SUMMARY: Dos clases sociales, dos diferentes zonas; dos chicos, dos vidas diferentes; ¿que pasará cuando el destino cruce sus caminos? Universo Alterno; Género Shounenai.
DISCLAIMER: Los personajes de Yu-gi-oh! Son propiedad de Kazuki Takahashi y por los tanto no me pertenecen... buuuaaa!
JUEGOS DEL DESTINOPor Janet0041
CAPITULO INadie sabe por qué pasan las cosas... ni el por qué vienen, ni el por qué se van; muchas veces, simplemente uno se limita a vivir y a seguir lo que viene día con día, sin siquiera preguntarse los motivos por los cuáles vive, o por lo cuáles simplemente existe; yo nací dentro de un mundo extraordinario, donde los bailes y el duelo de monstruos mas que un placer, eran un negocio... y fue con esa mentalidad con la me educaron y con la crecí, pensando que era lo único existente, y que la forma en la que me lo habian enseñado era la única manera correcta... siempre lo creí así, o al menos, lo creí hasta hoy...
El viento sopló con suavidad bajo el manto nocturno, cubierto a su vez de miles de estrellas, mientras que el gran astro reflejado en el gran lago lograba embelesar con su magnificencia y su hermosura a quien decidiera mirarla; el murmullo ocasionado por el roce de las hojas de los árboles contra si mismas parecian entonar una dulce melodía que solo podía ser opacada por Violinista en el Tejado, interpretada por la orquesta dentro del gran salón de fiestas en la mansión Pegasus; pronto un sonido agudo ajeno a la pieza musical captó la atención de los presentes conforme fue haciéndose mas fuerte, cesando el sonar de la melodía, y haciendo que los invitados finalmente repararan en el anfitrión del evento.
"Gracias por su atención..." fueron las primeras palabras del hombre al momento de poner por un lado la copa vacía y la cuchara con la que habia logrado su cometido "Muy buenas noches tengan todos ustedes; antes que anda, quisiera darles las gracias por su asistencia a este evento, en esta noche tan especial..." se gira hacia su derecha al momento de con una mano tomar la de una joven y hermosa mujer rubia, para enseguida, besarla "Hoy, se celebra el 29th cumpleaños de mi amada esposa, Cecilia... y también, nuestro 14th aniversario de bodas..." toma una copa llena de champagne, al momento de alzarla ante los invitados "Damas y Caballeros, yo, Maximilian Pegasus, quiero proponer un brindis por esos dos maravillosos momentos..." tras ser correspondido el ademán, habiendo un par de aplausos después, la música comenzó nuevamente, al momento que el hombre se sentaba a un lado de la mujer.
"Me siento realmente halagada, Maximilian... solo que creo que el mencionar mi edad no fue para nada caballeroso..." dijo con fingida molestia la dama, al momento de reir suavemente, ganándose un beso en la mano por parte de su esposo.
"Supongo que entonces, deberé recompensarte por ello, amada mia..." por breves instantes, ambos se miraron riendo; en seguida, pusieron su vista sobre el resto de los invitados.
"Lo tomaré en cuenta, cariño... en estos momentos, tengo a otras personas mas en mente..."
"Ohhhh... y créeme que si no supiera de quien hablas, me hubiera puesto celoso... ¿crees que lo estén pasando bien?"
"No lo sé... ¿por qué... no vas a ver...?"
"Si así lo deseas..." se pone de pie al momento de hacerle una reverencia "volveré tan pronto como pueda..." finalmente, se retira.
Tras un par de minutos de esquivar invitados, logró divisar el lugar que buscaba; sin haber batallado para encontrarles, sonrió amplia y burlonamente para ver, como en años anteriores, que las dos figuras que buscaba peleaban de manera discreta con dos de las botargas (en base a cartas del mundo de caricatura) que había mandado a que les vigilaran especialmente. Finalmente, tras caminar un poco mas, estuvo enfrente de ellos, captando su atención.
"Mis estimados jóvenes amigos... ¿están disfrutando del evento?"
"El evento no está mal, pero seguro lo disfrutaría si estas cosas dejaran de fastidiar...!" respondió uno de los dos chicos, un joven castaño de complexión delgada, tez blanca y ojos azules, al momento de lanzar la botarga por un lado; Pegasus miró por unos instantes el disfraz en el suelo, para enseguida, girarse hacia el muchacho.
"Mi estimado joven Kaiba, tan sincero como siempre..." en seguida, el hombre miró al otro chico, el cual pese a notarse que se encontraba del mismo humor que su compañero, parecía reprimirse mas el deseo de hacer lo mismo con la otra botarga; sin embargo, pese a lo normal que le era mirarle en esos eventos, no logró evitar antes, por breves segundos, reparar en el extraño y a la vez curioso peinado en forma de estrella que se formaba de manera natural en su cabeza "Dime, joven Athemus, ¿qué tal la fiesta?"
"Tan excepcional como siempre, Sr. Pegasus..." respondió de forma pasiva el chico, al momento de pasarse la mano por su cabello "¿Cómo lo está pasando su esposa?"
