Antes que nada aclaro: Los personajes fueron creados por J.K. Rowling, yo solo soy una traumada que se dedica a escribir marihuanadas con ellos, así que no me demanden ¡por que no tengo ni un quinto!

Quince

1

El inicio del final

Cuando tenía once años conocí a la mujer de mi vida. Aunque claro, en ese momento aun no lo sabía, y aunque me llevo algunos años descubrirlo, finalmente eh decidido convertirla en mi esposa.

Me miro los pies con nerviosismo y me acomodo un poco el cuello de manera inconsciente mientras respiro hondo para mermar un poco el sofoco, pero de nuevo regresa la angustia.

-¿Qué hora es?-pregunto de manera brusca sin dejar de mirarme los pies.

-Ron, todavía estamos a tiempo- responde Harry tratando de no sonar harto de responder lo mismo por sexta vez en un minuto.

-¿Qué hora es?- pregunto de nuevo sin tomar en cuenta su respuesta.

-Señor Weasley tan solo lleva unos minutos de retraso- intervino con calma el sacerdote- ¿No debería mejor calmarse?

-¿Calmarme?- respondo un poco alterado- ¿Cómo me pide que me calme cuando estoy apunto de…

Un estruendoso ruido inunda el lugar y me hace callar. El sacerdote retrocede unos pasos y me sonríe con un leve asentimiento de la cabeza. Mi corazón parece haberse detenido por un instante y de pronto comprendo que aquel ruido al fondo es la marcha nupcial. Miro al frente y me encuentro con el rostro sonriente de mi hermana menor que levanta los pulgares en señal de aliento, y por segunda vez comprendo que aquello era la marcha nupcial lo que indicaba…

-oh Merlín- susurro casi sin aliento mientras la miro avanzar imponente hacia mí a través del largo pasillo. Nuestras miradas se cruzan y una cálida sensación comienza a recorrerme el cuerpo. Le dedico una sonrisa mientras su padre, con un claro atisbo de resignación vislumbrándole en el rostro, me entrega su mano. El suave contacto me hace temblar de pies a cabeza mientras la miro a través del velo que le cubre el rostro. Ella sonríe.

-Hermione Jean Granger ¿Acepta usted por…?

La miro aterrado, y aprieto un poco sus manos, es estúpido, lo sé, pero a decir verdad soy muy propenso a que las malas situaciones ocurran con frecuencia en mi vida.

-Acepto- dice de manera firme con una sonrisa coqueta que me hace sudar un poco.

-Ronald Bilius Weasley ¿Acepta usted por esposa… esposa… esposa…?- Asique así es como se siente, mi esposa… MI esposa. El aire se hace denso, me cuesta respirar; ella me mira interrogante mientras me acaricia un poco las manos con los pulgares…

Mi esposa…

-Acepto- digo de manera automática mientras miro sus labios hipnotizado. Un cosquilleo me recorre…

Sus labios…

-Señor Weasley…

Puedo sentir su respiración sobre mi rostro…

-Señor Weasley…

Mi corazón a punto de salirse del pecho…

-¡SEÑOR WEASLEY!

Tras el fuerte grito un hombre pelirrojo se despierta sobresaltado y de golpe se sienta sobre la cama.

-Buenos días señor Weasley- saludó de manera amable una mujer algo robusta de cabello naranja Zanahoria mientras recogía la ropa del suelo y la depositaba en el cesto de ropa.

-Buenos días Tina- contestó Ron mientras se llevaba las manos al rostro, fijando la mirada de manera inconsciente sobre el anillo que se encontraba en el dedo anular de su mano izquierda.

-… parece que anoche no durmió bien, mire todo el tiradero que dejaron; la verdad es que no me parece muy buena idea eso de venir…

-Tres años…- pensó aun con las nítidas imágenes del sueño en la cabeza, provocando que el sabor de la perdida se esparciera por su boca predominando sobre cualquier otro sentimiento.

