LOS PERSONAJES NO ME PERTENECEN, HAGO ESTA PEQUEÑA HISTORIA ÚNICAMENTE CON FINES DE ENTRETENIMIENTO

El cambio había sido tan gradual que ninguno de los dos se dio realmente cuenta hasta que ya era demasiado evidente.

Habían crecido, sus atuendos y sus cuerpos eran los más fieles testigos del avance. Akane ya no usaba aquellos vestidos aniñados que cubrían su figura y su piel, ahora usaba entallados pantalones de mezclilla, faldas y vestidos por arriba de la rodilla que se amoldan perfectamente en su cuerpo y sugestivos pantalones ceñidos; de las blusas ni hablar, ajustadas, con escotes algo pronunciados sin llegar a ser vulgares, con los hombros descubiertos, ahora se notaban perfectamente todas y cada una de las curvas que el entrenamiento de años había moldeado tan adecuadamente. Su rostro tampoco se quedaba atrás, pues aunque no había perdido sus característicos rasgos, ya no era la niña que Ranma había conocido hacía 5 años cuando por primera vez cruzó el portal del Dojo Tendo; sus ojos marrones seguían siendo hermosos enmarcados por espesas y largas pestañas, sus mejillas se habían afilado perdiendo la redondez característica de la infancia, sus labios se habían vuelto más carnosos, provocadores, atrayentes.

Ranma tampoco se quedaba atrás, ya que aunque no había dejado de usar sus características ropas chinas, ahora estás se ajustaban más a su cuerpo, dejando muy poco a la imaginación con lo que a sus trabajados músculos se refiere; todo él, desde su cuello, sus brazos, su torso, su abdomen, su espalda, aquella varonil y delgada cintura, sus piernas fuertes y su bien moldeado trasero, todo parecía esculpido por los mismos dioses; su rostro también había cambiado en sus rasgos, sus ojos azules natos se habían hecho más profundos con la madurez que traen los años, todas sus facciones se habían vuelto más varoniles, la mandíbula fuerte, la boca carnosa, toda una tentación.

Sin embargo, no fue si no hasta apenas hace 2 semanas que Ranma se había dado cuenta del cambio en su prometida. Si antes esa chica, a la que él trataba como fea, pechosplanos y demás adjetivos peyorativos, traía babeando a media Nerima, actualmente la leyenda de su belleza y voluptuosidad se había extendido más allá de la ciudad, provocando que cada día llegarán por lo menos 2 pretendientes a las puertas del Dojo para retarla y pedir su mano en matrimonio. ¿Acaso creían que Ranma estaba pintado o qué?¿Cómo se atrevían siquiera a pensar en verla si ella está prometida con él y solo con él? Hacía 2 semanas que esto había comenzado, cada día Ranma era quien entraba en combate con los pretendientes de Akane para defender su título de único prometido de la menor de las Tendo. No es que estuviera interesado en ella, era cuestión de orgullo, nadie vencería a un Saotome en ningún terreno, o eso es lo que de su boca salía para justificar su furia ante cada oponente.

Akane también se dio cuenta del cambio en Ranma, ¿Desde cuando se había vuelto tan varonil y apuesto? Se notaba que todos esos años de entrenamiento habían rendido frutos, cada músculo se tensaba suculentamente, cada poro de su tersa piel sudaba gotas que empapaban su blanca camiseta haciendo que está se pegará sensualmente a su cuerpo, siendo un deleite a la pupila; sus piernas eran firmes, eso lo demostraba con cada Kata perfectamente ejecutada en tiempo y forma, y su trasero ¡Rayos! Era un postre que valía la pena saborear lentamente; de la misma manera, últimamente los ojos de Akane eran atraídos casi hipnóticamente por la entrepierna del joven, había notado que se notaba más abultado que anteriormente, ¿Cómo sería verlo, tocarlo, sentirlo? Mentalmente se daba una cachetada cada que sus pensamientos tomaban ese rumbo. ¡¿Desde cuándo Akane pensaba de esa forma en Ranma, si ella no era una pervertida?! Fue cuando se presentó el primer retador a su casa.

