Disclaimer: JJBA no es mío.

Advertencias: Semi AU donde Kakyoin y Avdul no mueren. JotaKak.
Palabras: 447
Beta: Yin
Nota: Pequeño drabble que hice para animar a una amiga.


Kakyoin despertó por el sonido de alguien golpear a la puerta. Le dio permiso a quien fuera que estuviera del otro lado a pasar y se pasó las manos por la cara. Sus yemas tocaron las heridas simétricas que iban de su frente a sus pómulos. Rió para sus adentros. No bien había terminado de recuperar la vista, Dio lo había mandado de un puñetazo literal al hospital de nuevo.

A pesar de todo el dolor que había sufrido a lo largo del viaje, había razones por las que estar vivo era una bendición. Por ejemplo, el joven de casi dos metros que acababa de entrar su habitación.

—Kakyoin —lo llamó Jotaro mientras se acercaba a su cama—. ¿Cómo te encuentras?

—Me cuesta moverme, pero sobreviviré, Jotaro-kun —Se sentó con cuidado—. ¿Cómo se encuentra el señor Joestar?

—Estoy empezando a pensar que el viejo es inmortal —ladeó una sonrisa y le quitó importancia al asunto. Tomó una silla y se sentó a su lado. Kakyoin esperó a que Jotaro agregara algo más, pero eso no ocurrió. Buscó otro tema de conversación.

—¿Y Polnareff-san?

—Sigue llorando por Iggy. Avdul hace lo que puede para acompañarlo, pero...

—Polnareff-san es una persona muy sentimental, sí. No obstante, es muy fuerte también —hizo una pequeña pausa y agregó—: Es cuestión de darle un poco de tiempo. La travesía no ha sido fácil. No ha sido fácil para ninguno de nosotros...

Jotaro no dijo nada más. Kakyoin pensó que simplemente estaba ordenando sus pensamientos, pero pronto se dio cuenta que un par de ojos verde lo estaban estudiando.

—Te lo aseguro, Jotaro-kun; estoy bien —le sonrió—. Los estudios están dando bien, me darán el alta pronto, y...

—No es eso —lo interrumpió, tajante.

—¿Oh? —Kakyoin levantó la cejas, sorprendido—. ¿Entonces...?

Jotaró lo miró a los ojos, mas desvió la mirada con un poco de torpeza al instante. ¿Acaso se había... sonrojado? Sin previo aviso, tomó la mano del pelirrojo. Fue un movimiento tosco, pero el calor de sus dedos era reconfortante.

—Yo... Bueno... Solo quería... —Era raro que Jotaro se tropezara con sus palabras, así que Kakyoin se quedó callado. Luego de unos segundos el más alto de los dos suspiró—. Es un alivio que estés bien.

—Gracias, Jotaro-kun, yo... —pero antes de que pudiera continuar, Kujo se había levantado y ya se estaba acercando a la puerta. Giró sobre sí mismo y, antes de desaparecer por el pasillo, añadió:

—Recupérate pronto, ¿sí?

Kakyoin se quedó en silencio, observando en dirección a la salida. Solo unos minutos después se dio cuenta de que con una mano tocaba la otra, allí donde Jotaro se la había tomado.


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