Ragnarok
Prólogo
Notas del Autor…
Esta historia marca el final de una etapa, de un universo alterno conocido como Talión. Agradecemos a todos aquellos que nos han acompañado a lo largo de estos humildes escritos esperando hayan sido de su agrado.
Atentamente sus Autoras Tavata y Arken elf.
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Existen miles de situaciones, eventos y vivencias que pasan a través del tiempo, trazando situaciones, creando universos, integrando fantasías y realidades.
Presenciando miles de historias que se mezclan para separarse al final. Un toque es más que suficiente para que un camino vire, para que un ente crezca o se desarrolle, para que alcance la magnitud del éxito; brille en lo más alto o para extinguirse. Porque esa es la regla de la vida, una marca universal que indica que todo lo que tiene su principio, también debe tener fin.
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Talión "Ragnarok"
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¿Nunca te preguntaste que había más allá? No me refiero al horizonte, a las estrellas, o a los universos que nos rodean, me refiero aquello que nos hace reales, al destino que tarde o temprano alcanzaremos, el punto en el que nos reuniremos.
Las palabras resonaban con una suave voz, melodiosa y tímida, la misma que ilumino la vida de un ser mucho tiempo atrás, aquella que dirigió un destino hacia un paso diferente, creyendo, confiando, amando.
-Es una pregunta interesante- Se escucho la respuesta.
Un par de ópticos carmesí se reflejaron entre esa oscuridad que embargaba las viejas construcciones, entre las luces artificiales que adornaban el lugar.
¿Cuántas veces había confundido esa mirada?, ¿Cuántas veces había deseado que fuese alguien más?.
-Pero sin importar cual sea la respuesta, jamás se sabrá la verdad; hasta que el momento llegue- Continuo ese ente de cromas negros, aproximándose a la joven femme. Una amiga, quien volvía para rendir honores aquel que tanto amo, un amigo, un confidente. Su hermano.
-Lo extraño- Susurró volviendo la atención a ese cielo estrellado, permitiendo que el toque suave de las luces jugase con su delicada forma. Sus brazos recorrieron su estructura hasta alcanzar el punto donde reposaba su chispa, con el dolor oculto tras el verde esmeralda de sus ópticos.
-Se que debo seguir adelante, que debo continuar, eso es lo que él hubiese querido-Continuo sin mirar a su acompañante. –Pero hay ocasiones en las que no puedo simplemente olvidar, hay momentos en los que su recuerdo me caza; en esos sueños donde puedo sentir su chispa brillar como si estuviese realmente ahí- Finalizo.
El mecha le miro sin responderle, él no sabía que decir. –A veces quisiera que estuviera aquí, mil veces desee tener su experiencia, conocer su opinión, tener su sensibilidad- Pensó tomando la mano de la joven con lentitud y delicadeza.
-Lo entiendo- Sonrío, -mirando sus ópticos, admirando ese tono, tan sutil, tan suave, pero al mismo tiempo lleno de soledad y desesperación.
-Eso es porque parte de él se quedo aquí- Comento, -Cuidándote, acompañándote. Jamás te abandono porque siempre fuiste la mitad de su chispa querida Bantha, nunca olvides eso- Finalizo, liberando su mano para alejarse.
"Peleamos juntos por esa paz, por restablecer esos valores, sacrificaste tu vida por tus ideales, imprimiste sentido en esas vidas vacías antes de dejarnos atrás, por eso sólo me queda proteger aquello que amabas, por honor y lealtad"
El distintivo sonido de esa transformación se hizo presente, mientras un transam negro se alejaba, atravesando el camino que los rodeaba. Ella se mantuvo en firme sin moverse, observando con atención como la figura desaparecía, entre perdiéndose en esas sombras, aprovechando la oscuridad para marcharse. Con fuerza presiono sus brazos sobre el pecho mientras una lágrima caía recorriendo ese juvenil rostro.
-Tanto tiempo ha pasado querido hermano y aún no puedo dejar de preguntarme, ¿Dónde estas?- Exclamo al viento, consiente de que nadie le respondería jamás.
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Un presentimiento no es sólo la ilusión de un deseo, es la verdad que nos revela el alma.
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Dolor… Eso era lo que sentía, dolor y desesperación, sus extremidades agotadas exigían reposo, pero su mente sólo se concentraba en obtener esa añorada libertad.
Libertad; un concepto ajeno y al mismo tiempo deseado, ¿Cómo una mente puede desear algo que no comprende del todo?, El sabía lo que era, pero no recordaba haberla experimentado, como todo lo que le rodeaba. Conceptos básicos, esquemas, descripciones, significados vacíos, explicaciones de palabras, nada más. Su mano se extendió acariciando la superficie fría que le rodeaba, dejando una marca que desapareció casi al momento.
Su procesador no lo podía dejar pasar.
-Escapar, salir de esa prisión- Repetía con insistencia, una orden que simplemente no le dejaría en paz.
La desesperación poseyó esa sencilla chispa, mientras el blanco se entremezclaba con el verde del liquido que le rodeaba, pero esos cromas no le eran familiares. Con angustia observo sus manos, sin entender lo que pasaba, ¿Por qué no podía recordar nada?, ¿Cual era su nombre?, ¿Cual era su origen?, ¿De donde provenía?. Sin más golpeo con fuerza esa superficie transparente.
-¿Qué estaba sucediendo?, ¡Debía averiguar la verdad!- La desesperación creció de manera evidente y cual ataque de adrenalina, el combustible bombeo por esa estructura metálica haciéndolo destrozar el cristal.
Libertad, libertad gritaba esa chispa, adolorida incompleta, cansada.
