¿Sabias...?

Nii-san y yo tenemos un secreto...

Shh, ahora que lo sabes. Debes entender que es un... Secreto, tonto, creí que era obvio...

Cada vez que abrían sus ojos tenían que encarar aquel secreto que ambos poseían, cada vez que abrían sus ojos encontrándose con los ojos del otro era lo que los llevaba a la realidad de que tenían aquel secreto, maldito y hermoso secreto. Siempre se sonreían ante ello.

Este secreto no debe ser contado. Ni compartido. Ni olvidado. ¿Entiendes?

Siempre se levantaban tranquilamente, sin mencionar el secreto, ni tomar en cuenta de que ambos lo tienen, como si simplemente este no existiera en sus vidas, pero ambos sabían que no era así, después de todo, es de mala educación olvidar un secreto tan importante. Era como olvidar como vivir.

Cada vez que ellos hacían de cuenta que el secreto estaba allí, era cada vez que sus labios se encontraban y danzaban en un baile armonizado por la música suave del tal ardiente secreto. Apretando fuerte contra los labios del otro como una advertencia de que ese secreto era de ellos, y cuando se separaban solo quedaba seguir transmitiéndose palabras por medios de sus ojos, cual mensaje enviado al viento.

Para luego al separarse definitivamente actuar como si nada hubiera pasado, para que luego siquiera llegaran a intercambiar palabras normales, como si fueran personas normales, hablando de cosas de su día a día, todo normal, el problema era claramente, que ellos estaban lejos de ser normales.

Una cosa que hemos aprendido, es... Como fingir, es realmente importante. Recuérdalo.

Al bajar por las escaleras tranquilamente, como si anteriormente, en aquella habitación ellos no hubieran rozado los limites de su relación, abajo, en el primer piso, su abuela los esperaba sentada en la mesa con un asombroso desayuno servido especialmente para ambos. Los dos hermanos saludaron a su abuela, el mayor con su brillante y usual sonrisa y el menor simplemente con palabras. Cada uno fingiendo la misma actitud todos los días, la misma actitud de hermanos que solamente se respetan por el hecho de ser hermanos, fingiendo que solo se soportan.

Aquel desayuno no fue ameno, recordando la importancia de sus actitudes, cada uno andaba por su lado, algunas veces peleando por alguna tontería como cualquier otro par de hermanos harían, para luego ser regañados por su abuela y sin siquiera disculparse por sus peleas cada uno solo desviaba la mirada lejos de la del otro, para luego de tomar sus cosas partir al mismo destino pero actuando como si fueran desconocidos, así hasta que finalmente llegaron a su destino donde solo acordaban verse allí apenas terminaran sus jornadas de clases universitarias. Y con eso no volverían a hablarse hasta que el momento determinado llegara.

Aunque realmente para ellos era difícil mantener eso...

- Uhm... Disculpa, Aoba... -La voz tímida de una chica lo hizo voltearse a mirarla, al mirarla pudo fijarse bien en las facciones de la chica que ahora se mantenía de pie frente a ella, temblando cual ratón entrando a la jaula del gato, sus mejillas estaban sonrojadas y en sus delicadas manos poseía una carta, una carta que el sabia que no era para él.

- Si quieres que le entregue eso a Sei, mejor hazlo por tu cuenta. -Dijo antes de que la chica pudiera emitir siquiera un sonido al abrir su boca, dándose la vuelta para decididamente seguir su camino para disfrutar de su descanso, aunque algo sujetándolo del brazo lo hizo detenerse y darse la vuelta no sin antes hacer un chasquido con su lengua.

- ¡E-Espera! P-Por favor... E-En realidad quisiera darle esto a Sei por mi cuenta p-pero... ¡T-Tu eres su hermano menor! ¡Por favor, T-Tal vez la acepte si viene de ti! -La chica bajó la mirada mientras le extendía la carta y susurraba repetidamente unas disculpas.

Claro que Sei aceptaría la carta si viniera de él, normalmente las personas pensaban que era porque ellos eran mas cercanos como los hermanos gemelos que eran, pero era por otra razón por supuesto...

Aunque... Hay veces en las que me gustaría que esto no fuera un secreto, ¿Sabes...?