-¿Señor?- llamó Tina de manera insegura cuando Ron se levantó de la cama sin decir nada y caminó hacia la puerta -Lamento lo de la señora- agregó de manera tímida antes de que saliera del cuarto, lo cual provoco que la mente del pelirrojo divagara formando las claras imágenes de la primera vez que recorrieron aquel pasillo juntos; en aquella ocasión llevaba a Hermione en brazos mientras se dirigían hacia su alcoba para pasar la primera noche en casa. El recuerdo de su risa cálida le resonó en la mente como si la escuchara brotar otra vez vivaz y traviesa de sus labios.

Inspiró de manera inconsciente.

-Aun se siente su aroma…- pensó saboreando aquella esencia impregnada en el aire mientras caminaba por el solitario pasillo de paredes blancas, bordeado a la izquierda por un gran ventanal que bañaba de luz matutina la hilera de puertas que ocupaban la pared derecha.


Se aseó casi sin darse cuenta y se dirigió a su habitación para alistarse de manera mecánica antes de salir.

- túnica azul pavo- sentenció en un murmuro involuntario mientras su mente divagaba entre el armario de los vestidos pensando en la ropa que ella habría elegido para esa mañana; sonaba absurdo y algo patético, pero se había convertido en parte de un ritual para recuperar el ánimo, que lo hacía enfundar los pies en los zapatos y marcharse.

Atravesó de nuevo el pasillo, y con la mente aun en el dilema del armario bajo las escaleras sin siquiera prestar atención; miró de manera distraída el reloj que estaba en el vestíbulo para comprobar la hora y notó que era tarde.

Caminó hacia la chimenea, tomó un puñado de polvos flu, se acomodó en el interior de ésta y pronunció Ministerio de Magia dejándose envolver en las llamas verdes.

-Buenos días señor Weasley- saludó un hombre impecablemente vestido con una túnica negra y corbata rojo vino cuando Ron salió de la chimenea- le estaba esperando, sígame si es tan amable- indicó el hombre comenzando a avanzar y Ron lo siguió a través de los grandes pasillos hasta abordar un elevador que lo llevó dos pisos arriba donde se dirigieron a una enorme puerta de color negro- por aquí- indicó de nuevo el hombre abriendo la puerta. Ron entró detrás de él, pretendiendo pasear la mirada de manera casual por la pequeña oficina de color almeja mientras se dirigía hacia el gran escritorio negro que se encontraba en el centro; el holograma del día soleado que le hacía de vista a la oficina lo distrajo por un segundo y de nuevo paseo la mirada por el lugar sintiéndose extrañado. Con suspicacia recorrió de nueva cuenta la pequeña oficina. Algo hacia falta.

-Como siempre, llegas tarde- dijo una voz a sus espaldas que lo hizo estremecerse.

"Acepto" retumbó la misma voz dentro de su cabeza.

-Tres años…-pensó con resignación mientras miraba el documento que indicaba en letras mayúsculas que resaltaban por mucho en aquel documento: DEMANDA DE DIVORCIO.

-Saliste temprano de la casa- dijo Ron sin alterar su tono monótono, tal y como si estuviese simplemente continuando con una conversación ficticiamente iniciada al cruzar la puerta.

-¿Acaso es algo que deba preocuparte?- cuestionó de manera fría la voz de Hermione mientras sus pasos le resonaban en los oídos- ¿o es que querías que llevara a tu amante a su casa antes de pasar al ministerio?- le espetó con sorna cuando llegó a la altura de donde estaba parado y lo miró de manera asesina. Ron no dijo nada, miró sus ojos castaños y sonrió de manera irónica.

-Simple curiosidad- respondió con sarcasmo sin apartar la mirada.

-¿Podemos comenzar?- preguntó un poco incómodo el abogado.

