El amor platónico de mi hijo menor.
Resumen: Sherlock y John son padres celosos, aunque no lo quieran admitir. Esa noche, su hijo menor va a ir a una fiesta y no volverá hasta tarde ¿Qué pasa cuando el joven vuelve llorando? -El te necesita ahora, John, yo tengo algo pendiente- Parent!Look. Johnlock
Advertencia: No se si decir algo OC :P Bueno, Yaoi, Johnlock, insinuación de Mormor...
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-Papá... ya entendí, volver antes de las doce- hablaba un guapo chico de cabello rubio, sus ojos eran grises pero al mismo tiempo en ellos podían distinguirse muchos colores. El joven no tenía más de dieciocho años.
-No lo digo por mi, lo digo por John- le recordó el pelinegro que estaba a su lado, el joven dejo que una bella sonrisa cruzara su rostro.
-Ya lo sé papá, solo es una fiesta, además, Hamish y Luis estarán acompañándome- dijo haciendo alusión a su hermano mayor y a su primo respectivamente. Sherlock miró a su hijo de frente como tratando de descubrir algo mal y así evitar que el pequeño fuera por primera vez a una fiesta a estas horas.
-Va a ver muchos extraños, recuerda que puede haber incluso criminales en las calles- dijo normalmente, Denis frunció un poco el ceño antes de volver a sonreír.
-Estaremos bien papá, no debes tener nada de que preocuparte. Ni tu, ni padre- habló mientras se acomodaba la chaqueta y no dejaba de verse en el espejo, sus rizos dorados estaban perfectamente acomodados dando un aspecto angelical.
-La mayoría de los adolescentes van a ese lugar para ligar y tener sexo, debes estar alerta para que no se sobrepasen contigo- dijo seriamente, tratando de encontrar un tema que hiciera desistir al chico de sus planes para esta noche. El rubio sintió sus mejillas sonrojarse e iba a responder, cuando otra voz lo hizo.
-¡Sherlock! No asustes así a Denis- regañó John al pelinegro, pero sin poder evitar una sonrisa. Sherlock frunció un poco el ceño en un berrinche, mientras se cruzaba de brazos.
-No lo asusto John, soy sincero, que es distinto- dijo muy seguro de si mismo mientras salía de la habitación ofendido. Ya habían pasado por la misma escena casi cuatro años antes, con su primer hijo, Hamish y John sabía que Sherlock trataba de enmascarar su sobreprotección con ambos niños, diciendo que no le importaba que se fueran a esas horas. Pero particularmente con Denis, había un detalle que mantenía incomodo al único detective consultor del mundo.
-Todo saldrá bien- dijo dulcemente John a su hijo mientras besaba su mejilla, el rubio menor lo vio con sus ojos brillantes mientras en su rostro aparecía una sonrisa entusiasta.
-Eso espero, prometo volver antes de las doce- dijo besando la mejilla del doctor. Luego de la pequeña charla de apoyo y de que John lo hubiera ayudado a acomodar algunos detalles más, ambos rubios bajaron. Hamish ya había bajado hacia el auto desde hacía rato y junto con su primo, esperaban que el menor bajara o que sus padres lo dejaran libre.
Denis estaba por abrir la puerta para salir del departamento cuando la voz de Sherlock lo detuvo de nuevo.
-¿Quién es ella?- ambos rubios ladearon la cabeza confundidos, al notar la incomprensión en los ojos de ambos, el pelinegro rodó los ojos en un gesto dramático -Denis, te preparaste perfectamente para esta noche, jamás habías estado interesado en ir a uno de estos bailes del colegio porque te parece una perdida de tiempo, no te gusta estar rodeado de tanta gente porque prefieres el silencio de tu habitación y un libro. Eso quiere decir que algo te hizo cambiar de opinión, lo más probable es que hayas invitado a una chica que te interesa al baile- terminó con una sonrisa de triunfo al notar como las mejillas del joven se coloreaban, John lo miró con advertencia para que dejara de intimidar al rubiecito.
-Papi, tu conclusión es cercana, pero no totalmente cierta- y con una sonrisa que decía "yo gané" salió rápidamente antes de que su papá pudiera seguir haciendo sus deducciones.
