-Los personajes no me pertenecen, yo solo los tomo prestados y sin fines de lucro, la historia será como la adaptación de Disney, solo que no 100% igual-
Había una vez, un pequeño pueblo llamado Amoris. Cerca de él se encontraba el castillo de los reyes de la pequeña ciudad. Todos los veneraban, incluso para la servidumbre era un gusto trabajar para ellos, pues como no si eran los grandes gobernadores, pero, siempre hay un pero, estos tenían un hijo llamado Castiel de solo 16 años, y que a pesar de que ellos eran nobles, el joven príncipe tenía un carácter que dejaba mucho que desear, mimado, caprichoso, mal agradecido y siempre mirador en menos. Los padres del muchacho un día salieron a su pueblo a entregar lo que le corresponde, ya sea dinero o algo para que nos les sobre nada. De regreso al palacio, que era un recorrido largo y peligroso, se encontraron a una ancianita moribunda por el bosque de los lamentos, ellos como buena gente que son le ofrecieron hospedarse un día en su castillo, porque era de noche y el clima no era el mejor, ella gustosa acepto.
Cuando llegaron el muchacho les pregunto que quien era esa asquerosa que traían, los padres se enfadaron con su hijo por la forma de tratar a la señora de edad avanzada, sin embargo, el príncipe tenía todas las intenciones de echarla otra vez a la calle "no quiero que está sucia se quede en el castillo, no tocara mi comida ni nada que hay acá, asique levante su sucio trasero y váyase" fueron las palabras del apuesto joven, "Ay muchacho, eres un ser despreciable, un futuro gobernador sin bondad, pagaras por tu falta de humanidad" le respondió la anciana, los padres no sabían a que se refería la mujer, el chico solo rio, en ese instante un gran estruendo resonó en todo el castillo, todo se oscureció, los sirvientes, que eran muchos, se refugiaban entre sí, algunos fueron al ver a sus reyes para saber qué era lo que estaba pasando, la señora que en un momento era horrible y moribunda, se convirtió en una joven hermosa y de buena pinta, los que presenciaban eso se les caía la boca por el asombro y el miedo, el joven Castiel se hallaba sorprendido, mientras que la muchacha se dirigió a él y lo envolvió en algo verde, incluso viento se formaba alrededor de él, "si las apariencias son lo único que te importa joven príncipe, pues este es el castigo merecerás, toda tu belleza desaparecerá, más por dentro eres una persona horrible, y como actúas es como te veras, una bestia, feo por dentro entonces feo por fuera, te maldigo joven príncipe y no solo tú lo pagaras" fue lo que la bruja sentencio, en ese momento el castillo se ennegreció, una ráfaga de viento levanto al muchacho, su apariencia, que era hermosa, cambio para dar a lugar a algo completamente diferente, unas garras en los pies y manos, un pelaje cubrió su cuerpo, algo monstruoso, la servidumbre no eran más personas, sino que se convirtieron en lo que ellos trabajaban, eran objetos, y los reyes, se convirtieron en piedra.
¡QUE FUE LO QUE ME HICISTE! gruño el muchacho.
La bruja antes de irse le dio al joven una última sentencia "si la maldición quieres acabar, deberás de encontrar a alguien que de verdad te pueda amar, las apariencias engañan príncipe, amor verdadero necesitaras, pero, solo te daré 5 años mi joven Lord, ahí veras que lo de afuera no siempre lo es todo y que es lo de adentro lo que vale… adiós" la maldición estaba hecha, la bruja desapareció dejando en su lugar una extraña flor que contaba solo con 5 pétalos rojos y grandes, el príncipe Castiel que se hallaba en el suelo se levantó, y tomo la flor, una voz resonó en su interior "esta flor representan los 5 años de maldición, 5 pétalos y que cuando pasen los años se irán cayendo, cuando el ultimo pétalo se caiga y toque el suelo será el fin, encuentras a alguien que te ame antes de que caiga el ultimo, de esa forma se romperá el hechizo, o si no, te quedaras asi… para siempre, junto con todo lo demás" la rabia carcomía al muchacho, vio el lúgubre lugar que antes era su hermoso castillo, tan bríllate y lleno de luz, pero ahora solo queda oscuridad, vio como sus padres ahora eran solo estatuas, la culpabilidad lo empezaba a recorrer lentamente, camino hacia un espejo para ver su apariencia, horrorizado fue como quedo, su bella cara, su hermoso cuerpo, estaba reemplazado por solo pelo, una espantosa bestia, lo único que quedaba de él eran sus hermosos ojos grises…
Como alguien podrían amar a una bestia tan desagradable y fea… el jovencito no tenía fe.
Pasaban los años y rumores comenzaban a esparcirse en el pueblo Amoris, asi como que los reyes habían muerto a manos de su hijo, o que una bestia se los comió a todos y que se apodero del palacio, una que otra historia… en total habían sido 4 años y 5 meses los que pasaron, a la flor le quedaba un pétalo, y solo el tiempo sabría lo que pasaría.
Un padre que fue de viaje para comprar cosas a sus hijos y esposa se encontró con una furiosa tormenta, y lo peor, se quedó en medio del bosque de los lamentos, el carruaje se había volteado y él se hallaba medio herido, no le quedo de otra que caminar para asi poder encontrar a alguien que lo ayudase, pero con lo único que se encontró fue con el antiguo castillo, tenía dudas de si entrar o no porque conocía los rumores que lo rodeaban, sin embargo se adentró en él, el hombre que no pasaba más de los 40 años, sintió un escalofrió apenas entro, estaba todo helado y oscuro era enorme también.
-Tengo que encontrar una chimenea o algo, al parecer el lugar está vacío.
Se adentró a una pequeña habitación, pequeña entre comillas, y por suerte tenia chimenea y un cómodo sillón, saco leña y la prendió, y sin dudar se sentó en el sillón. Se estaba relajando cuando algo se ubicó en sus pies, se asustó y cuando miro hacia abajo vio un pequeño mueble en el cual sirve para poner las piernas o los pies, más se sorprendió cuando este le ladro.
-Ya debí volverme loco.
-Usted no esta loco señor.
- ¿Q-quien dijo eso? - miro hacia todas partes pero no encontraba a nadie-.
- Abajo suyo-.
- ¡Oh!- una especie de vela y reloj estaban en el suelo-.
-Mi nombre es Lysandro- dijo la vela-.
-El mío es Nathaniel- dijo el reloj-.
-Si ya debo estar completamente loco.
-No señor lo que ve es real.
-Vaya…
- ¿Cuál es su nombre? – le pregunto la vela-
-Felipe, necesitaba refugio para después volver donde mi esposa, mi hija y mis dos hijos.
-¿Ya tiene hijos? Pero si se ve tan joven.
-Oh gracias pequeños.
- ¿Qué edad tienen ellos?
-Pues mi dos hijos gemelos tienen 19, mientras que mi niña tiene 17.
-Escuchaste eso Nathaniel.
-Silencio Lysandro.
En ese instante una tetera hizo aparición, le sirvió una tacita de té y se la ofreció al hombre.
-Gracias.
-No se preocupe, Thomas no te muevas.
-Si mami- dijo la pequeña tacita-.
Un gran ruido irrumpió esa tranquilidad.
-QUIEN OSA A ENTRAR A MI CASTILLO
El miedo inundo a Felipe, sentía como unos grandes pases se acercaban a él, la vela, el reloj y la tetera salieron despavoridos, fue ahí cuando él se encontró con lo más monstruoso que el jamás había visto.
