Todos los personajes de esta historia pertenecen a Rumiko Takahashi.
Capítulo I:
Nada era como él quería, Inuyasha sentía que todo le salía mal, se le había cruzado un caballo en el camino y había que tenido que dar un giro para no arrollarlo saliéndose del camino y cayendo a un arrollo que había al borde de este, en estos momentos maldecía a quien se le ocurrió poner un arroyo junto al camino, cuando regresara al rancho mataría al responsable de que ese animal estuviera suelto. Era el peor día para quedarse varado en medio de los cerros, tenia una reunión con el contador, mas tarde con su abogado y hoy llegaba la nueva veterinaria, además se perdería la hora de almuerzo y si de por si era malhumorado, sin comida era peor.
Miro con el ceño fruncido al caballo que ahora se encontraba bebiendo gua del arroyo ajeno al problema que había ocasionado y ya que el lo había ocasionado tendría que solucionarlo, se acerco lentamente a el para no asustarlo, le acaricio el hocico, subió por la frente y cuando iba a comenzar a bajar por el cuello su celular sonó asustando al caballo el cual se encabrito y huyo, botando en el proceso a Inuyasha al arroyo. Se levanto molesto y saco el celular del bolsillo de su camisa agradeciendo que este no se hubiese mojado y a la vez maldiciendo a quien lo llamaba
-¿Qué quieres?-ladro al teléfono- ¡NO! Cuando quiera contratar más minutos para mi celular no tema, yo lo llamare- dijo Inuyasha aún más molesto. Este definitivamente no era su día.
Todos en el pueblo sabían que Inuyasha Taisho había tenido un romance con la hija mayor de los Hidaka, Kikyo, y todos sabían que los Hidaka eran la familia mas acaudalada de la zona y que su hija estaba prometida con Suikotsu heredero de la fortuna Shichinintai, y si bien el joven Taisho tenia un pequeño rancho este no se comparaba con la fortuna de los Shichinintai y también sabían que Inuyasha se había encerrado en su mundo cuando esta boda se realizó y Kikyo se fue a vivir lejos con su marido, lo que no sabia todo el mundo, pero se lo preguntaba, era la identidad de la joven que acababa de llegar al pueblo. Era una joven que arrastraba una gran maleta por las calles del pueblo, las mujeres que paseaban por las calles la miraban con curiosidad y se preguntaban quien era, la llegada de un desconocido no habría causado tal conmoción normalmente, pero esta joven en particular tenia un parecido extraordinario con la joven Kikyo que hace ya 5 años se había marchado del pueblo al casarse, habían quienes afirmaban que era la misma Kikyo quien volvía, todos morían de curiosidad por saber quien era esta joven, al final fue Miroku, a quien no se le escapaba la oportunidad de cortejar a mujeres bellas, quien se acerco primero a hablarle, no solo porque fuera hermosa, si no porque su parecido con el antiguo amor de su amigo lo perturbaba.
-buenos días bella dama -dijo el joven sacándose el sombrero y haciendo una pequeña reverencia –creo no haberla visto antes en el pueblo ¿es nueva por estos lares? Mi nombre es Miroku Tsujitani
-Hola! acabo de llegar y creo q estoy un poco perdida-dijo la joven con una sonrisa radiante
-conozco este lugar como la palma de mi mano, solo dígame donde desea ir y yo la llevare encantado
-busco el rancho Shikon no Tama
-este es su día de suerte, yo soy el capataz del rancho ¿puedo preguntarle que asuntos la traen hasta este lugar?-preguntó temiendo que esta le dijera que buscaba a Inuyasha, le parecía que su amigo no le gustaría esta joven que sin duda era de la familia Hidaka
-soy la nueva veterinaria, anuncie que llegaría hoy
-¡la nueva veterinaria!-exclamo Miroku sorprendido- esperábamos que fuese mayor, usted no parece superar los 20
-gracias, pero tengo 26 y como decía en mi curriculum me gradúe suma cum laude con especialización en crianza de equinos y tengo un doctorado en ciencias veterinarias
-si, leí su curriculum, debe ser la señorita Higurashi- la joven le dio una radiante sonrisa y asintió con la cabeza- pues permítame que lleve su bolso, tengo mi auto por aquí y la llevare de inmediato al rancho
-El señor no podrá atenderla- dijo Miroku una vez en el rancho reuniéndose con ella en la sala de la casa mayor- debe andar por algún lugar haciendo pero si así lo desea le mostraré las instalaciones y donde ha de quedarse pero primero podríamos revisar el contrato, ¿recibió la copia q le envíe?
