Me has preguntado si te quiero; pero eso no puedo decirlo. No es que pretenda ocultar lo que siento; sino que me resulta imposible explicar, con esa frase tan simple, cuanto hay dentro de mi corazón. Lo que sí puedo decirte es que no admitiré perderte. Cuando sea necesario, te perseguiré hasta el fin del mundo, buscando en cada rincón de la Tierra tu preciosa esencia vital, hasta que ya no puedas escapar más y te rindas a mi frenesí. Lo quiero todo porque todo te daré, sin guardarme nada para mí; deleitándome en ofrendar ante tu bella mirada mi ser entero en un eterno tributo. Caminaré a tu lado, delante tuyo, tras de ti: lo que más valga para conservarte cerca. Y si, por alguna inexplicable trinquiñuela de tu alma caprichosa, en medio de la noche apareces para despedirte de mi, no podrás huir, porque te encerraré en mis brazos, aprisionándote en el círculo de inexplicable magia que crece cada vez que estamos juntos. Te necesito a mi lado, conmigo. Viviendo para mí, tanto como para ti yo viviré. Te he soñado y gozado. He aguardado tu llegada desde el mismo instante en que nació mi mundo. No te permito abandonarme; prohibido tienes alejarte, porque a donde vayas te encontraré. Moriré luchando por retenerte: ascenderé al cielo, caminaré sobre la tierra y bajaré al infierno las veces que sean necesarias, para que tú permanezcas conmigo.
No sé si te quiero...
Pero no quiero estar nunca sin ti.
