Holaaaaaaaa!!!!! Aquí vuelvo con un nuevo fic. Espero q os guste, lo escribí hace tiempo, pero no le terminé, es de varios capítulos, tengo los tres primeros, los revisaré y los pondré en varios días, si os gusta decidmelo, xfa!!!!!!!! XD Os veo.
- "diálogos"
·~-·~-·~-·~- Cambios de escenario
Recuerdos
- "Pensamientos"
Competición, juegos del destino.
Capítulo 1: El campeonato de los encuentros.
By: Kassy99
Lucha con todo tu VALOR
Enfréntate a tu DESTINO
Solo juega para GANAR
Y sigue hasta alcanzar el final
En la batalla no habrá PIEDAD
Así que guíate por tu instinto
Que solo hallarás en el CORAZÓN
Porque la VERDAD la encontraras
En el JUEGO que el destino te preparó
Así que: ¡Qué gane el MEJOR!
Hong Kong. Una de las ciudades más misteriosas y fascinantes del mundo, se encontraba movilizada por el acontecimiento que se acercaba. En el aeropuerto todos se encontraban nerviosos, emocionados, alegres, eufóricos, se podían encontrar todos los estados de ánimo posibles. Eran muchos los invitados de diferentes países y culturas, pero todos reunidos bajo un mismo acontecimiento, todos con un mismo objetivo.
Aquello estaba inundado de jóvenes, que rondaban los 20 años, divididos en varios grupos, cada uno de ellos en representación de su país, haciendo honor a su nación, eran los privilegiados de estar en esa ciudad, ahí solo se encontraban los mejores del mundo. Al mismo tiempo de tener un lazo que los unía, había una meta que los convertía en los peores rivales. Todo para ganarse la posesión de un título, el del mejor.
Entre la multitud destacaban varias personas. Entre ellas había una hermosa joven. De ojos azules, sinceros y brillantes, finos y delicados, dulces y tiernos; cabello negro y ondulado, largo hasta la altura de los hombros; el color de su melena hacia destacar la palidez de su piel y lo tersa que era; de complexión delgada, se podían apreciar sus formadas curvas.
Vestía un uniforme, para no perderse se acordó esto, aunque vestía igual a sus compañeros en ella se podía apreciar la elegancia y la suavidad de su carácter. Su uniforme constaba de una falda y chaqueta azul claro, camisa blanca, en los pies llevaba unos calcetines blancos con dos bandas azules en la parte superior y zapatos negros. El escudo de su universidad lo llevaba bordado en el pecho.
Con una sonrisa en su rostro, miraba a su alrededor, al bullicio de gente, miraba y observaba, la última vez que estuvo allí era solo una niña de 10 años y ahora una década después volvía a estar en ese mismo lugar que la traía tantos recuerdos: sus aventuras, los trajes que diseñó, sus amigos de infancia y esa niña, su inseparable amiga, de la que, al final, se tuvo que separar. Ese recuerdo era lo único que la hacia sentir una inmensa tristeza, pero ahora no podía pensar en eso, tenía que superarlo, ya era hora de seguir adelante, aunque con eso tuviera que olvidar, tanto lo malo, como lo bueno.
En ese mismo aeropuerto, un joven esperaba sentado las órdenes para saber a donde se tenían que dirigir. Mirando a través de sus gafas observaba a sus compañeros intranquilos y agitados. Siempre con su eterna tranquilidad. El joven tenía unos ojos azules, profundos y misterios, como si guardara más de un secreto, que nadie podría descifrar mirando esas lagunas, no había perdido ese don, por mucho tiempo que pasara. Al igual que cuando niño sus mayores virtudes, o defectos, eran su enorme paciencia, tranquilidad y seguridad, que a veces irritaban a los demás. Su figura era atlética, pero no exageradamente desarrollada, de noble porte y amable expresión y su inalterable sonrisa que exasperaba a más de uno.
Él al igual que sus compañeros ingleses llevaban un uniforme. Los ingleses llevaban un uniforme compuesto de chaqueta y pantalones azul marino. Junto con la chaqueta y los pantalones llevaban un chaleco a juego. Cabía destacar que en los puños de las chaquetas había bordados dos bandas de color dorado y unos botones también dorados. Llevaban una camisa blanca y corbata roja. Calzaban unos zapatos negros con calcetines blancos. Y como buena universidad su escudo estaba bordado en el bolsillo del pecho, en la parte izquierda.
La gente empezó a movilizarse, guiándose por otros estudiantes se dirigieron a unos autobuses que los transportarían a sus lugares de descanso.
- "¡Tomoyo! ¡Deja la cámara y corre! ¡Qué te vas a perder!"- Una joven llamaba a la chica de ojos azules y tranquila sonrisa.
- "¡Ya voy Valerie!"- El grito de su compañera le devolvió a la realidad- "Solo recordaba"- Murmuró esto último.
- "¿Has dicho algo?"- Preguntó extrañada.
- "No. Nada importante"- Dijo esto alcanzando a su amiga.
- "¡Vamos, Tomoyo! ¡Corre!"- Valerie se paró un poco y cuando su amiga estaba cerca la cogió de la muñeca y se la llevó corriendo. Se dirigieron al autobús donde ponía: FRANCIA.
Mientras el autobús de las jóvenes francesas se marchaba, en el siguiente tras ella se encontraba el chico de misteriosa mirada.
- "¡Hey, Eriol! Mira, ya estamos en Hong Kong, después de tantas competiciones conseguimos llegar hasta aquí."
- "¿Acaso lo dudabas?"- Respondió la joven reencarnación del gran hechicero Lead Clow.
- "No. Solo que por fin tras tanto esfuerzo estamos aquí. He oído que el capitán del equipo de Hong Kong, Los Dragones del Trueno, es invencible"- Dijo atemorizado y preocupado.
