1. Prólogo (Voz)
"Los corazones de las personas son impredecibles."
Eriol Hiiragizawa – Card Captor Sakura
...
Te escucho, y mientras tu voz pasa a través de mí como la luz a través de un vidrio sucio y empañado, me pregunto por qué habré tardado tanto en venir a buscarte.
Qué increíble es la melancolía que me contagias con tu canto, querida; y justo a mí, que me cuesta tan poco hundirme en esas profundidades oscuras de las que habla tu canción. Y qué hallazgo sorprendente el haberte encontrado, aquí, de todos los lugares; y escuchar de tus labios esa canción vieja, que me transporta a épocas pasadas y me clava en el pecho esta nostalgia inexplicable. Escucharte así es una tortura dulce; te miro y me cuesta creer que fueras aquella niña que entonaba estrofas tiernas e inocentes sobre sueños que se hacen realidad. Aunque, muy en el fondo, aún en esos momentos, (si uno prestaba mucha atención, si uno no era un idiota o un simple) ya se podía entrever; uno podía darse cuenta de que ya tenías ese germen de tristeza en el fondo de tu alma, ese dejo de desesperanza que sólo se dejaba vislumbrar durante brevísimos instantes, cuando en medio de tu canción infantil, te parabas por un instante a tomar aire y cerrabas los ojos antes de entonar la siguiente nota.
Era obvio, tan obvio que por momentos no me explicaba como nadie más se daba cuenta.
Pero qué dulce es tu voz, querida; qué rica, qué llena de matices, de colores. Escucharte ahora, después de tanto tiempo de imaginármelo a medias, de recordarlo como entre sueños, es como probar un vino poco común al que uno dejó añejar durante años en un tonel de roble, perdido en el fondo de algún sótano oscuro, y luego olvidó por un tiempo, o creyó haber olvidado. Una sorpresa deliciosa, ese instante en el que uno se da cuenta de que ese vino sigue estando ahí, esperando quien sabe qué, y que ya no será exactamente lo que uno recuerda sino algo más complejo, infinitamente más… ¿más qué? Más algo, mucho más algo, pero uno no sabe exactamente qué es ese algo, y le tiembla un poco la mano mientras levanta la tapa del tonel y se pregunta con qué sorpresas se va a encontrar cuando finalmente se atreva a acercar la nariz y respirar por segunda vez (pero en realidad es la primera, porque antes era otra cosa, apenas un anticipo, un destello de lo que podría llegar a ser) esa fragancia que por un instante le obnubila los sentidos y los detiene en el tiempo.
O algo así.
Sí, escucharte es como respirar ese perfume y deleitarse por anticipado, imaginando los sabores y texturas que encierra, y mientras te miro es como si pudiera sentirlos, saborearlos, dulce pero no excesivamente, con una complejidad maravillosa y un toque de amargor al final. Escucharte ahora es un trago amargo, querida, un trago exquisito y delicado pero amargo y no puedo evitar beberme con los oídos esa tristeza honda y profunda que te carcome por dentro.
Te veo mirando entre la gente, la poca gente que concurre a estos lugares olvidados de Dios a emborracharse mientras escucha bandas que no conoce nadie; te veo buscando algo, y se me estremece un poco el corazón al darme cuenta de qué es lo que estás buscando. ¿De verdad, Tomoyo? ¿Todavía? En tu cara, en tu mirada que busca pero no espera encontrar realmente veo que no la invitaste, que ella no sabía que cantarías hoy aquí, en este antro, pero aun así, una parte tuya no quiere renunciar al sueño infantil y la busca, a pesar de saber muy bien que ella nunca aparecería por casualidad en un lugar como éste, que debe estar felizmente dormida, en otros brazos quizás; completamente inconsciente, (como siempre lo estuvo) de lo que pasa realmente dentro de ti.
Pero ¿quién soy yo para juzgarte, o para tenerte lástima? ¿Acaso no es la misma forma ingenua en que yo busqué en Kaho, en Inglaterra, ese algo perdido mucho tiempo atrás? ¿Y dónde está todo eso ahora, Kaho, Inglaterra, los días en que soñaba ese sueño? Tan lejos, tan en otro mundo como lo está de ti eso que buscas ahora entre las mesas sucias, entre los rincones oscuros de este bar de mala muerte que no merece ser el escenario de tu canción, así como este vaso roñoso que tengo en la mano no merece contener ese vino celestial con el que sueño al escucharte.
Vas llegando al final, y no me ves. Ahora el dilema, qué hacer con todo esto, y los escenarios posibles pasan rápidamente por mi cabeza.
