Inspirado en la canción Impredecible de Eiza González. Recomiendo oír al leer. Dejo el link
www . youtube watch?v = bk0JM_E_uPY (Borrar los espacios)
ENGLISH VERSION IS "UNPREDICTABLE", YOU CAN LOOK IT UP ON MY PROFILE
Arthur, ocupado como siempre, suspiró con pesadumbre.
Vaya día, pensó el diligente rubio mientras se corría una mano por su pelo. Se sentía como paja. Maldición, ¿cuándo fue que lo lavé…?
Con un segundo suspiro sacudió su cabeza. Ahora no es momento de distraerse, Arthur.
El británico procedió a retomar su lápiz—¿cuándo lo había soltado?—y releer lo que había escrito. Este informe debía de ser entregado mañana, y aunque el Inglés lo había empezando tres días atrás, aún no lograba concluir el dichoso trabajo. Maldita falta de inspiración. Es por los motivos anteriormente explicados que los actuales mercados europeos han caído en semejantes deudas con sí y, por consiguiente, en quiebra a-
Un chillido estalló de su izquierda y la mesa empezó a vibrar. Era su celular.
Al Inglés le provocaba gritar. ¿Quién osaba interrumpirlo así? Maldita sea, tan cerca a terminar de una maldita vez y—fue allí que el Inglés se fijó en la hora. Las diez.
El rubio tragó en seco, produciendo un sonido que rebotó en las paredes de su garganta y murió en su boca.
Solo una persona le llamaba más tarde de las nueve y media.
Arthur sintió su cara palidecer. Sus manos le empezaron a sudar. Su estómago parecía estársele cayendo hasta el mismo infierno.
El teléfono empezó entonces a sonar más duro.
¡Mierda!
Con un salto que casi le provoca un súbito suicidio a su preciada taza de té, que a través de tantas trasnochadas le había fielmente acompañado, el rubio alcanzó su teléfono y lo abrió.
-¿Hola?-preguntó. Notó que su voz salía sin aliento.
-Hola dulzura, ¿qué tal tu día?-Arthur inspiró profundamente y sonrió plácidamente. Su gutural pero adorablemente infantil voz le acarició hasta la misma alma. Él honestamente no respiraba igual de hondo, igual de fácil, que cuando hablaba, o estaba, con Alfred.
Espera, ¿qué?
Fue en ése momento que Arthur verdaderamente registró las palabras del americano.
-¡Maldita sea, Alfred! ¡¿Cuántas veces te tengo que repetir que no me llames ninguno de tus sangrientos apodos?!-gritó fervorosamente el rubio al aparato móvil.
-Ey. ¡Ey!-el estadounidense, mientras tanto, suspiró. Arthur estaba hablando—gritándose hasta el último bronquio de su pulmón, mas bien—sin parar, y él no lograba detenerlo-¡Artie! ¡Ey! ¡Artieeeeeeeeeeeeeee!" gimoteó, extendiendo la última vocal en una manera que sabía que iba a molestar a Arthur.
-¡¿Qué?!-exclamó. Bingo. Alfred tuvo que abstenerse de reír en alto. Conocía a su inglés tan bien a estas alturas…
Alfred sonrió.
-Te quiero-dijo dulcemente.
Arthur sintió el calor correrle a la cara. Toda su frustración, su estrés, todos sus males, en verdad, desaparecieron. Así sin más. Poof. Idos.
Alfred siempre le hacía eso. Con solo oír su voz, respiraba tranquilo. Con un te quiero simplemente podría derretirse. Y además, ese tono… tan dulce, tan gentil—algo que el americano, con su usual hiperactividad y complejo de héroe, rara vez era—simplemente tan… Arthur ya ni lo sabía describir. Era como si el americano lo acariciara suavemente—le hacía sentir calor y escalofríos a la vez.
-Y yo te quiero a ti.
¡Gracias por leer! Espero les haya gustado. Intentaré subir el capítulo dos rápido, la cosa es que también estoy subiendo la historia en inglés (Unpredictable).
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