"Quitando el hecho de que mencioné su edad, lo está pasando de ma-ra-vi-lla... espero que el resto de los invitados así como los bocadillos y bebidas, sean de su agrado... ahora, si me disculpan, debo de ir a atender otros asuntos... que pasen buena noche..." antes de comenzar a caminar nuevamente, se detiene "ah! Por cierto... sus habitaciones están listas para cuando gusten retirarse a descansar..." tras despedirse con la mano, sale, ante la mirada del duo, mientras que finalmente, el chico de crestas doradas repite la acción de su colega con la otra botarga.
"Mmph! Finalmente te animaste a hacerlo, Yami! Pensé que te quedarías soportándolo toda la noche, como siempre!"
"Venga, Kaiba, que hasta yo tengo un límite... y mira que aguantar esto durante varios años, ya era justo..."
"Miren a quienes tenemos aquí... ¿asi es como agradecen la hospitalidad del Sr. Pegasus? No quiero imaginarme cómo sería si no lo hicieran..."
Tanto Yami como Seto se giraron hacia el dueño de la voz, identificándolo al instante: su larga cabellera rosada y sus ojos grisáceos, así como su presencia en público y su fanatismo por las rosas, le hacían un individuo imposible de no reconocer.
"Zigfried Shreader... que... sorpresa..." habló Yami sin apartar su vista de él, con un gesto serio en su rostro.
"No esperaba verte por aquí..." saludó Kaiba a su modo, de la misma manera que su colega; el sujeto rió irónico.
"Je, ¿de verdad pensaron que mi propio tío no me invitaría a uno de los eventos más importantes en su vida?"
"Em... la verdad no, al menos no desde el último incidente..." respondió el rubio un tanto nervioso, recordando dicha situación cuando mas jóvenes, había quemado una de las cortinas por accidente durante uno de los tantos bailes del hombre de cabello platinado.
"Tan gracioso como siempre, Athemus... efectivamente, fue un desastre aquella ocasión, pero en estos momentos ya no soy un niño y tengo cosas más importantes en las cuáles pensar... ¿verdad que piensas de la misma forma que yo, Kaiba...?"
"La verdad es que no me interesa en lo absoluto lo que estés pensando".
"¿En serio? Pues creo que debería comenzar a importarte... después de todo somos socios... ¿mmm?"
"Como te lo dije antes: no me interesa lo que pienses fuera de los negocios... y yo no he venido a hablar de eso hoy... ahora, si me disculpas... Yami..." tras decir eso, Kaiba se pone de pie y pasa por un lado del chico de cabello rosado sin siquiera mirarle; tras unos segundos, el mismo se gira hacia por donde salió el castaño.
"Es taaaan impredecible... es un don que tiene..."
"Ya lo creo... de cualquier modo... yo... también me retiro, Zigfried... el viaje fue agotador y estoy cansado; que pases buena noche" y al igual que Kaiba, salió del lugar dejando al muchacho solo; sin un acompañante en ese lugar, finalmente decidió dirigirse a la mesa principal donde la pareja anfitriona se encontraba.
"Excelente fiesta, ¿no?" fueron las primeras palabras que pronunció Zigried a manera de saludo, captando la atención de Pegasus y Cecilia "y digo, ¿qué se podía esperar siendo ustedes los anfitriones? Je..." el chico se sienta por un lado de Pegasus "Debes enseñarme algún día tío, como es que lo haces..."
"Mmmm... no es cosa del otro mundo... todo consiste en ser del agrado de la gente... y hablando de ello... ¿has hablado ya con el joven Kaiba y el joven Athemus?"
"Si... se puede decir que si... ¿sabes? es encantador... pero no sé como es que logras entablar una buena conversación con él..."
"Ya te lo dije... es simple tacto person... OH! MI QUERIDO KAIBA!" sin siquiera terminar de hablar, se pone de pie mientras sale en la dirección en la que el castaño se encuentra, ante la mirada indignada de Zigfried y las risas discretas de Cecilia.
"Disculpa a tu tío, Zigfried, sabes como se pone con Seto y con Yami cada que tiene oportunidad..."
"Si, la verdad es que ya me estoy acostumbrando, tía... me estoy acostumbrando..."
"Menos mal... por cierto, ¿has visto al joven Yami? Creí que estaba con Seto..."
"Se retiró... dijo que la fiesta no le era del todo de su agrado... ¿qué descortés, no?"
"Supongo que está cansado por el viaje, tener que viajar por 5 horas es bastante pesado... me alegra que haya decidido retirarse..."
"Si... como sea... iré a saludar al resto de los invitados... ¿tía? Si me disculpas..." y finalmente, se puso de pie sin decir algo mas.
Por su parte, Yami caminaba hacia la habitación que se le había asignado; una vez ahí, sin siquiera despojarse del traje que vestía, se tumbó sobre la cama boca arriba, al momento que cubría su rostro con el dorso de la mano, dejando escapar una respiración para liberar la tensión en su cuerpo que se había acumulado; tras breves segundos, abrió levemente sus ojos, mirando la luna en lo alto a través del gran ventanal junto al que se encontraba recostado, metiendo su mano en uno de los bolsillos de su saco instantes después y sacando su mazo de cartas, posando su vista en dos cartas específicas tras haberlas localizado, al momento que comenzaba a recordar como las había obtenido...
