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By: OchibiMar
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Tenía que Despertar.
Sabía que un nuevo día había dado comienzo desde que el pitido molesto de su reloj despertador comenzó a sonar, exactamente a las 6:30 de la mañana como cada día desde que entro a la prestigiada Universidad de Tokio.
¿Por qué se despertaba tan temprano siendo que su horario de clases era a las ocho?
Simple. Porque de esa forma no tenía que ver durante todas las mañanas las malas miradas de su padre hacia ella, era cansado, pero sobre todo era doloroso. Dolía ver cada mañana las miradas frías, molestas y hasta llenas de desprecio de su padre hacia ella, todo porque no había elegido la carrera que él había designado para ella, la próxima heredera de la prestigiosa familia Hyuga, la cual contaba en sus filas con nada más y nada menos que con los mejores Doctores de todo Tokio, cada uno contando con una especialidad diferente abarcando casi todas las ramas de la medicina y con ello dejando un legado de los mejores Médicos que no era permitido romper por ningún miembro de la familia, lástima que ese pequeño detalle lo averiguara demasiado tarde y de la peor manera.
Y es que ella como iba saber que ese legado no se podía romper por ninguno de los miembros del clan Hyuga, jamás se imaginó que detrás de las palabras de "aliento" de su padre cuando ella le comento su deseo de presentar el examen en la Universidad de Tokio había una emoción y deseos ocultos; él pensaba que iría a la carrera de medicina, bueno aunque realmente estudiaría medicina pero no de la forma en la que él tenía pensado.
A ella le agradaba ayudar a las personas pero pensaba que ya había varios médicos que podían ayudar en esa rama, por lo que había elegido convertirse un médico veterinario, de esa forma ayudaría a otro sector de la población de Japón que también necesitaba su ayuda, e incluso llegaba a pensar que mucho más que la de los propios humanos.
Tenía que darse prisa, por lo que comenzó a cambiarse y arreglarse sin perder más tiempo. Bajo a la cocina a preparar su desayuno que consistía en un poco de fruta con jugo de naranja, hoy no llevaría bento puesto que hoy le tocaba ir trabajar a Ichiraku Ramen . Un trabajo que consiguió a medio tiempo con un día de descanso, y en el cual trabajaba de mesera para solventar sus gastos en la universidad ya que su padre había decidido ponerle como castigo por no cumplir con sus expectativas quitarle toda ayuda económica el solo le brindaría techo y comida y eso solo por resguardar las apariencias de ser una familia unida y sin problemas, la familia perfecta.
Al principio le había dolido de sobremanera esa acción de su padre; para Hinata con esa acción lo único que le había quedado en claro era que había quedado fuera de la familia Hyuga y de eso ya 2 años, llego a pensar que el castigo le seria levantado con el pasar del tiempo pero cuando se cumplieron los primeros 6 meses comenzó a desechar esa posibilidad y ni hablar cuando se cumplió el primer año ahí sí que toda esperanza se había ido a la basura, le quedo claro que su "exilio" tal vez nunca terminaría y que quizás quedaría desterrada de la familia Hyuga de por vida al igual que su tío Hisashi que al igual que ella solo decidió proteger su sueño y cumplirlo, un sueño que estaba lejos de las normas del clan Hyuga.
En cuanto termino de ingerir sus alimentos se apresuró a lavar los platos que había utilizado para posteriormente acomodarlos en sus respectivos lugares. Tomo su bolso y se dirigió a la salida sin perder más el tiempo, pero al último momento se detuvo abruptamente recordando algo sumamente importante y que había olvidado hacer, por lo que una vez más se dirigió a la cocina para tomar un bol y llenarlo de leche, dejo sus cosas en una silla cerca de la barra y camino rumbo a su habitación de forma silenciosa.
-lo siento mucho Mina-chan- susurro en cuanto entro a su habitación, siendo centro de atención de unos hermosos ojos gatunos de color verde-por poco me marchaba sin darte tu desayuno- sonríe acariciando la cabeza de la gata mestiza- recuerda que debes de comer mucho para que puedas alimentar a toda tu camada y tus bebes puedan crecer sanos y fuertes como tú- la gata parecía entender lo que le decía ya que prestaba total atención a todo lo dicho por la joven.
