Corazón de Dragón

Disclaimer: nada de lo que ven aquí nos pertenece. El título y parte de la idea es sacada de la película del mismo nombre, y los personajes le pertenecen a Rowling ¡

Fic conjunto escrito por Ayhna y Lourdes Ariki

Advertencia: para los que entraron sólo por creer que éste era un Harry/Draco, entérate de una ves que aquí no tienes nada que leer.

Cap.1 Dreykho

Suspiró, recostándose en la raposa corteza de aquél árbol. Si seguía así, al levantarse su espalda quedaría pegada al roble, pero no podía evitarlo. Era extraño como las cosas perdían su sentido al pasar los días...y al final, sólo quedarían Sirius y sus recuerdos. Sirius, que por su culpa estaba muerto. Sirius..

Si tan sólo hubiera puesto un poco más de empeño en sus clases de Oclumancia. Pero no, pensó que le sería útil a los de la Orden tener alguien que pudiera ver los ataques mortifagos, o las reuniones. E ilusamente, cayó en la trampa de Voldemort.Se dejó influenciar por aquellas ilusiones, y ahora su padrino estaba muerto. Nadie podría quitarle de la mente que habí sido por su culpa.

Y no sólo su pérdida, sino el haber arriesgado la vida de sus amigos y los que vinieron a buscarlos luego. Por su estupidez e inmadures, había perdido al que fue como su padre. Su última esperanza para no tener que vivir con los Durslyes... agachó su cabeza, mirando hacia el suelo. Se había subido a la misma rama por la que años pasados había escapado de Destripador, el perro de Tía Marge. Sólo que ahora quería escapar de los recuerdos, pero no podía.

Harry filtró su vista entre las hojas, y miró la infinidad de casitas iguales. Pensó en la cantidad de "ecosistemas" individuales, y se dio cuenta de lo pequeño que era el entorno que transitaba. Pensó en Voldemort como un terrorista muggle, y se sintió como un inútil telespectador. A final, dudaba ser realmente de importancia. En estos pensamientos divagó hasta la noche.

Medio dormido, un ruido alertó sus sentidos. Abrió los párpados, dejando ver un par de esmeraldas que buscaban en el aire aquél desperfecto que le inquietaba. Las ventanas de todas las casas brillaban como amarillos cuadrados recortados en cartulina negra, lo que significaba que era la hora de la cena.

De pronto, primero con un frío que calaba los huesos, seguido de las voces de sus padres y la imagen de Sirius cayendo por el velo, comprendió. Y no hizo falta ver más allá de dos o tres encapuchados para alarmarse.

-Dementores y Mortifagos..!- exclamó, saltando al suelo. Ahogó un grito al sentir sus huesos crujir, pero no tenía tiempo para eso. Su varita estaba en su habitación, y sin ella..

-Expelliarmus!- Harry se agachó justo a tiempo. Entró por una ventana cercana, rodando. Se escondió debajo de una mesita del salón, escuchando los gritos de sus tíos y su primo. Se escabulló hacia las escaleras, cerrando los ojos con fuerza y el corazón encogido. No quería ni imaginarse lo que les podían estar haciendo..

No era justo!! Ahora atacaban su casa, y seguramente matarían a casi todo el distrito de Surrey por su culpa. Desearía desaparecer...Vio el teléfono en el pasillo, y un foco de esperanza cruzó por su cabeza.

-2,2,3,4...Si? Señora Figg??- exclamó asustado. Estaba por hablar, cuando escuchó desesperado.

-Hola, soy Arabella Figg... Ahora no estoy en casa, deja el mensaje después del tono y haré todo lo posible por..- cortó de inmediato, mirando con terror las escaleras, por las que sentía pasos apresurados subir. Tenía que llegar a su habitación, y encontrar su varita...

Irrumpió en su habitación con la fuerza de un huracán y la vio, descansando en el escritorio. Unas cuantas palabras bien dirigidas y tendría una oportunidad de soportar hasta que llegaran los de la Orden..

Contario a todo lo que hubiera pensado, no se encontraba sumido en la desesperación. Lo envolvía un aura de triste resignación, y le importaba poco si lo mataban. Así todo terminaría...y podría ver a sus padres, y a Sirius...

Metido en esos pensamientos, y con la varita a centímetros de distancia de su mano, lo encontró el mortifago que lo seguía, el cual no dudó en utilizar su magia.

-Avada Kedavra!!- la maldición asesina se dirigió al chico que se volvió asustado. Una misteriosa explosión circuló el ambiente, y luego no supo más.

Una sensación cálida lo embargó, y el dolor en su cuerpo fue menguando poco a poco, hasta desaparecer. Sentía algo raro en su pecho; quizá así se sentía uno al "volver a nacer". Gimió bajito.

-Veo que por fin te has despertado..- sonó una voz que lo llenó de tranquilidad, como si fuera parte de él- comenzabas a preocuparme, pensé que había llegado tarde- comenzó a recordar los sucesos en Privet Drive, y abrió los ojos lentamente, buscando ajustarse los anteojos, sorprendiéndose al notar que podía ver perfectamente, y no los llevaba puestos.

Al parecer, se encontraba tendido en un suave lecho, en una cueva, y un tibio fuego crepitaba a su lado. Más allá se veía la salida, por la cual alcanzaba a ver las estrellas brillantes como nunca, titilando en una misteriosa danza. Se sentó, y buscó al que le había hablado. Sin embargo, al hacerlo sintió una dolorosa punzada en el pecho.