Era inevitable el que estuviera ansioso... después de todos los problemas que había tenido con su familia, podía ver los grandes frutos que con su trabajo, en conjunto con su imaginación, había logrado; y era aún mas los motivos para emocionarse, puesto que a pesar de llevar mas de 12 años en el mismo proyecto, las cosas no seguían igual, sino que ahora, eran incluso mejores que en su comienzo; tras mirar a sus invitados de manera general, no pudo evitar el dibujar una sonrisa de satisfacción; una mano a sus espaldas clamando su nombre le hicieron girarse, al momento de toparse con dos hombres, ambos de unos 35 años aproximadamente, uno de ellos acompañado por su esposa.
"Ah... Señores...! No saben el gusto que me da verles por aquí...!" saludó de manera respetuosa y alegre al mismo tiempo.
"Venga, Pegasus, que no debería fascinarte tanto nuestra presencia... después de todo, venir es lo menos que podíamos hacer después de 6 años de que nuestras compañías fueran socias..." respondió uno de los sujetos, un hombre de complexión mas o menos fuerte, tez apiñonada y barba y cabello de color violáceo oscuro.
"Tan amable como siempre, Sr. Athemus... debería ser yo quien agradeciera la confianza que me dieron en ese entonces... apenas empezaba todo esto de la idea del duelo de monstruos, y francamente no estaba seguro de que fuera bien aceptada... je..."
"Yo llegué a pensar también lo mismo, sin embargo, son esos misteriosos y extraños impulsos que de vez en cuando le dan a uno los que hacen pensarlo, y finalmente, después de razonarlo mucho, y en un extraño arranque de loquera, estuve de acuerdo también... Menos mal que todo ha salido bien..." culminó el otro hombre, cabellera castaña y apariencia robusta.
"Su sinceridad es un rasgo característico muy propio de usted, Sr. Kaiba..." Pegasus rió un tanto nervioso, tratando de cambiar el tema enseguida, girándose hacia la única mujer que en ese momento se encontraba presente "por cierto, ¿ha visto ya a Cecilia?"
"Eso mismo iba a preguntarle, ¿su esposa está mejor ya?" habló esta vez la acompañante del Sr. Athemus, una mujer de tez blanca y caballera rubia.
"Afortunadamente, si... después de luchar mucho contra su enfermedad, finalmente logramos vencerla, ya ahora está dentro de una rapida recuperación..." tras dar una respiración de alivio, miró hacia todas direcciones "por cierto, no les he visto por aquí... ¿vinieron?"
"¿Eh? Quien... oh si! Se encuentran por allá, sentados en el gran ventanal a un lado de la entrada del salón... usted sabe, parece que no se ubican bien por aquí..."
"No se preocupe Sra! Que hay una personita a quien quiero presentarles..." canturreó el hombre de cabello platinado al momento de rascar su mentón y mirar en la dirección por la cual le habia indicado la mujer.
Por su lado, en el lugar ya mencionado, las cosas no parecian mejorar... en realidad, se ponían cada vez mas aburridas; ¿por qué le obligaban a acudir a eventos así? Ni siquiera entendía de lo hablaban los adultos, o peor aún, no le interesaba; un tanto agobiado por la situación, metió su mano en el bolsillo de su saco y extrajo el mazo de cartas que había elegido hacía apenas un par de meses; aunque nunca lo había utilizado, por alguna extraña razón, realmente le animaba ver aquellas criaturas fantásticas; sin embargo, no habiendo pasado 15 segundos de haber comenzado a observarlas, una sombra oscureciendo su campo de visión le hizo levantar la mirada, topándose con un niño castaño, unos dos años mayor que él, que le miraba despectivamente.
"Em... ¿hola?" saludó el crío un tanto tímido, no sabiendo a que venía el interés de aquel niño que en su vida había visto.
"¿Es ese tu mazo de cartas?" fueron las primeras palabras que pronunció, no quitando su gesto de menospreciación.
"Em... si... ¿quieres verlo?" preguntó el pequeño al momento de ofrecérselo; tras mirar al crío sentado, y enseguida la baraja, lo tomó sin esperar un segundo ofrecimiento al momento de comenzar a observarlo carta por carta, en total silencio.
"¿A esto le llamas mazo?" Habló finalmente tras un par de segundos, sorprendiendo al pequeño "¡Mi mazo es mucho mejor que el tuyo!" el chico mete su mano en el bolsillo de su chaqueta, extrayendo enseguida su propio juego de cartas, al momento de mostrárselas "¿Ves? ¡Con este mazo soy invencible! Deberías agradecer que no he decidido retarte!"
"Wow... ¿sabes jugar? Yo recién obtuve mi mazo, asi que no tengo mucho conocimiento sobre esto..."
"¡Pues deberías aprender! De lo contrario, no podré sentirme satisfecho con mis victorias cuando te gane... te daré un consejo como la buena persona que soy: cambia tu mazo, es muy débil! Podría vencerlo fácilmente, incluso con los ojos cerrados!"
"¿Realmente crees eso? YO creo que no importa tanto la cantidad de monstruos fuertes o débiles que tengas, siempre y cuando sepas como usarlos..."
"... Eres extraño... ¿de donde sacaste eso? ¿Acaso ves mucha televisión?"