Salió de su habitación con el mismo cuidado con el que había ingresado a esta, ya que nadie de la casa aparte de su pequeña hermana debía enterarse que estaba dándole posada a una pequeña gatita mestiza que recién había dado a luz y de la cual no pudo dejar sola y abandonada a su suerte en la calle con las fuertes lluvias que azotaban últimamente en la ciudad de Tokio. Y es que Hanabi su hermana menor, la había atrapado en infraganti mientras alimentaba a Mina, aunque prometió que no diría nada había algo en Hinata que la hacía dudar de que su secreto estaría guardado por mucho tiempo, por esa razón era mejor tomar extremas precauciones para no ser atrapada nuevamente y le pidieran botar a la calle nuevamente a Mina y sus 4 gatitos recién nacidos, no podía defraudar su confianza de esa manera por esa razón era necesario extremar precauciones para que nadie más se enterara de su existencia en la casa.
Una vez cerrada la puerta de su habitación se dirigió rápidamente a la salida de su casa, no debía tardar más en salir, ya que pronto su madre se levantaría e iría a preparar el desayuno y si llegaba a encontrarla aun en casa muy probablemente le pediría que tuvieran un desayuno en familia, lo cual sería muy incómodo, por esa razón entre más rápido saliera de casa mejor, no veía la necesidad de amargarle el día a su madre y a su padre y de paso a ella misma con una mala cara dirigida hacia su persona, un comentario mal intencionado o por una o varias razones más que era mejor no imaginarse.
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Su día en la escuela había pasado con tranquilidad, uno que otro contratiempo a la hora participar en clase pero nada grave solo había quedado en ridículo a la hora de mencionar una el nombre de un componente de algún medicamento -ya que lo había pronunciado- pero nada que el tiempo no borrara.
Era hora de ir a Ichiraku Ramen, su trabajo de medio tiempo; lo agradable de ir a su trabajo era el camino que la llevaba a él, repleto de árboles que llenaban la acera de sus hojas secas de color naranja, las cuales le encantaba pisar en cada paso que daba y es que el crujir de los hojas al pisarlas la relajaba de forma extraña quizás y como le había dicho una amiga psicóloga esa era una manera de romper con su realidad, que aunque el comentario había sido en broma al final era cierto, su realidad la lastimaba, el trato de su padre para con ella, el ver los intentos fallidos de su madre por tratar de que volvieran a ser la familia que eran antes o la desunión que tenía con su pequeña hermana por seguir su sueño... quizás, su amiga no estaba tan equivocada al hacer esa comparación con el destruir las hojas que se encontraban en su camino.
Tuvo deseos de llorar al darse cuenta de su realidad pero se contuvo, no desea llegar a su trabajo y hacer una escena con sus lloriqueos, esas lágrimas mejor las guardaba para dejarlas fluir en la intimidad de su habitación. Lo mejor que podía hacer en esos momentos era concentrarse en lo que le rodeaba; en los árboles, las hojas y los rayos del sol pasando por entre las copas de los arboles iluminando levemente la acera por la que caminaba todo eso le ayudaba a despejar su mente y relajarse. Pero más que nada la ayudaba a olvidar una realidad lastimera.
Como siempre llego a su trabajo veinte minutos antes de su hora de entrada, guardo en su locker sus pertenencias sacando de este al mismo tiempo su uniforme, el cual consistía de un pantalón negro junto con una camiseta azul marino con el logo de restaurante en el cual trabajaba de mesera, un bol con Ramen y Naruto's en formación en media luna situados en la parte superior era el logo de "Ichiraku Ramen" abajo de este, un pequeño gafete cuadrado con su nombre terminaba el uniforme de trabajo.
