¡Hola!
Este es un fanfic de la pareja Nega-Timmy x Timmy. El cual se lo dedicó a mi amiga Luna Issabela, ya que fue ella quien me hizo fan de la pareja.
Esta historia contendrá insinuaciones de "Twincest" y narcisismo en el futuro. Ya estáis avisados.
Espero que lo disfrutéis :D
- ANTI-PASIÓN -
Un Muy Gordo Deseo
En el interior del castillo de la pecera que se encontraba en la habitación de Timmy Turner, una familia formada por tres peces dormía plácidamente a pesar de que ya se acercaban las tres y cuarto de la tarde. Timmy estaba por llegar del instituto en unos segundos más o menos. Sin embargo los padres y el hijo aún dormían porque ayer había habido un grandísimo problema en Mundo Mágico. Y al parecer el humano que era su jurisdicción tenía adicción a enredarse en ese tipo de problemas.
Humano que llegó justo en ese momento a su habitación dando un sonoro portazo que despertó a la familia bruscamente. Los padres del adolescente por supuesto habían oído el ruido, pero simplemente no les importó.
— ¡Timmy está en casa! —Cosmo recalcó lo obvio con una gran sonrisa tatuada en su rostro. No importandole nada el que su sueño hubiera sido interrumpido.
Con un Poof, marido, mujer e hijo salieron de la pecera para flotar en el aire convertidos en hados madrinos.
— ¡Hola, Timmy! —saludaron los tres tan entusiastas como siempre, antes de fijarse en el estado tan deplorable en el que se encontraba su ahijado.
— Sí, hola... —él adolescente devolvió el saludo desganado.
Tumbado boca abajo con la cara hundida en la almohada, ni tan siquiera hizó el esfuerzo de mirarles.
— ¿Mal día en el instituto? —preguntó Wanda con el tono preocupado de una madre mientras le acariciaba el cabello castaño.
Mientras, Poof se daba cuenta de que las bisagras de la puerta estaban rotas y las arreglabla con su sonajero-varita mágico dejando la puerta como nueva.
Cosmo, siempre siendo tan Cosmo, miraba hacía la ventana sin ver nada realmente con la mirada pérdida y la lengua fuera.
Timmy soltó un profundo suspiro hastiado que la almohada se encargó de ahogar ligeramente mientras asentía a la pregunta de Wanda.
— ¿Puedo adivinar? Francis de nuevo.
Aunque los años pasaban, Poof seguía siendo un bebé. Sin embargo, el deseo de Timmy de que Poof pudiera hablar de hace tiempo funcionaba bastante bien y como no daba problemas no había sido deshecho. Además, la dulce voz que el bebé poseía le daba al humano un poco de relajación cada vez que le escuchaba, aunque dijera cosas tan pésimas.
— Últimamente la ha tomado conmigo más de lo que nunca lo hizó.
Tras pensarlo un momento, Timmy descubrió su cara llena de moratones y cortes. Un poco de sangre había manchado el suéter rosa que llevaba puesto.
Wanda se quedó sin aliento, Cosmo se desmayó de tan horrible visión y Poof tan solo abrió un tanto sus sorprendidos ojos violetas durante unos segundos para después volver a su cara de siempre. Con el tiempo estaba demostrando que no había salido tan melodramatico como sus padres.
— Deseo no tener heridas —Timmy masculló un tanto molesto por la reacción de sus tres hados padrinos.
En seguida un sonajero-varita y dos varitas corrientes fueron levantadas en el aire por sus dueños. En un instante el joven humano estaba como nuevo.
Timmy ya tenía diecisiete años. No era muy corriente que un adolescente de esa edad siguiera teniendo padrinos mágicos, ya que se supone que dichos padrinos ayudan a crecer y madurar y la mayoría de niños renunciaba a los suyos a los trece o catorce años. Pero, en el caso de Timmy, y aparte de Chester y A.J (más Tootie, pero esta de una forma bastante enferma), la familia mágica que vivía en su pecera eran los únicos que lo trataban bien y todos ya tenían por seguro que el joven nunca iba renunciar a ellos fácilmente. Ya había deseado tener siempre diez años a los ojos de los otros hados y hadas de Mundo Mágico, por lo cual, seguir conservandolos no violaba ninguna de las miles de millones de reglas de "Da Rules", por lo menos a los ojos del Consejo Mágico.
