Capitulo 1: Encuentro con él.
Liberia es conocida por ser la ciudad más pacifica del reino Fieron, uno de los más grandes ubicado al norte del mar.
Aquella era una oscura noche fría en esa ciudad tranquila, la chica rubia se encontraba caminando por los alrededores algo afligida, estaba muy perdida en sus pensamientos hasta que un grito la saco de su trance, instintivamente se dirigió al lugar de donde provenía que no era muy lejos de su ubicación.
La joven logró llegar en un par de segundos encontrándose con una escena aterradora. Se trataba de un rubio muy apuesto con su cabello amarrado en una cola y resplandecientes ojos rojos de cuya boca se podían ver claramente los colmillos con los que había perforado el cuello de la chica que sostenía entre sus brazos.
Rin retrocedió un par de pasos mientras aquella criatura soltó a aquella mujer y se le acercaba lentamente hasta quedar a escasos centímetros de ella. Vampiros, seres despreciables que se alimentan de la sangre de los humanos, señores de la noche que se supone no existen y sin embargo ahí se encontraba ella frente a uno de ellos, incapaz de moverse y salir corriendo o de hallar su voz y gritar a todo pulmón.
-Te encontré Rin-dijo con voz suave esbozando una sonrisa algo retorcida mientras acariciaba la mejilla de la chica-Vaya, aun siendo humana tu belleza sigue siendo la de una vampiresa.
-¿Qué…?-la chica sintió como sus fuerzas comenzaban a abandonarla, su vista se torno borrosa y lo ultimo que alcanzo a ver fueron unos hermosos e hipnotizantes ojos azules.
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Rin se despertó algo sobre saltada pero se tranquilizo al instante al darse cuenta de que se encontraba en su habitación, el sol ya se encontraba en lo más alto, había dormido buen parte de la mañana, lo cual era extraño ya que alguna de las sirvientas siempre la iba a levantar, pero al parecer esta vez se les olvido, traía puesta su usual pijama cuando ella estaba segura de que se había vestido y salido a dar un paseo nocturno a expensas de su padre, pero no recordaba haber vuelto, por supuesto, nadie podría comprobarle nada debido a que se aseguro que nadie la viera salir.
Se miró al espejo buscándose con temor alguna marca en el cuello, suspiró algo aliviada, no había nada, pero definitivamente eso no había sido un sueño, se había sentido muy real como para ser producto de su imaginación.
-Señorita-tocó la puerta una de las sirvientas muy a tiempo.
-Si, dime-pidió sin molestarse en abrir la puerta.
-Su padre ha salido esta mañana, pero ha mandado el mensaje de que se presente a las dos de la tarde en la mansión que antes pertenecía al señor Frederick.
-Si, gracias por avisarme-comenzó a quitarse la ropa para cambiarse, pero notó algo peculiar en su hombro derecho, una pequeña marca roja como si de un chupetón se tratase, ahogo un grito, si alguien la escuchaba y veían esa marca estaría en problemas y más cuando ella no podría explicar como llegó eso ahí.
Para poder aclarar lo del chupetón tendría que decir que salió de su casa a al tas horas de la noche y se encontró con…
"Vaya, aun siendo humana tu belleza sigue siendo la de una vampiresa." Recordó las palabras del vampiro, que encima de un asesino ahora resultaba ser un verdadero pervertido, lo ultimo que recordó es que se desmayó al mirarlo a los ojos, por lo que no sabe como regresó de nuevo a su casa, a menos que… No, él no pudo llevarla de vuelta y cambiarla de ropa ¿O si?
Sintió estremecerse cada parte de su cuerpo con el solo pensamiento de que aquel vampiro la hubiera desvestido para ponerle la pijama, casi podía sentir sus frías manos recorriéndola y eso le causo un escalofrió.
"Duerme bien mi dama… pronto serás mía" esas palabras que le pareció escuchar dormida le habían puesto los pelos de punta, si todo eso no había sido un sueño alguien debió ya reportar una mujer desaparecida ¿Verdad? Pero nadie le creería si dijera que vio un vampiro, la tacharían de loca y la internarían en un manicomio.
A menos que pudiera encontrar pruebas, tal vez podría intentarlo, tenía tiempo antes de reunirse con su padre.
La encapuchada rubia se dirigió al lugar de los hechos, ahí debía haber por lo menos una pista, caminó por las calles de la ciudad sin notar nada extraño, lo único fuera de lo común era que las chicas de la ciudad de encontraban reunidas hablando y suspirando cual enamoradas.
-¿Eh? ¿Qué sucede?-se acercó a preguntarle a su amiga Miki.
-¿Cómo Rin? ¿No te has enterado?
-¿De que? ¿Ha sucedido algo?-preguntó extrañada.
-¿Recuerdas que hace un mes alguien compró la mansión que anteriormente había pertenecido al señor Frederick a nombre de la familia Kagamine y que solamente la habitaban los sirvientes?