Salió de la cocina rumbo al área donde los comensales degustaban sus alimentos dispuesta a iniciar su trabajo, miro hacia cada rincón del restaurante checando cuanta gente había en el lugar, se veía que sería una tarde tranquila o al menos en esos momentos el ambiente en el restaurante era tranquilo, hasta que encontró una cabeza rubia en el área que el día de hoy le tocaba atender. Sus manos sudaron y un escalofrió recorrió su espalda desde la nuca hasta la espalda baja sintiendo como si en esos momentos algún gracioso le hubiera metido un hielo en la camisa. Otra vez él, pensó. Suspiro y camino con una falsa seguridad hacia la mesa donde esa persona se encontraba sentada.
-B-Buenas tardes, ¿desea algo de tomar?- pregunto nerviosa tirando a bajo toda la pobre mascara de seguridad que se había esforzado por crear. Le proporciono la carta.
-¡ah! Hinata-chan te estaba esperando- sonrió el joven mostrando sus blancos dientes- ¿ya pensaste qué decisión tomar sobre la propuesta que te hice hace unos días?
-no hay nada que pensar Naruto-kun, yo ese mismo día te dije mi respuesta – comento de forma pausada- además, este no es lugar para hablar sobre eso, estoy trabajando. ¿Deseas ordenar algo?-pregunto dando el tema por terminado.
-Eres mala Hinata-chan -que quejo- pero si deseo ordenar algo –fijo su mirada en la carta buscando un platillo en especial, hizo un gesto de haber encontrado lo que buscaba y cerró la carta, dirigiendo su mirada azulada hacia su persona acompañada de una sonrisa traviesa- Que aceptes casarte conmigo- las mejillas de la joven se pintaron de carmín y un mareo la hizo tambalearse.
Naruto Namikaze, era un joven de su misma edad que solo era mayor que ella por algunos meses, amigo de la infancia y que después de varios años volvió a reencontrarse con él en Ichiraku Ramen mientras ella laboraba.
Jovial, alegre y amable eran las cualidades más sobresalientes de Naruto cuando eran pequeños, siempre dando una mano a aquellos que como ella necesitaban ayuda para socializar o tenían algún problema. Siempre se le podía ver Compartiendo alegría a todos y cada uno de sus compañeros de aula. Naruto había sido uno de los pocos amigos que había tenido a sus escasos 10 años, por esa razón era una persona a la cual apreciaba y que tenía un lugar especial en sus memorias y corazón, ya que gracias a él había podido salir del capullo en el que ella se había envuelto, su sonrisa y personalidad habían sido como los rayos del sol que iluminaban todo lo que le rodeaba, con una luz tan cálida y fuerte que logro traspasar el capullo en el que se encontraba dormida, quedando desde su llegada hasta su partida de la ciudad del remolino llena de admiración y cariño hacia él, naciendo en ella el deseo que poder ser algún día como aquel niño inquieto y de sonrisa contagiosa, como Naruto Namikaze.
Claro que las cosas no podrían seguir tal cual las recordaba, de hecho sería muy infantil de su parte pensar de esa manera; el Naruto con el que se reencontró hace algunos días seguía manteniendo su cabello rubio, sus ojos expresivos y su piel bronceada como en aquellos días, pero lo cierto era que sus ojos habían perdido ese brillo especial, el brillo que poseían ahora se notaban rebeldes y materialistas, vacíos, como dos témpanos de hielo que solo están ahí, fuertes, soportando, solos… ¿Qué le había pasado a Naruto para que su mirada cambiara tanto? Se preguntó mentalmente la joven.
-Naruto-kun. Y-Yo ya te di mi respuesta…- le miro a los ojos los cuales la miraban con intensidad, se sonrojo levemente agachando la cabeza avergonzada- y desde entonces no he cambiado de parecer- levanto la mirada para hacer una leve reverencia- sí, aun no decides que deseas ordenar me retirare por el momento, en unos momentos regresare a tomar tu orden.
-Hinata- llamo tomándola por el brazo captando su total atención- por favor acepta mi propuesta… -suplico- yo realmente necesito tu ayuda, yo te necesito… por favor.
