En un Centro Comercial
"Primera parte"
Los personajes pertenecen a Naoko Takeuchi. Yo escribo sobre ellos por que me entretiene
Resumen: [Two-shot] En un centro comercial ocurren muchas cosas. Sobre todo cuando Serena y Seiya son los protagonistas, hay mucha gente y tienen una responsabilidad entre sus manos
[[Advertencia:Continuación de "En un café"]]
Deben pasarse por ese one shot antes, para poder entender el contexto de la siguiente historia.
...
Algunas veces en la vida se tiene la oportunidad de tener momentos que uno recordará sin ningún ápice de duda, como si fuera una fotografía que tomaste con tu cerebro y puedes rememorar cuando quieras.
Éste era uno de esos momentos.
Estaba sentada, incómoda y muy atareada. Observaba con enorme frustración cómo su helado perdía su forma y se derretía frente a sus ojos sin que pudiera hacer nada más que sufrir internamente. Yo disfrutaba cada gesto que emergía de su rostro, pues se lo merecía.
—Por favor Mamoru, quédate quieto — le rogaba al pequeño que se movía incesantemente entre sus brazos. Era increíble la energía que tenia a sus escasos 6 meses y tenerlo en su regazo se había vuelto una tarea muy difícil.
—Bombón, no le hables así al bebé – me mantenía al otro lado de la mesa viendo como su dolor crecía con cada gota que se escurría por el plato y le hacía caritas a Mamoru para que riera. Mientras el pequeño le echaba una mirada tierna, ella lo miraba con desdén, probablemente echando chispas por que el muy travieso parecía disfrutar con su sufrimiento.
— Seiya... – me llamo con una sensual voz, esa que en ciertos momentos me hacía perder la cabeza. Pero por desgracia para ella este no era uno de esos momentos – ¿Porqué no lo sostienes un minuto? – me pidió con los ojitos mas lindos y casi, casi me convence.
Negué con la cabeza.
Pero no lo haría, me debía una por haber llegado una hora tarde a nuestra cita por quedarse dormida, la muy perezosa. Con lentitud afirme mi espalda en el respaldo de la silla y moví mis manos delante de su rostro.
— ¡Claro que no! – Exclamé alarmado –, Yo... soy malo sosteniendo a los niños – me rasqué la cabeza y sus hermosos orbes celestes se nublaron al tiempo que hinchaba sus mejillas.
— ¡Pero mi helado se va a derretir! – decía suplicante de ayuda, mas yo no me dejaría engañar con sus encantadores modos.
—No lo tomaré hasta que rebote. O... hasta que alguien cumpla con los horarios que esa misma persona impone – Me miró con ira en sus ojos adivinando lo que quería decirle –. Lo siento, Bombón - entonces comenzó a decirme lo que pensaba acerca de mi mal trato con las chicas tan simpáticas como ella y de lo insensible que era con su novia, cuando vi aparecer entre la multitud cercana a una de nuestras amigas.
— ¡Hola, chicos! – dijo con su habitual voz animada.
— ¡Mina, sálvame! – le grito intercalando su mirada entre la de ella, el helado deforme y el bebé en su regazo. Ella comprendió y se sentó a su lado estirando los brazos hacia el pequeño que pareció irse feliz con la rubia. Una vez relegada la responsabilidad, bombón se concentró en atacar lo que había quedado del magnífico postre y su expresión de felicidad fue maravillosa. Verla degustar su postre favorito con ese rubor rosa en sus mejillas, era un espectáculo que siempre agradezco ver, pues cada vez es más encantador presenciarlo. Negué con la cabeza sonriendo: esta chica no tenía remedio. Y eso me hacía muy feliz.
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…
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Cuando estaba en dos tercios del tazón me di cuenta que el bebé había dejado su histeria y disfrutaba cómodamente de la gente pasar, entre los brazos de Mina ¡Totalmente quieto! Ahí me di cuenta que dentro de esa pequeña bola de ternura, se escondía una malvada criatura dispuesta a hacerme perder el deleite de disfrutar el helado que tanto me había costado armar. Y casi lo logró, si no fuera porque de alguna parte del cielo, llegó Mina al rescate de mi apetito.