"En realidad no, simplemente... fue algo que pensé..." el chiquillo le mira "soy Yami Athemus, ¿y tu quien eres?" el castaño abrió los ojos de golpe al momento de echarle una mirada como si le hubieran dicho algo increíble.
"¿Qué quien soy? ¡Soy Seto Kaiba! Próximo dueño de Kaiba Corp! ¿Qué no has oido hablar de mi!"
"La verdad... no..."
"... No me extraña el mazo que escogiste... no sabes nada!"
"¡Oye! ¿Por qué dices eso!"
"¿Y todavía lo preguntas? Ignorante!"
"¡¡Presumido!"
"¡Enano!"
"¡Sangrón!"
"¡Microbio!"
"!Odioso!"
"¡Zancudo!"
"Boc...!"
"Ahhh! Mis queridos niños! Finalmente les encuentro! Me da gussssssto ver que se llevan tan bien!" la repentina aparición de Pegasus interrumpió la discusión de ambos niños (casi matándolos de un susto), al momento que ambos le miraban con los ojos bien abiertos.
"...¿Y... usted es...?" Tras esta pregunta, Kaiba no lo soportó mas y le metió un buen zape en la cabeza, ganándose una mirada asesina por parte del niño de crestas doradas "Au! ¿ahora que te pasa?"
"ESTO LO CONFIRMA TODO! ¿QUÉ ACASO NO SABES QUIEN ES EL? EL ES MAXIMILIAN PEGASUS, EL CREADOR DEL DUELO DE MONSTRUOS!"
"Ahhhh! Me conoces bien, amiguito! Jejeje...! efectivamente, soy yo, Pegasus! Y he venido a verles personalmente!" se encuclilla "diganme jovencitos, ¿se están divirtiendo?"
"Bueno, en realidad..."
"¡No!"
"Oye... mamá dijo que eso no decía..."
"A ti te lo dijo, a mi no! Yo digo lo que pienso...!"
"Idéntico a tu padre, pequeño KAiba! Ambos son igual de sinceros!" aplaudió emocionado Pegasus, para enseguida ponerse de pie "bien, como sea... hay alguien a quien quiero que conozcan..." el hombre se hace a un lado, al momento que deja ver a un niño de la edad de Seto aproximadamente "Niños, este es mi sobrino, Zigfried Shreader..."
"Es un placer conocerlos..." saludó el niño al momento de poner una sonrisa en su rostro "espero que seamos amigos..."
"Mph! Yo no necesito amigos..." Seto se cruzó de brazos al momento de agregar arrogantemente "solo gente que me alabe..."
"¬¬... el presumido es Kaiba, mi nombre es Yami Athemus..." Pegasus no evitó reir con el comentario, mientras que el aludido se giraba a casi ahorcar al mas pequeño de los niños presentes; Zigfried por su parte, también rió discretamente.
"Me agradan las personas con carácter... SÉ que nos llevaremos MUY bien..." se escucha a un hombre mayor llamar al niño de cabellos rosados "bien, mi padre me llama... tengo que retirarme... te veré muy pronto, Kaiba..." el niño se da la vuelta al momento de echarse parte del pelo hacia atrás, y camina a un lado de Pegasus, que también acude ante el llamado del mismo sujeto; Yami y Seto parpadean un par de veces antes de lograr pronunciar palabra.
"...Fui yo, o... te miró de una forma... muy extraña..."
"...Pensemos que fuiste tú..." le mira "...¿tienes hambre?"
"Si, algo... ¿vamos por algo de comer?"
"Seguro..." y sin decir más, ambos caminan en dirección a la mesa de los bocadillos, como si nada hubiera pasado.
Esa fue la primera vez que se vieron, y tuvieron que pasar cuatro años para volver a hacerlo; al igual que en esa ocasión, el motivo de la reunión fue una cena en la mansión de Pegasus en la que los invitados de honor eran sus padres y ellos; ¿la razón? Se cumplían 10 años de la asociación de sus empresas; tras ocultar un bostezo con su mano, volvió a mirar a sus alrededores, no esperaba reconocer a nadie, pero aún asi, no tenía nada mejor que hacer...
"Mph... para variar, estos eventos siguen tan aburridos como siempre..."
"Y tu sigues tan sincero como cuando te conocí... ¿habrá algún día en el que te quedes callado?"
"Solo aquel en el que alguien tenga un argumento mucho mejor que el mío... ¡aguarda un segundo! Ahora que lo pienso, eso es algo imposible... No, no habrá un día asi..." el rubio dejó escapar un suspiro al momento de poner una sonrisa en su rostro.
"Es bueno verte por aquí, Kaiba... al menos no me aburriré solo..."
"No me incluyas... tengo cosas mas importantes que hacer, que gastar mi tiempo contigo..." dice mientras palmea la laptod que trae en las manos.
"¿Oh, en serio? Pues... buena suerte en tus asuntos... me alegra que al menos te hayas tomado la molestia de venir a saludar..."
"Si, como sea... me voy... espero no te aburras mucho sin mi compañía..." se retira el chico mientras continua alardeando.
"...Tan modesto como siempre..." se recarga en la pared, cruzándose de brazos, y nuevamente mira a su alrededor.