Y ahí estaba nuevamente haciendo su proposición de casamiento, con sus ojitos azules mirándola con un brillo de inocencia y suplica mezcladas, sus labios y mejillas formaban un leve pero adorable puchero con el firme propósito de convencerla de aceptar aquello que le estaba proponiendo, que si no fuera por sus fuertes principios de rectitud creía que desde hace mucho ya hubiera sucumbido a ese encanto adorable de Naruto. Aunque tampoco es que Hinata fuera tan inmune a esos encantos ya que cada vez que le hacia esa pregunta las mejillas de la joven terminaban pintándose de carmín.
-Naruto-kun… por favor este no es un buen lugar para hablar sobre esto- miro hacia todos los lados hasta encontrar la mirada acusadora del capitán- yo estoy en horario de trabajo, y no quiero ser reprendida. ¿Podemos hablar de este asunto otro día, en mi hora de comida si tu gustas?- le miro con suplica.
-está bien, ¿Cuál es tu hora de comida?- suspiro aceptando lo que la joven de perlada mirada le pedía.
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Realmente pensó que por ese día Naruto quedaría tranquilo con la solución que le había dado y que otro día regresaría hablar con ella con más calma en la hora de su comida como se había pactado, pero lo cierto es que las cosas no marcharon como ella había previsto. Había olvidado que otra de las fuertes cualidades de su amigo de la infancia era ser una persona en extremo perseverante cuando se proponía algún objetivo y ahora su objetivo más grande era convencerla de que aceptara su propuesta de matrimonio, lo que la hacía preguntarse internamente ¿que tan importante era para Naruto el casarse? ¿Cuál era la prisa? No lo entendía.
Exactamente a las 6 en punto de la tarde ni un minuto más ni uno menos, Naruto hizo aparición tocando varias veces la puerta trasera del establecimiento, puerta que a su vez servía como la entrada para los empleados ya que esta puerta los dirigía al cuarto donde se encontraban los lockers donde los empleados se cambiaban y el pequeño comedor donde degustaban sus alimentos en su hora de comida. Por lo que aquella platica que tanto se había pospuesto al fin se daba.
Salió a su encuentro con sumo sigilo para que el gerente no notara su desaparición y algún compañero chismoso le fuera con la noticia de su salida recibiendo otra llamada de atención por su falta.
-discúlpame por haberte hecho esperar pero no pude salir antes.- se disculpó cerrando la puerta detrás de ella.
-no te preocupes.
-Naruto-kun, en la esquina hay un pequeño café si tú quieres podemos hablar en ese lugar-señalo con un dedo el lugar al que se refería- solo que el único inconveniente es que tengo que regresar al trabajo a las 7 en punto.
-no hay ningún problema- le respondió de manera tranquila- entonces démonos prisa Hinata-chan, no hay tiempo que perder.- apurando el paso tomo una de sus manos llevándola al lugar acordado.
Hinata tembló con aquel contacto de sus manos, ese simple acto y el hecho de ir detrás de él tratando de darle alcance con sus tambaleantes pasos, le trajo recuerdos de la infancia, preciados momentos que compartió con él y que sin duda por un momento la hicieron regresar a ese tiempo. La ancha y varonil espalda de Naruto se había convertido en una delgada espalda infantil, casi podría jurar en que en aquellos momentos en los que se encontraban de camino al café había escuchado nuevamente la voz traviesa de Naruto diciéndole "corre más rápido Hinata-chan, de lo contrario seremos a los primeros que encuentren" siendo su rostro iluminado por el sol del verano haciendo brillar sus blancos dientes que eran adornados con una enorme y alegre sonrisa que en aquellos momentos la contagiaron de alegría sonriendo de la misma forma que él, una sonrisa amplia que denotaba por primera vez que de verdad estaba disfrutando plenamente perder el tiempo jugando con los demás niños de su edad.
No se dio cuenta del momento en que entraron a la cafetería, mucho menos se percató que la gerente le había guiñado un ojo a su amigo en un acto coqueto y este le había correspondido con una sonrisa, tan solo volvió a la realidad cuando Naruto le pregunto si deseaba ordenar algo.