- "No creo que alguien sea invencible, siempre se tiene un punto flaco."- Tranquilizó el hechicero inglés a su amigo, junto con una sonrisa.
- "Pero él es muy fuerte."- Replicó, junto con un puchero de niño pequeño.
- "¡Cállate ya, Andrew!"- Dijo un muchacho que estaba detrás de ellos, había escuchado la conversación y nunca soportaba el comportamiento infantil de su amigo. Lo que provocaba que ambos terminaran discutiendo como dos niños de primaria
- "¡Cállate tú, Paul!"- Los dos jóvenes empezaron a discutir mientras que en la mente del hechicero rondaban otras preocupaciones.
Ya más lejos de nuestros dos antiguos Card Captors se encontraba una hermosa joven que miraba la partida de los últimos autobuses. La joven tenía el cabello castaño, le caía por la espalda de manera suave y dulce, como la miel. Lo tenía largo hasta la cintura y estaba sujeto por una cinta blanca que caía graciosamente junto con su cabellera. Dos mechones sobresalían por los lados de su rostro, que la hacían ver más bella de lo que era. Sus ojos poseían un color y brillo igual al de las esmeraldas, parecía tener un hermoso marco negro a su alrededor, junto con unas cejas finas. De boca pequeña, sus labios poseían un color rosa pálido, que la hacían ver pura e inocente. De piel sedosa, delicada y tersa, y las ya desarrolladas curvas de una preciosa mujer. Y desde todo su ser emanaba un delicioso aroma a flores de cerezo.
Su uniforme era totalmente negro a excepción de la camisa y los calcetines que eran blancos, y un lazo de color rojo. No todas las faldas poseían la misma longitud. Según tu rango de importancia podían ser más largas, pasadas las rodillas, o más cortas, por encima de estas, no más cortas. También determinaba tu importancia unas bandas a los lados de los hombros.
- "Autobús de Japón, todos a bordo"- Se oyó la voz de un profesor.
Tras los años se había decantado por la profesión de profesor. Al igual que en su juventud seguía teniendo un cabello grisáceo, unos ojos que reflejaban una inmensa ternura y una sonrisa imborrable. El antiguo guardián de las Sakura Cards había desaparecido tras los años, ahora se podía reflejar en él la experiencia y la sabiduría que había ido acumulando como maestro en la universidad de Tokyo.
- "Eh, Chiharu, ¿crees que ganaremos?"- Preguntó una chica, la cual sujetaba un libro titulado: Misterios de la Antigua China.
- "No sé, he oído que nuestros contrincantes son muy buenos y sus capitanes son muy fuertes. ¿No crees Hua?"- Se dirigió a la joven de ojos esmeraldas.
- "No te preocupes Naoko, seguro que con nuestros ánimos ayudamos a nuestro equipo a ganar."- Dijo entusiasta y levantando los brazos.
- "Pues claro que sí"- Las tres jóvenes se giraron a ver a un chico de pelo castaño y ojos azules- "Yo capitán de los Tigres de Fuego juro que ganaremos."
- "Para este caso tengo un dicho que dice: mucho ruido..."- Dijo burlonamente Hua.
- "Y pocas nueces"- Continuaron Naoko y Chiharu a la vez. Las tres chicas se rieron mientras que el joven tenía una vena en su frente.
Todos los autobuses partieron a un mismo punto de encuentro, la residencia de estudiantes de la universidad más grande de Hong Kong. Un punto donde el pasado y la magia se encontrarían.
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Después de varios minutos de viaje en autocar, llegaron varios de ellos, ya era tarde, estaba a punto de anochecer.
En la entrada de la residencia se encontraban varias chicas que estaban repartiendo unas carpetas. Repartidas ya las carpetas cada una se dirigió a un autobús. Dos de ellas fueron caminando a la espera del suyo.
- "¿A ti quiénes te han tocado?"- Preguntaba una de las chicas a su acompañante. Era una joven de pelo largo, pasada la cintura, y oscuro como la noche, aunque en aquel momento no se podía apreciar su longitud ya que llevaba parte del cabello recogido en un moño y el resto caía detrás debajo. Sus ojos eran intensos como el rubí. Sus labios se podían asemejar a la forma de una cereza, pequeños y rojos. Cierta sonrisa pícara se dibujada en ellos.
- "Yo me encargo de los franceses. ¿Esos no eran los que querías tú?"- Dijo burlándose de su amiga.
- "Meiling, vamos cámbiamelos. Yo tengo a los japoneses"- La joven Meiling andaba hacia los recién llegados autobuses, mientras que su amiga rogaba y suplicaba el cambio.
- "No. No te los cambio, no son objetos a los que puedas cambiar a gusto de uno."- Dijo intentando contener la risa.
- "Vamos Meiling."- Seguía insistiendo.
- "No."
- "¿Es tu última palabra?"
- "Sí"- La chica se marchó resignada, mientras que Meiling sonreía ante lo infantil y caprichosa que podía llegar a ser su amiga.
Cuando llegó el autobús de FRANCIA, todos los jóvenes bajaron y siguieron a Meiling. Ella era la encargada de guiarlos a sus habitaciones.
Al final del día, acompañó a las últimas que quedaban, dos chicas. Se fijó en ellas, una le llamó mucho la atención, le parecía muy familiar.
Tomoyo entró a su cuarto con su amiga, Valerie, no había oído bien el nombre de la chica que las había guiado, la gente de su alrededor armaba mucho ruido como para oír su propia voz, pero creía conocerla de antes, aunque no recordaba de que y cuando.