John y Sherlock se miraron un largo rato luego de la salida de su hijo, pero luego de un pequeño tiempo el pelinegro agarró su violín mientras fruncía el ceño.
-Aburrido...- se quejó.
-Lo mejor es que haga la cena- habló John tratando de contener la sonrisa.
Cuando el rubio perdió de vista a Sherlock, este se levantó rápidamente del sofá y en silencio tomó su sobretodo y su bufanda, muy dispuesto a salir. Estaba abriendo la puerta cuando sintió una mano en el hombro que lo hizo suspirar rendido.
-Sherlock...- dijo en tono de advertencia.
-Solo iba a tomar un poco de aire- murmuró una escusa mientras cerraba la puerta, no había casó en tratar de salir ahora, John no lo dejaría y ya sabía como iba a terminar esta escena. El doctor seguía algo molesto porque había arruinado una cita que Hamish tuvo hacía ya unos días, cuando apareció en medio de la cena de ambos jóvenes. Desde ese momento, el rubio lo tenía más vigilado de lo que costumbraba.
-Claro... Solo dejalo crecer, esto me duele tanto a mi como a ti, pero Denis no puede estar en nuestro circulo de protección por siempre. Ya pasamos esto con Hamish y la conversación emotiva, dime si quieres que la repitamos otra vez- dijo divertido mientras apoyaba la frente en la del pelinegro.
Ambos ya habían pasado por mucho juntos, desde lo que fue aceptar sus sentimientos hasta la llegada de su primer hijo y luego, unos años después, de Denis. Ambos niños habían completado su vida como nunca lo habían imaginado y la hicieron mejor, cosa que en esos momentos parecía imposible.
-No, no necesito que charlemos de eso otra vez, la recuerdo perfectamente- Sherlock suspiró mientras aceptaba la muestra de afecto. A veces era un poco egoísta, quería que Denis siguiera siendo ese niño que corría a sus brazos emocionado o que habría los ojos con emoción al encontrarse en una escena del crimen. Quería que en la vida del rubio menor, solo existieran John, Hamish y él, como la familia que eran. No quería que su pequeño niño empezara a salir con estúpidas mujeres que lo harían gastar dinero para comprarle cosas o serían la razón de su sonrisa o de su emoción, no quería que su pequeño saliera con nadie, porque luego ese alguien iba a querer sacarlo de casa y llevarlo lejos de su protección.
Estaba celoso, si, pero no iba admitirlo.
Estaba tan metido en sus pensamientos, que lo tomó por sorpresa cuando el doctor lo rodeó con sus brazos, abrazándolo dulcemente.
-Me alegra saber que esa conversación no la borraste y que sigue en tu palacio mental- dijo sinceramente, Sherlock lo miró a los ojos y sonrió.
-Todo lo que se trata de nosotros John, jamás se borra- la sinceridad estaba en cada una de sus palabras y eso hizo sonreír mucho más al doctor. John atrajo al detective hacia si para poderlo besar, el pelinegro se dejo rodeando el cuello de su pareja con los brazos para volver más intenso el beso, mientras el rubio rodeaba con sus brazo su cintura para atraerlo mas hacia si.
Se separaron respirando agitados y con las mejillas sonrojadas.
-Los niños ya se fueron, John- sonrió con un brillo extraño en los ojos, el rubio no tardó nada en entender mientras lo volvía a besar.
-Y tardaran bastante en volver- susurró mientras lo acorralaba contra la pared, la insinuación latente en cada palabra. Ambos se sonrieron cómplices, antes de volverse a besar como que si la vida dependiera de ello.
Si los jóvenes tenían su diversión ¿Por qué ellos no?
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Ni siquiera habían llegado a la habitación, los sillones y la alfombra parecían ser suficientes, no tenían porque moverse del lugar, puesto a que los niños no llegarían hasta varias horas después.
Estaban por su segunda ronda cuando la puerta se abrió de improvisto, pero quien sea que fuere, ni siquiera se fijo en el lugar y no se tomó las molestias de prender la luces, para correr directo a la habitación de arriba.
