Disclimer: Del clásico inmortal del gran J.M. Barrie, toda la magia le pertenece a él, yo sólo lo homenajeo con una pequeña historia. Peter Pan es suyo, aunque también de todos, niños y no tan niños.
Sinopsis:
Las historias de Peter Pan, como él mismo, son eternas, pero en este caso nuestro protagonista es otro, o más bien otra. Danielle Garfio vuelve a casa, al Jolly Rogers, a pesar de haber cumplido los 18, y nos demuestra que, si lo deseas de verdad, siempre podremos volver a Nunca Jamás, porque la edad va por dentro, y a pesar de que pasen los años, algunos nunca, jamás, creceremos.
Bueno, llevo mucho tiempo escribiendo esto, guardándolo celosa de ojos ajenos, pero un pequeño hada me dijo que no fuera egoísta, y por fin me he decidido a sacarla a la luz Es una historia muy personal, pero espero que la disfrutéis tanto como yo ^^
Si recibo algún comentario, seguiré publicándola, que llevo cinco capítulos escritos xD
¿Preparados? ¡Vamos allá; segunda estrella a la derecha y todo recto hasta el amanecer! :D
I. La sinceridad de quien se sabe perdido
¿Habéis tenido alguna vez la sensación de que todo el mundo está en vuestra contra? ¿De qué tus personas más cercanas y queridas no aprueban lo que haces? Es como de calor y frío a la vez. Se te pone la cara roja, seguramente de vergüenza, pero aun así eres incapaz de cambiar… Cuando te echa la bronca tu mejor amigo, el que siempre te apoya, y se marcha dejándote solo, te deja también una inquietud en el estómago, te sientes una persona horrible.
Nuestra protagonista así se sentía, desde hacía mucho tiempo. Estaba acostumbrada a la reprobación de sus padres y familiares, pero, ¿como soportar la de sus mejores amigos?
Era una niña en un mundo de adultos, que nunca entendía como funcionaban las cosas, como debía comportarse, el porqué de esa mirada, la intención de ese suspiro… ¿qué es lo que estaba haciendo tan mal que todos menos ella veían? Tal vez precisamente el ser una niña.
Porque, sí, amigos, nuestra protagonista contaba con dieciocho primaveras en aquel entonces, una época de cambios, extraña y alocada por naturaleza. Sin embargo, en su interior, había una niña que se negaba a crecer. Bueno, quizá no se negara, tal vez simplemente no supiera como hacerlo. Tal vez, el fantasma de su infancia había dejado algo por solucionar que le impedía avanzar hasta comportarse –y sentirse- como la mujer que era. Tal vez un poco de ambas cosas.
Aquella tarde de un martes cualquiera, recién terminadas las vacaciones de primavera, sus amigas se habían burlado de ella otra vez. No se puede decir tampoco que fueran siempre así con la joven –que, por cierto, era la más joven del grupo- pero desde las vacaciones no había vuelto a ser la misma. Había recordado algo en un viaje, un cacareo, unos niños que vivían en el bosque, un hada celosa y, finalmente, un niño que no quería crecer. Sí, amigos, los cuentos de hadas habían vuelto a su mente, como si su niña interior los hubiera susurrado en sueños. Ah, los cuentos de hadas, el elixir de la juventud, de la infancia. ¿Quién no desearía ser niño otra vez? Tan libre, tan despreocupado… Pero no era eso lo que la hacía volver a pensar en ellos.
Ella ya era libre, o al menos, esa sensación de falsa libertad que se tiene al volar del nido materno. Sabéis a lo que me refiero, ¿verdad? La vida universitaria. Ella de por sí era bastante despreocupada –y tal vez eso era lo que le molestaba a sus amigas, chicas estudiosas y responsables-, pero esa sigue sin ser la esencia de la niñez. Lo que nuestra protagonista, llamémosla Danielle, añoraba con desesperación de la infancia era la capacidad de vivir aventuras. Porque estaba segura de que había vivido muchas siendo niña, por los jardines de su casa, sola en compañía de su sombra y su imaginación –qué quizá fueran la misma persona-.
Lo que su viaje había desterrado, la iba a cambiar para siempre. Su corazón sufría, y se sentía cansada y aburrida de todo lo que ocurría a su alrededor. Ya no había magia. Hacía años que se había ido –tal vez menos de los que habrían pasado para una niña normal-. Y Danielle no quería vivir sin magia. Por las noches lloraba, notando como su juvenil cuerpo luchaba por crecer mientras su corazón permanecía inmóvil, atascado en una época que para todos tiene que pasar. "¿Qué ocurre si pierdo la capacidad de soñar?", se preguntaba entre lágrimas, ¿quién quiere vivir en un mundo sin magia?