-Disculpa, solo que… estaba distraída.
-no te preocupes, solo te preguntaba si ¿deseabas ordenar algo?
-Un cappuccino de vainilla está bien, gracias.- el mesero tomo la orden y se marchó dejando un ambiente incomodo entre la pareja- Naruto-kun, sobre tu propuesta…- tras su llamado, el rubio dejo de mirar el decorado de la cafetería fijando su mirada en Hinata.
-¿Ya tomaste una decisión? Por favor Hinata, dime que aceptaste.
-Yo… no he tomado ninguna decisión aún y me gustaría que antes de negar o aceptar tu propuesta me dijeras: ¿por qué te quieres casar conmigo?-explico con tranquilidad- Es que por más que le doy vueltas al asunto no logro entender por qué me haces esta propuesta a mí. Seguramente tendrás alguna novia o prospecta que desee ayudarte, digo, casarse contigo.
-y en eso no te equivocas Hinata. No quiero sonar como un playboy pero la realidad es que si hay bastantes que desearían estar en la posición que tu estas e incluso estarían en la mejor disposición para ayudarme, como lo tú lo llamas, pero lo cierto es que ellas desean que yo convierta ese matrimonio en una atadura que no estoy dispuesto a cumplir.- el rostro de Naruto lucia serio, estaba claro que no estaba mintiendo en eso y que la charla había dejado de ser eso una simple platica, en estos momentos Hinata sentía que estaba en una negociación en la que en cualquier momento su amigo sacaría un contrato y ella solo tendría que poner su firma sin leer las letras pequeñas que venían al final de la hoja.
- pero entonces, ¿Por qué me estás haciendo la propuesta de matrimonio a mí?
-porque eres mi amiga.- el rubio contesto de forma simple mientras daba un sorbo a su café.
-¿Por qué soy tu amiga? Qué clase de respuesta es esa, perdona pero sigo sin comprender.
Conforme mas avanzaba aquella peculiar conversación menos lograba entender el por qué se encontraba en el dilema que vivía. La razón que le había dado le dejaba claro cuál sería su respuesta, era obvio que él no se lo estaba tomando en serio el asunto del matrimonio y que por lo dicho anteriormente, si ella aceptaba tal propuesta no sería otra cosa que un matrimonio fingido, falso, solo una pantalla de alguna razón que aún no le era confesada.
Bajo su mirada al cappuccino que se encontraba en la mesa. Estaba triste, por alguna tonta razón esperaba escuchar de parte del hombre que se encontraba delante de ella, palabras románticas que en cada una de sus letras estuvieran llenas de amor hacia su persona, lindas palabras que resaltaran sus atributos, palabras que la hicieran sentir especial. Suponía que ahora sí, estaba mal de la cabeza. Su mente y sus emociones le estaban jugando una muy mala broma, aquellas emociones no eran más que parte del pasado, unos sentimientos que pertenecían a una niña de 13 años que recién descubría lo que era que una persona del sexo opuesto se convirtiera en alguien especial al que convertirías en el centro de tu vida y con la cual solo tu cuerpo comenzaría a reaccionar, haciéndote tartamudear como una persona con algún trastorno en el lenguaje.
Debía de dejar de fantasear y ponerle un alto a sus deseos de antaño. Actualmente se encontraba delante de un Naruto adulto, del cual no conocía o más bien no reconocía nada. Se encontraba perdida.
-es la respuesta más simple que puedo darte, sé que estás pensando que esto es demasiado loco o descabellado de mi parte, pero tú eres la única que puede ayudarme en esto de casarme, a menos que tengas novio yo desistiré sobre esto, y buscare a otra persona.- miro fijamente a la joven que lo acompañaba, haciendo que ella respingara de susto ante su inquisidora mirada.
-No, no tengo novio.
-¡eso es una excelente noticia!- sonrió- entonces ya no hay necesidad de ponerse serios. Por un momento pensé que la razón por la que te negabas tanto era porque tenias novio pero no me lo querías decir-rio por su torpeza.
