Bueno mi primera historia que me atrevo a postear y tenia que ser de esta pareja tan adorable owo, espero que les guste y dejen sus review con sujerencias, tomatazos, amenazas o comentarios jejeje.

Ni hora de aventura, Marceline o PB me pertenecen U_U


Merecer…..Sabe que no la merece y ese pensamiento le fastidia, le enoja y exaspera por partes iguales; porque es la Dulce princesa, joder, y a ella nunca le han enseñado eso de "no merecer" o "no ser lo suficientemente bueno", pero ahí está, observando, observándole, recibiendo una de esas pequeñas grandes lecciones que la reina vampiro le enseña sin siquiera proponérselo….

No la merece…. y tendría que empezar a aceptarlo.

Sabe que Marceline ha estado llorando, lo sabe, podría apostar su reino en asegurar ese hecho, pero igual sabe que no se lo dirá.

Ella es una joven prodigio, ella entiende incluso como crear vida o como viajar en el tiempo, en fin…ella es especial, y no ve nada de malo en repetir y constatar este hecho con todas las personas que la rodean. Después de todo ella es una princesa, no solo eso, ella es la princesa del dulce reino y si te alargas más en halagos podrías llegar a decir que ella es quien mantiene a Ooo estable y tranquilo (pero eso ya sería mucha vanidad, ¿no?).

Es por todas esas razones (y mas) que no entiende porque Marceline no confía en ella, porque no le dice lo que le sucede, lo que le afecta, lo que la hiere….(¿Es que no la cree lo suficientemente inteligente? ¿Lo suficientemente madura?).

En vez de eso la peli-negra se conforma con abrazarla, con apretarla contra ella en silencio, y con desesperación. Y aunque en ese momento, ella misma se sienta dolida (y traicionada) por la falta de confianza de la vampiro, devuelve el abrazo con anhelo.

Abrazo que la misma reina rompe, cuando ella ya comenzaba a sentirse cómoda (y útil) en eso de consolar a su….¿Qué es Marceline de ella?

Y ahí está, el pensamiento que ha hecho que se termine de separar con brusquedad de Marceline, dejando a la reina confundida y con una expresión más dolida en el rostro (si es que eso se puede).

Lo que la lleva al momento en el que se encuentran. Marceline está flotando frente a uno de los grandes ventanales de su habitación, esperando que amanezca, esperando que el sol (aquel que la condena a la oscuridad) aparezca, con esa expresión de absoluta calma tan típica de ella. Pareciera que disfruta de cada pequeño instante que tiene antes del amanecer e incluso unos segundos después de este. Esos segundo en los que, a pesar de recibir esas dolosas quemaduras, la expresión de dulce melancolía no se separa de su rostro.

No la merece…. Porque a pesar de que la ha alejado, de que la ha rechazado en su intento de arreglar el malentendido, Marceline se encuentra ahí, en su cuarto, esperando que ella decida hablar sobre lo que la ha molestado. Se encuentra ahí a pesar de sus actitudes infantiles, soberbias y egoístas. Ahí… esperando que calme, esperando que se encuentre mejor y quiera compartir sus pensamientos, miedos y dudas con ella; sin interrupciones, sin presiones.

Y una vez más se reclama ser tan infantil, ser tan inmadura, porque sabe que es una niña si se compara con Marceline, sabe que si se compara con ella, no es ni tan lista, ni tan especial y que el título y su reino poco valen contra la vampiro, que los problemas que pueda tener Ooo en esa época son insignificantes con los que tuvo que sufrir en carne propia la vampiro, que ahora mismo se encuentra esperando por ella.

El aire se le ha escapado, y una desesperación le inunda, porque sabe que es una niña mimada, sabe que siquiera entiende sus sentimientos, sabe que siquiera puede controlar su actitud; pero lo que le cuesta es tener que admitirse que Marceline es simplemente increíble, que sabe que Marceline podría tener a quien quisiera, que sabe que no ha sido la única en la vida de la vampiro y muy probablemente tampoco será la última.

Las lágrimas hacen acto de presencia en su hermoso rostro y ya es hora de admitirlo con todas las letras…No la merece. Y es por eso que nunca se ha atrevido a preguntarle qué es lo que son, que es lo que significan esas sonrisas enigmáticas que comparten, esas visitas nocturnas, esos besos a escondidas, esas caricias fugaces, y sobre todo, que es ese sentimiento que le inunda cada que esta con la reina, que es ese sentimiento que parece robarle todo, sus pensamientos, su atención, su preocupación, su respiración, todo…

Y parece que regresa a su infancia, porque Marceline ya ese encuentra junto a ella, abrazándola, consolándola por algo que siquiera sabe, pero que esta más que dispuesta a eliminar si es que eso calma su llanto, y sonríe, porque ha sido así desde que era pequeña, desde que conoció a la vampiro, nunca ha tenido que pedirle que le consuele, porque Marceline siempre ha estado más que dispuesta a hacerlo, en silencio, sin exigencias, sin rencores por lo que ha sucedido hace unos momentos. Marceline siempre ha sido así…..siempre ha sido demasiado noble, demasiado tierna, demasiado buena. Siempre ha sido demasiado para ella…..una pequeña princesa mimada.