Out of Time

El cuarto estaba a oscuras. Ni siquiera se molestó en prender la luz y se dejó caer pesadamente en la cama. Una almohada no tardó en ser abrazada, ocultando el rostro entre unos mechones pelirrojos y la tela.

No podía seguir así.

No había puesto atención a ni una sola clase y se había saltado las prácticas del club. Pasó toda la tarde vagando por la ciudad, sin rumbo, sin ganas, sin saber qué hacer,… intentando dejar de pensar. Y ahora apenas había probado bocado de su cena.

Definitivamente no podía seguir así.

Hoy tampoco fue —pensó abriendo sus ojos.

Normal, debía estar muy ocupada empacando.

Todavía no podía creer que las cosas terminaran así, se negaba a creerlo incluso ahora… Y no podía dejar de pensar en cómo habían empezado hace ya varios años atrás.-

"¡Hola! No te había visto antes ¿Eres nueva en el barrio?"

"U-uhm"

"Ya veo, no hay muchos niños por aquí, así que es fácil decirlo. Pareces tener mi edad ¿A qué escuela vas? "

"…T-todavía no…"

"¡Oh! Yo soy Nanoha, Takamachi Nanoha, mucho gusto. ¿Cuál es tu nombre?"

"…Fate"

"Es un bonito nombre nyahaha. Ne, Fate-chan ¿Te gustaría ser mi amiga?"

Tanto había pasado desde aquello… La tímida niña de hermosos pero tristes ojos borgoña que recién se había mudado al vecindario pronto se convirtió en su inseparable mejor amiga. A pesar de lo mucho que había sufrido, siempre tenía una sonrisa amable en el rostro.

Con la ayuda de Nanoha y su nueva familia adoptiva, poco a poco empezó a abrirse al resto y dejar en parte el pasado atrás.

A Nanoha la hacía feliz el saber que parte de la alegría que ahora irradiaban esos maravillosos ojos de exótico color se debía a ella y esto hacía resplandecer los suyos, pero desde algunos días todo brillo había desaparecido de lo que alguna vez fue un claro azul lavanda.

¿Por qué? —Rodó en la cama para quedar del otro costado de espalda a la pared, como si de esa forma pudiera alejar los recuerdos.

Una solitaria lágrima rodó por su mejilla uniéndose a las muchas que había derramado los últimos días.

"¡Mira, Fate-chan! ¡Toma!"

"Oh… una corona de flores…?"

"…¿sucede algo?"

"Uhm nada, sólo que a Alicia le gustaba mucho hacerlas"

"…No me gusta ver esa sonrisa triste…"

"P-perdona, ya estoy bien"

"Deja de hacerlo"

"¿Qué cosa?

"Fate-chan… yo no puedo ser tu hermana… ¡Pero puedo ser la persona que quiera a Fate-chan más que nadie!"

"Na-Nanoha ¿Por qué lloras?"

"¡Porque tú nunca lo haces!"

"…Gracias"

Siempre era lo mismo, Fate nunca se dejaba caer o llevar por la tristeza, porque según ella prefería recordar a los que ya no estaban con una sonrisa, aunque era una triste, una que a Nanoha le rompía el corazón.

Probablemente Fate la había convertido en una llorona.

Desde pequeña, Nanoha intentaba lidiar con sus problemas sola y no preocupar a nadie, pero desde la llegada de la rubia a su vida había llorado incontables veces por ella, por las dos, porque Fate nunca lo hacía. De la misma manera había encontrado un hombro en el que hacerlo, unos brazos en los cuales refugiarse cuando las cosas iban mal.

¿Qué haría Fate si la viera ahora?

Probablemente se sentiría mal por ser la causa y la abrazaría.

Cerró los ojos intentando recordar la sensación…

"¡Fate-chan! ¡Fate-chan! ¡Lo lograste! ¡Sabía que ganarías!"

"Gracias, pude hacerlo porque…"

"¡Lo hiciste, Harlaown! ¡Ganamos!"

"¡Eres rapidísima!"

"Hey, únete a nuestro club"

"¡No! ¡Al nuestro!"

