LAS HISTORIAS DE TOY STORY 2
Una mañana Andy se despertó para ir al campamento de Hollywood y quería llevarse todos los juguetes pero la mamá solo le dejaba llevar dos, Woody y Buzz Lightyear.
Ya en el campamento se encontró con un viejo amigo llamado Harry, de casualidad estaban en la misma carpa, y cada noche antes de irse a dormir jugaban con los juguetes. Al otro día Andy no encontró el sombrero de Woody, lo buscaba desesperadamente con su amigo. Después de un largo rato Harry le confesó que se lo había escondido.
Cuando terminó el campamento, los papás le informaron a Andy que se iban a mudar urgente porque al papá le había salido un trabajo en Miami. Ya en casa, y al mirar sus juguetes, se dio cuenta que a Woody se le había roto el brazo, muy triste lo quiso coser pero no pudo. El día anterior a la mudanza, la familia hizo una venta de garaje y su mamá se había llevado el pingüino. Woody llamó al perro y lo llevó al estante, en ese momento por accidente se cayó a la caja del coleccionista obsesivo y nadie se dio cuenta. Cuando el coleccionista vio a Woody y su brazo roto lo llevó a arreglar y luego a su casa para ponerlo en una vidriera. Al día siguiente la vaquera llamada Jessie y el caballito Tiro al Blanco, como no podían salvarlo se quedaron jugando. Después de un rato, vino Buzz Lightyear acompañado de los soldaditos y pudieron rescatarlo.
Andy estaba preocupado porque no encontraba sus juguetes, la mamá le dijo que no se preocupe que los iba a encontrar antes de la mudanza. Llegó el día pero no los encontró, Woody y sus amigos estaban perdidos, luego se acordaron que Andy se mudaba a Miami. Vieron una estación de tren y se colaron en un vagón que iba a Miami. Después de dos horas de viaje llegaron al destino. Woody logró reconocer el camión de mudanza, se subieron al perro resorte y saltaron al camión, abrieron la puerta y se escondieron en una caja.
La familia llegó a su nueva casa, pero Andy todavía estaba triste por no haber podido encontrar sus juguetes. El conductor del camión abrió la puerta, bajó la primera caja y la llevó adentro. Andy abrió la caja, vio que estaban sus juguetes perdidos, se emocionó y jugó hasta la noche, la mamá lo llamó para comer y se fue a dormir. Doce años después se puso un poco más grande y viejo, decidió donar los juguetes a una niña llamada Olivia. Allí vivió feliz jugando con sus juguetes. Sin saber la historia de ellos.
Guzmán, Ropolo, Vargas Nassi, Manzotti y Morbinelli