O de mis dulces caprichos.
—Mina – exclamó Seiya asombrado –, Se te dan muy bien los niños.
—Ya basta. No es para tanto – dijo restándole importancia y sonrojándose al instante –. Además solo soy buena con este niño, porque me produce una ternura feroz – un leve "agú" salió de los infantiles labios cómo para darle la razón a mi amiga.
—Llevaba mucho tiempo tratando de controlarlo – me queje, era muy injusto que estuviera tan quieto con ella mientras que a mí me hizo la vida imposible por tanto tiempo.
—Bombón, casi lo amarras a las silla – el muy insensato de Seiya seguía burlándose de mi desgracia. Todo porque una almohada cayó encima del despertador y no escuche la alarma.
¿Porque no entendía que no era una chica afortunada con algunas cosas?
— ¡No es cierto! – cómo se atrevía a decirme eso… aunque bueno, si hubiera tenido una silla de bebé todo habría sido más fácil.
—Pero te veías preciosa con él en tus brazos – él sabía cómo adularme para que lo perdonara de sus tonterías.
—Oh, cállate. Seiya, tonto.
—Vamos, chicos. La gran Mina Aino llego para salvar el día – ella solo se reía mientras nos veía discutir.
—Y ¿Qué estabas haciendo por aquí, Mina?
—Estoy comprando unas cosas que hacen falta en el estudio – Mina es diseñadora y trabaja en un estudio de publicidad –. Ya sabes, para la campaña de otoño – le guiñó un ojo a Seiya como si tuvieran algún tipo de código secreto impenetrable para mí. Y bueno que podía hacer, ellos hablaban idioma Gucci y fotos y espectáculo. Yo era más afine a las cosas comunes, como sostener un bebé, que por ahora no se me daba.
—Y ustedes ¿Qué hacen con el bebé de Darién? – Mina nos miro inquisitivamente –. No estarán practicando para algo que no nos han dicho ¿Verdad?
— ¡Claro que no! – se apresuro a contestar él.
—Darién tenía una conferencia y nos pidió que lo cuidáramos un rato – explique tratando de controlar la risa que se escapaba de mis labios.
— ¿Que no tiene madre este niño? – Y al instante recordó que ella no estaba más, pareció castigarse internamente por su enorme bocota – Oops…
La esposa de Darién había estado con él mientras nació el bebé pero luego, tuvieron problemas porque ella no quería hacerse cargo de Mamoru, prefería dedicarse a su carrera ya que por un "descuido" quedó embarazada. Y se fue dejando a Darién solo con su hijo. Es una mala mujer para mí, pero él nunca habla mal de ella. De hecho omite el tema y sólo dice que no quiere referirse a eso. Seiya dice que en Kinmoku, las personas que abandonan a sus hijos se les castigan socialmente, nadie les habla y quedan con una marca para que todos sepan lo que hicieron.
Aquí deberían hacer lo mismo.
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—Un pequeñito tan encantador no debería tener esa mala suerte – dije con un poco de nostalgia, sus ojos bailaban ante la danza de mis dedos frente a su rostro y emitía ligeras carcajadas.
—Es verdad – dijo Serena con un puchero y Mina se introdujo un minuto en sus pensamientos.
—No te preocupes. El tío Seiya te enseñara a conquistar chicas que compensen el vacío – Tras mi salvada audaz para sacar a ambas chicas de su mundo interno, las dos me atacaron diciendo que era un insensible. Pero al menos volvieron a sonreír.
Ahora Darién había confiado en nosotros para cuidar a su hijo, aun no estoy seguro del porqué pero él y Serena tenían un extraño código de ex novios en el que siempre sabían lo que necesitaba el otro. Bombón siempre me dice, que es por todo lo que pasaron antes de conocerme, además una vez me contó sobre lo que pasó en su vida pasada. En verdad, debe ser muy intenso tener recuerdos de otra vida y encima encontrarse con el que compartió esa historia en su vida actual. Ahora entiendo muchas de sus dudas y confusiones pero después de todo, he logrado entrar en su corazón y ser parte de su vida, por eso me siento el ser más afortunado del universo.