"E-ehm disculpen… lo pensaré. Ven Nanoha"

"Nyahaha ahora Fate-chan es muy popular"

"No te burles…"

"Pero si es verdad, sabía que podrías si lo intentabas, ahora eres menos tímida, si hasta puedes hablar con ellos con normalidad, aunque te sigas sonrojando~"

"Mou… Es gracias a Nanoha que he podido lograrlo… ganar la carrera… tener más amigos. Todo es gracias a ti"

"¿Uh?"

"Es porque estuviste ahí para animarme, si Nanoha me apoya siento que puedo hacer lo que sea"

Esa vez Nanoha se sonrojó, quizás no tanto por las palabras, sino porque de los meses que conocía a Fate era la primera vez que le sonreía con tanto cariño, la primera vez que vio apartarse la tristeza de sus ojos… y era gracias a ella.

También para Nanoha fue la primera vez de sentirse así con el abrazo de alguien, siendo una chica de piel solía abrazar mucho a las personas, pero esa vez, estrechada con fuerza y gentileza en esos brazos, se sintió a salvo, tranquila y feliz. Ahí descubrió que no solo Fate había encontrado un apoyo, sino que ella misma había encontrado un cálido refugio.

Estrechó más la almohada intentando contener el llanto. Cómo desearía estar en brazos de Fate ahora, tenerla cerca…

Hasta entonces ella siempre había estado ahí cuando le pasaba algo, cuidándola, preocupándose por ella…

"¡Nanoha! ¡Nanoha!"

"Fate-chan, aquí estoy. Estoy bien"

"¡Pero…!"

"Sólo fue apendicitis"

"¡Te desmayaste en medio del gimnasio! Estaba_"

"Lo sé, perdón por asustarte, ya estoy bien"

"Si te sentías mal podrías haberlo dicho, me preocupé muchísimo…"

"Prometo que no volveré a hacerlo ¿Me perdonas?"

"U-uhm"

"¿Qué sucede?"

"Odio los hospitales"

"Yo también, por eso… ¿Quédate un ratito más conmigo?"

"Por supuesto, hasta que te mejores"

"La sonrisa de Fate-chan siempre hace que me sienta mejor"

"…Tonta"

"Nyahaha"

Era tan fácil hacerla sonrojar aún siendo ya una adolescente, hacerla parecer una niña pequeña, al menos para ella. Y es que la rubia era adorable.

Fate tenía una madurez rara para una adolescente y un sentido de responsabilidad muy desarrollado, si se le suma su porte elegante y apariencia tranquila se obtiene a una atractiva joven que no parece de la edad que en verdad tiene, lo que la hace objeto de admiración de muchos.

Nadie podría imaginar a la siempre calmada Fate siendo tan preocupona, llorando como un bebé o enfadándose como una niña a la que le niegan algo —no pudo evitar sonreír al pensarlo—. Sólo se comportaba así con Nanoha, y a ella, por egoísta que suene, le encantaba tener a esa Fate solo para ella.

Esto era debido a que para Fate, Nanoha era lo más importante en la vida, su seguridad y felicidad iban incluso antes que las de ella misma. Nanoha lo sabía y aunque no le gustaba del todo que su amiga se preocupara tan poco por sí misma, no podía evitar sentirse increíblemente feliz. Ser especial en la vida de alguien es suficiente motivo para poner una sonrisa en tu rostro y hacer que tu corazón se sienta cálido latiendo alegremente en tu pecho, eso era lo que ella pensaba. Por supuesto que para ella, Fate significaba lo mismo.

Su querida amiga, su mejor amiga, su inseparable compañera…

Sin embargo, un día pasó lo que muchos considerarían como inevitable; la delgada línea que separa la amistad del amor se confundió.

Nanoha no recordaba cómo, por qué o cuándo exactamente, pero la cosa es que se encontraban las dos a solas en la sala de clases. Ella estaba apoyada en su pupitre con la rubia enfrente sosteniendo su peso en una mano, a un costado suyo, sobre la madera.

Fate la miraba de una manera que sentía que podía atravesarle el alma, con un algo en sus ojos que al parecer no había notado hasta entonces.