-Ah, si, la familia Kagamine es una de gran importancia últimamente, me parece que venían de otro país, pero ¿Qué con eso?
-Al parecer ayer por la noche llegó el dueño-dijo Miki emocionada.
-Y supongo que el señor Kagamine trajo a su hijo y es lo que tiene tan fascinadas a todas ¿No?-dijo estando casi segura.
-No, de hecho el señor Kagamine es por quien todas están suspirando.
-¿El señor Kagamine?-dijo extrañada.
-Mas bien joven Kagamine, es un como de unos 20 años, rubio y muy apuesto, además de gentil y amable.
-Ah, así que es eso lo que las tiene tan emocionadas y parece que a ti mucho más.
-Debiste verlo, era como un príncipe, elogió mi música-dijo muy emocionada.
-A todos les gusta tu música Miki-le dijo Rin animándola, ella adoraba a su amiga, era hija de un famoso compositor de opera y tenia una hermosa voz.
-Creo que fue amor a primera vista, podría jurar que hasta me estaba coqueteando-decía la pelirroja ilusionada y con los ojos brillando-Dijo que venia personalmente a invitarme a un baile que dará esta noche ¿Crees que yo le guste?
-Es muy temprano para decir eso y al parecer no eres la única interesada en el joven Kagaine por lo que veo, pero puede que si este interesado en ti y eso te da una ventaja-sonrió para su amiga-Te deseo mucha suerte, me tengo que ir.
-Espera Rin-dijo deteniéndola su amiga-¿No iras al baile?-le preguntó.
-Lamentablemente no fui invitada así que diviértete. Iré mañana a tu casa para que me cuentes como te fue con el joven Kagamine.
-Esta bien.
La rubia se alejo rápidamente y no tardo en llegar al lugar de los hechos, se interno en el callejón mirando cada detalle, pero no había nada, ni siquiera el mínimo rastro de sangre.
-¿Eh? ¿Me habré equivocado de callejón?-se preguntó extrañada.
Rin camino por toda la ciudad inspeccionando cuidadosamente cada uno de los callejones pero al final no encontró nada, ni un solo rastro del vampiro y ni hablar de la mujer a la que asesino pues no había logrado verla bien… ¿Acaso todo eso había sido un sueño?
No, no podía haberlo sido, pero sin nada que lo probara todo quedaba únicamente en su mente, las campanas que anunciaban las dos de la tarde sonaron recordándole a la chica que su padre estaría esperando en la mansión que antes pertenecía al señor Frederick y no se encontraba muy cerca que digamos.
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-Pero que tenemos aquí… su querida hija lleva media hora de retraso-dijo el joven rubio sentado tranquilamente y bebiendo su vino.
-Estoy seguro que no tarda en venir-concretó el hombre de cabellos negros y ojos ambarinos.
-Con todo respeto señor Kagene, espero que esto no sea así en la ceremonia.
-No se preocupe, no creo que tenga esos inconvenientes.
-Padre-se acercó la chica al pelinegro algo agitada después de recorrer a toda velocidad una gran distancia-Lamento la tardanza lo que paso fue que…
La rubia paro en secó y guardó silencio mirando minuciosamente al apuesto joven de ojos zafiro que se le hacían extrañamente familiares sentado frente a su padre, Miki tenia razón el joven Kagamine era muy apuesto, se quedó congelada al ver como sus ojos la examinaban de pies a cabeza con una sonrisa algo divertida y por un momento le pareció ver un brillo rojo y maligno en sus ojos.
Era él, estaba segura, era el vampiro de esa noche y sin embargo no podía hacer nada para desenmascararlo.
-Hija-se levanto su padre-Déjame presentarte al joven Len Kagamine Tú prometido.
-¡¿Qué?!-reaccionó sin poder ocultar su sorpresa-¿Cómo que mi prometido?
-Rin, compórtate, el joven muy amablemente ha pedido tú mano en matrimonio esta mañana y siendo él un hombre de familia noble ¿Cómo podía decirle que no?
-Pero padre…-intentó buscar una excusa, ya había hablado anteriormente con él sabiendo que seria sometida a un matrimonio arreglado y no se había opuesto debido a que aceptar algo así era lo mínimo que podía hacer para darle algo de prestigio a la familia Kagene, en especial cuando ellos se encargaron de ella cuando no tenían la obligación de hacerlo debido a que no era su hija de sangre y siendo esto así no había excusa que pudiera poner y habría aceptado de buena gana si no hubieran dos problemas, su mejor amiga estaba enamorada de él y ese joven era un vampiro.
-Ya hablamos de esto Rin, además el joven Kagamine dijo que te había visto anteriormente en una de sus visitas por aquí y que fue amor a primera vista-Len rió por lo bajo cosa que solamente la chica notó-hasta se atrevió a rechazar la oferta de boda con una princesa así que deberías estar agradecida.
-Pero…
-Y tú boda será en dos semanas.