- ¡Bien! ¡Lo haré solo cállate! -Sin querer había alzado la voz asustando a la chica, pero era algo muy normal en el, eso ella lo sabia, pero simplemente agradeció y al menor no le tocó de otra que arrebatarle la carta y sin mirar a la chica se alejó buscando con la mirada a su hermano mayor, con una mueca de molestia en su rostro, causada por los incontrolables celos que poseía.

Después de caminar finalmente encontró a su hermano mayor sentado en un banco con un grupo de personas a su al rededor, era molesto. Sei era bastante popular en la universidad, también era uno de los mejores estudiantes y el mas querido, y no era para menos, al contrario de él, Sei era muy bondadoso y amable, por no decir que para muchas mujeres era el hombre perfecto, mientras él simplemente... Era él, una basura en pocas palabras, pero no es como que le importara mucho.

Se acerco a paso calmado intentando disminuir sus celos y molestia, al instante en el que el mayor se dio cuenta de la presencia del otro se disculpo con sus compañeros e inmediatamente se levantó para acercarse al de menor estatura con una calmada sonrisa que para los demás era simplemente porque era su hermano el que se acercaba, como siempre, desconociendo.

- ¿Sucede algo Nii-san? -Habló con voz calmada mirando fijamente a los ojos dorados de su hermanito.

- Ten.- Sin decir nada mas le extendió la carta mientras su rostro no dejaba de reflejar la molestia que eso le causaba.

- ¿Otra carta para mi? -Ladeó la cabeza con un falso deje de confusión y tomó la carta mirando en esta el nombre de la chica, ni idea de quien era.

- Tsk, ¿Que mas iba a ser? Todas tus fans me persiguen solamente para entregarte hojitas de papel malgastado en palabras cursis .- Chasqueó la lengua mientras se cruzaba los brazos cediendo ante el los inexplicables celos, celos que no pasaron por alto del mayor.

- Ya veo... Hey, Nii-san, ¿Me acompañas un momento? .-Elevó ligeramente la mirada de la carta hacia el rostro de su hermano que lo miraba con confusión.

- ¿A donde? .-Preguntó, era raro que el mayor le pidiera que lo acompañara. Ante los ojos del mayor tal vez el de actitud mas ruda era verdaderamente inocente en el interior.

- Solo vamos.- Sonrió y tomó el brazo de su hermanito menor y lo llevó consigo a través de los pasillos hasta entrar en un cuarto que el menor reconoció, era el baño. ¿Que hacían en el baño? Se preguntaba.

- Si querías hacer tus cosas puedes hacerlo sin mi presente.- Se quejó mirando mal al mayor, cosa que el de mayor estatura ignoró y con una sonrisa puso a su querido hermanito contra la puerta del baño cerrando esta con seguro, y ya que de por si el baño estaba vació, los labios de ambos hermanos se encontraron, echándole leña al fuego de aquel ardiente secreto.

- ¿Sabes Nii-san? Eres realmente malo fingiendo... -Suspiró contra los labios de su hermanito al separarse, admirando con una sonrisa de satisfacción la cara sonrojada del menor.

- ¿A-Ah...? -Su mente estaba en blanco, sentía su rostro arder y los nervios salir a flote por culpa del beso sorpresa que el mayor le había dado.

- Tus celos, necesitas aprender a fingirlos, ¿Sabes? Esta noche tu hermano mayor te enseñará a fingir... -Llevó una de sus manos hacia el rostro del menor acariciando con una sonrisa sus carnosos labios que le pedían a gritos que los besara, y fácilmente cedió a esas suplicas besando con una ardiente pasión aquellos labios que solamente él tenia la posibilidad de probar.

Fingir era realmente importante... Pero nunca fui capaz de aprender como hacerlo, siempre me cegaban los celos... Si me dejaba llevar, hubiera revelado el secreto, y hubiera estado bien para mi por un momento porque callaría la boca de quienes amaban a Sei... Pero no hubiera sido lo correcto...

Pronto sus lenguas se encontraron y empezaron a bailar el dulce baile al son de lo prohibido, las manos del mayor tocaron suavemente aquel cuerpo que anteriormente había marcado muchas veces, envolviéndolos alrededor de la pequeña cintura del menor mientras este llevaba sus manos a su cuello y sus manos jugueteaban con su cabello sacando unos quejidos al mayor por el dolor que eso le provocaba.

