Prólogo.

¡Feliz cumpleaños!

Mi mamá y mi papá entraron desde temprano en mi habitación para felicitarme, hoy cumplo 18 en unos meses acabaré la preparatoria y podré entrar a la universidad de Tokio, todo me está saliendo de maravilla.

-Pide un deseo pequeña Sakura -dijo mi papá mientras colocaba frente a mí un pastel decorado con cientos de fresas, me incliné un poco, cerré los ojos, no se me venía nada a la mente, ya lo tenía todo, unos padres que me adoran, un hermano fastidioso y otro que me endulza, pero estaba en el extranjero, Yukito había prometido llegar el día de mi cumpleaños, así que no me quedaba de otra que esperar y mis calificaciones en la preparatoria iban mejorando, además mi novio es el más tierno y sexy en todo el mundo y contaba las horas para poder verlo, así que sin ningún deseo en mente, soplé la vela que tenía encima el pastel.

-Feliz cumpleaños cariño, te tengo una sorpresa -dijo mi madre mientras salía corriendo de mi habitación, tardó un par de minutos hasta que volvió y me entregó una pequeña caja con un moño de regalo- un regalo muy especial para tus dieciocho años.

Al abrir la cajita pude ver una hermosa gargantilla al parecer de oro con un dije en forma de flor de cerezo, me le abalancé a mi mamá, me encantaba, y eso que el día apenas estaba comenzando, no podía estar más que feliz.

-Gracias, lo usaré más tarde.

-Feliz cumpleaños monstruo -normalmente me peleo con él por llamarme así, pero hoy no quería pelear- Kaho vendrá más tarde para verte -comentó mientras metía su dedo en mi pastel, ahora si me había molestado-

-¡Touya! ¡Eres un asqueroso! ¡Mejor vete a trabajar! -mi hermano es médico en el hospital privado de Tomoeda, recién acaba de titularse, pero al hacer su pasantía allí le dieron la oportunidad de conservar su empleo-

-Acabo de volver del trabajo, tuve una noche muy pesada, te veré más tarde monstruo -revolvió mi cabello más de lo que ya estaba, le dio un beso a mamá- me despiertan a la hora de la comida por favor -esta vez se había dirigido a mi papá-

-Debes dejar de molestar a tu hermanita, no sé cuantas veces tendré que reprenderte por eso -dio un suspiro mi mamá, a pesar de no intervenir en el momento, siempre termina diciéndole lo mismo- Deberías aprender a Yukito…

Touya hizo caso omiso, se salió de mi habitación para irse a la suya, respiré hondo y me dispuse a calmarme, no iba a dejar que Touya me arruinara el día, no señor, es mí día y tenía que disfrutarlo al máximo, sobre todo porque iría con mis papás a Tokio, el camino era de cuatro horas pero valía la pena, cada año nos íbamos allí para celebrarme, normalmente hasta Touya asistía, pero este año no podría, su turno cambió por las tardes y tenía guardias toda la noche, era el primer año que él no asistiría y Yukito no dijo a qué hora llegaría ni siquiera si llegaría.

-Prepárate para irnos, tenemos un día planeado especialmente para ti -comentó mi mamá muy entusiasmada-

Ambos salieron para darme el tiempo justo para arreglarme, decidí ir fresca por lo que me puse un vestido color rosa de tirantes, un pequeño bolso que usaba cruzado color blanco y dejé mi cabello suelto, hasta ahora ya lo llevaba por los hombros, he estado dejando que me crezca, con tal de parecerme a mi mamá.

Cuando bajé, mis papás ya me estaban esperando en el auto, subí a él y empezó nuestra travesía a Tokio, eran apenas las siete de la mañana, así que llegaríamos a buena hora, la primera parada era en la torre de Tokio, al menos esa siempre era la rutina, a menos claro, que este año mis padres decidieran cambiarlo.

En el camino, recibí un mensaje de mi novio, llevamos un año juntos, me encanta su manera de ser, es dulce, responsable y me quiere mucho, sabe respetarme que es lo más importante, a pesar de ser cinco años mayor que yo, la noticia a mis papás no les agradó del todo, pero qué se le puede hacer, nos enamoramos y comenzamos a conocernos hasta que nos dimos la oportunidad, Kai Minami, así se llama mi novio. Es alto, con cabello negro, ojos azules, tiene 23 años, y es maestro en la secundaria en donde estudié.