Eriol llegó solo unos minutos después que Tomoyo y al igual que ella siguió a una chica que les enseñó donde pasarían el curso, él compartiría la habitación con sus amigos Andrew y Paul.
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Naoko estaba leyendo, mientras que Chiharu dormía, del cansancio que tenía. Las dos chicas habían cambiado. Naoko ahora llevaba lentillas y se había dejado crecer el pelo por debajo de los hombros. Chiharu dejó en el pasado su peinado de coletas, para llevarlo recogido por una pinza, en sí, no habían cambiado mucho. Las dos estaban exhaustas del viaje, aunque eso a Naoko nunca la impedía leer un buen libro de misterio.
Naoko estaba al lado de una chica que a diferencia de las demás llevaba el mismo corte y se reflejaba su eterna madurez en la faz, Rika seguía teniendo también esa dulzura en sus ojos.
Chiharu dormía apoyada en el hombro de un chico. Que si no fuera porque él también estaba dormido contaría alguna de esas historias fantásticas, que más bien se definirían como mentiras. Yamazaki aún seguía poseyendo ese don. Fisicamente tampoco había cambiado mucho, seguía siendo el mismo, pero claro, los años no pasan en vano, parecía más adulto, aunque no lo era.
Ying-Tao Hua Sagara, ese era el nombre de la joven de ojos verdes, era una estudiante que había llegado nueva, hace tres años, a Tomoeda. Era alegre, amable, sincera, tierna, ingenua como pocas, en general, era una persona muy viva y activa, aunque si alguien la enfadaba podía ser la peor persona que se hubiera deseado conocer.
Había llegado de Nueva York, su padre era doctor y viajaba mucho por su empleo. En poco tiempo se integró bien en el grupo, lo curioso de su nombre es que era muy largo, algo poco convencional en una persona, la llamaban Hua, a ellos les gustaba más llamarla Hua, decían que sonaba más melodioso.
Era buena en los deportes y se convirtió en líder de las animadoras. Al igual que los deportes, la música también era una de sus cualidades y la asignatura que le resultaba más fácil era el inglés, evidentemente. Lo peor que llevaba eran las matemáticas, eran insufribles como ella decía.
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Llegaron a su destino y como todos los demás, bajaron y fueron a sus respectivos cuartos. Sagara tuvo algunos problemas con su cuarto, la chica que la acompañaba había salido corriendo y trajo a otras compañeras, todas empezaron a gritar y desesperarse. No entendía que era lo que pasaba, intentaba acercarse y preguntar, pero nadie alcanzaba a escucharla, decidió que mejor sería que no intentara nada, al final, después de que llegara una chica, que parecía ser la encargada de todo, ya que con solo su llegada todas se tranquilizaron, dejaron por fin que Hua entrara en su cuarto.
Cuando entró, prendió la luz y lo que vio era una espaciosa habitación para ella sola. El cuarto era todo para ella sola, ya conocía esta clase de cuartos, normalmente, el cuarto sí que era para ella, pero el cuarto de baño era compartido, por lo que al otro lado del baño había otra habitación, en la que estaría su nueva compañera. Hua decidió descansar y averiguar mañana el porqué del alboroto que se armó con su habitación. Dejó las cosas en un lado y se tiró en la cama, estaba agotada de tanto viaje. En muy poco tiempo se dejó vencer por el sueño.
Una chica corría en un lugar donde predominaban las sombras, sin rumbo y sin conocimiento de lo que hacía, seguía corriendo.
No todo en aquel extraño lugar estaba oscuro, al fondo se divisaba una luz, tenue y blanca. La joven corría y corría pero no llegaba a alcanzar esa luz, todo lo contrario, cuanto más corría más lejos se encontraba de su objetivo.
- "No corras, las prisas nunca han sido, ni son buenas. Si quieres saber solo espera a que ese saber te llegue"- Una voz que se oía de entre la oscuridad interrumpió su carrera. Paró en seco, miró a su alrededor y empezó a exasperarse.
- "¡¿Quién eres?! ¡¿Por qué estoy aquí?!"- Gritó desesperada.
- "La verdadera pregunta es ¿Por qué tú quieres estar aquí? ¿Y por qué persigues esa luz?"- De repente el suelo que pisaba, empezó a temblar, para después resquebrajarse y así caer en un abismo sin fin
- "AHHHHHHH!!!!!!!!"
Hua despertó sobresaltada y se quedó sentada sobre su cama, se llevó la mano al pecho, donde su corazón palpitaba con rapidez, apretó con fuerza.
- "Ah, ah"- Jadeaba sin aliento- *Ese sueño*- Se llevó las manos al rostro y se volvió a tumbar sobre su cama, algunas lágrimas se escaparon de sus ojos, para caer en la almohada.
Pasados unos minutos de descanso, la joven miró el reloj y decidió levantarse, el reloj marcaba las 6:30 de la mañana.
- "Es hora de levantarse Hua"- Se dijo así misma- "Tengo que ver como van los chicos"
La joven entró en el baño para asearse, la curiosidad la embargaba, ¿cómo sería su compañera?. Abrió la otra puerta del baño, la que comunicaba con la habitación de su compañera y miró a ver si estaba, no había nadie.
- "Qué extraño, creía que yo iba a ser la única chica que madrugaría hoy, debe de ser que en Hong Kong se levantan a esta hora."
Al no haber nadie se dio una ducha, se cambió de ropa y salió del cuarto para ver que tal iban los chicos, sin antes haber desayunado, claro. Cogió un poco de dinero y se dirigió hacia la cafetería, por suerte estaba abierta para atender a los judadores. Se compró algo ligero para desayunar y al terminar se dirigió al campo de fútbol.