Sus respiraciones se mezclaban de los cerca que estaban y una extraña atmósfera se había formado alrededor de ellas, ajena al tiempo y los sonidos. Mentiría si no dijera que tuvo curiosidad por averiguar qué era, pero tuvo miedo y escapó. Con la excusa de que la próxima clase estaba por comenzar se precipitó hacia la puerta, dejando a la otra chica en su lugar sin emitir sonido. Como no quiso voltear atrás, nunca supo qué expresión tendría Fate en esos momentos, mas la suya era de complicación y confusión total.

Después de eso Nanoha no sabía cómo actuar, pero Fate le hizo las cosas cómodas, como siempre, haciendo que nada hubiera pasado.

Soy una tonta —pensó tapándose la cabeza con la almohada y apretando con fuerza los párpados.

Los meses pasaron y las cosas volvieron a la normalidad… hasta que Fate le dijo con seriedad que tenía que decirle algo importante. Nanoha se congeló ¿Qué tal si se trataba de algo relacionado a lo de esa vez en el salón? Asustada nuevamente, dio una excusa tonta y se alejó.

Sin embargo, esta vez Fate siguió insistiendo, mas ella la esquivaba como podía.

Al final, todo termina por saberse y fue ese mismo lunes que llegó la horrible noticia…

Nanoha se encontraba sentada en su pupitre, mirando con inquietud una silla vacía cercana a su puesto. Fate no se atrasaba, era una chica responsable y puntual ¿Qué le habría pasado? ¿Se habría enfermado?

No habían hablado en todo el fin de semana y a penas si habían cruzado palabra la semana anterior, con ella esquivándola todo el tiempo. Qué tonta se comportó. Tenía que disculparse por su inmadurez. Seguramente lastimó a Fate, pero ella la perdonaría, con una de esas sonrisas suyas que iluminan todo y las cosas volverían a ser como antes.

Con ese pensamiento en mente intentó apartar la opresión en su pecho cuando el profesor entró en sala. No obstante, no hizo más que acrecentarse al oír el nombre de su amiga en boca del hombre.

Bien, antes de comenzar la clase tengo un anuncio que hacer —dijo acomodando sus cosas en su escritorio—: a partir de hoy la señorita Harlaown ya no asistirá a clases.

Los murmullos no se hicieron esperar, algunos grititos de sorpresa también, la confusión y nerviosismo era evidente. Ante las preguntas que comenzaban a llenar el salón, el profesor alzó una mano indicando que todavía no había terminado.

Al parecer se mudaran a Inglaterra por trabajo de su madre, ha sido algo muy repentino, pero puede que venga a despedirse dentro de estos días —comunicó intentando acallar la inquietud de sus alumnos—. ¡Bien! En la clase pasada quedamos en la página…

Nanoha ya no escuchaba, sus sentidos ya no le respondían, porque en el mismo momento que habían dado la noticia cayó en un profundo agujero donde ya no habían ojos carmesí que la sacaran…

—¿Por qué, Fate-chan? ¿Por qué? —murmuró, sintiendo que sus ojos ardían aunque estuvieran fuertemente cerrados.

Era una pregunta que se hacía mucho a diario, no por qué se iba, no el por qué no había querido escuchar a su amiga que seguramente quería decírselo en persona, sino el por qué todo tenía que ser tan complicado ahora.

Luego de enterarse del traslado de Fate, Nanoha andaba como un alma en pena.

El lunes le habían llamado la atención al menos 5 veces por no estar pendiente de la clase, algunos profesores fueron más condescendientes y entendieron que se encontrara así por su pérdida. No probó bocado al almuerzo y se pasó las clases de la tarde en la enfermería, para apenas sonara la campana irse directo a su casa, caminando, y dejarse caer en su cama hasta el otro día.

Durante el día no había escuchado a sus amigas y esa tarde dejó sonar el teléfono sin contestar una sola llamada, muchas de ellas de la propia Fate. No podía contestarle.

No soportaría oírla, no podía verla, si lo hacía sentía que no sería capaz de contenerse, que se derrumbaría ahí mismo, que todo sería real… Porque aquello no podía ser real ¿cierto? Era sólo una pesadilla y al despertar Fate estaría como siempre esperándola con una sonrisa para ir juntas a la escuela. Con ese pensamiento se quedó dormida ese día.