Antes de que la guerra prohibida empezara entre ellos un sonido fuerte resonó en toda la universidad, dando por claro que debían dejar aquella batalla para mas tarde, y por supuesto que la iban a retomar.

Se dieron unos besos cortos antes de salir como si dentro de ese baño nada hubiera pasado, como si esas paredes no hubieran encarado las iniciales de aquel secreto que guardaban aquellos hermanos.

El día continuó normal, ambos terminaron su dura jornada y tal como acordaron se encontraron donde dijeron que lo harían, y sin decirse una palabra, cual personas que solo se soportan, caminaron juntos hacia su casa, aunque por dentro ambos morían de la ansiedad de llegar pronto.

Al llegar se quitaron sus zapatos en la entrada y notaron rápidamente que la abuela no estaba en casa.

A veces es realmente difícil mantenerlo... Porque ninguno quiere hacerlo...

El Seragaki mayor decidió cocinar la cena esa vez mientras el menor se daba un baño, cuando este bajó ya bañado y vestido con su pijama ambos cenaron tranquilamente, esta vez sin problemas ni pelean, entre ellos no había la necesidad de fingir, después de todo el secreto era de ellos.

Al terminar el mayor se dedicó a bañarse mientras el menor se preparaba para dormir, pero el sonido de la puerta cerrarse con seguro lo hizo voltear y encontrar los oscuros y a la vez brillantes ojos de su hermano mayor mirarlo fijamente, entendiendo fácilmente lo que él decía.

El mayor solo tenia una toalla cubriendo su cintura y aun estaba algo mojado, pero eso estaba bien, se acercó a paso calmado a su hermano colocando sus manos en sus hombros mientras lo acostaba en su cama y retomaba aquel beso que ellos habían dejado esperando.

Pronto, aquellas manos que en su infancia se entrelazaban al correr a un parque, ahora se encontraban curioseando en el cuerpo del otro, mientras aquellos labios que anteriormente solo le sonreían al otro, ahora se fundían saboreando la boca del otro de una manera muy apasionada, de tal forma que un hilo de saliva se resbalaba por la comisura de sus labios, y aquellos ojos que anteriormente se miraban con cariño, ahora se miraban con un ardiente deseo y amor.

El suelo fue el que sintió el choque de la ropa caer cuando esta fue retirada del cuerpo del menor al igual que la toalla del mayor, el mayor volvió a marcar a su hermanito con cada beso que brindaba en el frágil cuerpo de este, y de la boca de el pequeño salían sonidos en respuesta de cada marca que este dejaba.

La cama fue la que soportó el amor de dos hermanos que cruzaron los limites de la fraternidad. La luna fue la que presenció aquel amorío prohibido. La espalda de Sei y el cuerpo de Aoba fueron llenados de marcas que eran recuerdos de aquel secreto que ellos mantenían.

Sei gentilmente limpió las lagrimas de dolor que salían de los brillantes ojos de su hermanito con sus besos y sus manos se entrelazaron dándole soporte, recordando que él siempre estará ahí para él, como amigo, como hermano, como amante.

Esa noche el secreto salió a la luz, cada gemido que salían de sus bocas, cada estocada del mayor, cada lagrima del menor, cada beso que ambos compartían, eran ellos diciendo en silencio...

Este es nuestro secreto.

Notas de la Autora:

Buenas, muchas gracias por leer esto, si es que alguien lo lee claro...

Uh, realmente me he enviciado mucho a DMMD, y esta es una pareja que nunca se me ocurrió shippear, pero por culpa de Google-san terminé aquí... Creo que acabo de recibir el pase al infierno pero está bien.

Realmente el prologo siento que no está mal, pero siento que como hace tiempo dejé de escribir, perdí un poco la practica, espero acostumbrarme pronto, lel.

Oh, por cierto, veo que mucha gente que shippea esta pareja pone a Aoba como seme (¿Porque al que mas le gusta el pegamento en su cara? (?)

Yo la verdad es que no puedo, para mi Aoba es un Uke con el que se le cruce, de ahí no paso :ming: Y me puse a pensar que también Ren está en el cuerpo de Sei, y Ren es mas grande, tiene un pOLLO enorme (?) y todo eso viene de ya saben quien(?) Así que ya saben por donde van mis tiros, lal.

Bueno, espero que les guste, si no pues... ¿Que mier** haces leyendo esto, hombre?