Por su parte, Seto se dirigió a la pequeña sala de estar que había fuera del salón de bailes, y ahí se estableció para trabajar; tras introducir la clave de usuario dentro de su ordenador portátil, no pasó mucho tiempo antes de que comenzara a trabajar en el nuevo proyecto que se le había ocurrido: ¿por qué limitarse simplemente a imaginar a los monstruos, cuando virtualmente podían verles pelear? Quizá era una idea bastante descabellada y complicada de llevar a cabo, pero era algo que solo su brillante cerebro podía lograr... un par de pasos le hicieron detener momentáneamente su labor, medio cerrando la tapa del ordenador al instante de levantar su mirada y toparse con un rostro no muy familiar, pero si conocido...
"Nos volvemos a ver, Kaiba..." saludó Zigfried deteniéndose al instante, después de haber notado la mirada del castaño encima suyo "Luces igual a como te recuerdo... quizá un poco mas alto, pero no menos... interesante..."
"Zigfried es tu nombre si mal no recuerdo... ¿qué haces aquí...?"
"Creo que al igual que a tu familia, me invitaron a este baile por los 10 años de asociación con la compañía de mi tío..."
"No me refiero a eso... hablo de ESTE momento... ¿qué haces aquí?"
"Sé que eres un chico ocupado, así que vine personalmente a verte, puesto que con tu trabajo, sé que no tienes el tiempo suficiente como para preocuparte e irme a saludar... después de todo, han pasado 4 años desde la última vez que nos vimos..." culminó el chico al momento de acomodar su pelo por detrás de sus hombros, ahora un poco mas largo que hacía varios años.
"Mph... pues si sabes eso, será mejor que te vayas... ¿por qué no vas a buscar a Yami? Está igual de aburrido que tú..."
"Te preocupas por él y no por mi... eres malo..." dramatizó el muchacho al momento de cruzarse de brazos, ganándose un suspiro de molestia proveniente de Seto.
"Osh... haz lo que quieras... si te vas a quedar, hazlo en silencio, no quiero que nadie me moleste..." y sin decir mas, nuevamente comenzó a teclear; Zigfried por su parte, sin necesidad de insistencia, caminó y se sitúo por un lado de Kaiba, mientras este seguía inmerso en su labor.
"...No es común que alguien trabaje durante una cena... ¿qué puede ser tan importante como para que lo hagas en un momento así?"
"Es el proyecto de mi vida... lo que llevará a Kaiba Corp. A la cima..."
"¿Ya vas a ser presidente...?"
"Además de eso...se trata de..." por instantes, parece reaccionar y le mira "¿estas tratando de robar mis ideas, verdad?"
"Me ofendes, Kaiba... jamás haría eso... simplemente quiero pasar tiempo contigo, es todo..."
"mph... bien... de cualquier forma, la idea es mía y tengo ya la forma exacta de llevar a cabo las cosas... te lo digo por si planeas algo raro..." hace una pausa "te diré lo que tengo aquí para que te des cuenta de mi grandeza: el duelo monstruos como se conoce, pasará a la historia gracias a mi nuevo proyecto!"
"¿Qué proyecto? ¿Acaso le piensas quitar la compañía a mi tío?"
"Calla, observa y aprende...!" Zigfried se encoge de hombros momentáneamente y se acerca por detrás de el a ver la pantalla de la laptod.
"Hologramas o Monstruos Virtuales". Fueron las ultimas palabras de Seto, dejando que las imágenes le explicaran el resto a Zigfried "¿a que soy el mejor, no?"
"Esto es fascinante! Eres un genio, mi querido Kaiba!" y sin mas, se prensó de él, sujetándole del cuello.
Por instantes, el castaño quedó paralizado, logrando reaccionar instantes después, al momento de zafarse de él. Pronto un llamado general por parte de Pegasus se escuchó del salón de bailes, y sin mas, ambos críos salieron hacia allá. Sin embargo, en lugar de buscar a su respectiva familia, Seto buscó con la mirada hasta que finalmente encontró al chico de crestas doradas y se dirigió hacia donde él, mientras este ultimo parecía estar ocupado haciéndole caras al ponche que acababa de probar.
"Yiugh... ¿como hay gente que se toma esto...?"
"Hola? Está bueno?"
"Kaiba...? que haces aquí? Creí que tenias demasiados asuntos importantes como para gastar tu tiempo conmigo..."
"Bueno! Sé administrar mi tiempo y si hay un poco de tiempo disponible para otras cosas..." toma un vaso y se sirve ponche tambien, mientras que mira en todas direcciones y bebe el liquido "Mm? Vaya! Algo bueno por fin en el menú de los bailes..."
" Y dices que yo soy el raro... yiugh..." dice mientras hace un gesto de asco y pone el vaso en la mesa "Por cierto... tu admirador te anda buscando... ¿cómo se llamaba... algo de freído... frid... freid... ah! Zigfried!"
"¿Oh, en serio? Muy gracioso... de cualquier forma, ya lo ví... lo que no me explico es como..." repentinamente, le mira fija y acusadoramente "tú le dijiste donde encontrarme, ¿verdad!"