Príncipe Kai

"Feliz cumpleaños princesa, te tengo un regalo muy especial"

No pude evitar sonreír al leer el mensaje, estaba completamente feliz, a comparación de los chicos de mi edad, él si sabía cómo tratarme y me encantaba que no se dejara llevar por las hormonas, estaba entretenida respondiendo los mensajes que me enviaba con Kai, el día no podía ser más que perfecto.

-¡Cuidado!

Alcancé a escuchar el grito de mi mamá y de pronto todo comenzó a dar vueltas, escuchaba un ajetreo, las voces comenzaban a sonar amortiguadas por todo el escándalo, de pronto ya no oía nada, me dolía todo el cuerpo, el único sonido que alcazaba a percibir era de un zumbido. No sé cuanto tiempo pasé así, estaba como en estado ausente, hasta que comencé a sentir que me tocaban y a lo lejos escuchaba mi nombre.

-¡Sakura! ¡Sakura!

Podía reconocer la voz, era la de mi papá, sentía que me movía, pero no podía despertar, me pesaban los ojos, me dolía el cuerpo, me sentía entumecida, le ordenaba a mi cerebro que reaccionara, pero no quería hacerme caso, es como si no pudiera conectar con él.

-¡Es mi hija! ¡Déjenme pasar!

Escuchaba los gritos desesperados de mi mamá, pero tampoco así reaccionaba, volví a escuchar ese molesto zumbido en los oídos y de ahí ya no supe nada.

No sé cuanto tiempo pasó, pero empecé a sentir un calor por todo el cuerpo, también comencé a escuchar sonidos, ya no era el zumbido, era unos constantes "beep… beep… beep" tenía algo en la boca, comencé a mover mis manos y sentí que era una mascarilla.

-¿Mamá? ¿Papá?

Sentí abrir mis ojos, pero todo estaba oscuro, volví a cerrarlos y volví a abrirlos, hice eso tantas veces que perdí la cuenta, de pronto sentí que me tomaron de las manos, y el pánico comenzaba a arremolinarse en mi interior ¿por qué no veía la luz?

-Al fin despertaste -escuché la voz cansada de mi papá- cómo te sientes pequeña Sakura.

¿Cómo me siento? Esa era una muy buena pregunta, no sabía si llorar, gritar, reírme, el pánico se acrecentaba mucho más, ni siquiera me salía voz para expresar todo el miedo que estaba sintiendo.

-¿Hija, estás bien? -la voz de mi madre me sacó de mi ensimismamiento, terminé rompiendo a llorar.

-No veo mamá… no puedo verlos -sentí mis lagrimas correr por mis mejillas, no grité, mi voz sonó entrecortada, pero hasta ahí-

Escuché un grito ahogado que provenía de mi mamá, cuando me caía y llegaba con algún raspón siempre pegaba el mismo gritito, sentí que mis manos eran sujetadas por dos manos diferentes, supuse que mis papás me tenían agarrada, lo que no sabía era por qué estaba así, estaba en una completa oscuridad y ni siquiera recordaba por qué, solo recordaba el grito que pegó mi mamá y de ahí solo voces amortiguadas y zumbidos.

De pronto sentí que ambos me soltaron, me hubiese gustado tenerlos sujetos mucho más tiempo, tenía un nudo en la garganta, no me podía ni mover, solo dejaba que me examinaran y respondía con monosílabos lo que me preguntaban, no perdí la memoria, eso no pasó, no perdí la movilidad en mis extremidades, ni siquiera perdí la voz o la audición.

-Estoy ciega -afirmé con un hilo de voz, esa era mi realidad-

Quien me examinaba era mi hermano, en conjunto con alguien más que no pude reconocer, no me sonaba la voz y al no poder ver se me complicaba un poco más, escuchaba que discutía sobre posibles escenarios, pero alguno de los dos terminaba negando lo del otro, era una conversación bastante absurda y cansada.

-Podrían solo, dejarme descansar.

No quería sonar altanera, pero no estaba de ánimos, en un instante había cambiado mi vida de colores a una de una profunda oscuridad, escuché que dijeron que podría ser pasajero, había sufrido varios golpes tras el impacto, también me mencionaron que había estado rodando con el auto por no haber llevado el cinturón de seguridad puesto, y que de milagro estaba viva.