-¡¿Qué?!-exclamó nuevamente llena de sorpresa e incredulidad.
-Bueno, el joven Kagamine es alguien muy ocupado y tendrá que irse de aquí pronto y para que no haya muchos problemas tú boda será lo más pronto posible.
-Eso es muy apresurado, ni siquiera podremos conocernos bien antes de eso.
-No te preocupes por eso-se puso de pie el rubio-Ya hable con tu padre y a partir de hoy vivirás en esta mansión, ya he arreglado todo para que paces una buena estancia y tú padre podrá venir a visitarte cuando quiera antes de que nos vayamos.
-¿Qué? Pero…-retrocedió algo impactada ¿Así de rápido tendría que vivir en casa de un extraño?
-Bueno, no les quitare más su tiempo para que se empiecen a conocer-dijo Rei indicando que ya se iba a ir.
-Por supuesto señor Kagene, ha sido un placer hablar con usted-se acercó para estrechar su mano con la de él.
-Dejare a mi hija a su cuidado, con su permiso me retiro-dijo saliendo del despacho.
-Pero padre…-susurró a un impactada y este ni se tomó la molestia de despedirse de ella antes de salir de la habitación dejando a la rubia sola con Len.
-Bien señorita-dijo parándose frente a ella-Me ha tenido esperando ansioso su llegada así que espero que sepa como compensarme-deslizó su mano por los sedosos cabellos de la chica.
-Se lo que usted es-dijo sin hacer contacto visual en un tono un poco frio intentando con todas sus fuerzas ocultar su temor y nerviosismo.
-¿A si?-dijo con voz profunda alzando la barbilla de la chica para mirarse a los ojos, esos hermosos ojos azules habían cambiado a un color carmín-Entonces dilo.
Rin se sintió un escalofrió y retrocedió sin fijarse de un mueble detrás de ella con el que se tropezó y cayó sobre el, el rubio con una risita se subió encima de la chica inmovilizándola al sostenerla de las muñecas a los lados de su cabeza.
-Eres un vampiro-dijo intentando liberarse de su agarre pero era muy débil comparada con la fuerza de él-Cuando en la ciudad se enteren te…
-No lo harán-interrumpió a la chica que soltó un gemido de dolor cuando el joven apretó con más fuerza sus muñeca-Si dices algo te tacharan de loca, para cuando puedas comprobarlo ya te abre causado un gran daño, quieres mucho a tu padre a pesar de que últimamente se hayan distanciado por la muerte de tú madre ¿Verdad? Seria una lastima que algo le sucediera a él o a tu mejor amiga Miki.
-¿Cómo sabes…?
-Se mucho más de ti de lo que crees Rin-le susurró al oído para después aspirar suavemente el delicioso aroma de la chica que seguía inmovilizada, podía sentir como ella temblaba debajo de su cuerpo y se negaba a moverse o hablar por el miedo que desesperadamente trataba de ocultar, sonrió para sus adentros al notar la tensión de la rubia, sumisa y totalmente a su merced, era como le gustaba tenerla.
-¿Qué significa todo esto?-preguntó difícilmente con algo asustada.
-Lo entenderás en su momento-levantó la vista para toparse con los hermoso ojos azules de ella-Por ahora lo único que debes de saber es que mientras sepas comportarte no te haré nada malo-acarició con algo de dulzura su mejilla mirando como ella cerraba fuertemente los ojos y se estremecía ante su tacto-¿Lo has entendido?
-Hmm…-asintió con la cabeza abriendo los ojos, se perdió en sus hermosos orbes azules del joven mientras él con su pulgar tocaba sus suaves labios con delicadeza, la chica se sentía incapaz de hacer algún movimiento así que solo se quedo inmóvil dejándose hacer por el rubio lo que quisiera.
-Así esta mejor-se puso de pie ayudándola a levantarse al tiempo que la puerta sonaba para después abrirse dejando pasar a un sirviente de cabellos azules-Kaito, muéstrale la mansión a y su habitación a Rin y que Gumi la prepare para el baile de esta noche.
-Como usted ordene-dijo el peliazul.
-¿Baile?-dijo la rubia extrañada ya que por un momento se le olvido lo que había hablado esa mañana con su amiga.
-En la que anunciaremos nuestro compromiso por supuesto-dijo Len.
-¿Qué? Pero… es demasiado pronto-dijo algo nerviosa ¿Cómo iba a explicarle a Miki lo que acababa de suceder?
-Nos casaremos en dos semanas así que anunciar el compromiso esta noche es lo más adecuado.
-Pero… pero…
-Bien, tengo que salir indefinidamente, Kaito, te la encargo-dijo saliendo del despacho.
-Joven Kagamine…-apenas alcanzó a decir dándose cuenta de lo extraño que sonaba ya que estaban comprometidos y él ya se había tomado la libertad de llamarla por su nombre como si se conocieran de toda la vida.
-Señorita Rin, por favor acompáñeme-dijo el peliazul.