Sus amigas todo esto no lo entendían, sus almas estaban cómodas en aquellos cuerpos adultos. Hacían lo que las chicas de su edad tenían que hacer: iban a clase, estudiaban, jugaban al baloncesto, hacían sus trabajos, hablaban de actualidad, iban al cine, salían de fiesta… Danielle las acompañaba siempre en estas actividades, unas con más y otras con menos ganas. Pero la mayoría la aburrían mortalmente. Mientras que ellas se sentían felices –aunque siempre hay momentos de flaqueza- estudiando las carreras que las llevarían a sus trabajos deseados, Danielle continuaba soñando con ser pirata. Por supuesto, ella también estaba estudiando una carrera; Bellas Artes, pero esto, como se había dado cuenta nada más empezar, no la llenaba. De hecho, le hacía más daño. De pequeña le gustaba dibujar, ¿qué había cambiado? Lo que siempre cambia con los años; había perdido la magia. Su imaginación se había visto entorpecida y casi masacrada por la vida real. El dibujo había dejado de ser simplemente plasmar sentimientos e historias en papel, ahora era algo que tenía que hacer como los profesores gustasen y sobre lo que ellos ordenaran. No, el dibujo ya no la llenaba en absoluto. Y no había cosa que más la apenase.
A veces aún volvía a tener ideas imaginativas, como las que tenía todos los días de su niñez, pero al intentar plasmarlas sobre papel, pronto veía que no sabía como hacerlo. No tenía la técnica adecuada y, como siempre pensaba, "¡Cualquiera de mi clase podría hacerlo mejor!", y ese sentimiento de inferioridad la hacía abandonar al primer intento.
Ya cuando tenía esas ideas, ni siquiera intentaba plasmarlas, para no decepcionarse consigo misma aún más. Como veis, había perdido la ilusión de todo aquello que antes la emocionaba, y aquel martes de abril, a pesar de estar al borde de los exámenes y entregas de trabajos, estaba tan deprimida que cuando sus amigos le dijeron de ir a jugar al baloncesto, simplemente se negó. Intentó excusarse con los trabajos, pero nadie se lo creyó, pues bien sabían que Danielle no iba a tocar un pincel. A veces le decían que se había equivocado de carrera, pero ella siempre contestaba, "¿y qué debería estar estudiando si no?", y ninguno tenía respuesta.
Nada más irse sus amigos por la puerta, ella se sentó en el sofá, con el regusto amargo de quien sabe que tiene centenares de cosas que hacer pero es incapaz de hacerlas. Las últimas palabras de sus amigos la dejaron dolida. No recordaba qué había sido exactamente lo que habían dicho, pero si el tono y la intención de las palabras, pero nada conseguía hacerla despertar del letargo en el que parecía haberse embotellado su mente, llevándose consigo sus energías físicas. Tres tés se había tomado ya, intentando reanimar a su cuerpo, en vano, como cuando los médicos ponen las planchas sobre el cuerpo inerte de su paciente, aun sabiendo que es muy improbable que sirva de algo.
Como un zombi, se acabó tumbando en el sofá, dejando los rizos azabache de su cabello desplegarse como un abanico enmarcando su rostro. Y diremos que sus cabellos eran rizados y negros, pero sólo porque así es como a ella le gustaba imaginarse, pero cada uno de vosotros se la puede imaginar como sí mismo, si sois varones sólo tendréis que quitarle las dos últimas letras a su nombre, o sustituirlo por el vuestro propio.
Así que ahí estáis, Danielle, la vida os parece tediosa e incomprensible, indiferente, como ajena a vosotros mismos. Este no es vuestro lugar, como no es la tumba el lugar de un vivo. Pobre niña en un mundo de adultos.
Pero, ¿quién te dijo que la edad fuera un impedimento para volver al mundo de tu imaginación
Y hasta aquí el prólogo :3 Os prometo que en el siguiente empieza lo bueno, de momento ya conocemos a Danielle y sus frustraciones, pronto veréis a donde la llevan sus deseos ;)
¡Espero que os guste! Y ya os digo que, si recibo algun comentario, seguiré publicando ^^
¡Muchas gracias por leerme, de verdad! No sabéis lo importante que es para mí 3