-Yupi -dije con todo el sarcasmo- estar así es lo mismo que morir -me quejé-

-Sakura no digas eso, estás viva, y esto es pasajero ya lo verás -mi mamá intentó tomarme la mano y por instinto se la aparté-

-Tú madre tiene razón, pequeña, hay altas posibilidades que pasado un tiempo recuperes la visión -comentó mi papá-

Quería tener ese rayo de esperanza, pero ¿cuánto era el porcentaje de que eso sucediera? Ni siquiera llegaba al cinco por ciento, otra de las opciones era la operación, pero también había riesgos, ¿a quién quieren engañar? Mi condición sería de por vida y no estaba de ánimos para sus optimismos.

-¿Cómo está la niña más hermosa que cumple años el día de hoy? -escuché la voz cantarina de Kaho, eso no hizo más que empeorar mi estado de ánimo-

Silencio… eso fue lo que se formó a mi alrededor, se podía sentir la tensión, no por ellos, sino por mí, ¿acaso era una especie de castigo porque al soplar la vela del pastel no pedí un deseo? La vida que yo creía perfecta se había sumergido en una oscuridad infinita.

-Kaho, gracias por venir -escuché la voz de mi mamá-

-Ánimo Sakura, todo esto es pasajero -¡Y dale con lo mismo! ¿acaso no se cansaban de repetirlo? Únicamente suspiré y decidí ignorarlos- ¿ustedes están bien? ¿se les ofrece algo? -comenzó a dirigirse a mis papás al no obtener contestación por mi parte-

-Estamos bien, gracias por preguntar -respondió mi papá-

Obviamente estaban bien, según me contaron el impacto solo yo lo sufrí, a ellos los protegió la bolsa de aire y de que si tenían puestos sus cinturones de seguridad, en cambio, mi caso era que sufrí todo el impacto, súmenle a la ecuación que no traía el bendito cinturón de seguridad y multiplíquelo con que rodé tras el impacto, el resultado fue sumirme en la oscuridad de por vida.

-Sakura, estamos aquí para apoyarte en todo mientras esto se resuelve, recuerda que siempre hay un rayo de esperanza en todos los casos.

Kaho Mitsuki es la novia de mi hermano Touya, al igual que él es doctora en el hospital de Tomoeda, se conocieron desde la preparatoria, pero hasta que entraron a la universidad comenzaron a ser novios y desde ahí nunca se han separado, han tenido sus peleas, pero siguen juntos. Ella siempre ha creído que los milagros existen, es demasiado fantasiosa, no me había dado cuenta de eso hasta ahora.

-¿Enserio me estás hablando de rayos de esperanza? ¡Estoy ciega!

Escuché que mi mamá se puso a llorar, pero qué esperaban, ¿que lo aceptara? Obviamente eso no iba a suceder tan fácil, ¿cómo se puede acostumbrar a tanta oscuridad de un día para otro? ¿cómo afrontar esta situación si a partir de ahora tendrían que depender de otros? ¿cómo creer en los rayos de esperanza si ni siquiera podré estudiar la universidad por falta de visión?

-Sakura -sentí que unos brazos me rodearon y comenzaron a jugar mi cabello- Touya me acaba de poner al tanto, saldremos de esto cerecito -sentí que besó mi frente-

A diferencia de Touya, Yukito se había involucrado en la arqueología, tal y como mi papá, se apasionaba por los descubrimientos, incluso ambos se habían ido a una de las excavaciones en Egipto, hasta que papá decidió que necesitaba retirarse de ello y se quedó únicamente con el trabajo de profesor de arqueología, Yukito siguió yendo a excavaciones para luego hacer conferencias y así poder hablar sobre los hallazgos que se había encontrado.

-Por cierto, te tengo un regalo… -comenzó a hablar para romper el silencio- apenas lo vi pensé en ti -sentí que me ponía una caja entre las manos, ¡Como odiaba no poder ver! Y lo peor del caso es que apenas llevaba unas horas así.

-Podrías decirme ¿qué es? -dije un tanto desganada, no podía seguir amargada, no me quedaba de otra que aceptar mi situación-

-Pues… -escuché cómo se rompía algo, y enseguida dejó de contener la respiración, así es, mi hermano sintió que había metido la pata, pero no era culpa suya, todos se tendría que acostumbrar a esto- en Inglaterra, escuché la historia de unas bestias guardianas que habían protegido a una hermosa princesa, cuando vi las imágenes que nos presentaron te noté un cierto parecido, por lo que decidí traerte de regalo el peluche de una de las bestias, se llamaba Kerberos -sentí el momento en que tomaba mis manos y hacía que sujetara un peluche- es de color amarillo con unas pequeñas alas blancas, sé que no es tu favorito, pero para compensarlo, también te compré un…. Ammm… bueno yo… -comenzó a tartamudear, no era habitual en él- te compré un libro de la historia que te comenté -dijo en tono apenado-

-Me encantaría escucharla.