"¿Si, por qué? Si mal no recuerdas, me dijiste que tenías cosas que hacer, no que no querias que te fueran a ver..."
"Ese tipo es raro, te lo juro... está chiflado..."
"¿Por ti? Si..."
"¿QUÉ? TE VOY A...!" y al igual que en la ocasión anterior, la sombra de Pegasus interrumpió su discusión, captando la atención de ambos chiquillos. La amplia sonrisa que el hombre de ahora 26 años les daba, les puso un tanto nerviosos, y a Kaiba aún más al ver a Zigfried detrás de él.
"Buenas noches, mis queridos niños... veo que les agrada la comida preparada para esta noche..."
"Si, está bien... aunque Yami dice que el ponche no está bueno..."
"¿Q-QUE? YO NO DIJE ESO!" exclamó avergonzado el chico al momento que se le subía el color a la cara, dándose cuenta que el castaño le estaba regresando la broma de hacía unos segundos.
"Jejeje, no te preocupes, no a todos les agrada... je, como sea... he venido a darles algo..." el hombre se encuclilla y mete la mano en el bolsillo derecho que tenia a la altura del pecho en el saco, mientras saca tres sobres de envoltura metálica de diferente color: el primero, de color azul, que le entregó a Seto; el segundo, de color morado, se lo dio a Zigfried, y por el último, uno negro que puso en las manos de Yami; Ninguno de los niños definitivamente esperaba algo así por parte suya; inclusive Yami se sorprendió de ver que el mismismo sobrino de Pegasus tenía la misma cara de sorpresa que él y Seto "Ahora, pequeños, antes de que abran estos sobres, hay algo que deben saber: las cartas que contienen, son cartas únicas y que hice especialmente para cada uno de ustedes... ¿Kaiba? Me gustaría que tú fueras el primero en ver tus cartas..."
Por breves instantes, Seto miró a Pegasus sin decir una palabra, e inmediatamente después, hizo lo que se le había pedido; un brillo en sus ojos muy pocas veces visto se reflejó en su rostro, al momento que el chiquillo no cabía en su asombro ante lo que veía: su cuerpo casi metálico cubierto de escamas y totalmente blanco, la gran pose majestuosa, los puntos de ataque de la criatura eran los mas fuertes que había visto... y por si fuera poco, tenía tres de ellos... el niño miró al hombre de cabellos platinados realmente emocionado.
"E-esto es..."
"Estas tres cartas, mi querido niño, como mencioné antes, son cartas que solo TÚ podrás usar, puesto que fueron hechas basadas en tres características tuyas: la primera, que la divido en dos puntos: tu grandeza y fortaleza, que te hacen sobresalir de entre los demás; la segunda, la fuerza con la que aplastas a tus enemigos cuando se interponen en tu camino, y la tercera, tu determinación, que no te hace dudar sobre lo que tienes que hacer... estoy seguro, amiguito, que sabrás darles a estas cartas el orgullo que se merecen, y que pondrás en alto su nombre... el gran Dragón Blanco de Ojos Azules..." Kaiba asintió emocionado sin perder la compostura que tanto le caracterizaba, al momento que Pegasus se giraba hacia su propio sobrino "¿Zigfried? Ahora es tu turno... anda, abre el sobre..."
De igual manera que los de Kaiba, los ojos del niño pronto brillaron de emoción al momento de contemplar el contenido del sobre; Zigfried miró a su tío tras haber logrado despegar su vista de las tres cartas que tenía en la mano.
"Son hermosas, tío..."
"Y no solo eso, Zigfried querido, sino también, son fuertes y decididas... y aun asi, no pierden su porte ni su seguridad al atacar, puesto que es algo que ya traen consigo... estoy seguro que te hallarás muy bien con ellas, puesto que estas tres guerreras son el vivo retrato de tus características mas sobresalientes... la triada o las tres Valkirias de Odín serán tus guardianas, Zigfried... trátalas con la misma devoción que ellas te tendrán al usarlas..." dice mientras le pone una mano en el hombro; en seguida, mira a Yami "¿Athemus? Nos harías el favor...?"
El pequeño asintió, un extraño cosquilleo en su estómago le invadió al sentir la mirada de los otros dos niños encima suyo, mas aún asi, prosiguió; finalmente, tras abrir cuidadosamente el sobre, se quedó sin palabras... aún pese a los puntos de ataque de los dragones de Kaiba, y aún por sobre la belleza de las valkirias de Zigfried, las dos cartas que observó al retirar la envoltura metálica lo embelesaron totalmente... por largos minutos no pudo pronunciar palabra alguna...aquellas cartas simplemente no se lo permitían...
"¿Ocurre algo, joven Athemus? ¿Acaso no te agradaron las cartas?" Yami pareció salir de su trance al escuchar a Pegasus; tras poner su mirada en él, simplemente la regresó a las cartas.
"N-no es eso señor... simplemente yo... no creo merecerlas..." Zigfried y Kaiba no evitaron mirarse entre ellos sorprendidos... ¿acaso estaba demente? Yami estaba seguro que era lo que pensaban en esos instantes ambos niños, pero lo que había dicho era cierto... ¿por qué habría de merecerse el privilegio de tener esas dos majestuosas cartas que sujetaba, si el mismo Pegasus habia dicho que eran objetos únicos hechos a partir de sus personalidades?; el hombre de cabellos platinados simplemente se limitó a sonreir, al momento que ponía una mano sobre la cabeza del pequeño.