FLASHBACK

En la entrada del Dojo Tendo se encontraba un joven de 25 años, medía cerca de 2 metros, bastante fornido, moreno, de rostro atractivo y ojos verdes. Era el mediodía de un sábado, por lo que la familia al interior de la casa estaba tranquila, con cada miembro ocupado en sus distintas tareas.

Tocó la puerta con fuerza descomunal, por lo que algunos miembros de la familia se congregaron cerca de la entrada, a la expectativa de quién podría llamar de tal manera. La primera en salir fue la dulce Kasumi.

-Dígame ¿En qué puedo ayudarle? – preguntó con su hermosa sonrisa.

-Estoy buscando al padre de Akane Tendo, soy Tsubasa Miyamoto – respondió la mole de músculos parada frente a ella.

-Permítame un momento, si gusta pasar, le avisaré a mi padre que lo buscan-

Lo dirigió hasta la sala de estar y le pidió sentarse, a lo que el extraño accedió. No necesito ir a buscar a su padre, ya que este se encontraba al pie de la escalera con su gi negro puesto impecablemente. Detrás de él ya se encontraba el resto de la familia a la expectativa de quién sería ese extraño y que quería con Soun.

Soun le indicó a Kasumi que él lo atendería, dirigiéndose hacia donde se encontraba Tsubasa y sentándose respetuosamente ante él.

-Dígame, caballero, ¿ qué lo trae a mi casa y solicitar mi presencia?. Yo soy el padre de Akane, Soun Tendo.-

-Buenos días, señor Tendo. Soy Tsubasa Miyamoto, provengo del pueblo de Ouchijuko,y he venido hasta aquí para pedir la mano de su hija Akane en matrimonio.- Tsubasa miraba fijamente a Soun, hablando con total seguridad y aplomo.

-Lo siento, Akane ya está prometida- respondió Soun sin siquiera pestañear.

-Lo sé y no me importa, derrotaré en combate a cualquier enclenque que este prometido con su hija y será mi esposa- contestó Tsubasa con el mismo tono con el que había hablado hasta ahora.

Fue la gota que derramó el vaso. El ego de Ranma Saotome no sería pisoteado por nada ni nadie, y había sido ofendido por partida doble, primero lo llamó enclenque y segundo quería quitarle a Akane, SU prometida.

Cruzó velozmente la distancia que lo separaba de dónde estaba Soun y se paró altivo a un lado, su mirada era fuego puro, sus puños estaban blancos por la manera en que los apretaba, su cara parecía imperturbable a pesar del deseo que tenía de callar a golpes a "ese".

-Acepto el reto, soy Ranma Saotome, heredero de la escuela de combate en estilo libre Saotome y UNICO prometido de Akane Tendo- pronunció firmemente mientras retaba con la mirada a Tsubasa.

El intruso ni siquiera se inmutó ante la intromisión en la plática. Lentamente giró su rostro para encontrarse con los ojos de Ranma y contestarle con la mayor calma.

-Un poca cosa como tu no tiene derecho a casarse con la hermosa mujer que es la señorita Tendo, ella merece algo mejor, o sea, a mí-

Akane no pudo seguir impasible ante lo que estaba ocurriendo, también entró a la sala de estar tratando de mantener la calma, si algo había aprendido en estos años era a tratar de controlar su temperamento y dejar la impulsividad de lado, aunque cierto individuo de ojos azules era especialista en sacarla de sus casillas.

-Honorable señor, yo soy Akane Tendo, no habíamos tenido el gusto de conocernos, por lo que considero una falta de respeto que se presente de esta manera en mi casa e insulte a los miembros de esta familia. Además, no es mi deseo casarme con usted.- dijo con firmeza mientras le miraba a los ojos.