Es lo único que alcancé a decir, no podía evitar que la tristeza me invadiera, ya no podría hacer las cosas por mi cuenta, leer sería posible, se que existe el braille, pero para ver mi entorno, para seguir con mi vida, para eso no había método alguno, al menos no uno que se me viniera a la mente en estos momentos.

-Todo estará bien Sakura, verás que saldrás de esta

De pronto escuché la voz de Touya, no lo había escuchado desde que me estuvieron revisando y los hice dejarme en paz, y era la primera vez en años que me llamaba por mi nombre, estaba acostumbrada que me dijera monstruo, que escucharle decir mi nombre sonaba un tanto extraño.

-Me quiero ir a casa, ¿puedo?

Silencio, nuevamente nadie hablaba, escuché pasos y de pronto sentí que me apretaban, al parecer formaron un abrazo grupal, mi cuñada, mis dos hermanos y mis papás, sé que me quieren, pero esta situación no hace más que deprimirme.

-Te darán de alta hasta mañana, mientras tanto descansa, yo estaré al pendiente -explicó Touya-

Descansar, cómo si eso fuese a ser posible de ahora en adelante, ya ni sabré cuando es de día o de noche.

"Solo oscuridad de ahora en adelante Sakura" me decía una vocecita en mi cabeza.

Los días fueron pasando, en la casa me cambiaron la habitación para no estar subiendo y bajando escaleras, incluso me llegaron a comprar el bastón que tiré a penas me lo dieron, me rehusaba a utilizarlo.

-Es necesario Sakura -me dijo mi papá-

-No lo es, aprenderé a moverme sin él -dije con convicción-

En dos semanas había aprendido a moverme por la casa, los primeros intentos lloraba por la frustración, Yukito e incluso Touya me habían estado ayudando, contaba cuántos pasos tenía que dar para llegar a la sala, al comedor, a la cocina, a mi habitación, y al no querer usar el bastón tenía que extender mis manos para poder evitar tropezar con algo o alguien, estoy segura que parecía como si estuviese jugando a la gallinita ciega.

También, en esas mismas dos semanas, me di cuenta que Kai era un completo imbécil, cuando se enteró de lo que me pasó simplemente se hizo a un lado, según me contó se iría de Japón, si es o no es verdad, ya no me importaba, tenía cosas mejores en qué entretenerme, suena raro, pero no lloré por él, ni una lágrima; tal vez, después de todo, nunca estuve enamorada de él.

-Te tenemos una sorpresa -gritó Yukito, se habían ido muy temprano él y mi papá a quien sabe dónde-

Sentí el momento justo en que me tomaron de la mano y me hicieron caminar, hasta llegar al sillón y sentarme, sentí que algo se posó en mi pierna, al principio me tensé demasiado, no sabía qué era, me daba mucho miedo, hasta que Yukito me explicó.

-Es un perro lazarillo, te lo describo… es un labrador de color negro no está muy grande aun, ha sido entrenado según nos explicaron a papá y a mí, solo será cuestión que se acostumbre a ti y a tus necesidades… le hace falta un nombre.

Fruncí un poco el ceño, no me agradaba la idea de tener un perro, menos porque tendría que aprender a atenderlo, aunque digan que está entrenado, pero ya estaba aquí y tenía que ceder un poco, me rehusé al bastón, tal vez el tener un perro no sea tan mala idea.

-Entonces… ¿cómo lo llamarás?

Me quedé pensando un momento, no era muy creativa con los nombres, comencé a jugar la cabeza del perrito, seguía parado en mis piernas, se sentía agradable.

-Spi, como la otra bestia de la historia que me contaste, así tendré a ambas, como la princesa -expliqué-

-Te recuerdo que la bestia se llama Spinel Sun, pero Spi es un buen nombre…

Y así fueron pasando los días, las semanas, los meses y los años y yo seguía viviendo en oscuridad absoluta…

Pues este es el inicio de esta historia, ¿qué les pareció? ¿Quieren que la continúe? Espero sus comentarios :)