Introducción al Universo Paralelo que servirá para contextualizar la historia. Ésta se centrará en el viaje de la compañía de Thorin escudo de Roble; en la que se unirá un miembro más en Rivendel.
Si Jackson a podido hacer lo que le ha dado la gana, yo también.
Un saludo y que lo disfrutéis.
Introducción.
¿Qué pasaría si a la Tierra Media de Tolkien le añadiéramos el mundo fantástico japonés de la época medieval? Junto a los hombres, elfo, enanos, Hobbits,... viven otros seres míticos. Provenientes de las tierras de Oriente, la estirpe de la Casa de las Bestias se asentaron al comienzo de la Edad de los Soles en la Tierra Media.
Son seres de increíbles poderes, casi inmortales, considerados dioses por algunas comunidades de hombres. Algunos usaban sus habilidades para el bien, otros escogieron caminos más oscuros. Las casas más conocidas gobernaban sobre las menores, los cuervos Tengu, las serpientes Hebi, y otros Youkai, eran las casas más prominentes, pero de entre todas ellas una se alzó, reclamando las tierras de Mordor para sus congéneres. Los Kitsunes eran una familia matriarcal, que llegaron a ostentar el título de Reinas de las Bestias; eran sabias, poderosas y hermosas; y todo ello provocó que llamaran la atención del individuo menos indicado. Un joven mago apareció embaucando a la Reina para que la dejara forjar en Orodruin los anillos y se marchó. Volvió muchos años después, convertido en una sombra, y aprisionó a la Reina que se encontraba en cinta, Sauron engañó a la maestra de la argucia y se hizo con el gobierno de Morodor.
Las demás bestias, temiendo lo que iba a acontecer, abandonaron Mordor para diseminarse a lo largo del ancho mundo y escapar de los hilos controladores de Sauron, solo algunos se quedaron, entre ellos la Reina. Para cuando se dio cuenta del engaño, Sauron ya la había ligado a él con artes oscuras, la kitsune aguantó hasta dar a luz, y solo uno de los cachorros sobrevivió. Pudo ser lo suficientemente astuta como para salvar a una a la cría y conseguir que la sacaran de las tierras oscuras. Después, se inmoló intentando en vano acabar con la vida del brujo.
La criatura no tuvo la suerte que su madre hubiera querido, los orcos atraparon al tengu que la llevaba hasta Lorien, donde vivían los elfos. Llegó a las Montañas Nubladas, y allí vivió sus primeros años de vida, torturada y usada por los orcos como mascota, y cuando alcanzó la estatura adecuada, como un monstruo de combate más.
Los orcos pronto descubrieron la particularidad de ese ser desconocido para ellos. La criatura, cada vez que devoraba un ser con alguna clase de poder, le aparecía una cola y además, y crecía en tamaño, fuerza y poder. De un pelaje blanco inmaculado, iba tornándose beige, rosa hacia el rojo.
Durante sus primeros años de vida no conoció otra cosa que la barbarie y el asesinato. La convirtieron en un monstruo horrible, que en algunas ocasiones adquiría la forma de una niña para engañar a humanos y elfos, y que cayeran así en las trampas de los orcos.
Un día una importante caravana de elfos que venían de Rivendel pasaron por esos caminos para visitar Lorien, los orcos no sabían qué clase de elfos iban en ella y los confundieron con mercaderes. A pesar del número, y del inmenso poder de la kitsune de cinco colas, el escuadrón de elfos comandado por Elrond los derrotó. El rey elfo se topó a tiempo con la bestia para impedir que continuara la masacre, consiguió dejarla inconsciente con magia, el suficiente tiempo para llevarla a Lorien y pedir consejo a la elfa Galadriel.
La Dama Blanca reconoció en seguida a la criatura. Había conocido a su madre en vida y a pesar de que eran razas enemigas, la reconoció como un ser de increíble poder y que podía ser de utilidad en las guerras que estaban por venir. En esta época ya había tenido lugar la primera guerra del anillo, pero la hechicera sabía que el peligro volvería algún día y aconsejó al rey que acogiese a la heredera de las Bestias bajo su tutela.
Así comenzó una ardua tarea para reeducar a la kitsune. Pero Elrond tuvo paciencia, aceptó la naturaleza indómita y sagaz de la criatura, y le impuso una severa educación, que hicieron de la heredera un ser entre dos mundos, asimilando la filosofía y la moral de los elfos, que tan distinta era de su naturaleza; y solo de vez en cuando permitía a sus instintos apoderarse de ella. Salía a cazar y cuando tuvo suficiente entrenamiento, iba a patrullar con los elfos y mataban manadas de orcos enteras, como una manera de desahogarse por todo lo vivido en sus primeras décadas de vida. Con el paso de los siglos, fue quedando muy lejos en su recuerdo aquellos años de maltrato y humillación. A pesar de tener casi 200 años, la kitsune tenía el cuerpo de una niña y unas hermosas cinco colas que le permitían poseer magia.
Al final, el incontrolable poder de la joven al adquirir dos colas más hizo que tuvieran que llamar a Gandalf el Gris, que enseñó magia a la joven y descubrió la debilidad de sangre de su casa, impuesta por un injusto hechizo de Sauron sobre su linaje: no podía portar armas. Aprendió técnicas de combate cuerpo a cuerpo y las perfeccionó combinándolas con magia, cuyo coste aun era tan agotador que solo usaba en momentos de verdadera necesidad. Aun así, era una asesina eficaz, cuya fama empezó a correr por toda la comunidad de elfos.
Fue una hermana para el jovencísimo Aragorn, que al quedar huérfano paso al cuidado del Rey que lo recibió con los brazos abiertos y cuya carga también fue compartida con la kitsune. Por fin la chica tenía un amigo, un hermano y cuando éste creció fueron a cazar juntos, a luchar contra orcos y bandidos. Pero Aragorn crecía rápido, y al enamorarse de Arwen abandonó Rivendel. Volvía a menudo y a veces era ella quién visitaba a su hermano, y así se creó un lazo poderoso de amistad que duraría hasta el final de sus días.
La Siete Colas adquirió la forma de un zorro no más grande que un venado, y la apariencia homínida de una adolescente de largo pelo liso de un oscuro rojo cereza y unos profundos ojos dorados, con su cara salpicada de pecas y rasgos felinos. A veces pasaba por una elfa más, excepto cuando sus seis colas asomaban por debajo de su túnica y sus orejas aterciopeladas la delataban. La bestia se había convertido en todo lo que Elrond y Galadriel había anticipado, y muchos siglos después llegaría el día en que reclamaría lo que era suyo por derecho, la soberanía sobre la Casa de las Bestias en la Tierra Media.
El nombre que Galadriel le dio, era Jing.