No sabía por qué, pero esa mirada verde le inquietaba, era como si pudiera ver hasta el fondo de su alma, poniéndola sumamente nerviosa.

-Señorita Tendo, al fin tengo el gusto de conocerla, lo que dicen los rumores es poco comparado con la realidad. Es usted una mujer de excepcional belleza, su complexión física es extraordinaria, sus sensuales caderas son impresionantes, completamente adecuadas para darme una buena descendencia, aparte de las tremendas noches de deleite que tendremos; además que al ser también de las mejores representantes del arte marcial, garantizaremos una estirpe legendaria. Ansío desmesuradamente nuestra noche de bodas, ángel mío- Tsubasa dijo esto con una voz tan sensual que hasta Nabiki pensó en ser ella la protagonista de la noche de bodas con aquel apuesto varón.

Akane se sintió tan perpleja que no supo qué responder, sus mejillas se colorearon de la turbación, sus ojos no dejaban de pestañear, las palabras se atoraron en su boca, por lo que solo atinó a bajar los ojos tímidamente.

Aquello solo hizo que el enojo de Ranma subiera a la estratósfera ¿Acaso ese individuo acababa de hacer obscenos comentarios sobre las caderas de Akane además de insinuar que quería meterse en la cama con ella? ¿Y por qué la idiota esa no le decía nada? Por menos que eso él ya se hubiera ganado un viaje por los cielos de Nerima cortesía del puño de la chica.

-¡Sobre mi cadáver!- gritó Ranma, rompiendo aquella atmósfera de tensión que se formó, haciendo que la joven regresara de su turbación.

-¡Que molesto eres!-dijo Tsubasa con desgana – te derrotaré rápidamente solo para que no se diga que la honorable familia Miyamoto se aprovecha de los débiles y no les da oportunidad.

-Por aquí por favor- indicó Soun Tendo a la cabeza de todos en dirección al Dojo.

En el centro del Dojo, pegados a la pared, se acomodaron todos los habitantes de la casa para presenciar el combate, excepto Ranma, que ya se había posicionado para comenzar.

Tsubasa se paró enfrente de Akane, tomó delicadamente su mano y depósito un dulce beso en el dorso de esta.

-Hermosa Akane Tendo, ganaré este combate para que lo antes posible nos dediquemos a engendrar al heredero que lleve el nombre de nuestras escuelas de combate en alto, estoy seguro que con la voluptuosidad de tus caderas y la calidad de mi semilla, nuestra descendencia llegará pronto a alegrar nuestro hogar- dijo el corpulento hombre a Akane con esa mirada que derretía glaciares.

Akane no reaccionaba, por lo que Ranma se acercó velozmente y la tomó de las caderas para alejarla del entrometido Tsubasa mientras le decía:

-¡Oye! ¡Tú y yo, al centro del Dojo, ahora! ¡Y tú, deja de comportarte como una boba!- lo último lo dijo viendo bastante enojado a Akane mientras la soltaba.

La chica solo atinó a sonrojarse y abrir sus ojos desmesuradamente, parecía que iba a decir algo pero las palabras se quedaron solo en un mohín.

Tsubasa se retiró con una sonrisa de satisfacción, se colocó en su lugar e hizo una reverencia para luego colocarse en posición de combate. El chico de la trenza hizo lo propio, estaba dispuesto a arrancarle aquellos perfectos dientes al atrevido ese.

El primero en atacar fue Tsubasa, era demasiado veloz, cuando Ranma se dio cuenta se encontraba justo frente a él lanzando un golpe directo al pecho que casi tumba al pelinegro, sin embargo su defensa estaba tan bien posicionada que solo lo hizo retroceder un poco. Ranma se encontraba distraído y enojado, necesitaba calmarse y concentrarse en la pelea o irremediablemente perdería ante el engreído ese.