-revise todos los detalles con el señor Taisho el martes pasado y lo firme con el señor Ogata
Miroku se sorprendió de que Myoga, el viejo abogado de la familia, la hubiera contratado a pesar de su parecido con la exnovia del jefe -¿en que habrá estado pensando ese viejo? –se pregunto mentalmente - estupendo, entonces la llevaré a conocer las cabañas de personal, por favor sígame belleza-dijo dirigiéndose a Kagome
-No es muy lujoso pero espero te sientas cómoda-dice Miroku abriendo la puerta de una pequeña cabaña. Kagome observo alucinada el paisaje, era una cabaña construida con maderos horizontales, en medio estaba la puerta la cual tenia a cada lado una ventana –esta un tanto alejado de las demás cabañas porque al veterinario anterior era un tanto cascarrabias y no le gustaba el ruido de los muchachos, de todas formas tienes un teléfono, con el numero 1 llamas al jefe, con el 2 a la casilla del guardia, el 3 es el numero de la oficina, el 4 es el numero de la casa grande y 25 es el numero de mi cabaña –continuo diciendo Miroku mientras la guiaba por el interior de la casa- bueno la casa esta amoblada, la cocina esta a la derecha, a la izquierda tienes una pequeña sala de estar, por el fondo del pasillo a la derecha tienes una oficina, nada muy grande y a la izquierda esta el dormitorio con baño privado, la cama es nueva y bueno el colchón también y… bueno, creo que eso es todo, te dejo para que te instales, cualquier cosa que necesites no dudes en llamarme, mas tarde vendré para llevarte a conocer el lugar
-muchas gracias, eres muy amable-dijo Kagome regalándole una sonrisa, se despidió del en la puerta y se mordió el labio. Amaba esa casa, era lo que siempre había deseado, una pequeña casa con arboles rodeándola, trabajar con sus animales, era simplemente perfecto. Cerró los ojos y se tomo un momento para sentir su alegría
-muy bien, ahora manos a la obra-dijo tomando su maleta y llevándola al dormitorio.
Luego de acomodar sus cosas comenzó a recorrer la casa, toda la casa era de madera barnizada lo que le daba un aspecto rustico muy agradable, a pesar de su aspecto la casa poseía todas tipo de comodidades, la salita de estar tenia cortinas amarrillas y un par de sillones de un tono similar, una mesita de centro y un televisor con televisión satelital, la cocina tenia una mesa para unas 4 personas, microondas, horno, refrigerador y un monto de electrodomésticos mas, además las alacenas así como el refrigerador estaban llenas de comida, había de todo tipo, daba la impresión de que al no saber que comía las habían llenado con de todo un poco. Kagome sonrió y tomo un paquete de malvaviscos, ella no era quisquillosa para comer, disfrutaría de todas las delicias.
Lejos lo que más le había gustado era su habitación, tenia una cama de 2 plazas con dosel del que colgaban unas vaporosas cortinas blancas la marquesa era de fierro forjado y tenia diseños florales en el respaldo, la cama estaba cubierta por un plumón de plumas blancos y tenia cojines blancos de plumas, haciendo que el efecto en general fuese una cama de ensueño, no le pagaban especialmente bien en ese trabajo, considerando que era a tiempo completo, pero esa cama lo compensaba, como lo veía Kagome, tenia todo lo que podría desear.
Miroku se dirigió a su camioneta jugando con sus llaves acababa de dejar a Kagome en su casa después de mostrarle el rancho, habían almorzado juntos y había descubierto que a pesar del parecido físico que tenia con Kikyo , este no pasaba de lo físico, después de compartir con Kagome había notado que era una joven abierta y simpática, siempre tenia una sonrisa en el rostro y era amable con todos, todas estas cualidades hacían que aunque no tuviera el porte de Kikyo, ni su cabellera perfectamente, fuera a los ojos de los pobladores mucho mas hermosa. Miroku sonrío al pensar en la sonrisa de Kagome y se subió a su camioneta, tomo el celular que había dejado en la camioneta para evitar ser molestado y vio espantado que tenia 25 llamadas perdidas de Inuyasha, conociéndolo como lo conocía sabia que iba e estar furioso cuando lo viera, tal vez fuese mejor evitarlo por hoy, siempre podría decirle que se le había quedado el celular en la cabaña. Sonrió ante este pensamiento, si algo había aprendido en los 15 años que conocía a Inuyasha era que no es bueno incrementar su enojo asi que marcó el número de su jefe y esperó que la bronca que le iba a llegar no fuese tan grande.
-¿POR QUÉ MIERDA NO ATENDIAS EL TELÉFONO!- Miroku tuvo que alejar el auricular para no quedarse sordo con el grito
-lo siento, estaba mostrándole el lugar a la nueva veterinaria, como tu no te presentaste-dijo Miroku divertido con el enojo de su amigo pero tratando de no incrementarlo
-LLEVO TODA LA PUTA MAÑANA CAMINANDO
-Hey! No me grites, no soy sordo
-Miroku –aunque ya no gritaba la voz de Inuyasha ahora sonaba mas amenazadora- llevo llamándote toda la mañana
-pues ahora te comunicaste conmigo, dime que necesitas
-ahora no necesito nada de ti, ya llegue al rancho, quiero que mandes a unos peones a buscar mi jeep, esta en el arroyo que atraviesa la ladera del cerro que esta por el norte del rancho, debes sacarlo y que lo revisen que funciona bien, lo quiero en mi casa esta noche a mas tardar
-pensé que no necesitabas nada
-no tentéis tu suerte idiota, si no te mato es porque no estoy de animo ¿Qué tal la nueva veterinaria?
-tiene un trasero y unas tetas que te mueres
-maldito pervertido-dijo Inuyasha como despedida y cortó la llamada.
Hola! este es mi nuevo bebe, espero que les guste, si es asi por favor dejenme review para saber si debo continuarlo o tirarme a un pozo.
Gracias!
