NUNCA ESTARAS SOLA

Disclaimer: El Universo de "Los Juegos del Hambre" le pertenece a Suzanne Collins. Yo escribo esta historia para desearle a Elenear28 un ¡FELIZ CUMPLEAÑOS!

Un dulce aroma de canela y vainilla se cuela atreves de mi nariz, el efecto es inmediato. Me levantó seducido por el aroma del pan recién horneado.

Mientras bajo las escaleras adormecido me pongo el delantal blanco que usare para ayudar a mi padre esta mañana.

—¡Buenos días!—Lo saludó desde el último rellano de la escalera que da hacia los hornos de la panadería.

—Buenos días Peeta.

Me regresa el saludo de manera casi automática, mientras vuelve su mirada al enorme trozo de masa que se encuentra amasando, no puedo ver su rostro pero su tono de voz quebradizo me dice que se encuentra mal el día de hoy. Lo entiendo. Puesto que hoy es el día de la cosecha en el Distrito 12.

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Sacó una a una, las charolas con los panes recién horneados, las coloco en la enorme mesa de madera para que se enfríen antes de exponerlos para su venta en la tienda. Hoy me tocara estar en el mostrador en la primera parte de la mañana, después podré hacer lo que quiera antes de que mi madre me llame para alistarnos para la cosecha que se avecina.

Me desabrocho las cintas traseras del delantal para quitármelo, vuelvo a mirar a mi padre quién se encuentra con la mirada perdida en un punto mientras sostiene una de las bandejas muy cerca del horno.

—¿Papá? —Preguntó. Despierta de ese inconsciente y el dolor aparece en él, inmediatamente tira la charola al suelo y su contenido cae en varios lugares.

Nos movemos rápidamente para tratar de salvar las piezas de pan que han caído dentro del horno; tomo unas pinzas, una charola nueva y las coloco lo más rápido que puedo sobre de esta, aun así salen hogazas enteras ennegrecidas porque se han quemado.

Mi padre se acerca a mí para apoyarme, ya me imagino que dirá mi madre cuando baje por esas escaleras para atender la tienda. En ese momento, la campañilla suena y mi padre sale disparado en dirección a la tienda.

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Es el chico de la veta. El compañero de ella es quien ha entrado a la tienda, se alegra de ver a mi padre y no a mi madre en esos momentos, intercambian un par de palabras, como a mi Padre le interesa que no haya mucho alboroto en la tienda para que no baje mi madre, rápidamente le intercambia al chico de ojos grises una pieza de pan recién horneada por una ardilla. Él chico sale tan contento como si hubiera hecho el trato de su vida.

—¿Qué te pasa Peeta? —Es papá que ha vuelto de atender al chico.

No sé a lo que se refiere hasta que veo mis nudillos agarrando la charola, están blancos por la fuerza que estoy imprimiendo sobre el metal, los relajo de manera automática.

Supongo que de alguna manera siento celos de que él pueda estar con ella hoy.

Niego con la cabeza mientras desfilo hacia el exterior con la bandeja.

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Uno a uno, le arrojo al puerco algunas hogazas de pan quemado, miro de reojo el viejo árbol que se encuentra tan seco como hace varios años y la veo.

Allí bajo de la sombra del árbol, se encuentra recostada la chica de los ojos grises, la chica del pan, que es como me gusta llamarla para mis adentros. Aquella a la que por temor no pude darle personalmente esas hogazas, aquella a la que le arroje en medio de la lluvia tres piezas de pan.

¿Alguna vez podré pedirle perdón por arrojárselas de esa manera? Tal vez nunca.

Mis ojos se nublan por aquel recuerdo.

—Peeta—Siento la palma ancha de mi padre sobre mi hombro, siento como mis ojos pican por contener las lágrimas, pero me vuelvo para ver lo que trae en su otro brazo. —Hoy comeremos carne fresca— Y me muestra la ardilla que recién hace unos minutos le cambio a ese chico de la veta.

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No la ha cazado ella. Lo sé porque la ardilla no tiene ese pequeño agujero en el ojo sino uno que atraviesa el hocico de la ardilla y sale por la nuca.

Al final eso no termina importando por que junto a mi padre esa misma tarde termino por comer un pedazo del animal con un poco del pan quemado de la mañana al que previamente le quite la corteza ennegrecida.

Por fortuna mi madre no ha dicho sobre lo acontecido en la mañana, su sentido del olfato es ínfimamente mejor que el de cualquiera y con sólo echar un vistazo a la cocina se dio cuenta del accidente. Supongo que es porque es día de cosecha de lo contrario ya traería un cardenal adornando mi rostro.

Antes de alistarme para la cosecha, pasó lo que queda de mi tarde haciendo garabatos sobre la capa de polvo de uno de los cristales de la casa, admiro las flores que he dibujado y veo que en la parte inferior he escrito el nombre de ella. Lo borro de inmediato antes de que alguno de mis hermanos vea lo que he hecho y sea muy tarde para detener sus burlas.