Arremetió colocándose a la espalda de Tsubasa, bajando su postura para poder barrer sus pies y derribarlo, sin embargo su contrincante era muy diestro, saltó sobre sus manos para tomar impulso y caer posteriormente de pie a un par de metros de donde inició la batalla, corrió hacia la pared para impulsarse y así aumentar la fuerza de la patada que le dirigió a Ranma, pero el chico Saotome, que ya se encontraba centrado en la pelea la esquivó fácilmente, Tsubasa siguió atacando sin piedad con todo el poder que tenía, tan embebido estaba en la pelea que no se dio cuenta que estaba a punto de caer en la trampa de Ranma, quién con los pies comenzó a dibujar una espiral en el suelo.

Tsubasa sentía que ganaba la batalla, estaba dispuesto a darle un golpe letal a Ranma, se encontraba solo a centímetros de él, por lo que junto toda su fuerza en su mano izquierda para lanzar un único puñetazo que acabaría con la vida de su contrincante; su confianza fue su perdición, ya que Ranma elevó el puño en ese momento.

-¡Dragón volador!- fue lo último que escucho Tsubasa antes de perder el conocimiento mientras caía dentro de la espiral de la legendaria técnica.

FIN FLASHBACK

A pesar de que Ranma había derrotado a ese primer oponente, aún recordaba las palabras de aquel tipo y le hervía la sangre; más se enojaba cuando admitía que debía darle la razón cuando habló de la voluptuosidad de las caderas de Akane. Había notado algo pero no quería darle importancia, sin embargo, el día del encuentro, no fue casualidad que haya levantado a la chica justo de esa parte de su cuerpo para alejarla de él, el motivo real fue constatar sin levantar sospechas su teoría. Pesó, delineó y palpó en cuestión de segundos el cuerpo de su prometida, ese fue el motivo real del sonrojo y asombro de Akane justo antes de empezar la pelea. ¡Maldición! ¡¿Cómo se atrevía aquella a ser tan endiabladamente sensual?! ¿En qué momento pasó si él no le había quitado la vista de encima en todos esos años? ¡Cómo podía ser tan bruto y ciego!

Seguía maldiciéndose mientras "intentaba" entrenar, sin éxito obviamente, ya que llevaba horas intentando un movimiento sencillo sin haber podido ejecutarlo bien. Debía calmar las voces de su cabeza, pues Tsubasa Miyamoto solo había sido el primero de muchos que se habían presentado con el mismo motivo. Había derrotado a todos sin compasión, con furia y rápidamente, y por lo poco que alcanzaban a decir había concluido que los rumores sobre la belleza de Akane se había extendido demasiado, los más obscenos hablaban sobre su perfectamente dotado cuerpo y especialmente de lo bien formadas que tenía las caderas; que también se decía que aunque tenía un prometido lo del compromiso era solo una farsa, ya que ahora tenía 21 años y no se había casado, y aunque hubo un intento de boda, todo era parte de hacer más creíble la actuación. Peor aún, se rumoreaba que su prometido se convertía en chica por una maldición de Jusenkyo y que actualmente era tan poco hombre que nunca habían tenido contacto físico íntimo y por lo tanto la chica era virgen, es más, ponían en duda la orientación sexual de Ranma, pues si se convertía en chica a lo mejor le gustaban en realidad los hombres.

Para todos los que habían acudido a retarlo, Akane solo era un trofeo: Virgen, sensual, bella, experta en artes marciales, con un cuerpo de locura y un rostro de ángel, todo lo que un hombre podía desear.

-¡Estúpidos! ¡AKANEEEEEEEEE!!- se alcanzó a escuchar su grito mientras daba decididos pasos buscando a la mujer , lo que hizo que ella interrumpiera sus propias cavilaciones sobre el mismo tema.

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Agradezco todos los comentarios que he recibido por mi otra historia, espero esta les agrade igual o más.