-Si, al principio duele- comentó la voz- pero es hasta acostumbrarnos. O eso me han dicho..

-Quién eres?- preguntó Harry, una ves que encontró una posición cómoda. Escuchó una risa baja.

-No quieres saberlo.

-Inténtalo- le animó el chico, algo divertido. Por alguna razón, se sentía en confianza con aquél desconocido.

-Bueeno, si insites..-comentó con voz cantarina. Harry se estremeció al oír grandas pisadas, y el movimientos lento de algo pesado al arrastrarse. Tuvo que tragarse un grito al ver la cara de su interlocutor. Éste hizo una mueca burlona, si es que eso era posible en alguien como él- si, soy muy guapo, verdad?. Quieres un autógrafo?- el "niño-que-vivió" se sonrojó.

-No..bueno, es que eres..-tomó aire- un dragón.

-Ah!- el dragón se sentó, con un tono de resignación impregnado en su voz- si, ese pequeño detalle..todas sales corriendo- le guiñó un ojo.

-No..bueno, digo, no creo que seas feo para los de tu raza- dijo, tratando de enmendar su error. Pero la criatura rió despectivamente.

-Supongo que sí, tan lindo que soy..sino fuera por el hecho de que soy el último de los míos. Los que tú conoces son los dragones comunes- agregó al ver la cara intrigada de Harry- nosotros éramos los mágicos. Pero dime, porqué no salimos unos momentos? Es una noche preciosa..

-Si, claro- le respondió. Cada ves la punzada del corazón iba disminuyendo, y para cuando salieron a la luz ni la sentía. Miró asombrado a su alrededor; se encontraba en la parte más alta de una isla, al parecer desierta. El único indicio de vida eran las ruinas de un castillo, y las ocasionales columnas de piedra que se encontraban desperdigadas por ahí.

-No me los comí, lo juro- parlamentó con voz solemne el dragón.

-No pensaba eso- se defendió Harry, aunque no era del todo cierto. Se volvió a verlo, y entonces aprovechó la brillante luna para observarlo mejor.

Era un dragón marrón, con una corona de púas blancas que comenzaban por el hocico, extendiéndose por toda la columna y la cola, terminando en el nacimiento de una especie de membrana gruesa color ámbar en punta de flecha. Las alas, de un color rojizo, guardaban cierta familiaridad con la de los murciélagos, y eran traslúcidas. La criatura, en cuatro patas, las tenía dobladas en torno a sus costados, dándole una apariencia de pato, porque el largo cuello se doblada como los de aquellos. Para dar una idea, debía de medir lo mismo que dos caballos, uno detrás del otro. Sus oscuros ojos (que en realidad eran verdes oscuros) miraban hacia las estrellas, disfrutando de la brisa nocturna.

-Hermosa, no?- no esperó una respuesta, y siguió hablando- ésta es Avalon, la tierra de héroes..la Tumba de Arturo, el Gran Rey.- Harry miró con renovado interés las ruinas- y mi anterior último hogar.

-Porqué estoy aquí?- preguntó.

-Porque tu casa estaba infestada de hechiceros oscuros- contestó, con cara de "duh"

-Ya..-entonces recordó la maldición, y se volvió al dragón- estoy muerto?

-Hm..- él lo miró, y con la boca lo tomó del cuello de la remera, lo elevó unos centímetros, y lo tiró al suelo.

-Hey!!

-No, me parecer bien corpóreo- suspiró, y un par de hileras de humo se asomaron con una pequeña explosión por su nariz- tuvo que tomar medidas drásticas para que no murieras- le señaló con una garra la ropa parcialmente rasgada. El chico se apuró a correr su ropa, y observó atónito, en el sitio donde debiera estar su corazón, una cicatriz circular de color dorada- tu frágil corazoncito ya no funcionaba- susurró. Harry lo miró unos momentos, sin saber como reaccionar ante aquello. Volvió a suspirar- es una antigua forma curativa de mi pueblo- se sentó con las "piernas" cruzadas, y con una garra levantó una escama que sobresalía por su color cobre. Harry se tapó un poco los ojos hasta que se acostumbró al color rojizo y al calor, y miró deslumbrado la mitad de un corazón latiendo en lo que parecía fuego puro. El dragón cerró la abertura, y ambos volvieron a mirarse- además, es una práctica forma de asegurarme de que no te suicides, ya que así yo también moriría, y viceversa- a pesar de la cantidad de preguntas que pululaban en su mente, el joven sintió que no era momento para preguntar, sino para aceptar.

-Y...cómo te llamas?- el dragó rió suavemente, y miró las estrellas de vuelta.

-Je..no podrías pronunciar mi nombre- con un "dedo" señaló una constelación- ves aquellas estrellas? Son la constelación del Dragón..Dreykho para los científicos. Siempre he querido que alguien me llame así- terminó, nostálgico.

-Entonces, será Dreykho- y sellaron una nueva amistad naciente con una mirada entre ambas esmeraldas.

Éste sería el comienzo de una curiosa aventura, como jamás se ha visto...

Ñaca ñaca...

Notas de las Autoras: hola! Ayhna y yo nos hemos unido para hacer esta historia.. ¡ Espero que les guste nuestro nuevo experimento. Les avisamos que quizá nos tardaremos un poco en actualizar ya que, como comprenderán, entre que nos encontremos y nos pongamos de acuerdo en cada cap..pero no perdáis las esperanzas!! Jaja, ya se me ha pegado esa forma de hablar...

Dejen r/r!!

Kissuos,

Lourdes Ariki y Ayhna