Hinata para estos momentos ya no entendía nada de lo que estaba viviendo, Naruto fingiendo ser un hombre serio, ¿acaso la estaba probando?, y aun cuando él le había sonreído de esa manera tan natural y sincera, ella no la sentía como tal, la actitud de su amigo la desconcertaba pero también la intrigaba, deseando de tal manera, averiguar qué era lo que ocultaba esa sonrisa.
-el hecho de que no tenga novio no significa que me puedes convencer, Naruto-kun.-la sonrisa del joven se esfumo conforme pronuncio la última palabra.
-Por favor Hina-chan, estoy desesperado.-suplico- ya te dije mis razones por las que estoy recurriendo a ti para que me ayudes, que más necesitas para aceptar.
-no lo sé…- comenzó dudosa captando la atención total de su acompañante- es solo que siento que no me estás diciendo la verdadera razón, no me malentiendas, no dudo de las razones que me has dicho pero siento que hay una razón aún más fuerte y que no me has dicho, es decir, si llegara aceptar tu propuesta me gustaría saber todas las razones para saber si estoy tomando la decisión correcta. Especialmente porque no quiero lastimar a nadie y mucho menos yo misma salir lastimada en el intento.- Hinata tenía su mirada centrada entre su cappuccino y sus manos que jugaban en sus piernas producto de su nerviosismo.
- para eso haremos un contrato-comento de forma desinteresada el rubio-será un contrato en el que tu estarás asegurada, se marcaran acuerdo donde todo esto se especificara que es falso, claro que también recompensare el sacrificio que harás por ayudarme-Naruto tenía la mirada fija en la chica delante de él.
-¿recompensarme?-
Hinata se preguntó mentalmente ¿porque debía de recompensarla?, la compensación por su acto no era lo que la llevaría a aceptar dicha propuesta, si llegaba a aceptar era porque le quería retribuir a Naruto un poco de la gran ayuda que le brindo cuando llego a la ciudad del remolino, siendo la chica nueva y rara con la que nadie quería hablar y en donde solo un niño de gran sonrisa le extendió la mano para incluirla al grupo sin dudarlo. No solo ayudándola en el inicio sino hasta que se marchó de la ciudad. Pero tenía miedo, miedo que por un momento sus sentimientos se vieran involucrados, a crearse falsas esperanzas,
-si- la mirada azulada tenía un brillo serio, lleno de determinación, uno podría darse cuenta que en la frase que proseguía se estaba jugando el todo por el todo- porque el matrimonio tendrá que durar como mínimo 6 meses.
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Hacía ya tres horas que había salido de trabajar. Dos horas desde que había llegado a su casa. Y no más de 30 minutos que había salido de ahí corriendo, con su rostro mojado en lágrimas que no paraban de salir, lagrimas llenas de frustración, enojo y dolor, mucho dolor.
Corrió lo más que sus delgadas piernas le permitieron. La lluvia comenzó a caer por las calles oscuras de Tokio, corrió sin un rumbo trazado con el único fin de perderse entre la oscuridad de la noche, drenar su dolor y olvidar todo lo que había pasado en el transcurso de una hora.
Todo había sido tan rápido que no recordaba el orden de las escenas en las que se suscitó todo, recordaba los grito coléricos por parte de su padre, el llanto de su madre que no sabía a ciencia cierta a cuál de los miembros de su familia hacer entrar en razón primero, si a ella o a su marido, dos de sus tres amores como siempre solía decir ella; el rostro estupefacto de su hermana pequeña, seguramente se encontraba así por haber alzado la voz, pero lo último que quedo grabado en su memoria fueron las palabras que cruzo con su padre: Te odio papá. Tu no perteneces a esta familia Hinata, no eres digna de ser una Hyuga. Después el sonido sordo de la puerta al ser cerrada con brusquedad por ella.
Las calles eran iluminadas por las lámparas que se encontraban en las banquetas y esquinas de la calle, corrió una última cuadra hasta poder detenerse en una esquina la cual había una cabina de teléfono, entro en ella. Estaba empapada pero aun así no sentía frio en su cuerpo, el único lugar frio era su pecho, pero no por fuera sino por dentro, sentía que un cubo enorme de hielo había sido introducido en su pecho, dolía.