Pese a que lo deseara con toda el alma, la realidad no podía ser cambiada. El martes fue exactamente igual, Nanoha se negaba a la insistencia de sus amigas de ir a ver a Fate o al menos contestarle las llamadas.

¡Tienen que verse! le había gritado Arisa¡Fate estuvo intentando decírtelo y tú no la escuchabas, así que ahora no te hagas la mártir!

Arisa-chan, cálmate —Intentaba interceder su otra amiga—. Nanoha-chan lo está pasando mal ahora…

Eso era lo que siempre pasaba cuando había un problema, Arisa gruñía y Suzuka intentaba ser comprensiva, pero aunque se los agradecía en esos momentos no la ayudaba mucho, lo único que quería era estar sola. Aunque sabía que eso no pasaría, pues su otra castaña amiga que solía mantenerse al margen hasta que la situación lo amerite, se encontraba muy seria y eso le indicaba que tarde o temprano también tendría algo que decir al respecto.

Finalmente fue más pronto de lo esperado. El miércoles, Hayate, quien era la de mayor facilidad de palabra, la llevó a la azotea en algún rato de receso para hablar a solas.

¿Qué es lo que quieres?

¿Eh? Eso fue extraño, lo normal sería preguntarle por qué hacía lo que hacía, pero Hayate la miraba con seriedad preguntándole qué es lo que quería…?

No sabía qué decir, pero su amiga no parecía interesada en escuchar respuesta puesto que siguió preguntando.

Piensas que las cosas están bien así ¿Por eso no quieres que cambien?

Eso era cierto, no quería que las cosas cambien, le aterraba la idea, era feliz así, pero…

¿Qué piensas de Fate?

¿Qué pensaba de Fate? Esa era una pregunta extraña. Por supuesto que la encontraba una persona increíble.

Nanoha podía decir con orgullo que conocía a Fate más que nadie, conocía virtudes que incluso la propia Fate ignoraba.

Su querida amiga es una persona demasiado amable, tanto que llega a ser dañino. Siempre se preocupa por más por los demás que por ella, lo que le valía varias reprimendas de Nanoha.

Inteligente, atlética y muy guapa, eso la hacía muy popular entre los estudiantes. De carácter apacible y semblante maduro, un ejemplo a seguir según profesores.

Aunque es obstinada y algo competitiva, es un lado que sólo los más cercanos parecen conocer y Nanoha no lo encuentra malo. Defectos no tiene. De hecho, a sus ojos, es perfecta. Fate es el ser humano más perfecto y hermoso que alguien pudiera conocer.

¿La quieres?

Por supuesto, pensó de inmediato, la quería muchísimo ¿Qué clase de pregunta es esa? Iba a replicar, pero algo en la mirada de Hayate le indicaba que no se refería a lo obvio, sino que la instaba a ir más allá…

'La quiero ¿Cuánto la quiero? ¿Cómo… la quiero? ¿Cómo una amiga? Sí, pero es más que eso, no es lo mismo que con Arisa-chan, Suzuka-chan o Hayate-chan ¿Cómo un familiar? Me siento segura y tranquila con ella, así que… No, tampoco es eso.'

Ne, Nanoha-chanllamó Hayate al verla tan complicada—, cuando te despiertas ¿qué piensas? Y al acostarte ¿esperas la llamada de alguien o piensas en esa persona?

'Me pregunto si Fate-chan ya se habrá levantado, es bastante dormilona, así que uno de los grandes misterios es cómo siempre llega a la hora —esbozó una sonrisa—. Al acostarme… sí, suelo hablar con Fate-chan antes de dormir y cuando no lo hago me preguntó si le pasó algo… Hayate-chan lo sabe ¿por qué lo pregunta?'

Cuando te sientes mal ¿En quién piensas? ¿Quién quisieras que estuviera ahí?

'En Fate-chan, siempre puedo contar con ella para apoyarme, quiero hacerlo. Nadie más que ella es capaz de tranquilizarme como Fate-chan lo hace.'