Pienso en que ella quiere darle su apoyo por ese lazo que jamás romperán pero cuando el hombre llegó hecho un desastre en vida esa noche fría… bueno no se podía dejarlo así.
Flashback
"Era una noche invernal, ambos compartían una cena ligera y chocolate caliente frente a la chimenea. Los padres de Serena habían salido a alguna cita que Seiya les había arreglado para que disfrutaran en los días libres del señor Tsukino de su trabajo. Y Sammy estaba en su entrenamiento de futbol, por lo que ese día era apto para una romántica cita para dos enamorados. Hasta que el hermano pequeño volviera.
O al menos esa era la idea principal.
Estaban a la mitad del desafío de comer nachos con la salsa fiesta. Una combinación mortal y muy ardiente de pimienta, ajo, cebolla y salsa picante. La marca de Serena era de cuatro antes de beberse un litro de agua, meta que Seiya lideraba por lejos con 10 nachos sin ingerir una gota de liquido.
—No sé cómo lo haces… - decía tras terminar la botella helada entre sus manos.
—Seiya Kou no revela sus secretos – dijo seductoramente acercándose a sus labios.
—Aléjate, aliento de ajo – apartándolo con las manos –. Debes tener garganta reforzada o algo.
— Que puedo decir – mostraba su blanca sonrisa y ella estuvo a punto de lanzarle un cojín que tenía a mano cuando el ruido insistente de la puerta los alertó de que un visitante ajeno a su hogar estaba afuera. El chico se levantó de su puesto y rápidamente fue a ver quien tocaba tan repetidamente la puerta. Al abrir, se encontró con un Darién muy demacrado y con su bebé llorando entre sus brazos.
— Bombón… - no alcanzó a terminar de hablar cuando el otro chico, lo miró con unos ojos que transmitían algo muy poderoso y que le provocó a Seiya una sensación que pudo describir cómo una súplica que ver en ese rostro, generalmente, inexpresivo era sorprendente.
Tras una dramática entrada, Darién les explicó que le habían llamado de la sala cuna de Mamoru para comunicar que él estaba aún ahí porque nadie había ido a buscarlo. Él trató de llamar a su esposa, pero el teléfono no comunicaba. Al llegar a su hogar, las pertenencias femeninas no estaban. El bebé había rechazado cualquier tipo de comida, eso le habían dicho las encargadas de él, y por más que intentó darle un biberón, el pequeño no aceptó. No fue sino hasta que se vio en los brazos de Serena que dejó su nerviosismo y quiso comer. Darién decía que su hijo podía sentir que algo ocurría y le agradeció a su querida amiga que lo hubieran ayudado. Luego de esa noche esperó unos días para ver si era un arrebato o algo así pero nada ocurrió. Simplemente, se esfumó sin más explicación que una burda carta que ni siquiera intentó abrir, pues el príncipe terrestre creía que si no tuvo el valor de decirlo no había razón para leerlo.
Se había borrado todo rastro de ella en su hogar. Y pronto lo haría en su vida también. Cuando comprendiera que su meta en la Tierra no era enlazarse con una pareja, Darién se liberaría de los demonios que tanto lo atormentaban por dentro en esta vida.
Desde entonces, él le confiaba su más preciado tesoro a la única persona en la que confiaba ciegamente y la que podía comprender sus motivos para seguir adelante. Algunas veces estaba tan ocupado en su trabajo que le parecían eternos los turnos sin ver a su pequeño, pero entre Serena y Lita se turnaban para cuidar a Mamoru que disfrutaba tanto la atención que ahora temía que se portaba como un príncipe cuando lo cuidaban."
Fin del flashback
Mucho tiempo tarde en darme cuenta que ellos no estarán separados nunca. Tienen cosas que pueden compartir que no conozco, pero tampoco me gustaría que fuera de otro modo por ahora, ya que ese condenado chiquillo me ha hechizado, como a todos nosotros y creo que he comenzado a darle otro sentido a eso que llaman destino. Por ahora verla tan feliz con él en sus brazos es un regalo que pocas veces he pedido pero que ella me ha dado en más ocasiones de las que podría contar
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...