Me pongo la camisa más blanca que tengo en el armario, la he utilizado en contadas ocasiones en el colegio y cuándo la suelo usar siempre termino por intercambiar un par de miradas con la chica de ojos grises. No soy supersticioso, pero me gusta creer que es mi camisa de la suerte.

Antes de salir de casa me acomodo con los dedos el cabello, procuro que las ondas no caigan sobre mis ojos, me gusta tener la vista despejada durante la cosecha. Salgo de prisa pues es bien sabido que a mi madre le gusta estar a tiempo en estos eventos.

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La cosecha se celebra en la plaza a unos pasos de la panadería Mellark. Los banderines de colores ya están adornando el cielo de la plaza, los adoquines todavía tienen ese aspecto húmedo porque hace tan sólo unas horas el Capitolio decidió limpiar el suelo del recinto. Si no fuera el día de cosecha el ambiente estaría cargado de buen humor sin embargo por donde mires sólo hay rostros de preocupación y miedo.

Hasta mi hermano mayor que usualmente no deja pasar sus imitaciones de Effie Trinket para aligerar el ambiente, se ha quedado taciturno.

Miro por atrás de mi hombro y veo su delicada figura. Trae puesto un vestido azul de terciopelo que se ajusta a su cuerpo, su cabello está recogido en lo alto de su cabeza lo que provoca que sus ojos luzcan más grandes de lo habitual, es como ver dos piedras preciosas.

Algunos muchachos de mi sección se voltean inmediatamente a verla, pero ella no tiene más atención que para su pequeña hermana, quien lucha por ocultar la cola de pato que se le forma por usar una blusa más grande de lo habitual.

La pequeña Primrose luce tan blanca como la leche que usamos en la panadería, seguro yo tenía ese mismo rostro cuándo cumplí doce años y ya era elegible para ser tributo de los Juegos del Hambre. Recuerdo que ese día experimente verdadero terror cuándo fue la cosecha de las chicas, de sólo aparecer su nombre ese día como tributo femenino que hubiera hecho yo ¿acaso me hubiera ofrecido voluntario para ayudarla a salir con vida?

Tan puntual como siempre, el alcalde Undersee, inicia por recordarnos el tratado de Traición: Aquel en el que está estipulado que cada uno de los doce Distritos de Panem debe enviar a un chico y una chica de entre 12 y 18 años a participar en "Los Juegos del Hambre" una competencia en la que debes luchar por tu vida y arrebatársela a otros veintitrés chicos para coronarte vencedor. Eso como recordatorio para cada Distrito de que una sublevación está prohibida.

Me entretengo lo que queda del discurso, contemplando a la chica de ojos grises, ella parece buscar a alguien entre los varones, vuelvo a tensar mis nudillos pues muy seguramente está buscando a su amigo. Sin embargo, suspiro y trato de controlar los celos.

Effie Trinket, la mujer del pelo rosa chillón está viendo con demasiada admiración el video que se encarga emitir el Capitolio cada año, yo por mi parte comienzo a sentir miedo y preocupación, pero no porque mi nombre sea elegido sino el de ella.

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—¡Felices Juegos del Hambre! ¡Y que la suerte este siempre de su parte!

Contengo la respiración, mientras escucho el repiqueteo de los tacones de la mujer de cabello rosa cuando se dirige hacia la urna de las mujeres.

—¡Primero las damas! — Dice Effie con una radiante sonrisa mientras mete su enguantada mano al recipiente para tomar del fondo el primer papelito que llega a sus dedos.

Apretó los ojos y alzo mi voz al cielo "Por favor que no sea ella". Suspiro, cuando veo que mi plegaria ha sido escuchada, no es el nombre de Katniss Everdeen el que ha sido seleccionado es el de Primrose, su hermana menor.

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Lo siguiente que sucede, pasa tan rápido, la pequeña Primrose comienza a caminar hacia el escenario en el trayecto trata de meter su cola de pato en la falda que lleva puesta.

Veo como Katniss se abre paso con agilidad entre las demás chicas, alcanza a su pequeña hermana en el inicio del escenario y chilla bien alto para que toda la plaza pueda oírlo.

—¡Me presento voluntaria! ¡Me presento voluntaria como tributo!

Es como si un balde de agua fría cayera de pronto en mi espalda, Katniss Everdeen ofreciéndose voluntaria para Los Juegos del Hambre. El ver como prácticamente tienen que arrancar a su hermana menor para que suba al escenario, me hace ver el gran lazo de amor que la une a ella.

Una mezcla entre respeto y miedo hace aparición en mi pecho, respeto por el acto desinteresado de Katniss y miedo por que posiblemente pueda perderla en los Juegos.