¿Tienes idea de por qué te sientes así ahora?continuó después de un rato, notando que su pelirroja amiga estaba captando algoSi fuera yo quien se fuera ¿Te sentirías igual? Cuando Arisa o Suzuka pasan meses en el extranjero de vacaciones ¿Te pasa lo mismo?

'…No. Debo reconocerlo, pero no es así. Aunque eso es distinto, porque sé que volverían, ahora Fate-chan se está yendo… por demasiado tiempo —se negaba a usar la palabra "siempre"—. Espera, Hayate-chan dijo que si fuera lo mismo con ella en vez de Fate-chan… ¿Sería así?... No, no lo sería, podríamos enviarnos cartas y mail, llamadas telefónicas o incluso ahorrar para ir de visita algún día… ¿No es lo mismo con Fate-chan?'

"Nanoha"

Inconcientemente levantó la vista al escuchar la voz de la rubia, que no era otra cosa más que un juego de su imaginación. Era como si realmente estuviera viéndola en esos momentos, parada bajo los frondosos árboles camino a la escuela, con su hermosa sonrisa.

"Vamos, Nanoha"

¿Qué haría si perdía esa sonrisa todas las mañanas? Llevaba unos días sin ella y ya sentía que el mundo no era tan brillante sin la sonrisa de Fate para iluminarlo.

"Mou… ya deja de burlarte de mí. Te pareces a Hayate"

Ese sonrojo que tanto le encantaba sacar, no podía evitarlo, se podría decir que era su hobby ¿Qué haría sin eso? Nadie era tan adorable como Fate.

"¡Nanoha! ¡Eso es peligroso!"

Sí, ella también sabía cuándo algo era peligroso, pero prefería que Fate se lo dijera, que se preocupara y que estuviera con ella para detenerla o protegerla. Era culpable de ello y no le importaba… se quedaría impune por eso. ¿Se metería en líos ahora que Fate no estaría ahí para cuidarla?

¿Las cosas seguirían normales? ¿Seguiría avanzando su reloj ahora que Fate no estaría ahí?

Fate estaba demasiado presente en su día a día como para arrancarla de la nada, demasiado metida en su corazón, le faltaría algo siempre… ya le hacía falta, ya se sentía perdida y sola.

"No estés triste, Nanoha. Sabes que yo siempre estaré contigo"

Mentira. Eso era una mentira. Fate se estaba yendo, la estaba dejando sola y ella ya no sabía qué hacer… ¿Qué era esa opresión en el pecho? ¡Ya le estaba costando trabajo respirar!

"Nanoha"

No, por favor no, por favor que no sea real… El nombre seguía resonando en su mente y ella lo único que podía hacer era suplicar que parara, cerrando sus ojos con fuerza, llevándose inútilmente las manos a los oídos… Las lágrimas no se detenían… Hayate hizo ademán de acercarse, pero se contuvo, consideró que lo mejor era darle espacio para la interpretación.

"Nanoha, te quiero"

Abrió los ojos y miró el cielo. Ya sólo podía sentir la cálida brisa primaveral. Juntó nuevamente sus párpados, dejando que las últimas traviesas gotas que anegaban sus ojos rodaran por las mejillas sonrojadas.

Qué tonta ¿Cómo no se había dado cuenta antes? ¿Por qué sintió miedo? Era tan simple…

Veo que ya diste con tu respuesta —dijo Hayate con tranquilidad, acercándose a la puerta para dar por finalizada la conversación—. Entonces… ¿Qué es lo que quieres?

—¿Qué sentido tiene eso ahora? —resopló Nanoha nuevamente con los ojos rojos, recordar todo eso la había hecho caer otra vez en el llanto—. Ya es… demasiado tarde.

Se hizo un completo ovillo en la cama y cubrió su cabeza con la almohada, rogándole a su mente que parara de torturarla.

Entonces… ¿Qué es lo que quieres?

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

Brrrr Brrrr Brrrr

Soltó un gruñido, tapándose los oídos con el cojín. No supo cuándo se quedó dormida, pero sí sabía que no quería despertar todavía.

Brrrr Brrrr Brrr

Debía ser importante, llevaba vibrando un buen rato y apenas dejaba de hacerlo no pasaban dos segundos para la siguiente llamada.