Además, ninguno de los tres hados tenían problemas con ello. Cosmo y Wanda estaban siempre asegurando que Timmy era el mejor ahijado que nunca habían tenido, y aunque el chico no tenía idea de los miles de niños de tiempos pasados que habían estado antes que él en el corazón del matrimonio (a excepción de Crocker), agradecia el cumplido aunque ni de lejos se creía tan brillante ni maravilloso. De hecho, lejos de ser eso, no había madurado ni un poco y seguía siendo tan dependiente de sus padrinos y sus deseos como en el principio. Casí como si realmente siguiera teniendo diez años. Eso era, enteramente, culpa de Cosmo y Wanda, para asegurarse de que el castaño no les daba la patada como otros antes que él. Pero era su pequeño secreto que solo Poof sabía y que no decía porque no estaba dispuesto a perder a su primer ahijado al que consideraba su hermano mayor. No todavía.
— ¿Vas a hacer algo para vengarte? —preguntó el pequeño violeta con los ojos brillantes— Se me ocurren un par de cositas...
Timmy lo calló con una mano y mirada aterrorizada. La primera (y se había jurado que última) vez que había dejado que Poof se vengase por él, Vicky había acabado teniendo que hacerse una operación con el 50% de posibilidades de no sobrevivir y a él dejandose la voz jurando y perjurando que no tenía idea de donde podía haber salido aquella bola de demolición. ¡Con pinchos envenenados! Sí, realmente no quería volver a verse envuelto en una situación así. Al menos ahora Vicky no se atrevía a hacerle nada... ni tan siquiera se acercaba.
— Nada de venganzas hoy —declaró lo más tranquilo posible con una sonrisa falsa—. ¿Veis? Ya estoy bien jejeje... Creo bajaré a la cocina por un bocado.
Y dicho esto desapareció echando pies en polvorosa.
— Timmy no se encuentra para nada bien.
La frase de su esposa hizó que Cosmo volviera a la realidad de lo que quiera que sea que estaba pensando, si es que alguna vez piensa.
— ¡Hay que hacer que pida un deseo! —declaró el hado verde con su enorme e imborrable sonrisa— ¡A Timmy siempre le anima pedir deseos gordos que le traen problemas!
Madre e hijo arquearon una ceja a la vez. No se puede decir que le "animaban" exactamente, pero lo mantenían ocupado mientras intentaba arreglar los desperfectos que traían consigo.
— Por una vez tienes razón, papá... más o menos —Poof no estaba del todo convencido.
— No me puedo creer que vaya a decir esto —Wanda suspiró—. Pero si le ayuda a no tener esa cara tan larga: entonces hagamos que Timmy tenga problemas.
— ¡Así se habla! —obviamente Cosmo no se había dado cuenta de que su esposa y su hijo no estaban tan entusiasmados con su plan como él— Ahora, entremos en acción.
Y con un poof, los tres desaparecieron del cuarto para aparecer sobre la mesa de la cocina donde estaban Timmy y sus padres transformados en botes de especias.
El plan fue un verdadero fiasco durante la mayoría de la tarde. El resultado es que Timmy deseo que le dejarán en paz por cinco minutos tantas veces en el día que dejarón de contarlas.
Estaba anocheciendo cuando los últimos cinco minutos pasaron. Timmy estaba haciendo zapping en la tele del salón cuando sus padrinos aparecieron de nuevo a su lado.
— ¿Hiciste ya tus deberes, Timmy? —preguntó Wanda.
La cara del joven se retorció en terror. No, se había olvidado completamente de ellos.
— Deseo que mis deberes esten hechos —fue lo que la madrina rosa obtuvo en respuesta mientras la cara del chico se iluminó, al parecer encontrando algo en la tele que era interesante.
Ella frunció el ceño.
— Timmy, si te concedemos ese deseo no aprenderas y sacaras otra "F" en el examen.
Sería un problema, pero no demasiado grande.
Él no le prestó atención, no es que le importara mucho suspender. ¡Tenía padrinos mágicos que le podían cambiar la nota a una "A" si así lo deseaba, por favor!
—Bien —le contestó ausente con la mirada clavada en la pantalla. Poof se le había unido sentandose en su regazo—, entonces deseo que los profesores no hayan puesto deberes hoy.
El deseo fue inmediatamente concedido por los tres padrinos, causando que en sus casas los compañeros de Timmy se sintieran un tanto perdidos por haber hecho deberes que no tenían que hacer, aunque Wanda lo hizó a regañadientes.
Resuelto el tan grandísimo problema de los ejercicios del día. Cosmo y Wanda (o más bien Wanda solamente) pensaban que podrían hacer para que su ahijado pidiera algo realmente grande con consecuencias feas, mientras los niños miraban el televisor.
Por suerte para ellos, al parecer las decisiones del chico estaban por la labor de ayudarles.