Me acerco y te saludo, ¿que tal Daidouji? ¿te acuerdas de mí? Fuimos compañeros en la escuela primaria, y también hubo aquel asunto de las cartas mágicas... ¡Ah, ya me recordaste! Qué bien, muy buena tu actuación, ¿qué ha sido de tu vida? Me miras incómoda, es todo muy raro, no entiendes qué hago aquí y yo tampoco puedo explicártelo, intercambiamos algunas palabras corteses, quizás un poco de charla ligera de compromiso, así que terminaste la secundaria, empezaste la universidad, qué bien, entonces tus compañeros de banda te llaman para ir a beber algo a alguna parte y los miras, noto un cierto alivio en tu mirada pero no digo nada. Te disculpas, me vuelves a decir que te alegró mucho verme, que mañana hablarás con Sakura y Li para contarles que estoy en Japón, seguramente ellos querrán saberlo, y te dejo mi número sabiendo que nunca me vas a llamar. Al día siguiente me tomo el primer avión hacia cualquier lado, posiblemente no te vuelva a ver en toda mi vida, pero prefiero no estar aquí cuando el teléfono suene y en vez de ser la tuya, sea la voz risueña, infantil de Sakura invitándome a reunirme con ella y Li. Por mucho que los aprecie, no quiero estar aquí cuando eso pase.
Me quedo sentado y espero a ver si te das cuenta de que estoy aquí, tú terminas tu canción y te bajas del escenario, con esa mirada desesperanzada de quien una vez más, no ha encontrado lo que buscaba. Quizás pasas a mi lado sin verme, tus compañeros de banda te invitan a beber algo a alguna parte y te vas con ellos, no te ves muy convencida pero tampoco tienes nada mejor que hacer; y yo me quedo sentado en esta mesa con la mirada de quien se siente un idiota. Al día siguiente, frustrado, me subo al primer avión que salga para cualquier lado. Nunca nos volvemos a ver.
O quizás me ves, durante un momento dudas, mi cara te resulta familiar pero no puedes ubicar de dónde, y entonces te sonrío y tú recuerdas; incluso te sonrojas un poco, y te ves tan linda de esa manera. Te acercas algo turbada a saludarme, me preguntas qué hago aquí, cuando volví; yo no puedo explicártelo y entonces empiezo a desvariar, que asuntos en Japón y no sé qué más, y la turbación de a poco se te pasa, intercambiamos algunas palabras corteses, quizás un poco de charla ligera de compromiso, y de vuelta al escenario uno, etc.
Me levanto y me voy antes de que nuestras miradas se crucen y me guardo este momento como un hermoso recuerdo para toda la vida. ¿Qué tiene de distinto al escenario dos? Que en éste soy yo quien elijo irme, elijo no encontrarte, elijo quedarme con esta imagen tuya, con este sonido dulce en mis oídos como recuerdo y no con esa incómoda sensación de oportunidad desperdiciada.
Claramente es la única opción que vale la pena, pero por algún motivo la idea de llevarla a cabo se me hace insoportable. Mi cuerpo permanece pegado al asiento, no puedo arrancarme de este lugar, no puedo despegar mis oídos de tu melodía. Estoy hechizado con tu voz, y entonces empiezo a pensar locuras; que tal vez haya otra forma de acercarme a ti, otros escenarios posibles, menos burdos, más sutiles, quizás alguno que hasta ahora no fui capaz de imaginar. O imaginé fugazmente pero descarté por irracional. Por incorrecto. Por ridículo. Por…
Dios, que linda te ves. Así no puedo pensar. Tu voz me atraviesa, y no puedo dejar de escucharla. Perdóname, querida.
Es posible que haga alguna estupidez.
...
Notas de la autora:
Hola a todos. Bienvenidos, y gracias por darle una oportunidad a mi pequeña historia. :)
Les cuento que la misma ya se encuentra completa, pero está siendo revisada y corregida. Ocupa 12 capítulos (mejor dicho, 11 capítulos y un breve epílogo), que voy a ir subiendo a medida que los vaya releyendo y haciendo las correcciones necesarias. Esta historia fue publicada entera hace un tiempo ya, la subí completa en un lapso de pocos días (lo cual nunca es una buena idea) y luego no volví a revisarla (lo cual es una idea aún peor). Todo muy desprolijo de mi parte, y me arrepiento (culpo a mi inexperiencia de ese entonces, ya que era la primera vez que publicaba algo).
Pero como amo esta historia y amé escribirla, al poco tiempo comencé a subirla en inglés en este mismo sitio, sólo que esta vez en forma más prolija y gradual, y durante el proceso de traducción recibí mucho feedback, y pude pulir y mejorar muchas cosas, que nunca trasladé a la versión original. Como resultado, la versión en inglés terminó teniendo una mejor calidad a nivel general, y eso es algo que hace algún tiempo me viene molestando, así que decidí dedicar un tiempo a reeditar y corregir esta versión. Nada mayor, sólo detalles, pero creo que son justamente los detalles los que hacen a la esencia y al disfrute de cualquier historia. Así que espero que, ya sea que ya la hayan leído o que la estén leyendo por primera vez, encuentren en esta reedición algo más terminado y digno de su tiempo.
Una cosa más, les recuerdo que esta historia está catalogada M por un motivo. Está pensada para un público adulto y contiene lenguaje acorde, así como temas sexuales explícitos. Si algo de esto les incomoda, no sigan leyendo! (en serio!).