A tientas buscó su móvil que había arrojado sobre la mesita de noche. Se acomodó un poco para poder contestar.

—¿Diga?

¿Nanoha-chan? —se oyó desde el otro lado de la línea.

—¿Hayate-chan?

Nanoha, ¿dónde estás? Nosotras estamos en casa de…

¡Déjame hablar con ella! ¡Dame el teléfono! —Pudo oír los gritos de Arisa de fondo.

—¿Arisa-chan? —soltó ya más despierta— ¿Qué sucede?

Nanoha-chan —Ahora era Suzuka la que hablaba mientras sus otras dos amigas discutían—, estamos en casa de Fate-chan y ella va camino al aeropuerto.

De pronto su habitación se hizo más grande de lo que jamás en la vida creyó podía ser. Había sentido como si un balde de agua fría le cayera encima y el suelo se derrumbara bajo sus pies.

—¿Qué? ¿Cómo…?

Adelantaron su viaje un par de días… —aclaró Suzuka con preocupación, la voz de Nanoha había salido como un susurro

¡Lo sabrías si hubieras venido a despedirte! —Al parecer Arisa había conseguido arrebatar el teléfono, pero Nanoha ya no estaba escuchando— ¿Qué te sucede? ¡Tú no eres así! ¡Si hubieras contestado las llamadas…!

¡Arisa-chan, no estás ayudando! —La voz de Suzuka sonaba severa.

¡Alguien tiene que decirle las cosas como son! —exclamó con rabia— Nanoha ¿se puede saber qué diablos estás haciendo? ¡Te comportas como una tonta! ¡¿En serio quieres que las cosas terminen así?

Nanoha-chan —Volvió a sonar la voz de Hayate, mientras todavía se oían reclamos de Arisa acallados por Suzuka—, no puedo meterme en tus decisiones, pero hay algo que pareces estar olvidando; Fate-chan es tu mejor amiga. —Esto la hizo reaccionar, de verdad que parecía haberlo olvidado—. Lo menos que podrías hacer es despedirte con una sonrisa, así que deja que te pregunte una vez más. —Hizo una pequeña pausa, asegurándose que Nanoha la siguiera escuchando.

¿Qué es lo que quieres hacer?

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Momoko Takamachi se encontraba en la cocina preparando una de las tartas favoritas de su hija menor.

Su pequeña parecía muy deprimida últimamente y aunque no sabía la causa, podía hacerse a la idea de con quién estaba relacionado. Siempre era lo mismo.

Justo estaba preguntándose cuánto más tardarían en arreglar las cosas cuando escuchó retumbar la escalera y un grito de su hija desde la puerta avisando que salía, sin siquiera cerrar.

Sonrió. Al parecer ya no había nada de qué preocuparse.

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

Nanoha corría desenfrenadamente por las calles camino al aeropuerto. Una vez que escuchó las palabras de Hayate sus pies empezaron a moverse solos sin saber por qué.

¿Qué pensaba? ¿Que podría alcanzarla corriendo mientras que ella iba en auto? ¿Qué sería capaz de llegar, aunque fuera por milagro? ¿Que todavía no era demasiado tarde? ¿Que todavía estaba a tiempo…?

Nada de eso importaba al parecer, porque ella seguía corriendo, ya hasta sentía que le faltaba el aliento.

Un gato se atravesó en su camino haciéndola perder el equilibrio y terminar en el suelo.

—Así no… llegaré… pero… —murmuró incorporándose adolorida. Tal como se había negado a creer que lo que pasaba era real, ahora se negaba a darse por vencida.

—¿Nanoha-chan?

—¿Eh? —Volteó a ver a quien la había llamado y su rostro se iluminó.

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Momentos más tarde se encontraba sobre una motocicleta, aferrada fuertemente al piloto mientras maniobraban entre los autos, a una velocidad que dudaba estuviera dentro de los límites permitidos.

—¿Crees que lo lograremos, Vice-kun? —Logró articular aún sintiendo que se ahogaba.