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Entró en el estadio de fútbol, era bastante grande para ser de propiedad universitaria. Para su asombro se encontraban todos los equipos mirando expectantes un partido. La joven se abrió paso para averiguar de quien se trataba y se encontró con un partido donde se enfrentaba su equipo contra los Dragones.
- "¡¿Están locos o que les pasa?! ¡Cómo se les ocurre realizar un partido contra ellos!"- Hua se llevó la mano a la cabeza y dio un suspiro. Entonces miró a su alrededor para darse cuenta que se había convertido en el centro de atención. La joven se asustó y se puso nerviosa- *¿Será algo que he dicho?*
- "Perdona"
- "¡Ah!"- Una voz masculina la despertó de sus pensamientos, se giró y le observó con detenimiento para después decir- "¿Hai?"- Preguntó la chica, le habló en japonés, al darse cuenta de su error, intentó rectificar, pero para aumento de su sorpresa.
- "¿Qué hace una chica aquí? Creía que solo amanecían temprano los jugadores del campeonato de fútbol"- El joven hablaba también japonés y fluidamente.
- "¿Hablas mi idioma?- Preguntó aún en japonés de forma incrédula.
- "Hai, pero ¿me podrías responder?"- Repentinamente se oyeron gritos y abucheos, seguido de un sin fin de comentarios.
- "Mira que malos son los japoneses, ya van perdiendo 3 a 0 y solo están en el primer tiempo"- Comentó un chico a un compañero.
- "¡¡¡¿Qué van perdiendo?!!!"- Gritó Hua. Enseguida consiguió la atención de todos otra vez, incluso de los jugadores. La chica se sonrojó y el joven que estaba a su lado la sacó de allí, no sin antes mostrar una sonrisa- "Gracias"- Le dijo Sagara con gran alivio.
- "No hay de que"- El joven era bastante curioso, desde el momento que le vio no paró de sonreír.
- "Uff. Creía morirme de la vergüenza. Gracias, esto..."- Repitió Hua.
- "Eriol, Eriol Hiragizawa."
- "Pues, Hiragizawa me has salvado de una buena, te debo una. Yo soy Ying-Tao Hua Sagara, líder de las animadoras de los Tigres de Fuego"- Dijo la chica animadamente, con gran confianza y alegría.
La joven extendió el brazo y le ofreció la mano como señal de saludo, era una costumbre que había adquirido durante su estancia en EEUU. Eriol la miró a los ojos y pudo contemplar en su rostro una sonrisa cálida y sincera. Lo normal sería que él hubiera aceptado su mano, pero en lugar del típico saludo, cogió la mano delicadamente y la besó. Hua se quedó estupefacta y sin habla, sin contar que se le habían subido los colores notablemente.
- "Mucho gusto, siempre es un placer conocer a una señorita tan bella como tú"- Esto hizo que la chica se pusiera más nerviosa que antes.
- *Creo que estaba mejor antes, cuando todos me miraban*- La chica solo sonreía nerviosamente- "Esto..."- La joven quería iniciar una conversación, para esconder su intranquilidad junto a tal Don Juan.
- "Perdona, pero tú nombre no es japonés ¿verdad?"- Dijo el joven inglés curioso.
- "Sí, pero a ver si sabrías decirme de donde es"- Dijo segura de que el joven se equivocaría, de sus amigos nadie, jamás caía en su significado, pero eso era normal, teniendo en cuenta que no sabían de que idioma procedía su nombre.
- "Si no me equivoco, Ying Tao Hua, viene del mandarín, Hua es flor y Ying Tao..."
- "Déjalo"- Dijo Hua, resulta que el chico si lo sabía, Eriol no hizo esperar a su sonrisa de satisfacción. Después de un momento de silencio- "Ehh... Tú de dónde eres."
- "Soy el capitán de los Halcones Milenarios, Inglaterra"
- "¡Hoe!"- Gritó la chica por el asombro. Eriol parpadeó un par de veces, esa chica hacía lo mismo que ella, era algo curioso, aunque no imposible, y ahora que se fijaba bien, tenía un parecido, pero no podía ser, se llamaba Ying-Tao Hua, agitó la cabeza y no le dio mayor importancia, así que no le dio más vueltas. La chica olvidó la situación anterior para poner una cara de desconcierto- "No puede ser, yo creía que Paul era el capitán"
- "Tu misma lo has dicho, era el capitán, ahora lo soy yo. No iba a ser toda la vida el capitán del equipo."
- "Bueno, lo sé, pero tienes que ser muy bueno, como para haberle robado el puesto"- Dijo muy segura de lo que sabía.
- "Yo más bien diría, que lo he ganado con esfuerzo, en vez de haberlo robado. Perdón, pero ¿de qué le conoces?"
El silbato del descanso hizo que Hua volviera la atención al partido y a su equipo. Todos los espectadores ahí presentes, se marcharon, no había nada que ver, ya daban por anticipado quien iba a ganar el partido. Solo los que no tenían que hacer nada y los más aburridos se quedaron, con algo se tenían que entretener.
A Eriol le llamó la atención el equipo japonés, como podían haber llegado a las rondas finales cuando en un partido, y amistoso, ya perdían tan notablemente. Su juego no era malo, pero le faltaba algo, no sabía como explicarlo, pero era un juego bastante lamentable.
Hua dejó a Eriol y fue directa hacia los jugadores de su equipo, lo que conllevaba atravesar todo el campo, porque los banquillos estaban al otro lado y si daba un rodeo tardaría más tiempo. Saltó la barandilla y piso el césped del campo, como si de una acto habitual fuese, se dirigió hacia donde sus compañeros estaban.
