende era el "pajarito nuevo" del departamento, sin embargo siempre estaba dispuesta a salir a los llamado de emergencia. Era lo que realmente le apasionaba, prestar servicio a la comunidad en problemas, combatir contra la delincuencia y encarcelar a los malechores. Pero las cosas no resultaron como ella lo tenía previsto en la última ronda. Si bien estaba resguardando el orden público, nada pudo justificar que derribara a un asaltante de un puñetazo digno de los luchadores profesionales, a plena luz del día, con todos los transeúntes de la ciudad observando tamaña escena y con tan mala suerte que en ese mismo lugar se encontraba grabando un programa de televisión que captó todo el espectáculo. La joven apareció en los noticiaros y en cuanto periódico de la nación existía, aludiendo a la violencia policiaca. Es por ello que el jefe de la policía local, el capitán Arthur Kirkland decidió que, al menos por una semana sería necesario que la muchacha cumpliera funciones de bajo perfil, como dirigir el tránsito en las horas punta en las principales arterias de la ciudad debido a la congestión vehicular que producían los semáforos descompuestos.

La joven dio un suspiro largo, no es como si este trabajo le emocionara particularmente pero eran órdenes de su superior. Feliciano Vargas, quien pertenecía al programa de intercambio internacional de la policía y era su compañero de turno, sonreía feliz al volante manejando tranquilamente hasta el punto de control de tránsito, estacionando sin ningún problema. Él era nuevo también aunque con un año menos de experiencia que la castaña.

Bien, ya son las 6 en punto... supongo que es momento de que vaya allá.- Comentó sin muchos ánimos pero con una pequeña sonrisa, producto de la actitud de su risueño compañero.

Ve con cuidado Eli~ - canturreó el muchacho. A Elizabetha le causaba ternura. Este era su penúltimo día dirigiendo el tránsito y a pesar de las pocas ganas, su compañero italiano jamás perdía ese semblante.

Silbato en mano comenzó a indicar a los autos que pararan mientras cruzaban el paso peatonal niños de la escuela cercana y luego con el gesto de sus manos los automóviles continuaban el trayecto. No era nada difícil, de hecho, incluso lo consideraba algo tedioso aunque se repetía internamente "alguien tiene que hacerlo" y con ese pensamiento acallaba sus ganas de realizar un trabajo más activo.

El turno acababa sobre las 10 de la noche y la chica ya podía sentir el frío que caía sobre la ciudad mientras los automóviles continuaban su paso. Por su parte Feliciano había ido por un par de cafés a la cafetería cercana. El día concluía de manera pacífica y ya solo restaba volver a la patrulla.

Elizabetha dio un paso cuando el ruido de un motor rugiendo surcó la oscuridad de la calle. Evidentemente a exceso de velocidad, un convertible negro azabache pasó a centímetros de la oficial de policía, quien casi cayó de espaldas al evadirlo. El auto continuó su carrera, no venía solo ya que a un par de metros un furgón del mismo color le pisaba las ruedas. De un salto la mujer se incorporó corriendo hacia la patrulla con un atónito italiano al verla subir al coche.

-¡¿Estás bien?!- Preguntó alarmado su compañero.

-No me ha pasado nada, solo sigue a esos dos… ¡rápido!- La chica apenas terminaba de cerrar la puerta y el muchacho arrancó el auto con furia. No tuvo si quiera tiempo de abrocharse el cinturón ya que la patrulla policial prácticamente volaba siguiendo muy de cerca a los dos autos en persecución. Ya más repuesta la castaña tomó el radio transmisor y dio alerta a la central de comunicaciones sobre los dos vehículos escapando en dirección oriente a alta velocidad para que se activaran los protocolos pertinentes.

La baliza de la patrulla provocaba un sonoro eco que les permitía abrir camino a medida que avanzaban por las concurridas calles principales de la ciudad. Elizabetha miró al costado, por muy angelical que se veía cotidianamente su compañero de labores, al momento de manejar a toda velocidad era un demonio o al menos eso pasó por la mente de la muchacha mientras se aferraba entre el panel y el asiento. Uno tras otro pasaban semáforos en rojo y con habilidad felina el chico esquivaba automóviles, camionetas y motocicletas que encontraba a su paso. De pronto una bifurcación estaba casi en sus narices y en vez de seguir al furgón que dobló a la derecha, el italiano decidió seguir al primer vehículo por la izquierda mientras Eli no dejaba de dar indicaciones por la radio. El castaño hizo un movimiento tan brusco en la cuerva de la calle que logró encerrar al convertible negro mientras que el furgón se dio a la fuga desapareciendo de la vista de los profesionales.

Sin perder más tiempo ambos oficiales descendieron de la patrulla mientras sostenían sus armas apuntando al conductor del convertible, uno a cada costado del auto.

¡Salga del auto con las manos en la cabeza! – Elizabetha habló con voz autoritaria sin dejar de apuntar el arma.

Tss… no es necesario que grites, ya se ha fastidiado todo.- Dijo de muy mala gana el albino que abría la puerta para bajar del automóvil obedeciendo las instrucciones de la teniente.

Queda arrestado por conducir a alta velocidad, tiene derecho a guardar silencio y a un abogado.- Ahora la que hablaba de mala gana era ella. ¿Por qué ese idiota debería tener un defensor? Casi la arroya con el auto unos minutos atrás. Con brusquedad le tomó por una de sus muñecas y torció el brazo del más alto, con el fin de causarle algo de dolor por el susto que se llevó y de paso ponerle las esposas.