Ambos adultos se detuvieron mientras fruncían el ceño, tratando de controlar sus respiraciones y sin saber como proceder.
-¿Ese era Denis?- susurró al fin John, antes ese nombre Sherlock fue el primero en reaccionar y levantarse empezando a vestirse rápidamente, tratando de ignorar las molestias. John iba a reclamar cuando notó el rostro angustiado del más pálido.
-Estaba llorando- susurró y eso preocupo completamente al doctor. El móvil del ex soldado sonó, obligándolo a quedarse en la sala mientras Sherlock subía para ver que le había pasado al rubio.
-Hola Hamish... si, tu hermano ya esta aquí...- John no pudo evitar medio sonreír ante la histeria de su hijo mayor, el chico y su primo no encontraban a Denis y estaban a punto de tener un ataque de pánico. Pero al terminar la llamada notó como la preocupación aumentaba ¿Qué había obligado a Denis a venirse a casa rápidamente, solo y sin si quiera avisar a Hamish o a Luis?
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Sherlock no se molesto en tocar la puerta, al entrar el cuadro no lo sorprendió, la chaqueta estaba tirada descuidadamente en cualquier parte y los zapatos parecían haber caído en cualquier lado, en la cama estaba la razón de su preocupación, totalmente tapado y podía deducir, que estaba tratando de contener los sollozos.
-Denis- llamó mientras se sentaba a la orilla de la cama, tratando de destaparlo para poder saber que le ocurría. El rubio se resistió en un principio a mostrar su rostro, pero luego cedió, dejando ver a su padre las lagrimas que recorrían su piel pálida. Sherlock frunció el ceño mientras lo analizaba con cuidado, no tenía heridas o rastros de peleas o de forcejeos que le dijeran que trataron de obligarlo a hacer algo que no quería, estaba bien físicamente.
-No paso nada, es una tontería- habló al fin el menor mientras trataba de detener los tiembles involuntarios y las lágrimas. El pelinegro asintió antes de besar su mejilla y levantarse, sin decirle nada más a su hijo, salió de la habitación con una seriedad que daba miedo.
-¿Qué pasa?- preguntó John que ya estaba por ir a ver al joven, Sherlock simplemente agarro el sobretodo y la bufanda y besó los labios del doctor.
-El te necesita ahora, John, yo tengo algo pendiente- y dicho esto, salió sin dar tiempo a una replica.
John frunció el ceño, pero supuso que su esposo había ido a buscar a quien quiera que había hecho llorar a su pequeño, así que lo mejor que podía hacer ahora era ir a calmarlo.
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Saber quien de todo los de la fiesta era a quien estaba buscando, hubiera sido una misión imposible si no fuera Sherlock Watson Holmes.
Aunque jamás hubiera visto al joven que estaba buscando en persona, conocía su rostro por alguna foto que encontró en el móvil de Denis, su hijo ponía contraseñas demasiado fáciles.
Era muy fácil saber que había pasado ¿Quién se creía ese estúpido Dante Moran para hacer llorar así a su pequeño? Él no le iba a permitir que lastimara así al rubio que crió desde bebe, por supuesto que no.
Una sonrisa se formó en su rostro al ver que el joven que buscaba salía hacia los callejones, y lo mejor, totalmente solo. Con un brillo de malicia en sus ojos, se dispuso a seguirlo. Iba lamentar haber cometido la osadía de lastimar al pequeño Denis Watson Holmes.
Y con eso en mente, salió de las sombras tomando un hombro de muchacho que se dio vuelta con sorpresa, solo para recibir un puñetazo en la cara.
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-Entonces ¿Nadie te hizo nada?- preguntó por segunda vez John, Denis negó con la cabeza.
-Supongo que es muy doloroso ver como tu amor platónico se besa con una novia que no sabías que tenía, pero fuera de eso, él no hizo nada- dijo sinceramente. John no supo si sentir preocupación o reírse. Sherlock había ido a buscar a ese chico y estaba seguro que no fue para invitarlo cordialmente a comer.
Al final, decidió por dejar escapar una risa.