Eriol estaba intrigado ante el comportamiento de la chica. Su primera impresión había cambiado y eso en tan poco tiempo era imposible, él sabía reconocer la forma de ser de una persona después de intercambiar unas palabras, jamás se equivocaba, pero esta chica iba ser un enigma que iba a tener que descubrir y eso le encantaba, le encantaba destapar misterios, para después crearlos él.
- "¿Qué hace esa chica?"
- "¿A dónde va?"
- "¿Quién ha dejado pasar a esa?"
Todo tipo de preguntas empezaron a oírse de los murmullos de los ahí presentes. En pocos segundos Hua volvió a ser el centro de atención, aunque esta vez no le prestó atención a los susurros. Los chicos de su equipo estaban demasiado desanimados como para darse cuenta. Los Dragones en cambio miraban como ella se acercaba.
- "Mirad, una chica"- Advirtió uno de los jugadores.
- "No hace falta ser un lince para verlo"- Se burló su compañero.
- "¿Qué hará aquí?"
- "Quizás venga a felicitarnos"- Dijo otro siguiendo la diversión de los demás.
- "No seas tan creído Zhao"- Se metió otro compañero.
- "Déjale, que se haga ilusiones"- Todos reían y bromeaban, estaban muy seguros de que
ganarían. Todos reían excepto dos de ellos.
- "¿En qué piensas?"- Preguntó uno de los dos. El joven era de pelo castaño y ojos marrones, llevaba el pelo algo largo y un flequillo le cubría parte de la zona derecha de su cara. Era el más alto del equipo.
- "En que es muy extraño su juego. Para haber llegado hasta aquí deberían de ser mejores jugadores, en cambio dejan mucho que desear"- Comentó pensativo.
- "Tienes razón Xiaolang, por eso eres nuestro capitán"- Así era, el joven capitán de los Dragones del Trueno era el antiguo Card Captor chino que fue a Tomoeda para conseguir las poderosas Clow Cards.
Los años habían hecho del joven hechicero en un muchacho atractivo. Su cara aniñada había quedado en el pasado para dar lugar a un semblante noble y apuesto. Seguía poseyendo esos ojos marrones y el mismo estilo de peinado. Había crecido, era uno de los jóvenes más altos del equipo. Lo que jamás cambiaría en él era su rostro serio y esos rasgos que hacían la expresión de su cara más dura, pero el pasar de los años y el conocer a una pequeña japonesa habían hecho que su vida diera un giro de 180º, seguía siendo igual de serio, pero ahora era una persona más abierta, había hecho más amistades a su vuelta a Hong Kong, ya no era aquel chico solitario. Aunque siempre era reservado en algunos asuntos y solo era libre de expresarse entre los que más confiaba. Su desconfianza en los demás era algo que había aprendido siendo el jefe del Clan de los Li.
En el entorno universitario es el capitán de los Dragones del Trueno y miembro del club de artes marciales, como profesor sustituto. Como hechicero su potencial mágico había aumentado considerablemente y fue nombrado el representante de China en el Consejo de Oriente.
Desde que regresó, llevaba un riguroso entrenamiento y estudiaba los secretos de la magia. Al ser el único varón de su familia, al cumplir la mayoría de edad se le cedió el puesto de la jefatura del Clan.
Se podía decir que durante estos años el joven hechicero había estado totalmente ocupado entre la magia y la universidad.
Hua se paró en seco y miró a cada uno de los jugadores japoneses. Entonces y de un grito, dijo:
- "¡Debería daros vergüeza!"- Todos los que estaban en el campo se levantaron al ver a una chica gritando al equipo japonés.
Claro que ninguno entendía ni palabra de lo que decía, pero era un buen espectáculo, no todos los días se podía ver a un equipo dejándose humillar por una simple chica. Eriol por el contrario estaba entendiendo todo lo que decía y para escuchar mejor se fue acercando al banquillo japonés. Al igual que Eriol, Shaoran también entendía lo que Hua decía y escuchó atento. El equipo chino seguía saboreando su victoria y disfrutando de tal espectáculo, mas Shaoran al igual que Eriol sentían que algo iba a suceder con la llegada de aquella chica.
- ¡Cómo habéis podido dejaros convencer para jugar contra el equipo de casa, sabéis muy bien las reglas, sois unos inconscientes, deberíais volver a casa a llorar, parecéis unos críos de parvulario!- Seguía gritando.
- Mirad como se dejan humillar por una chica- Todos en el campo reían a carcajada suelta, pero eso no les importaba a los jugadores, por algún motivo sentían terror por ella.
- En el segundo tiempo quiero veros jugar de verdad, os habéis creído que hemos venido aquí para irnos a la primera en que os desaniméis, pues no, yo no permitiré eso- Dijo con un tono más calmado. Aika se llevó las manos a las caderas- Espero que reaccionéis, porque sino recuerdo mal este era nuestro sueño, no nos hemos esforzado tanto, para que nos rindamos ahora- A Shaoran le llamaba mucho la atención la forma en la que dijo las cosas.
- "Los habla de una forma que da ha entender que ella también se implica en lo que ellos hacen. Habla de nos cuando tendría que referirse de os"
Nadie sabía porqué pero lo que la chica decía animaba al equipo de los Tigres. El arbitro miró el reloj y anunció el comienzo del segundo tiempo. Todos estaban allí, con más ánimos. Ying Tao se sentó en el banquillo y vio como habían vuelto los jugadores a la vida. En los primeros minutos de partido y sorprendentemente los japoneses marcaron un gol. Todos se asombraron ante tal jugada. A la mitad del segundo tiempo ya iban 3 a 2 a favor de los Dragones. Nadie se lo podía creer, iban a remontarlos. Todos esperaban expectantes el siguiente movimiento que harían.
Antes de los últimos minutos el líder de los japoneses se adelantó rápidamente y marcó el gol del empate, lo que hizo que la gente se quedara atónita. Nadie se lo hubiera esperado.
