Disclaimer: Zankyou no Terror no me pertenece


Este fic está dedicado a la maravillosamente sádica Misila porque es su cumpleaños y aunque este regalo no va a ser tan genialoso como el de sus amigos, la intención es lo que cuenta y que conste que te lo he hecho con mucho cariño porque eres un amor de persona y aunque no vengas a visitarme y mates a mis personajes favoritos, te quiero.


Friendship is unnecessary, like philosophy, like art... It has no survival value; rather it is one of those things which give value to survival― C.S Lewis


I´ll find you

―Uno, dos, tres― Five iba contando mientras escuchaba los pasos de sus dos amigos alejarse en diferentes direcciones.

Le encantaba que le tocase adivinar donde estaba escondido cada uno. Era como una prueba para ver hasta qué punto les conocía. Pensó en Twelve, en su hiperactividad, en sus sonrisas misteriosas y en sus ansias de libertad. Correría, iría lo más lejos posible, así creyendo que no le iba a encontrar; además, se escondería en un lugar sencillo confiado en que gracias a la distancia evitaría perder.

Nine sabía perfectamente que a ella eso se le daba bien y no se lo iba a poner fácil. Recopiló toda la información que pudo sobre él, trabajador, inteligente, estratega, frío, además la conocía demasiado bien. Sonrió cuando dio con la clave y corrió a buscarlo. Pero no lo encontró, ¿dónde podía estar?

―Has vuelto a perder―dijo él cuando lo halló en el sitio donde ella había estado contando.

O―O

La chica se sentó en el centro de la sala. Los sitios que antes habían sido ocupados por niños como ella, sin nombre, sin hogar, sin otra cosa que el objetivo que les habían dado, ahora estaban vacíos. No había tenido ningún contacto especial con la mayoría de ellos, pero eso daba igual ya, simplemente la acompañaban en su camino, sin separarse de su lado; y la habían dejado sola, tirada en medio del pasto mientras sus compañeros saltaban la verja que los llevaría a la libertad o a la muerte, como aquella vez.

No sabía que harían con ella ahora que no había nadie más; pero realmente le daba igual. Sería lo mismo quedarse en ese edificio para siempre, que irse de allí y que la dejasen libre, o que saltase la imponente verja hacia la muerte como habían hecho la mayoría de sus compañeros.

Lo único que quería era no volver a estar sola.

O―O

Iba a morir.

Lo supo desde que llegó a Japón y sus manos temblaban cada vez que hacía un esfuerzo; aunque a lo mejor lo sabía desde antes, desde que había buscado los archivos de sus compañeros. Todos muertos y con los mismos síntomas; no era un buen panorama para ella.

Solo tenía un último deseo antes de morir. Quería jugar con él una vez más y esta vez ganarle. Solo quería unos minutos más, unas horas más, lo suficiente como para volver a estar con él y para abandonarlo después como había hecho con ella.

Salió del coche, solo unos pasos más, un poco más de fuerza y alcanzaría su objetivo, lo único que la había ayudado a seguir respirando de nuevo. Pero cuando su visión empezó a ponerse borrosa lo vio por primera vez. Lo había confundido, no quería ganar, quería estar junto a él. Pero se había dado cuenta demasiado tarde