ESTE FANFIC NO ES MÍO. ES UNA TRADUCCIÓN.
La historia original en inglés es obra de MurkyMuse y se llama "Watching from afar". Lo tiene publicado en la página "Archive of Our Own". Cuento con su permiso para hacer esta traducción y publicarla en esta página. El link a la página del fanfic original está en mi perfil, porque no me dejaban escribirlo aquí.
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Notas de MurkyMuse traducidas:
Serie de drabbles cortos sobre la vida de Yona atestiguada por Zeno. No voy a centrarme en eso, solo voy a escribir y publicar golpes de inspiración. Las solicitudes también son bienvenidas.
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Capítulo 1: Olvidado
En el patio del castillo Hiryuu, una chica muy joven con el pelo carmesí deambulaba por el jardín y se escondía debajo de un arbusto de flores en flor. Momentos más tarde una criada corrió frenéticamente mirando a su alrededor.
"¡Princesa Yona! ¡Princesa Yona!"
La infanta real se rió, pero luego se tapó la boca rápidamente. Una vez que su cuidadora se fue a buscar a otra zona del palacio, la pequeña Yona salió de su escondite. Poniéndose de pie de forma desigual pie por pie, ella saltó hacia el estanque de kois. Una vez allí se sentó en una roca lisa y sumergió sus diminutos dedos en el agua. Los kois – naranjas, negros y moteados- los mordisquearon interesados, esperando comida. La risa de la princesa sonó. Ella se inclinó para echar un vistazo a los peces más de cerca. Se inclinó demasiado, perdiendo el equilibrio y cayendo de cabeza hacia el agua ondulante.
"¡Aaah!"
Un brazo se enrolló alrededor de su cintura e impidió que callera. La persona que la agarraba retrocedió a una posición sentada, tirando de la princesa hasta su regazo.
"Le has dado a Zeno un pequeño susto. Hay una razón por la que los niños pequeños no deben vagar por ahí por su cuenta."
La princesa de pelo carmesí se retorció para girarse y ver a su salvador. Él era un hombre dragón hecho de luz solar. Esa fue la impresión que dejó en la niña pequeña. Su pelo era una melena dorada. Su sonrisa y sus ojos eran cálidos. Y a pesar de que no se parecía a los dragones que decoraban su casa, la pequeña Yona simplemente sabía que él era un dragón.
"Zeno supone que es tu primera vez siendo pequeña." Divagó el hombre dragón con un tono de diversión. "No sabes hacer nada mejor."
Ella le miró, con las manos agarrando fuertemente la manga de él. Su boca se arrugó mientras luchaba por encontrar las palabras adecuadas.
"O-ou… wyuu."
Zeno ignoró el agua que brotaba de sus ojos y asintió. "Sí. Zeno es Ouryuu."
La princesa frunció el ceño al ver sus lágrimas y alzó sus brazos, abrazándole por el cuello. Sus ojos azules se abrieron en estado de shock. Después de un momento Zeno la devolvió el abrazo apoyando una mano en la coronilla de su cabeza.
"¡Yona!"
El llamado de la voz de la reina rompió el momento. Zeno luchó contra su renuencia –la sangre de dragón le instaba a que se quedara junto a sus propios deseos- y bajo a la niña de su regazo. Ella le miró con confusión, tan reacia a marcharse como él. Zeno palmeó su pelo rebelde una vez más.
"Adelante." Él sonrió. "Zeno estará aquí."
Eso era tanto una mentira como una verdad.
Ella asintió con la cabeza y luego se tambaleó hacia la dirección del sonido de la voz de su madre. La Reina dobló la esquina a la vez que su hija corría hacia ella. Las dos compartían los mismos ojos violetas. Sin embargo, mientras el pelo de la pequeña Yona era un lio de rizos color carmesí, la Reina tenía un pelo negro y lacio que la llegaba hasta las caderas.
"Aquí estás." La Reina suspiró de alivio. "¿Qué estás haciendo tú sola cerca del estanque? ¡Podrías haberte caído en él!"
Sin parecer tener la más mínima vergüenza, la pequeña Yona agarró la mano de su madre y tiró de ella hacia el estanque.
"¿Qué pasa, cariño?"
"¡Ouwyuu!"
Ellas dieron la vuelta a la esquina; el estanque de kois quedó una vez más a la vista. El lugar en el que Zeno había estado sentado estaba vacío. Él no estaba a la vista. Los ojos de Yona se llenaron de tristeza como si entendiera que pasaría un largo tiempo antes de que volviera ver al soleado hombre dragón.