Eriol fijó su atención sobre Hua durante el partido y notó algo sospechoso.
- "Eriol, ¿qué tal? ya habrán vencido los Dragones ¿no?"- Preguntó un joven que se le había acercado por la espalda. Daba por hecho que tenia razón.
- "No"- Fue la respuesta del joven de ojos azules. Rápida y contundente, sin apartar la vista de la chica.
- "¿Qué?"- El amigo de Hiragizawa no salía de su asombro. Como podía ser posible. Cuando se había marchado iban 3-0 a favor de los Dragones, era imposible alcanzar el empate en el segundo tiempo con esos jugadores.
- "No han perdido, están empatados"- Siguió explicando la reencarnación de Clow.
- "Es increíble"- El chico se dio cuenta de que su amigo estaba demasiado absorto observando a la chica. Le resultaba familiar, pero de espaldas no la podía reconocer- "Creo que conozco a esa chica"- Murmuró para sí mismo.
- "Pues tiene que ser así, porque ella si te conoce a ti"
- "No me extraña, entre las chicas soy muy popular"- Fanfarroneaba el antiguo capitán.
- "La chica no te conoce por tu increíble don de gentes si no porque eras el antiguo capitán del equipo. Si no recuerdo mal me dijo que se llamaba Sagara, Ying-Tao Hua Sagara, es un nombre muy largo"- Con esas palabras Eriol heló a su compañero, el chico abrió los ojos y se intentó fijar mejor en ella, era verdad, era ella.
- "No me lo puedo creer"
- "¿Pasa algo?"
Eriol se preocupó, nunca había visto tan intranquilo y sorprendido a su amigo, Paul era de estos chicos a los que no les perturbaba nada, si se producía un terremoto se mantenía impasible, si la Tierra fuera a explotar se lo tomaría como una fiesta, nada le podía perturbar, pero con solo mencionar el nombre de esa chica, en tan solo un segundo se podía notar ¿miedo? en sus ojos, sus manos sudaban y su corazón aceleraba los latidos.
- "¿Ella está con los japoneses? Tenía entendido que se había marchado a Francia"
- "¿A Francia?"
- "Sí"- El joven tragaba saliva después de cada contestación. No apartaba su mirada de ella.
- "¿Te pasa algo? Es que la chica te rechazó ¿no?"- Dijo Eriol en tono burlesco.
- "No"- El amigo se exaltó ante aquella insinuación- "Ni siquiera es amiga mía. La conozco de un partido, bueno... de varios. Ella era animadora de otro equipo cuando estaba en el instituto. En un principio no me llamó la atención, era una chica como las demás, aunque tenía cualidades a destacar."
- "Y eso que importancia tiene"- Seguía sin comprender la reencarnación de Clow, aunque muy interesado en el relato que ahora su amigo estaba contando.
- "Era una de las chicas más populares del instituto Saint Luis. La conocía todo el mundo, era guapa, inteligente, se le daban bien los deportes, era la joya del instituto"
- "Sigo sin entender"
- "En un partido que íbamos ganando contra su instituto, apareció y no sé como, nos vencieron. Fue algo espectacular. Más tarde tuvimos otra oportunidad de enfrentarnos y descubrí algo poco usual. En aquel partido ella estuvo ante todo momento junto al entrenador, al principio no le di importancia, pero después vi como se iba el entrenador y dejaba a Sagara sola con el equipo, entonces recordé que también sucedió lo mismo en el anterior partido."
- "No me digas que ella..."- A Eriol se le pasó una idea absurda por la cabeza.
- "Sí, es lo que piensas. Descubrí que muchos equipos de otro instituto tenían miedo de esa chica, era bonita como una rosa, de dulce aroma, suave y delicada como una flor, pero como toda rosa posee unas espinas que pueden clavarte y causarte mucho dolor, ella era como la rosa y el dolor que causaba era la humillación que hacía sentir a sus rivales con una derrota inimaginable. En un partido puede llegar a ser más dura que cualquiera, es la mejor y no me extraña que hallan llegado hasta aquí. Estoy seguro que sin ella todos esos jugadores no valdrían ni la mitad de lo que aparentan"
- "Tu descripción de Sagara es algo exagerada, no creo que una..."
- "¿Chica pueda vencer a un puñado de hombres? Pues créelo, porque si la subestimas, de seguro que te vencerá fácilmente. Yo lo hice y por experiencia te aconsejo que la vigiles con ojos de lince, sino, mira lo que ha pasado en este partido"- Y la verdad es que su compañero podría tener razón.
Los jóvenes volvieron su atención hacia el partido, solo faltaban dos minutos y tanto Dragones como Tigres estaban agotados. En un principio los que defendían eran Tigres, ahora los que protegían su portería eran Dragones. Los ataques eran fuertes y eso hacía que tuvieran que crear una defensa más fuerte. Shaoran estaba confundido, de un momento a otro los Tigres avanzaban como un monstruo que intentaba devorar todo a su paso. No dejaban oportunidad para poder adelantarlos. Era algo inaudito, era imposible que en tan poco tiempo su juego hubiera mejorado tanto.
Shaoran se quedó pensando alguna táctica para poder marcar un gol que les permitiera vencer. El tiempo pasó y el árbitro miraba su reloj para poder señalar el final del partido.
Todos los presentes miraban con asombro, habían empatado y los Dragones no pudieron hacer nada para evitarlo.
- "Increíble"- Comento Eriol.
- "Ya lo sabía, de ella se puede esperar cualquier cosa, no la conozco lo suficiente, pero a la hora de la verdad nunca se echa atrás"- Paul miraba a Sagara con miedo y desconfianza.