El líquido cayo sobre el piso, bañando los fragmentos de vidrio a su alrededor. El metal crujió; sin fuerzas para sostenerse, el ente quedo sobre la superficie marcada, mientras su mirada se posaba en ese blanco que le integraba.
-Blanco- Una palabra extraña, pero al mismo tiempo familiar, conocía su significado, comprendía la referencia, pero no sabía el ¿Por qué? . Como pudo intento incorporarse, su ópticos se entrecerraban mientras su visión se perdía momentáneamente, se sentía cansado, sumamente agotado.
Recarga, una simple recarga solucionaría el problema, las señales de alerta desaparecerían, su dolor desaparecería. Los alrededores borrosos dejarían de asemejar sombras sin sentido; sus ópticos se ajustarían para otorgarle claridad.
-Una voz se hizo presente, llamando su atención; un gemido de dolor acompañado del temblor de su propio ser, incapaz de reconocer su propio timbre retrocedió asustado, topándose con una mesa en uno de los costados de la habitación. Él estaba perdido, desorientado. ¿Qué estaba sucediendo?
Su mano recorrió la fría superficie encontrándose con algo terriblemente familiar, la forma de un arma, -Una espada- Corrigió su procesador, la cual reposaba sobre ese mueble, con los restos del carmesí perdidos en el blanco que le recorría.
Una imagen, esa arma acompañada de otra gemela apareció en su mente, antes de desvanecerse.
¿De quien era esa arma?, ¿Por qué estaba en ese lugar?
Más preguntas sin respuesta.
Frustrado el mecha tomo la espada, pesada, peligrosa, pero suya. Como si esta hablara, indicándole que su dueño la acaba de encontrar.
Sin embargo al sostenerla pudo sentir la oscuridad rodearle, su chispa se contrajo con terror, con una nueva presencia, una que había estado observándolo. Confundido miro a sus alrededores asustado, ¿Por qué ese extraño sentimiento?, ¿De donde provenía ese temor? Su chispa dolía aumentando poco a poco la intensidad. Su mano temblorosa sostuvo esa sección, tratando de protegerla, pero le parecía algo imposible de realizar, alguien más estaba ahí, observando su sufrimiento, su dolor. Debía encontrarlo, esa presencia que le perseguía que no lo dejaba en paz.
-¿Qué es lo que quieres?- Exclamo adolorido, -¡¿Qué es lo que buscas?!-Prosiguió exaltado.
Pero la oscuridad parecía ser su única compañera en ese momento de necesidad.
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Una sonrisa macabra se dibujo irrumpiendo la oscuridad. La sonrisa de un ente oculto en esas tinieblas que envolvían el lugar.
Como disfrutaba causar ese terror, su chispa se iluminaba con fuerza alimentándose del dolor del contrario, como el bien y el mal, como la luz o la oscuridad. Cada uno representaba un lado, un fragmento de esa personalidad destrozada.
-Bienvenido al mundo de los vivos "Avalanche"-Susurro para sí.
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Se dice que la ignorancia es una bendición, pero el conocimiento lo es aún más.
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El odio reprimido, la ira en su más pura expresión, la maldad que todo ser encierra, eso es lo que él era.
-Apocalypse es la denominación- Se escucho, -La frialdad de esa voz perforo los audios del Ferrari de cromas blancos, quien débilmente sostenía esa espada, en un patético intento de defensa.
El mecha negro sonrío, como su gemelo, compartía la misma forma del Ferrari, exceptuando el color, el blanco fue sustituido por el negro, Mientras el rojo en esos ópticos brillo, -Temer es inteligente, temer por lo que pueda venir, temer por la venganza, temer por el futuro, temer de mí- Exclamo caminando hacia él de manera despreocupada, como si fuese parte de ese pasado oculto que no podía recordar.
-Yo soy la furia que te acompaño en batalla, el valor que te incito a continuar, la voz que te aconsejaba, la misma que tendías a ignorar. Tu obsesión te hizo débil, creando un lazo en objetivos sin valor, ¿Creíste que eso te salvaría?, Mira el resultado, eres una decepción- Un viejo argumento, tanto como la guerra que azoto Cybertron, pero si antes había sido ignorado, ahora no será igual.
-Una promesa fue hecha y he venido a cobrar- Finalizo la oración en un tono burlón.
-No habrían más explicaciones, no habría nada que se interpusiera, sólo la verdad de esa mísera existencia, el porque volver. Ignorante de la luz que había abandonado, del paraíso perdido, de la paz.
-¿No me recuerdas?, ¿No tienes idea de quien soy?- Las preguntas eran la burla que revelaba la verdad.
El mecha de cromas claros le observo, no sabía si ese era el nombre adecuado, pero lo era para ese ser despiadado. Por un momento, cerros esos ópticos concentrándose en otras funciones. La debilidad continúo asaltándole. Como un sueño, una pesadilla creada sólo para él.
-¿Qué sucedió?-
Regresando a ese mundo, enfoco sus alrededores notando la situación, el cuarto vacío, el contenedor destrozado, la marca de la vieja espada, pero nada más. Sin ese tenebroso fantasma. ¿Una ilusión? No. La sensación continuaba ahí.
El Ferrari tomo la espada para usarla de apoyo, sin importar lo que sucediese, debía escapar. Huir de ese punto, descubrir la verdad. Con pasos lentos y débiles se alejo dejando marcado el rastro de esas heridas en sus brazos o manos, creados por ese cristal.
El energon goteo levemente, mientras su dueño atravesó con paciencia cada pasillo, la penumbra fue su único acompañante, en esa monótona visión. –Bienvenido seas a mi tiempo, mi querido comandante- Resonó por última vez esa tenebrosa voz.
Bienvenido al Ragnarok.
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