Era obvio que no podría regresar a su casa. Metió una de sus manos a su pantalón para revisar su celular preguntándose a quien debería de llamar en una situación como la que estaba viviendo, su vista se centró en el suelo buscando algo pero al final termino perdiéndose en la negrura de este, hasta que algo capto su atención, un pequeño trozo de papel con el nombre de Naruto Namikaze escrito en el, seguido de un grupo de números.
Si cambias de opinión llámame a este número, es el de mi celular.
Juro que te daré tiempo para pensarlo ya no te molestare en lo que resta de la semana.
Pero pasando la semana seguiré insistiendo, soy un chico perseverante.
Hinata, juro que no te arrepentirás
Prendió su celular fijándose en la hora, 22:45. Era tarde. Sería de muy mala educación de su parte llamar a esa hora, pero por el momento si quería ayuda era la solución más indicada, él le ayudaría como años a atrás. Limpio sus lágrimas, las cuales no paraban de salir, pulso los números que la llevarían a comunicarse con su salvador.
Prrr.
Primer tono.
Prrr.
Segundo tono.
-Moshi, moshi.- era él, reconoció su voz al instante- ¿Quién habla?
-¿Na- Naruto-kun?
-¿sí?.
-So-Soy Hinata.- su voz sonaba apagada y en un tono bajo, dudoso, temeroso, triste.
-¿Hinata-chan?- pregunto sorprendido.- te dije que esperaría tu respuesta en una semana, no te aceptare que me des en estos momentos un NO por respuesta.
-Yo acepto tu propuesta Naruto-kun -La fuerza la abondo terminando por deslizar su cuerpo por el largo de la cabina hasta quedar sentada en el piso, abrazando sus piernas y con la frente apoyada en las rodillas.
-¡eh! ¡En serio! ¿Qué te hizo cambiar de opinión?- pregunto emocionado- según recuerdo, dijiste que no querías lastimar a nadie.
-lo sé, se lo que dije. Pero yo… por esta ocasión… Quiero ser egoísta.- su llanto nuevamente se hizo presente de una forma silenciosa. Tan solo esperaba haber tomado la decisión correcta.
Continuara…
COMENTARIOS/ACLARACIONES:
Hola queridos y amados lectores que me han alegrado el día leyendo este primer capítulo de mi primer fic largo que tiene como pareja principal a (redoblen tambores) NARUTO Y HINATA! *3*
Esta historia está inspirada en el drama coreano llamado "Full House". Como habrán notado aquellos que ya vieron el Dorama y para los que no lo han visto les comento que le he cambiado casi todo a la historia excepto por algunos detallitos que se podrán apreciar en los capítulos posteriores, lo único que permanece intacto en la historia es el matrimonio falso jajaja
El archivo sobre este primer capítulo lleva creado algo así como uno meses, pero no era por falta de inspiración la razón por la que no lo había terminado y por ende publicarlo aquí en es por la escuela que no me dejaba tomarme un tiempo para poder escribir. He tratado que la redacción sea buena pero si hay una falta de ortografía o de redacción les pido me lo hagan saber, eso me ayudara a mejorar, sin mencionar que es el primer fic decente que escribo. Los demás fics tienen pésima redacción u_u
Las actualizaciones las hare aproximadamente cada mes, si es que la escuela me lo permite. Puede ser más tiempo pero hare mi mayor esfuerzo para que no pase del año jajaja tengo la firme convicción de no dejar botada la historia por lo que pido su infinita paciencia
Espero que la historia los enganche y le den una oportunidad. Les agradecería si me dejan algún review. Ustedes decidirán si sería bueno continuar la historia o dejarla.
Que tengan un excelente fin de semana! Que yo me voy a ver The last: Naruto the movie en los cines mexicanos *-*
+ La lluvia en otoño. Leí en una página que había lluvias ocasionales en Tokio para las épocas de otoño por eso decidi incluir un poco de lluvia para agregar mas drama al final.
