Autora: Kayazarami

Pareja: Harry Potter/Draco Malfoy

Advertencias: slash muy ligero (relación chico/chico), comedia.

Resumen: El día de Halloween puede suceder cualquier cosa en los pasillos de Hogwarts.

Notas: Corregida el 30/03/2014

Disclamer: Ni Harry ni Draco ni el universo de HP me pertenecen. Son obra y propiedad de J. K. Rowling y yo escribo sin ánimo de lucro.

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Calabaza

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Harry caminaba tranquilamente por los pasillos del castillo. Era 31 de Octubre, Halloween, y casi todos sus compañeros se encontraban en el gran comedor, disfrutando de la cena especial.

Iba distraído, recordando tiempos más felices, cuando al pasar por debajo de una calabaza gigante que flotaba en el techo, está explotó y algo muy pesado cayó sobre él.

No pudo reaccionar, el corazón la iba a mil por hora debido a la sorpresa, ni siquiera sentía el golpe que se había dado al golpear contra el suelo o los trozos de calabaza que habían cubierto su ropa y piel.

—¡Joder, menudo susto me has dado! —gruñó, intentando levantar la cabeza para ver quién estaba sobre él.

—Cállate, Potter. De todos los malditos estudiantes del condenado castillo tenía que caer justo sobre ti. Tu complejo de héroe ya busca desvalidos a los que rescatar inconscientemente, deberías preocuparte.

—No tengo ganas de aguantar tus estupideces, sal de encima.

Malfoy trató de incorporarse, apoyando sus manos a cada lado del moreno y haciendo fuerza, pero los brazos le temblaron y simplemente cayó de nuevo sobre el miembro de la casa Gryffindor.

—Me encantaría hacerlo, pero al parecer, no puedo. Así que haz el favor de salir tú de debajo de mí.

Harry no dijo nada, tampoco se movió.

—¿Por qué estás temblando?

—Eso no te importa, Potter.

—Ahora que lo pienso, ayer no acudiste a clase. ¿Cuánto llevas encerrado en esa calabaza, Malfoy?

—Una divertida bromita de Halloween de tus amiguitos. Ahora, menos hablar y más moverte.

Está vez el moreno obedeció, pero no se limito a salir, tomó a Malfoy con cuidado y lo ayudó a levantarse, para descubrir que no se podía mantener en pie solo.

—Muy bien, nos vamos a la enfermería.

—Piérdete, Potter. Cuando pueda caminar iré yo solo.

Esté lo ignoró y lo tomó en brazos. Tras la guerra, se había vuelto mucho más fuerte físicamente.

—He dicho que vamos a la enfermería y vamos. Ya he tenido suficientes sustos por hoy, no quiero que mañana me expulsen por haber dejado que murieras en el pasillo.

—Mi héroe —comentó el rubio con sarcasmo, pero ligeramente avergonzado.

Fin