— Quiero un gemelo —declaró de repente el humano, los ojos azules brillantes.
— ¿Cómo dijiste? —preguntaron los tres hados madrinos sin comprender a que venía eso.
— ¡Quiero un hermano gemelo! —repitió— Si tuviera uno me protegeria de los abusones y me comprendería a todas horas porque seríamos iguales ¡Como en esa serie! —señaló la pantalla del televisor donde, efectivamente, una escena que pasaba describía exactamente eso— Cosmo, Wanda, Poof: Deseo un hermano gemelo que me protega de los abusones, va en serio.
Wanda se llevó a su marido y a su hijo un poco más lejos.
— ¿Habéis oido eso? —preguntó la hada madrina contenta— Desea un gemelo, es nuestra oportunidad de oro.
— ¿Por qué, mamá? —el pequeño bebé no entendía nada.
— Eres muy pequeño para saberlo, Poof, aun no habías nacido —contestó—. Pero tú padre lo sabe.
— ¡Sí, por supuesto! —exclamó Cosmo— Esto... ¿qué es lo que se?
Wanda se golpeó la cabeza, pero luego sonrió. Típico de su marido ser tan idiota.
— Nega-Timmy es el gemelo perfecto para él —declaró.
El rostro de Cosmo se envenenó de terror.
— ¡No! —gritó comiéndose las uñas y temblando— Cualquiera menos él, por favor. ¡Nega-Timmy es malvado! Intentó destruir la fábrica de maquillaje.
— Lo se, amor, lo se —la peli rosa trataba calmarle acariciandole la espalda—. Pero queremos que Timmy pida un mal deseo ¿verdad? No es seguro si volveremos a tener una oportunidad así.
Parecía que Cosmo lo pensaba un poco.
— Es un deseo grande —Cosmo declaró con una sonrisa.
— Sin duda —su esposa estuvo de acuerdo.
Poof no se enteraba de mucho. Solo que, al parecer, alguien malvado del pasado iba a entrar en sus vidas. Pero él se sentía preparado para cualquier cosa.
Los hados volvieron con su, un tanto extrañado, ahijado.
— Bien, te lo concedemos —declararon los tres.
Las dos varitas normales y el sonajero-varita se juntaron en el aire, inundandolo todo con más polvo que de costumbre.
Timmy comenzó a mirar a un lado y a otro, buscando algo.
Algo que no encontró.
— ¿Y mi gemelo? —preguntó un tanto entristecido.
— Timmy, la magia que hay en la conexión de dos gemelos es muy potente, casi divina —informó Wanda—. Es complicado crearle un gemelo a alguien que no fue bendecido con uno en nacimiento. Por lo cual, el cumplimiento del deseo lleva tiempo.
— ¿Cuánto tendré que esperar? —preguntó Timmy sin poder ocultar su impaciencia.
— Casí nada —dijó Cosmo con alegría—. Para esta madrugada.
No hablaron más del tema, aunque Timmy contaba los segundos. Quiso estar despierto para cuando su hermano llegara, pero el sueño le venció.
Era muy difícil despertar a Timmy por las mañanas. Pero cuando notó el calor de un cuerpo ajeno al lado de él que le era desconocido, se debatió entre abrir los ojos o no. Al final lo hizo pesadamente. Era temprano y tenía sueño.
Vió a un chico igual a él en aspecto, complexión y altura. La diferencia es que el nuevo tenía la piel ligeramente más tostada qué Timmy. Sus ojos estaban adornados con delineador negro de forma invertida. Su cabello era negro como la boca de un lobo, no castaño. Así como Timmy usaba ropas de color rosa, el nuevo parecía ser un gótico con fascinación por el negro. Pero, sin duda, lo que hizo que los ojos de Timmy se agrandaran y que un temblor atacará su espina dorsal fueron los dientes del sujeto. En vez de dientes que recordaban a un castor, los de este sujeto eran dos afiliados y brillantes colmillos que los labios no podían ocultar.
Un vampiro.
Un vampiro igual a él que usaba túnica y sombrero de copa.
— ¡Nega-Timmy! —gritó el joven totalmente asustado al reconocer a su otro yo malvado en su cama.
Del susto se cayó de la cama con un golpe sordo.
Con el grito el vampiro nombrado y la familia mágica de la pecera despertaron.
Los hados salieron a ver que era lo que sus dos ahijados hacían. Mientras, Nega-Timmy se abalanzó encima de Timmy, una sonrisa macabra dividía su rostro.
— Buenos días, hermanito gemelo.
Espero que os gustara este primer capítulo.
¡Nos vemos! :)