-Si, adelante- consintió Hermione de manera rotunda mientras ambos tomaban asiento- tengo una cita en exactamente media hora y no quiero llegar tarde.

-Claro, a él no lo puedes dejar esperando ¿Verdad cariño?- comentó Ron con agrio sarcasmo.

Hermione se limitó a rodar los ojos con fastidio ¿Porqué siempre tenía que ser así?. Sin hacer caso a la insinuación, hizo un gesto al abogado indicándole que continuara.

-De acuerdo- murmuró el hombre acomodando de manera nerviosa sus papeles, ya que sabía que aquello estallaría en cuanto leyera las demandas de Hermione.

-Básicamente, la señora Weasley…

-Granger- interrumpió Hermione.

-Ya quisieras- le susurró Ron de manera brusca- pero aunque te cueste, sigues siendo MI mujer.

Hermione dio un hondo suspiro y con un leve asentimiento le indicó de nuevo al abogado que continuara.

-Veo que realmente debes estar muy ansiosa por irte.

-¡Ron! Deja de hacer el ridículo, no voy a ceder a rebajarme a tu nivel- amenazó Hermione de manera mordaz.

-Como decía- prosiguió el abogado bastante incómodo- la señora Weasley únicamente demanda su derecho de quedarse con la… ¿Casa?...

-NO- respondió Ron cortante y se puso de pie.

-Ron…- comenzó de manera suplicante Hermione ya que estaba harta de que siempre encontrara un pero para aplazar el divorcio.

-No Hermione, la respuesta es ¡NO!, no te pienso dejar la casa para que lleves al estúpido ese…

-No lo hagas más difícil.

-¿Difícil?- ironizó Ron con una cínica sonrisa, por lo que el abogado guardó de nuevo sus papeles en la carpeta, resignado a esperar hasta el siguiente encuentro, ya que ahora sabía en que terminaría aquel; lo único que quedaba era esperar pacientemente a que no hubiesen explosiones como la última vez- no, no lo creo, ¿o es que acaso fue algo muy difícil llevar a ese imbécil a la casa y revolcarte con él en nuestra cama?

-¿Cómo te atreves?- le gritó Hermione estampándole una fuerte bofetada- ¿Qué clase de persona crees que soy?

-¡No lo sé!- estalló Ron en un grito, perdiendo los estribos- haber, dímelo, por que ya no sé si eres mi esposa o es que ahora te comparto con todo un buffet de abogados.

-No tengo por que seguir escuchándote…

-¿Por qué? ¿Porque sabes que es cierto?

-No Ronald, no tengo porque seguir escuchando a una rata como tú darse golpes de pecho mientras apenas a noche te andabas revolcando con tu nueva amante.

-¡Eso no tiene nada que ver!

-No, te equivocas, ¡tiene todo que ver! ¿O es que creíste que me iba a quedar como una estúpida mientras tú te acostabas con ella?

-¡No! ¡No! ¡Claro que no!, por eso te viste obligada a acostarte con el imbécil de Calvin ¿Y quien es Calvin?- dijo Ron dirigiéndose al abogado quien desde hacía un rato miraba una revista de nota roja titulada 'Hottest pros in magical world', la cual mostraba una foto de Ron muy cariñoso con una mujer rubia, por lo cual lo agarró por sorpresa- no sé, tal vez…- continuó con sarcasmo- ¡MI ASCESOR JURÍDICO!

-¡No te permito que me faltes al respeto!- rugió Hermione furiosa.

-¡Tú a mi me permites lo que se me da la gana, y por eso no voy a ceder y punto!-gritó Ron fuera de control, y entre el arranque de ira tomó los papeles de la mesa, los rompió en cuatro y los aventó al piso- que tenga buenas tardes- dijo a manera de despedida dirigiéndose al abogado, se dio la media vuelta y salió del despacho.