"Con esta respuesta que me acabas de dar, amiguito, estoy mas que seguro de que estas cartas te pertenecen... La dualidad de tu carácter, a veces pasivo y seguro, y al mismo tiempo sincero y amable, te hacen una persona única... y sin embargo, la diferencia entre ambos comportamientos no te hacen un ser débil, sino todo lo contrario... el Mago Oscuro reflejará tu lado mas fuerte, mientras que la Maga Oscura, tu lado mas sensible, lo respaldaran siempre, haciéndote actuar de la manera correcta sin sucumbir a los demás..." sin decir algo mas, se puso de pie, al momento de mirar a los tres niños "Solo me queda esperar que les sean de utilidad, y al igual que yo cuando las hice, las disfruten y les den el valor que se merecen... los veré pronto..." y finalmente, salió de ahí, dejándoles solos nuevamente; Yami por segundos pensó las palabras que Pegasus le habia dicho... podía escuchar que Kaiba y Zigfried presumían el uno con el otro sus cartas, mas eso no era algo que le nacía hacer... por alguna extraña razón, prefirió guardarlas para él, no por egoísmo hacia ellos, sino por sentirlo como algo muy propio, inclusive íntimo... un llamado de su madre le hizo correr hacia donde ella estaba, mientras finalmente, admitía el goce de sus nuevas posesiones...
Un llamado a la puerta indicándole que el desayuno estaba servido le hizo abrir los ojos; tras incorporarse, se frotó la cara tratando de despabilarse, dirigiéndose al baño para ducharse y bajar a tomar algo antes de irse al instituto... Si, aunque desde hacía ocho años que se había vuelto el presidente de su corporación tras la muerte accidental de sus padres, el matrimonio Pegasus les exigían ir al instituto... ¿y por qué exigian? Por que de la misma forma que a él, Kaiba y Zigfried estaban bajo la misma norma del lugar, desde que al igual que Yami, habían perdido a sus padres en el mismo accidente y habían pasado bajo la custodia de la pareja... quizá ellos dos en menor obligación por ser mayores de edad ya al tener los 18, pero desafortunadamente, ese no era el caso de Yami; tras acomodarse el saco y hacerse un gesto de fastidio frente al espejo de paso debido al atuendo, salió del cuarto y bajó al gran comedor, donde ya todos estaban en lo suyo; tras sentarse por un lado de Seto, el chico de crestas doradas reparó en el extraño gesto de mal humor que el hombre de cabellos platinados tenía en el rostro.
"Buenos días..." Saludó de manera general, consiguiendo una respuesta de la misma manera "¿Hay algo de lo que no esté enterado?"
"No hasta donde yo sé..." se dignó a responder Zigfried, no apartando su mirada del periódico que leía y dándole nuevamente otro sorbo al café que sujetaba con la mano libre. Kaiba se acercó discretamente a Yami.
"Si pasó algo... Zigfried se levantó de buen humor..." ante este comentario, ni Yami ni Kaiba evitaron ahogar la risa inmediatamente sino hasta después de taparse la boca, consiguiendo que el chico les mirara acusadoramente.
"¿No deberíamos sentirnos mal por estarlo molestando desde temprano? Jejeje..." Kaiba negó como respuesta "je, lo supuse..." mira a Cecilia, que se encuentra al igual que el sobrino, tomando café "Disculpe Sra. Cecilia, ¿algo le ocurre a su esposo?"
"¿Qué? Oh no, Yami, descuida... simplemente está en medio de una de sus tantas rabietas... ya sabes como es..."
"¿Rabietas yo? Tú fuiste la que no me dejo hacerlo!"
"Venga Maximilian, que ya mañana tendrás tiempo para ello, déjalos que al menos hoy desayunen normalmente..."
Los tres chicos presentes en la mesa pusieron el mismo gesto de preocupación tras estas palabras, deteniendo su labor en el instante... sabían que cuando Cecilia decía eso, solo significaba una cosa: ¡¡Pegasus prepararía el desayuno los siguientes días! No era que cocinara tan mal, simplemente... sus platillos eran algo... extraños... decidiendo ignorar los escalofrios colectivos que los jóvenes sintieron tras imaginar el desayuno los siguientes días, se dedicaron a saborear (por razones obvias) lo que se llevaban a la boca.
2:00 p.m. (HORARIO MEXICANO XP)
Finalmente, el tan esperado timbre de salida, sonó; los jóvenes pronto abandonaron las aulas a las que acudían, mientras que por el vestuario que usaban y los portafolios que la mayoría llevaban dejaba ver que el lugar era para familias adineradas; tras relajar su cuello con movimientos circulares, dejó escapar un suspiro, ganándose una mirada burlona de los otros dos chicos.
"Wahhh... y eso que es el primer día..." se quejó el rubio al momento de poner su tan característica cara de fastidio.
"¿Por qué me obligan a venir aquí? O peor aún: ¿por qué obedezco? Soy mas inteligente que cualquiera de los tarados que se hacen llamar nuestros profesores..."