—¡Claro! Hay un embotellamiento camino al aeropuerto, si vamos por una ruta alternativa llegaremos a tiempo —le informó con una sonrisa el hombre, acostumbrado a la presión que ejercía el viento sobre el medio de transporte.

Nanoha se limitó a sonreír, no podía creer que justo había encontrado a uno de sus vecinos en la tienda cerca de la estación, uno que pudiera llevarla donde Fate más rápido que sus piernas o un taxi ¿Sería eso lo que llaman un golpe de suerte?

¿Qué es lo que quieres?

Todavía no estaba muy segura de su respuesta, sabía qué era lo que quería, pero no sabía qué era lo que haría al estar frente a Fate. Lo único que tenía claro es que quería verla, una vez más aunque sea. Y todavía no era tarde, no hasta el último minuto, se aferraba a esa esperanza.

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—Fate, ¿segura que llevas todo?

—Sí, okaasan.

—Le has preguntado eso desde que salimos de casa, ya no es una niña —acotó su hermano conciente de que la chica no tenía muchas ganas de hablar.

—Bien, entonces haz el favor de llevar las maletas a embarque, Chrono —pidió con una sonrisa la mujer dedicándole una mirada furtiva a su deprimida hija—, yo iré por unos refrescos. ¿Quieres algo, Fate?

—Uhm no, gracias… —Lindy le dedicó una mirada comprensiva a su hija.

—Fate…

—¡FATE-CHAN!

—¿Uh? —Volteó hacia donde venía la voz, su voz— ¿Nanoha?

—¡Fate-chan! —llamó nuevamente corriendo hacia la rubia.

—Nanoha ¿Qué… qué haces aquí? —preguntó incrédula. La pelirroja se detuvo a unos pasos recuperando el aliento.

—Yo… vine… a despedirme —logró decir con gran esfuerzo. Tras una gran bocanada de aire se incorporó para ver a su amiga a los ojos—. No podía dejar que te fueras así.

—Nanoha…

Ambas se quedaron mirando a los ojos con una tímida sonrisa, Nanoha con un pequeño sonrojo en sus mejillas que en parte no se debía al ejercicio. Lindy sonrió y decidió dejarles su espacio.

—Me alegra poder verte antes de irnos, Nanoha-chan —le dijo con una sonrisa—. Espero que algún día puedas venir a visitarnos a nuestra nueva casa.

—U-uhm…

—Bueno, las dejo para que se despidan. Adiós —le dio un pequeño abrazo a Nanoha y una significativa mirada a su hija antes de alejarse.

—Nanoha…

—Fate-chan…

Otra vez se quedaron mirando sin saber qué decir o hacer. Nanoha apenas tuvo enfrente a Fate se olvidó de todo y las palabras abandonaron su boca, pero tenía que decir algo o Fate se iría sin que supiera…

Al menos debía partir por disculparse.

—Fa-Fate-chan yo… lo sient_

Antes de que pudiera terminar la frase se encontraba estrechada fuertemente en los brazos de Fate. Un violento sonrojo se hizo presente en sus mejillas y su corazón latía desbocado.

—¿Fa-Fa-Fa-Fate-chan? —Se odió por tartamudear, pero no podía culparse, hace una semana que no se veían y ella recién había descubierto sus sentimientos, no podía evitarlo.

—Está bien, no tienes que decir nada, lo entiendo —dijo Fate con voz suave—. Me alegra poder verte una vez más antes de irme…

—Fate-chan… —Nanoha sintió cómo la voz de Fate se quebraba. Claramente había sufrido tanto como ella esos días—… a mí también. —No pudo hacer más que devolver el abrazo y dejarse llevar por la tranquilidad que eso le provocaba.

Pasaron un rato abrazadas, olvidándose del mundo a su alrededor, de que ese sería el último contacto en mucho tiempo, de los malos momentos que pasaron separadas, de todo. Sólo importaba que, aunque fueran solo cinco minutos más, estaban juntas de nuevo.

Al separarse ambas tenían los ojos cristalinos, pero no iban a llorar, sonreían y seguirían haciéndolo al decir "adiós". No hacían falta las palabras para saber qué era lo que sentían.

—¿Volverás? —se atrevió a preguntar Nanoha.