Caminó de manera apresurada hacia el elevador que estaba a unos pasos de la puerta; no quería detenerse hasta llegar a algún lugar seguro en el cual desahogarse. Se miró los pies intentando enfocar la mirada en algún lugar constante que lo ayudara a distraer la mente un poco mientras las puertas del elevador se cerraban. De pronto una mano se interpuso en las puertas del elevador y las obligó a abrirse para dar paso a la imagen de Hermione.

-¿Que quieres?-le espetó Ron de manera agria.

-Que dejes de hacerte a la víctima y me des de una vez por todas el divorcio- dijo ella de manera firme.

-Pues puedes irte poniendo cómoda, por que te vas cansar de esperar- le dijo con cinismo mientras se acomodaba de manera arrogante en la pared metálica del ascensor. El sonido del timbre indicó que las puertas se cerrarían de nuevo, por lo cual Hermione (muy a su pesar) abordó.

-Te estas pasando- le advirtió a Ron con un tono severo y amenazador.

-No va a ser bajo tus condiciones- advirtió él irguiéndose ante ella de manera amenazadora.

-No pido más que lo justo y lo sabes- sentenció de manera firme sin apartar la vista de los ojos de Ron que la miraban como si quisieran atravesarle las pupilas.

-No te voy a ceder la casa- amenazó con la ira comenzando a ebullir en su interior- primero la quemo y me deshago de todo lo que hay dentro hasta reducirla a un simple lote baldío, antes de que ese asqueroso ponga un pie dentro- Ron acortó la distancia entre ellos de manera peligrosa.

-Eres un maldito bruto salvaje-masculló Hermione con furia mientras en su rostro se dibujaba en un gesto de asco- no puedo creer que me creas algo tan bajo y ruin como tú; como para ser capaz de…

-¿Revolcarte con ese?- le interrumpió Ron de manera brusca terminando su frase y de nuevo sonó el timbre del ascensor que indicaba que las puertas se abrirían. Pasó a un lado de Hermione para salir a toda velocidad hacia el área de chimeneas, ya que la furia comenzaba a nublarle el poco auto control que luchaba por mantener.

Cruzó los largos pasillos sin detenerse a mirar si ella seguía detrás, consciente de que no ayudaría en nada; en su lugar se enfocó en su objetivo inmediato: las chimeneas.

Se abrió paso entre el mar de gente que fluía en direcciones contrarias hasta que por fin logró vislumbrar el área de chimeneas que estaba al frente.

-Eres un cretino- le dijo Hermione interceptándolo justo cuando llegaban hasta la chimenea que pensaba abordar, agarrándolo por el brazo antes de que pudiese entrar en ella, por lo que él se giró de manera brusca.

Se miraron con furia por un instante y entonces Ron apartó el rostro.

-¿Qué, ahora te quedas callado?- le incitó Hermione con sorna.

-No- soltó airado, evitando mirarla; Sin embargo, se detuvo un instante para después esbozar una sonrisa arrogante que hizo a Hermione fruncir el ceño cuando Ron clavó la mirada en sus ojos- únicamente soy alguien que se remite a las pruebas mi amor- recalcó y desvió de nuevo la mirada hacia algún lugar que estaba detrás de ella.

-¿Hermione?- llamó una voz masculina a través del bullicio que provocaba el mar de gente que transitaba en la zona de entradas y salidas de las chimeneas, lo cual la hizo tomar conciencia de que había gente observándolos a su alrededor.

-¿Calvin?- susurró Hermione mirando con desconcierto a Ron quien aun mantenía una sonrisa triunfal mientras se apartaba para dirigirse a la chimenea, con lo cual dejaba claro que no iba a firmar los papeles del divorcio.

-Por cierto-dijo llamando su atención mientras sostenía los polvos flu en el puño, apunto de partir- el azul pavo te hace ver bastante sexy.

Dicho esto abrió la mano pronunciando diagon, y con satisfacción alcanzó a ver como Hermione le dirigía una mirada de odio mientras era devorado por las llamas.