"Mph... yo dos días mas y renuncio... no me pueden obligar a venir...! Tengo cosas mas importantes que hacer..."
"¿De que se quejan ustedes dos? A ustedes les dan la opción de elegir si quieren venir o no... a mi en cambio, si me obligan..."
"Yo no tengo la culpa que hayas nacido dos años después que nosotros dos..." Dijo Zigfried haciendo referencia al castaño y a él "No suelo hacerlo pero te deseo buena suerte, la vas a necesitar para los siguientes días..." Kaiba miró de reojo al pelirosa y de nueva cuenta se acercó a secretear con Yami.
"Definitivamente está de buen humor... ¡¡54 palabras desde que se levantó!"
"¿Cómo? ¿Las contaste? ¿Qué acaso no tienes nada que hacer, o qué?" se burló Yami también, mientras que el pelirrosa les miraba de reojo; pronto el sonido de un claxón conocido les hizo desviar la atención del tema de conversación; ahí, fuera de las puertas del instituto, en una gran limusina negra, se encontraba desde la ventanilla saludando Pegasus; el trío de chicos se acercó.
"¡Hola mis jóvenes amigos! ¿les fue bien el día de hoy?"
"Quitando que me duele donde la espalda pierde su nombre a mas no poder, supongo que si..." respondió Yami de manera nerviosa, mientras Zigfried y Kaiba simplemente se encogían de hombros despreocupadamente a manera de respuesta.
"Ya veo... en teoría se puede decir que sí... je... tengo unos asuntos que atender... será una cuestión de unos 15 minutos, pero después de eso, regresaré a casa, ¿gustan que, je, como vulgarmente lo dicen en la otra zona, les de un aventón?"
"Seguro, siempre y cuando no vuelvas a usar ese tipo de vocabulario, tio..." se quejó Zigfried entrando en el gran auto ante la risa nerviosa del hombre.
"De acuerdo, de acuerdo... jejeje... y ustedes, Kaiba y Athemus, también vienen?"
"Seguro... no me gusta mucho caminar..."
"Te lo agradezco Pegasus, pero creo que mejor caminaré de regreso..."
"¿Qué? ¿Cómo que no vendrás!"
"No me malentiendas, Kaiba, no tengo nada en contra tuya, ni de Zigfried o Pegasus, pero la verdad... con el apego que te tienen ambos, y encerrados en un lugar pequeño... no quiero incomodar..." ante esta respuesta, el castaño simplemente le miró con ganas de matarlo mientras el hombre de cabellos platinados reía abiertamente y Zigfried se limitaba a desviar la mirada "¿Qué tengas buen viaje?" se despidió el chico de manera nerviosa al observar como la limusina comenzaba a avanzar mientras el castaño le gritaba algunas cosillas (no muy propias de mencionar), hasta que la ventanilla del vehículo estuvo totalmente arriba; tras unos segundos en los cuáles Yami se quedó de pie sin hacer movimiento alguno, dejó escapar una respiración, y emprendió camino de vuelta hacia la mansión Pegasus.
Un par de horas pasaron en las cuáles, vagos recuerdos vinieron a la mente del chico... sobre el accidente de sus padres, el cómo el matrimonio Pegasus lo habían acogido después de lo ocurrido... al mirar hacia su derecha pudo ver como el sol se ocultaba a la distancia, mientras que al igual que en ocasiones anteriores, veía el gran muro que se encontraba delante de él... o bueno, muro al menos para los que vivían el la otra zona... un tanto curioso, no evitó tener el pequeño impulso de acercarse a mirar a través de la división de concreto; debía medir al menos unos 3 metros y medio de alto, quitando quizá un metro y medio para la parte que sobresalía en su zona (quedando como un balcón) y la verdad, el tipo de ambiente que se apreciaba abajo era bastante diferente del que tenían ahí arriba... callejones oscuros, muchos contenedores metálicos de basura, y para buena fortuna de ellos, nada de cámaras... durante varias ocasiones, no podía preguntarse como sería el vivir ahí, si sería mejor, o peor... el chico dio una respiración de resignación a su aburrida vida, y decidió retomar su camino, no sin antes, al igual que cuando se sentía solo, sacar su mazo de cartas y observarlo paso a paso, hasta caer finalmente, en sus dos cartas favoritas, que casualmente siempre estaban juntas; una sonrisa en su rostro se dibujó tras mirarlas por breves segundos... seguía sin saber por qué, pero eso siempre le animaba... repentinamente, algo lo golpeó, haciéndole trastabillar por unos momentos, logrando mantener el equilibrio en el último instante; bastante alterado de no saber que había sido, levantó su mirada solo para toparse con un chiquillo que yacía sobre el suelo, el cual a su vez, levantó la suya y se encontró frente a frente con él... ¿quién era aquel niño que le miraba fijamente? No lo sabía, pero de algo sí estaba seguro: se encontraba en graves problemas...
C O N T I N U A R Á . . .
Bien, he aquí mi primer capítulo... es la primera vez que escribo un universo alterno, y la primera vez que escribo de Yu-gi-Oh! Espero no se hayan fastidiado y les esté gustando, JURO que mejorará! Dejen Reviews! Y en cuestión de dudas, contáctenme! nn