Ay... ¿no deberías tener más cuidado? Que bestia de policía.- Feliciano bajó su arma poco a poco y tomó las llaves del convertible mientras que Elizabetha, a punta de empujones, conducía al detenido dentro de la patrulla. Tuvo que morderse la lengua cuando le trató de bestia, aunque se lo cobró cuando ayudaba al hombre a entrar al carro policial tomándole la cabeza para que no de golpeara con el techo, precisamente provocando que sí se golpeara con este.

Eli, con más cuidado- comentó con una sonrisita su compañero mientras el de cabello blanco se quejaba llamándola idiota.

No es mi culpa que él sea tan descuidado. Deja de lloriquear escandaloso, venías a exceso de velocidad y casi me atropellas. Ahora vamos a la comisaría.- con un último empujón prácticamente metió al imputado al carro.

Feliciano condujo ya más en calma mientras la chica volvía a transmitir por la radio. El chico que venía en la parte trasera del auto se balanceaba algo molesto con lo apretada que le había dejado las esposas.

Oye tú, la marimacha. Ya podrías haber aflojado esta mierda, me voy a quedar sin manos por tu culpa… que sepas que las necesito para mis asombrosos planes y si me falta una me las vas a pagar caro… ¿Me estas oyendo? – con la rodilla dio un golpe al asiento de la muchacha que estaba a punto de lanzarle el café encima.

Guarda silencio. Te lo advierto.-. Intentaba calmarse, pero era bastante difícil cuando la provocaban.

¿Ah sí? Pues no guardo nada, puedo hablar tanto como se me plante en gana. No eres quien para callarme… Y mucho menos ahora que lo fastidiaste todo.- lo último fue dicho en voz baja. Luego se dirigió al conductor ignorando por completo a la castaña. – Ey, tú, el simpático… ¿eso de allí es pizza? ¿Sabes? No he comido nada desde esta mañana, podrías darme un poco- dijo con tono sugerente a lo que el italiano sonrió casi convencido por sus palabras.

Feli, no tienes por qué escuchar a este cretino. – dijo a secas. A decir verdad la chica estaba bastante reacia a las palabras que emitía.

Eh, tampoco puedes llamarme así, ¿lo sabes? Va en contra del reglamento guapa.- dijo con una sonrisa burlona- Aunque claro, si quieres podríamos llegar a un acuerdo si me quitas las esposas y te pasas aquí atrás.- La sonrisa anterior se volvió pícara mientras se acercaba por el costado al asiento de Elizabetha. Esta sin poder contenerse más tomó el café del posavasos y se lo lanzó directo en la cara, lamentando que estuviera frío y que salpicara la camisa de Feliciano.

¡Eli! – El italiano movió un poco el hombro empapado.

Lo lamento, se me ha resbalado el vaso de la mano- se disculpó con el castaño con una pequeña sonrisita sin ningún remordimiento.

Scheiße… ¡Maldita machota, lo has hecho a posta!- soltó con acento alemán mientras sacudía la cara para quitarse el líquido de encima.

Oh, ya hemos llegado. Compórtate si no te quieres secar aquí.- La castaña habló con tanto desdén como pudo.

En la comisaría esperaba el capitán Kirkland a la llegada de Elizabetha y Feliciano. Al verlos con el detenido alzó ambas cejas sorprendido.

Capitán Kirkland- La muchacha se cuadró mientras empujaba hacia delante al arrestado.- Capturamos a este sujeto manejando a exceso de velocidad. Aquí están sus documentos de identificación.

Ey, tiempo sin verte Arthie.- comentó sonriendo altivo el albino, aún con la cara escurriendo café y algo de sangre en la frente debido al cabezazo que le dio a la patrulla cuando entraba en ella.

¿Me pueden explicar qué le ha pasado en la cara?- señaló al chico mientras Feliciano sonreía sin decir demasiado.

Hechos desafortunados, capitán. Se ha golpeado con la patrulla y accidentalmente un café voló por los aires.- La muchacha no quiso entrar en más detalles provocando una mueca en el jefe de la comisaría.

…Hedérváry, esas no son formas de proceder.- Casi podía adivinar lo que había sucedido.

Te lo dije.- comentó con burla el de ojos rojos.- Ahora... ¿serían tan amables de sacarme las putas esposas? Me voy a quedar sin manos por su causa- señaló a la muchacha con la cabeza. Arthur con prisa le liberó a los ojos atónitos de ambos oficiales.

¿Pero qué está haciendo capitán?- preguntó escandalizada la chica mientras el italiano observaba cada acción con desconcierto.

Liberándolo.- respondió con total naturalidad mientras quien era liberado frotaba sus muñecas con gesto de exagerado dolor, devolviendo la circulación a sus amoratadas manos.

Pero si lo atrapé... atrapamos…- Aún no comprendía tal actitud mientras Feliciano asentía.

Teniente Hedérváry, Subteniente Vargas: les presento al Capitán Gilbert Beilschmidt, perteneciente a la unidad de investigación criminal de nuestra comisaría, él actúa de encubierto en un caso de tráfico. Felicidades, le han capturado.- agregó con una mueca no muy amistosa mientras Feliciano fruncía el ceño y Gilbert ensanchaba la sonrisa inflando el pecho.

Es un gusto conocer a la policía opresora… tú que golpeas delincuentes en la vía pública.- comentó el nuevo capitán con el mayor tono de burla posible.- Pero… tienes agallas, Arthie ¿Te parece bien si la pido en mi equipo? Así me paga el retraso que ha provocado en la operación de hoy.

La muchacha abrió los ojos como plato. No solo acababa de arrestar a un oficial encubierto y frustrar una operación y le trató mal como quiso para cobrarse los malos ratos, sino que adicionalmente, ahora la solicitaban en su escuadrón. Elizabetha no sabía dónde esconder la cabeza mientras veía aquella sonrisa en los labios de Gilbert, la cual no era nada alentadora.

Continuará…