—Quizás tarde un poco… Al menos para la universidad seguro —afirmó con una sonrisa.

—Son tres años… —intentó que su voz no flaqueara y trató de imitar el gesto de su amiga sin mucho éxito— No es tanto —mintió.

Fate sintió que el corazón se encogía ante la triste sonrisa de Nanoha. Llevó sus manos a su cabeza y se quitó el prendedor que siempre llevaba para extendérselo a la pelirroja, quien se sorprendió.

—Ten —ofreció con una sonrisa—, cuida a Bardiche hasta entonces.

—No puedo —dijo de inmediato—, es un recuerdo de Alicia y…

—Por eso volveré por él —respondió con seguridad— y te pido que lo cuides por mientras.

—Fate-chan… —Nanoha entendió que lo que Fate le decía es que era una prueba para asegurar su regreso. Sonrió y llevó las manos a la nuca, para desabrochar el collar con una brillante esfera roja—. Entonces tú llévate a Raising Heart, para que no me olvides.

—Jamás podría.

—Lo sé —soltó una risita al tiempo que le alcanzaba el collar a la rubia. Compartieron otra mirada hasta que una voz por altoparlante llamó su atención.

[Se les informa a los señores pasajeros con destino a Londres, Inglaterra, a las 10:00 hrs que el avión ya se encuentra…]

—Creo que ya debes irte —suspiró Nanoha intentando no sonar deprimida.

—Sí… —desvió la mirada, pero la volvió a levantar al sentir algo cálido posarse en su mejilla— ¡¿Na-Nanoha?

—Nyahaha es para la buena suerte —sonrió guiándole un ojo, aunque ella también se había sonrojado por el acto—. Y no podía despedirme sin ver otra vez el tierno sonrojo de Fate-chan.

—Mou...

—Cuídate mucho, Fate-chan.

—Tú también, te llamaré cuando pueda.

—Uh-huh.

—Y escribiré cartas, hazlo también ¿vale? Aparte de los mail.

—Uh-huh.

—También podríamos…

—¡Ya vete! —exclamó sintiendo que perdía la fuerza voluntad— Si… si sigues… no creo que pueda soportar mucho más sin llorar.

—Nanoha…

—Por eso, sólo ve ¿si? Te prometo que estaré bien. Anda —con la cabeza gacha, pero obligándose a mantener la sonrisa, empujó a Fate hacia su familia.

—Está bien… Te prometo que volveré.

Antes de marcharse Fate depositó un suave beso en la cabeza de Nanoha, la cual ya no pudo evitar dejar salir las lágrimas una vez que Fate le dio la espalda para alejarse, quién sabe por cuánto tiempo.

Se quedó ahí de pie, hipando ligeramente y sosteniendo con fuerza el broche dorado. Recordó una vez más el pasado, muchos buenos momentos con Fate y está vez no se sintió triste, sino que eso la llenaba de esperanzas, pues habían compartido demasiado para dejarse apartar tan fácilmente.

—'Nos volveremos a ver ¿verdad?'

Le dirigió una radiante sonrisa al cielo, sabiendo que Fate cumpliría su promesa y cuando lo hiciera… cuando lo hiciera podrían hablar con calma de sus sentimientos, porque nunca es tarde para decir lo que uno siente de verdad.


N/A

Wow, quedó bastante largo y acabo de notar que esta cosa no reconoce los espacios... Así que si llegaron hasta aquí: ¡Felicidades! Han subido en 1 nivel su adicción al NanoFate :3

Ya en serio, gracias por hacerlo, no pensaba que sería capaz de publicar, pero... lo hice. Dedicado a Midorin por la promesa/apuesta, igual un empujoncito siempre sirve, thanks y a Ko-chan por ser Ko-chan.

Ah, sí, no llegaría a este grado de fanatismo (mentira) si no fuera por Mangateca, el lugar que te hace ser mejor persona (?). Ok, no, sólo está lleno de gente buena onda con la que hablar de NanoFate y asdf :3

Oh! Cierto, el final no es final-final (?), o sea, lo pensé como One-shot primero pero luego se me ocurrió conti y pues... nah, se queda así -w-