o~~~°[¤• Moon on Fire•¤]°~~~o

AU.

I

Proceso de Anulación.

Mi corazón se aceleró rapaz, lo cierto era que llegaría antes que los demás…

"¡Bah! A quién le importaba ya esa cita mediocre".

Había determinado que no tenía armas para continuar la pelea contra esa chica, ¿cómo él podría preferirme en lugar de ella?; la amable señorita humilde, sencilla, dulce y abnegada. Y yo… la rica, estrambótica, autosuficiente pero desalmada mujer sofisticada.

"Tengo que poner fin a la situación antes que se salga de control y mis padres terminen el poco amor que siento por ese sujeto. No seré yo el parapeto ni la canaleta entre la relación de ellos. Yo tengo mi honor, mi orgullo, mi amor propio…".

…Lo pensé en breves minutos, llamé pronto al modista cancelando la prueba del vestido de novia.

Yo sabía que Darién estaba enamorado de Mina Aino. Tan claro como el agua, intenso como un arcoíris. Si los padres del joven Chiba estaban empeñados de ver casado a su hijo con una chica de clase alta, no permitiría ser yo la nota amarillista en los periódicos. No accedería a la burla en el altar, cuando, como en una estúpida tara-telenovela, me plantara por su Mina.

Lo primero que hice ese día fue levantarme tarde, en efecto, no comprendí la pesadez hasta ese instante, lo segundo fue informarle al organizador que no utilizaría sus servicios, por último y tercer paso, convocar una reunión ex familiar. Referente a la última vernácula palabra "ex familia", trataba de digerir el hecho de romper el compromiso, dando la acotación catastrófica de mis sentimientos, seguro infarto a doña Chiba.

¿Qué sí amé a Darién? Es nítido, concreto, lógico. Mi amor por él es mayúsculo, a tal grado que le regalaré la libertad.

No soy una perdedora, no… aún conservo mi dignidad como mujer.

La reunión se llevaría a cabo a las siete de la tarde.

Busqué en el armario de los trajes chanel, aquel de matices grises, pero opté por un vivo terracota. El cambio lo estimé por motivos de autoestima, verdadero el ir a un funeral, el funeral de mi corazón, sin embargo no dejaría que tal detalle de mi derrota se notase. Peiné mi cabello con una trenza que doblé simulando un estético bulto. Maquillaje ligero con suaves toques en color ladrillo y labios con gloss sanguine.

Arribé quince minutos antes. El distintivo aroma a magnolia que brotaba de los jardines del restaurante me tranquilizó. Observé los detalles de las sillas y la puerta de madera con decorados de cristal cortado. A lo pronto el jefe de chefs se presentó conmigo en tintes cordiales, ofrecidos a los personajes de abolengo. Le destiné una cortesía concluyendo su aburrida charla sobre la economía empresarial al seleccionar el menú del finiquito.

Cinco minutos más tarde llegaron los padres de Darién junto a los míos. El temor de declinar mi decisión al estar sola con él me llenaba de angustia, debía hacer esto de la manera más formal posible. Sí, tenía miedo de enfrentarlo cara a cara.

Cuando llegó Darién la cena comenzó. Traía puesto ese traje Armani marrón que soñé miles de ocasiones acomodar sobre la cama a juego de una corbata verde olivo de rombos dorados y calcetines cafés antes de él irse a la oficina por las mañanas.

La comilona aconteció de lo más amena, charlas sobre la recepción de compromiso, la celebración de bodas con un glorioso banquete. Yo sonreía y evadía comentarios poco apropiados, entonces, antes del postre, llevé a cabo mi determinación.

Observé a Darién brevemente, tenía ese espectacular azul en sus ojos bañados por la luz de las velas, su pose serena y el lomo recto sin apoyarlo al respaldo, miré directamente a los ojos de nuestros padres, ellos no tenían ni una pisca sobre mi anuncio de separación.

Colocando mi anillo de compromisos sobre la mesa comencé.

- Lamento que esta reunión no sea como todas las que hemos compartido. -anuncié con voz firme- He decidido romper la relación con su hijo.

La expresión de todos sumaba puntos en mi contra, sus seños fruncidos marcaban clara discrepancia. Mi padre gimió al carraspear, la llamada de atención a cambiar mi parecido.