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— ¡Qué lindo te ves! – exclamó Mina y Seiya hizo una mueca graciosa al verlo con el disfraz que le había puesto.
— ¡Es un Mamo-duende! – decía mi amiga mientras le tomaba una fotografía.
—Pobre niño – decía Seiya –. Apuesto que lo hacen para atormentarlo cuando sea adolescente.
— ¡Pues claro! – Exclamó Mina – ¿O no te gustaría ver fotos de Serena de niña con su vestidito de domingo? – Y al instante me puse roja cual tomate y anote en mi agenda mental esconder esas horrorosas fotos.
— ¡Que tonterías dices! – regañe a Mina por su vil comentario – ¡Y tú deja de reírte! – me dirigí al malvado de Seiya que podía ser muy cruel cuando se lo proponía.
—Chicos, ya debo irme – dijo presurosa mi amiga mirando su reloj de pulsera –. Nos vemos otro día – y se fue sonriendo en su habitual animosidad.
—Quitémosle esta cosa al pobre chico – Seiya le sacó el disfraz y acomodó su ropa para luego sacudir su cabello –. Bien ¿Qué hacemos ahora? Aun tenemos un par de horas – dijo mirando su reloj.
—Vamos a buscar algo lindo para comprarle – dije animada – Tal vez podríamos ver algún accesorio divertido para él.
Estuvimos dando vueltas por tantas tiendas que perdí el sentido de cuantas habíamos visitado, incluso en una de ellas nos encontramos a Lita junto a Andrew, quienes buscaban un regalo para unos amigos según ellos. Se veían muy felices juntos y eso me dio mucho gusto pues a Lita le costó mucho trabajo confesarse a él, pero al final todo ha salido bien.
Caminábamos algo cansados pues habíamos recorrido mucho en una tarde. Y gracias a eso, acumulamos muchas bolsas de compras.
—Vaya que compramos muchas cosas, Bombón — decía Seiya mientras veía con desilusión su billetera –. No sé si cabrán todas en el auto – estábamos a pocos metros del vehículo.
—Ay, no seas quejumbroso. Veras que estarás agradecido cuando salgamos y todos se den vuelta a ver a tu hermosa novia.
—Pero hay cosas que me mostraras sólo a mi; ¿Verdad que sí? – me miró con sus ojos zafiro y su sonrisa seductora.
—Lo pensaré. Has sido un chico muy malo conmigo.
—Porque eres una perezosa.
— ¡Como si tu no lo fueras, Sei...! - iba a decir su nombre cuando recordé que estamos en la calle y él, es una estrella del espectáculo. Así que tuve que morderme la lengua, por ahora.
—Oye, Bombón...
—Dime.
—Siento que algo... nos falta – dijo mirando sus manos y contando las bolsas que tenía en ellas.
—Mmm bueno ahora que lo dices... – miré mi bolso, lo tenía y traté de recordar si habíamos dejado algo, pero no me hacía falta nada. Entonces vi la mirada de Seiya en mi busto, me mire a ver si tenía el abrigo abierto o algo así pero no.
—Bombón... – no quitaba sus ojos de ahí.
— ¿Qué? ¿Que tengo? – pregunté preocupada.
—Es más bien lo que... "no" tienes... – dijo con voz trémula, casi temblando los labios. Yo como soy una despistada, no lo seguí enseguida. Hasta que vi mis manos desnudas y me di cuenta a lo que se refería. Lo miré asustada. Creo que ha sido la vez que más he tenido miedo en mi vida entera,
— ¡Mamoru!
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...
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Notas de la autora:
Pero que despistados ¿no? :D Habrá que ver que ocurre ¿Qué piensas? El pequeño Mamoru ¿desapareció? ¿lo raptaron lo ovnis? ¿viajo en el tiempo? Ya se verá
Escribí esto porque muchos querían una continuación de "En un Café". Creo que me motivó para hacer una serie de pequeñas historias de las cuales este Two-shot es el siguiente que publico.
Espero te haya gustado.
Nos leemos
bye