-¿Qué?- dijo confundido Denis, John se inclinó besando su frente tratando de contener las carcajadas. Se imaginaba la escena, el pobre muchacho del cual su hijo estaba enamorado, recibiendo algunos golpes por parte de Sherlock. Aunque pareciera cruel, desde alguna perspectiva era gracioso. John también era un poco celoso con sus hijos y desde hacía rato le tenía bronca a esa silueta sin nombre ni rostro que traía suspirando al más pequeño.
-Me hubiera gustado ir con tu papá- solo dijo mientras dejaba escapar una carcajada. Denis frunció el ceño sin entender, para luego abrir los ojos asustado ante su deducción,
-¿¡Papá no habrá ido tras él porque creyó que me hizo daño, verdad?!- grito angustiado, John dejo de reírse, tratando de ser serio.
-Ya es muy tarde para detenerlo, cariño- dijo a modo de consuelo, tratando de contener la sonrisa y abrazando a su pequeño, el cual estaba más pálido de lo normal.
-¡Papá!- se quejo mientras sus mejillas se sonrojaban de vergüenza. Luego de unos segundos de silencio, el doctor decidió romperlo.
-No lo matara- dijo sincero, Denis solo hizo un puchero al estilo Sherlock, mientras se cruzaba de brazos.
Ambos rubios tendrían que esperar a que el pelinegro volviera para saber que había ocurrido.
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Del otro lado de la ciudad, el pobre joven había llegado a su casa luego de recibir unos cuantos golpes. Sentía que su cabeza le estallaría en cualquier momento y sabía que se le iban a formar algunos moretones en los brazos, además de que su ojo quedaría morado. No entendía muy bien porque lo había golpeado, incluso pudo haber sacado el cuchillo que tenía escondido y haberse defendido. Pero no lo hizo y por una simple razón: Denis Watson Holmes, el rubio jamás le perdonaría que lastimara a uno de sus padres ¿Por qué el único detective consultor del mundo lo había golpeado? Si no fuera por lo que le gustaba su hijo...
-¿Dante?- la voz de su padre lo hizo ladear la cabeza, había cierta preocupación en su mirada. El joven solo hizo una mueca, para luego recostarse en el sillón adolorido.
-Dante Moran Moriarty, te estoy hablando- dijo firmemente, el chico resopló mientras negaba con la cabeza. Sebastian rodó los ojos antes esa actitud tan rebelde y se acercó a verlo mejor, sorprendiéndose ante los golpes -¿Qué te paso?- dijo seriamente.
-Pelea callejera- dijo simplemente, mientras ocultaba sus ojos con uno de sus brazos, no le diría que se encontró con un rabioso Sherlock Holmes que parecía querer golpearlo hasta matarlo y que no se defendió porque estaba enamorado de su hijo menor ¡Con lo que le había costado ocultar ese enamoramiento ante su otro padre, Jim, con una novia que solo le servía como pantalla!
-Estás mintiendo- la voz de la tercera persona del lugar hizo que el joven cerrara los ojos, sabiendo que la guerra por recolectar información iba a empezar.
-Papá, no importa- dijo enfatizando la palabra, el genio malvado sonrió divertido por el nuevo reto que le hacía su hijo. Averiguar que había pasado y porque.
Al ver que Jim se le acercaba, Dante rodó los ojos... aquí empezaba la carrera para ver quien ganaba, pero a su papá le iba a costar sacarle la información que necesitaba, ya había ocultado a la perfección las pistas que lo llevarían a saberlo con una sola mirada. Eso era lo bueno de ser un genio también.
Sebastian solo rodó los ojos al ver el nuevo enfrentamiento de mentes brillantes entre su pareja y su hijo.
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Hola :) No debería estar haciendo esto porque tengo un montón de historias pendiente que terminar, pero la idea no se me iba. Este será un fic que máximo tendrá tres o dos capitulo, no creo que más :P
Espero que les haya gustado hasta aquí ¡Saludos!
O tal vez es un one-shot, según como vaya mi tiempo y si actualizó, creo que lo haré en una semana o dos.
¿Me dejarían un comentario? ¿Debería dejarlo ahí? ¿Qué creen ustedes?
