~Nota de Autor~
Hola~! Entonces, esta es la primera fic que escribo en español, espero que este bien de gramática. Sé que de pronto so será bueno porque ya se me ha olvidado el español (que me hace muy triste) entonces, quiero tratar de practicarlo más. Bueno, ¡aquí esta Jealainn! Espero que les guste y por favor denme criticismo estructural para que pueda practicar mi español. ¡Gracias y por favor disfruten!(Soy Colombiana entonces no se si depronto cosas en
español seran diferente).
La fic se basa sobre la cancion; Di Que No Te Vas de Morat
Sinceramente,
Ms. AtomicBomb
Cúchulainn la miraba, frunciendo el entrecejo. Él levanto una mano y se despeluco un poco, le había costado mucho solo para robarse el corazón de la muchacha, y ahorita no la quiera dejar ir—de hecho, él nunca pensaba devolvérselo al ella. El corazón de ella no era de hielo, ¿entonces como no lo podía perdonar?
« Nos falta más tiempo », el murmuro, tratando de ver si al menos la voz de él le cambiaba la mente, « Me prometiste que te ibas a quedar, que no habría despedidas ¿ahora qué ?». Él no se iba a quedar con los brazos cruzados, solo viéndola irse de su vida.
Era una sorpresa que ella no se acordaba todo lo que ellos tuvieron, era como si el tiempo no la dejaba ver la felicidad que tuvieron. El, en la otra mano, nunca se iba a olvidarla. «Mira que no puedo más que mi vida es tuya, ya no estoy fingiendo… por favor, quédate, Juana».
Ella lo miro, volteando su cara un poco mientras que colectaba sus pertenencias, «Cú, tengo que irme». La voz de ella era solemne, cargando una culpa muy pesada, «Sabes que tengo que hacer; tengo que salvar a Francia».
"Pero no se significa que me dejes". Estaba enojado, furioso, completamente roto. Ella como que no entendía el sentido del amor. Su mirada roja cayó al piso, como si estuviese buscando algo—algo que la convenciera que se quedara, «Di que no te vas».
«Cú».
«Di me, por favor, que no te vas», su voz se quebró, y cuando el levanto la cara a poder verla, ella vio que él ya estaba a punto de llorar.
La mujer recogió su espada y tomo una respiración profunda, «No me puedo quedar».
«Entonces miéntame una vez más; dime que te quedas».
«No te puedo mentir, y ya sabes que no te hubiese mentido antes, ¡no te quería mentir, Cú!» Después de gritar, ella cerro los ojos y se froto la cara, mordiéndose el labio, «Sabes, que te amo, ¿cierto?» Con eso, ella caminando lo paso.
Lo que le dejo y el viento se llevó, le dolía a él mucho que no encontraba como ignorarlo. Por meses el quedo desesperado, triste y solo. La cara de la muchacha lo perseguía en los sueños. Él quería saber ella que le había hecho al corazón para al menos tratar de repáralo, con el tiempo.
Las llamas llenaban la plaza y las lágrimas de él caían como ríos tratando de encontrar el mar, pero nadie le ponía atención al pobre señor. La cara de Juana lo hizo llorar, sus ojos violetas gritaban auxilio, pero sus labios no se movían. El fuego se la llevo, con todo su amor y santidad.
Esta vez, el corazón se le cayó, y su alma se le quebró. Nunca podría aceptar que Juana no volvería, y eso era algo que el tiempo nunca le ensañaría. «No sabes cuánto me duele este adiós», suspiro, tratando de contener sus lágrimas, su voz quebrándose.