Continué.

- Renuevo. Siento no poder formar parte de la familia Chiba. Mis convicciones no se alían con las de su hijo. Su familia es tradicionalista y yo no puedo actuar como un ama de casa a espera de su marido. -vi a Darién abrir la boca, pero yo proseguí- Su hijo nunca me dará lo que yo necesito.

- Darién es un chico íntegro, inteligente y apuesto que sabrá hacerte feliz. Nunca fallará en las negociaciones de la empresa. -Alegó la madre de Darién-

- Te aseguro que él preverá tu estilo de vida, es más, puede darte un adicional al fusionar las compañías. -Dijo el padre, con sonsonete de elocuencia.-

Qué sabía el Señor Chiba V sobre mí, el dinero es un factor determinante en mi vida, pero antes está mi orgullo.

- Yo no necesito del dinero, tampoco gatear para mendigar estima… -aludí para Darién, evitando la palabra amor a toda costa- Es tarde ya, mi vuelo a Francia sale a las cinco de la madrugada. -me levanté, hice una reverencia. Mi padre no se atrevió a decir nada, seguro que era un capricho mío, pero cuando se enterase por medio de una carta, que indiqué al mayordomo entregar cuando partiera, la condición de la relación de Darién con otra mujer, sus dudas acabarían- Fue un placer sentirme parte de su familia… Disfruten del postre.

"Quizá les quitará el amargo sabor de sus labios y asentará sus estómagos". Pensé.

El padre de Darién lazó una mirada a su hijo que hizo sentir incómodos a mis padres, lo noté de reojo. Parecía que el joven Chiba no caía en la cuenta de lo que franqueaba, no hasta que mis pies anduvieron en el pasillo que daba a la puerta del ballet parking.

- ¡Serena!

Mi espina dorsal sacudió mi espalda al escuchar su elegante voz pronunciando mi nombre. Frené en el impuso.

"Es obvio que viene aquí a agradecerme por darle su libertad. No requiero su gratitud… ¡Sólo desaparece de mi vida, Darién!".

- Serena… -a centímetros de mi me tomó suavemente de las manos- Tienes que considerarlo, me aseguraré que nuestro matrimonio sea como un cuento de hadas para ti.

"¿Considerarlo? ¡En absoluto! Ya había dado el paso, él podría darme joyas, pero no lo que realmente deseaba de él. ¿Considerarlo? ¿Cuento de hadas? ¿Cómo se atreve a lanzar semejantes propuestas inalcanzables?"

- No la has entendido, Darién -aún sus manos se deslizaban suaves en mis hombros, pero tragué orgullo antes de que mi corazón se doblase, separándome ágilmente de sus caricias- En el corazón de un hombre no pueden vivir dos mujeres. Para el corazón de una mujer es imposible aceptar el compartir a su hombre. Así que, ¡se terminó!

- Es un malentendido.-debatió Darién-

- ¿Malentendido? No soy siega, ni tonta. Darién.

- ¡Por favor! -alzó el anillo que abandoné en la mesa, tomo mi mano y se arrodilló- Tienes veintitrés años, ya no somos unos niños. Hemos sido amigos desde la adolescencia, nos conocemos desde secundaria, éramos los mejores amigos, qué más prueba quieres que te dé

- La verdad no lo entiendo Darién. Te doy acceso a lo que me rogabas desde hace un año. ¿Cuál es el motivo de tu insistencia?

Darién se quedó callado, palideció.

- Si no es contigo, será con otra de nuestra categoría - Contestó casi tembloroso -Tú fuiste mi mejor amiga. Sólo a ti podría aceptar en esta situación.

Los argumentos se le agotaron, cerró el puño y desvió la mirada. Eso me hizo entender que lo hacía por el honor de su familia. Su dolor dejó de importarme al determinar su silencio. Le besé en la mejilla, como un gesto de "Te deseo suerte" di media vuelta retomando mi camino.

"Pensar en positivo… Francia me ofrecerá nuevas expectativas."

Mis sentimientos lo captaron, el honor antes que el corazón. Sentí pena por Mina… Desde ese día la forma de ver al amor comenzó a deformarse. Dando pasos a un frágil proceso de anulación.