Los Tigres se alegraron, estaban resplandecientes de alegría. Hua estuvo durante todo el partido observando y fijándose en un jugador en especial, no sabía la razón, pero sabía que él se iba a interponer en el camino de su misión.
Los Dragones estaban desilusionados, un empate era lo peor que les podía haber pasado, era peor que una derrota. Aunque la realidad era que se sentían así porque se confiaron demasiado y eso les hizo esperar algo mucho mejor.
En el campo aparecieron varias personas entre ellas había una chica, que estaba grabando el partido, y su amiga, detrás de ellas apareció otra joven de ojos de rubí.
- "Hola, ¿os podemos ayudar en algo?"- Preguntó la chica china.
- "No, mi amiga solo quería grabar el partido"- Respondió con cortesía.
- "Bueno, si queréis algo no dudéis en llamarme, me llamo Li Meiling y soy una de las voluntarias para guiar a los visitantes"- La joven de la cámara dejó el aparato para ver a la chica china, era imposible, o no.
- "¿Meiling?"- Preguntó.
- "Sí, ¿nos conocemos?"- Preguntó asombrada al escuchar su nombre.
- "Sí, soy yo Tomoyo Daidouji. De la escuela primaria de Tomoeda"- Dijo esperanzada porque la reconociera.
- "¿Tomoyo? ¿Eres tú?"- Las dos chicas se miraron y tras mirarse, se abrazaron con alegría, después de tantos años, habían vuelto a verse.
- "Increíble, no podía esperarme esto, creí que jamás volveríamos a vernos"- Expresó con júbilo Meiling.
- "Perdón. Tomoyo ¿de qué la conoces?"- Interrumpió la amiga.
- "Valerie, ella es Meiling Li, una amiga de la infancia, de cuando vivía en Japón"- Valerie sonrió a la chica china.
- "¿Vivías?"- Preguntó la joven Li por la forma de hablar de Tomoyo- "¿En pasado?"
- "Sí, ahora vivo en Francia, Paris"
- "Disculpen señoritas"- Un joven rubio y ojos azules se les había acercado sin que ellas lo notaran.
- "¿Sí? ¿Quería algo?"- Preguntó Meiling. Tras el joven rubio le acompañaba un chico de pelo azul oscuro y con una sonrisa en sus labios.
- "¿Tienen novio alguna?"- A todas se les asomó una gota por la cabeza, el descaro del chico era increíble.
- "¿Y a usted que le importa?"- Contestó Valerie indignada ante tal descaro.
- "Entonces no"- Sacó una libreta y un boli y las miró- "¿Me pueden dar su número de teléfono y dirección?"- Las chicas se cayeron del asombro.
- "¡Qué se han creído ustedes, que damos así a cualquier desconocido nuestras direcciones!"- Gritó Meiling.
- "Mira lo que has provocado Scott"- Dijo aún con su sonrisa la joven reencarnación.
- "Que dices Hiragizawa. Solo ha sido una pregunta inocente"
- "Hiragizawa, de que me suena ese apellido, un momento"- "Perdón, ¿No te llamaras Eriol?"
- "¿Eh?"- Las amigas de la joven Daidouji se giraron a mirarla.
- "Sí"- Respondió el joven siempre con su sonrisa.
- "Lo sabía, siempre habrá algo que jamás cambiará en ti, tu sonrisa, siempre inmutable ante cualquier situación"- La reencarnación de Clow sabía que la conocía, pero después de tantos años y tanta gente no podía recordar con claridad- "Jamás pensé que te olvidarías de mi joven Hiragizawa"- Al igual que su antiguo compañero de primaria, Tomoyo también seguía poseyendo esa sonrisa inconfundible.
- "¿Joven Kiragizawa?"- Aquella voz y aquella educación- "Tomoyo Daidouji, estás preciosa después de estos años"- En un momento saludó y halagó a la joven. Esta le saludó con una reverencia.
Todos allí estaban anonadados. Excepto Daidouji e Hiragizawa. Meiling, le conocía, pero no recordaba exactamente quién y cuando le habían hablado de él.
- "Un momento, ¿tú no serás?"- Sí, sin duda era él, ese nombre era el de la famosa reencarnación de Clow.
Le conocía de lo que le habían dicho. Más correctamente, fue su primo quien le había hablado de él cuando volvió de Japón, pero jamás pensó en poder conocer a la reencarnación del famoso hechicero Clow. Además de que su primo tenía un tono bastante extraño cuando hablaba de él, si no lo conociera bien Meiling pensaba que estaba ¿celoso?.
- "Perdona, tú eras compañero de Li Xiaolang ¿verdad?"- Preguntó para deshacerse de sus dudas.
- "¿De quién?"- Preguntó Tomoyo.
- "Oh, perdona, quise decir..."
- "Li Shaoran"- Terminó la frase Eriol.
- "Sí. ¿Cómo lo...?"
- "¿Sabía?"- La joven se estaba sintiendo burlada, parecía que el muchacho se divirtiera.
- "Perdona, ¿pero te estas burlando?"
- "No se lo tengas en cuenta Meiling. Disculpa al joven Hiragizawa, pero su carácter es así, siempre se anticipa al movimiento de los demás"- Se interpuso Tomoyo.
- "Perdonad tan grato reencuentro, pero ¿quiénes sois?"- Paul estaba asombrado, Eriol tenía éxito con las chicas, pero que él supiera, no conocía a ninguna, a excepción de su prima Akizuki y la señora Sato.
- "Que grosero de nuestra parte no habernos presentado ante el amigo del joven Hiragizawa. Mi nombre es Tomoyo Daidouji, mi amiga es Valerie Rouge y ella es una vieja amiga Meiling Li"
- "Mucho gusto"- Mientras Paul intentaba conquistar a las señoritas, Eriol miraba a Meiling.