Effie pide un aplauso para la primer voluntaria en mucho tiempo del Distrito 12, sin embargo, nadie sigue su sugerencia. Veo en las pantallas colocadas en los costados de la gran plaza su hermoso rostro, sus ojos grises me llaman quiero que sepa que estoy con ella, así que llevo mis tres dedos centrales de la mano izquierda a mis labios y la señalo a ella.

Pronto cada habitante del Distrito 12 imita mi gesto para presentarle su respeto a Katniss Everdeen. El momento pierde fuerza cuando el único vencedor con vida Haymitch Abernathy aparece en cámara.

Mi corazón comienza a latir desbocado cuando Effie se acerca a la urna de cristal que contiene dieciséis papeletas con mi nombre. Katniss se ofreció voluntaria por el amor que le tiene a su hermana ¿Yo soy capaz de ofrecerme voluntario por amor a ella? La respuesta no tarda en llegar, sí.

Miro de reojo a mi padre quien se encuentra con la mirada fija en mí, me disculpo con él con un pequeño gesto de la cabeza, sus ojos se abren en comprensión, él sabe que me ofreceré voluntario sólo por salvarle la vida a ella.

Los segundos parecen horas cuando Effie toma el primer papel de la urna, nunca había deseado tanto en una cosecha que mi nombre apareciese hasta ese momento cuando con voz chillona Effie lee: Peeta Mellark.

Suspiro, porque de alguna manera se siente correcto que yo sea el chico que la va a acompañar a los Juegos.

Mientras camino hacia el escenario sólo puedo pensar en una cosa: ¿Cómo salvarla? ¿Cómo regresarla a casa con su hermana? No es que no aprecie mi vida, pero si yo llegara a regresar al Distrito 12 sin la chica de los ojos grises, no tendría por quién más vivir.

Katniss me mira con recelo, seguro se acuerda de aquellas hogazas de pan que yo le arroje, ojala pueda pedirle disculpas por no haber podido dárselas en la mano aquella ocasión.

El alcalde comienza a hablar otra vez sobre el tratado, vuelvo a mirar la pantalla y observo como Katniss Everdeen está sumergida en sus recuerdos, entre la multitud encuentro a su pequeña hermana abrazada a su madre.

Al termino del discurso el alcalde nos pide que nos tomemos de la mano, me comienzan a sudar las manos por lo que rápidamente me las limpio en el pantalón gris que he decidido usar en esta ocasión, giro mi cabeza y lo primero que veo son sus hermosos ojos grises en lo que me pierdo por un segundo, tomo una decisión y esa es que ella debe regresar con vida al Distrito 12, hare lo que este en mis manos por que así sea.

Sello mi promesa con un apretón de manos para decirle que "Nunca estarás sola".

NOTA DE AUTOR:

¡FELIZ CUMPLEAÑOS MARCE!

No podía perder la oportunidad de felicitarte en este día Marce.

Este es mi primer Oneshot y te lo dedico a ti con todo mi cariño. Aproximadamente hace dos años que te conozco y sólo puedo agradecerte por ser mi amiga.

Decidí escribir este capítulo perdido en la vida de Peeta por dos razones. La primera es que te conocí indirectamente por el fic "Cuidados" que está en tu perfil, cuando lo leí, me dije "Oh Dios esto es mejor que el libro" y me puse a sonreír como tonta donde quiera que estuviera en ese momento. Así que en parte es un pequeño homenaje a esa tu primer historia aquí en el Fandom de los Juegos del Hambre, un agradecimiento especial por todas aquellas sonrisas, suspiros, alegrías y por qué no decirlo lágrimas que me haces sentir con tus escritos. Yo espero de todo corazón que este pequeño Oneshot te pueda regresar aunque sea un poquito de todo lo que me has dado a través de tus fics. :D

El segundo motivo, es porque por supuesto quería felicitarte por tu cumpleaños con tu personaje favorito, espero haberme apegado lo más posible a él, ya que tu llevas una maestría en Peeta que es insuperable. Lo escribí con todo mi cariño poniéndome en sus zapatos e imaginando que de ser posible te sacaría una hermosa sonrisa, de esas que tú sabes dar. Espero haber logrado mi cometido :3 y que sepas que así como Katniss, "Nunca estarás sola". Ya sabes que te aprecio muchísimo y que cuentas conmigo para todo.

¡Feliz Cumpleaños Marce un abrazo grandotototote! :3

Pásatela genial este día y todos, disfruta de la vida y siempre ten en mente que eres especial.

Atte Siri

Posdata (porque nunca pueden faltar en mis mensajes XD).

Para los lectores en general, dentro del Oneshot hay un pequeño homenaje también a otro escrito de Elenear28, la parte donde Peeta se lleva los tres dedos y señala a Katniss no fue pensada por mí, es la parte que me hizo gritar como loca por una semana es del fic "Jugando con Fuego". Lo pueden encontrar en su perfil.

MUCHAS GRACIAS POR LEER :D