- "Li, el mismo apellido que el de mi querido descendiente, a preguntado si le conocía, tiene que ser pariente suyo"- "Perdón, pero tú eres pariente de Li, ¿verdad?"
- "Sí, soy su prima"- Sin duda, él era el chico del que su primo le había hablado anteriormente.
Mientras ellos estaban ahí parados intentando recordar viejos momentos de amistad e intentando presentar a sus nuevas amistades, abajo en el campo, los Dragones estaban sentados en el banquillo, ninguno se atrevía a levantar la vista. Se oyeron a los Tigres coger sus cosas y marcharse, mientras que unos pasos se acercaron a los jugadores. Algunos levantaron la vista pero otros seguían sumergidos en su derrota emocional.
Shaoran estaba cansado, pero a diferencia de sus compañeros, él estaba orgulloso de aquel partido, porque había dado lo mejor de si.
Una sombra se posó sobre él, el joven hechicero levantó la vista para ver de quien se trataba.
La luz del sol le cegó, no pudo discernir su rostro, pero sabía que era una chica y eso solo podía significar que era esa enigmática chica que atravesó el campo. Se levantó y en ese momento pudo observar las facciones de su rostro. Sin saber porque se quedó sin aliento, su corazón se aceleró y de su voz no pudo salir ninguna palabra, estaba nervioso y no sabía la causa, no la conocía de nada, no tenía ningún motivo para sentirse así, debía tranquilizarse.
- "Disculpa, tú eres Li Shaoran, el capitán de los Dragones del Trueno"- Afirmó en vez de preguntar.
- "Sí, ¿quieres algo de mi?"- Preguntó mientras las miradas de sus compañeros los observaban, de sobra se sabía que Li Shaoran, el capitán de los Dragones, era aclamado por todas las chicas de la universidad, seguramente quería pedirle una cita o algo por el estilo, alejándose totalmente de la realidad.
- "Encantada de conocerte, venía a avisarte"- ¿Avisarle? ¿De qué hablaba? El tono que utilizaba era duro y frío. En una chica como ella nadie se lo esperaría, lo que se podría esperar era un tono dulce y delicado, pero en su lugar encontraron a una persona distante y cortante. La chica había venido directa para ¿amenazarle?- "De que no lo tendrás fácil con los Tigres del Fuego, te prevengo, la próxima vez no seremos tan piadosos con vosotros"- Terminada la advertencia se disponía a marcharse, cuando Li la paró sujetándola del brazo, la atrajo hacia sí y la dio la vuelta. Encontrándose cara a cara.
Tomoyo, Meiling y Eriol, junto con sus acompañantes, se percataron de la tensión que había entre esos dos e inmediatamente giraron su atención hacia ellos.
- "Como te atreves a venir y soltarnos esa amenaza."- Dijo furioso Shaoran, en su vida vio tanta arrogancia y menos en una chica.
- "No es una amenaza. Ahora, suéltame"- La mirada de ella era amenazante e inquietante. Él la soltó y ella se puso bien la ropa, cuando quitó las arrugas de su ropa se puso recta enfrente de él. Se miraron a los ojos fijamente. Shaoran había sentido algo cuando la miró a los ojos, se quedó parado, quieto, sujetándole la mirada, pero no sabía que era esa sensación cuando miraba esos ojos de jade.
- "Si no es una amenaza, que lo consideras"- Siguió indignado.
- "Una advertencia, no todo es lo que parece. Recuérdalo, Li. La próxima vez que me hables de esa manera y te atrevas a tocarme, descubrirás lo que es..."
- "Que, a eso también lo defines como una advertencia, yo diría que es coacción o una amenaza."- El tono de sus voces cada vez era más alto.
- "No creas que me das miedo, solo por que seas hombre. Sé que eres bueno, pero no lo suficiente. Aunque tu equipo sea uno de los mejores, el capitán deja mucho que desear. Deberías controlarte, la paciencia es una de las mejores aliadas que podrás encontrar si te enfrentas a mí"- Su pelea verbal parecía que iría más lejos si seguían así.
- "¿Quién eres? Me gustaría saber quien es la persona que tengo frente a mí"
N. de A: Sí, ya sé, me ha quedado muy largo, bueno, este fic lo comencé a escribir el año pasado, pero como no me convencía del todo se quedo durmiendo, ahora lo he releído y he pensado: "¿Por qué no?", bueno, tengo hechos tres capítulos, voy a poner este a ver q tal va.
Aclarar que cuando vaya a hablar de Shaoran lo pondré así, pero cuando un amigo se dirija a él (un amigo chino) pondré Xiaolang. Como es una competición internacional entre universidades, hablaran en inglés, cuando empleen su idioma natal lo pondré.
La verdad es que el título me quedó algo raro, y ahora que lo pienso, se me apareció la palabra destino otra vez.
El nombre de Ying-Tao Hua, si es muy largo, pero que le vamos a hacer, mi mente es un laberinto de ideas jejeje.
No tengo mucho que decir, solo DECIDME VUESTRA OPINIÓN, XFA!!!!!!!!!! ^^UU
Parezco desesperada, pero sin la opinión de la gente no sé si gusta el fic y escribir un fic para nada no hace gracia, ¿o si? Jejeje.
Comentarios, opiniones, sugerencias, dudas, verduras o frutas a eternal_phoenix_light@yahoo.es y si queréis hablar conmigo tengo MSN, aunq no doy esa dirección de e-mail, mis amigos me lo llenan de e-mails ^^UUU. Pero si queréis llenarlo más. Kasiopea99@hotmail.com pero preferiría que utilizaseis la primera dirección.
Bye.
Kassy99.
