"nunca necesite de nadie, mis libros eran mi compañía, pero….el destino tenia consigo algo que pensé que para mí no existía, algo que creí no tener el privilegio de encontrar…un alma gemela"

Día 1: 01/04/1985

Me llamo Usami Akihiko, actualmente tengo 11 años, vivo en Hokkaido en un pequeño pueblo llamado Furano, es un lindo lugar lleno de flores de lavanda, mi familia me "tiro" aquí hace unos meses con la excusa de "te hará bien la tranquilidad del campo", mis padres siempre están ocupados y mi hermano mayor acaba de entrar a un colegio internado. En realidad no me quejo, vivo aquí prácticamente solo aunque me cuidan una nana y un mayordomo pero da igual a ellos los manejo como quiero y hago lo que se me antoja y no es como si extrañara a mi familia, mis padres trabajan todo el día y con mi hermano me llevo de la patada.

Estoy escribiendo un diario a modo de autobiografía por si algún día me hago un escritor famoso y es que escribir libros es lo único que me gusta en esta vida, me apasiona, no me veo haciendo otra cosa en el futuro, no me interesa ninguna carrera, no quiero una novia ni mucho menos una esposa, no quiero más molestas familias con mis libros tengo todo lo que siempre…

-Akihiko-bocchama! El desayuno está listo! Se le hace tarde para la escuela- gritaba, con una voz un tanto chillona, una mujer desde el primer piso, Akihiko hizo una cara de molestia y cerró su diario

- Ya voy nana!- agarro su mochila y salió corriendo, bajo las escaleras de fina madera hasta llegar al gran comedor. Adornando las paredes un delicado papel tapiz con estampado de pequeñas flores y grandes ventanales que iluminaban el lugar con cortinas doradas que daban un toque más elegante, daba hacia un bello jardín con algunas flores de lavanda floreciendo aun tímidamente, anunciando la cercanía de la primavera.

-Buenos días Akihiko-bocchama- saludaron al unisonó e hicieron una reverencia Tanaka, un hombre alto y de porte elegante con su distintivo traje de mayordomo y Yuri, la nana, una mujer un tanto corpulenta de aspecto maternal con un vestido de color celeste y un delantal

-hm, buen día- dijo un tanto indiferente Akihiko -Yuri no tengo tiempo para desayunar, dame una fruta y la comeré por el camino y Tanaka enciende ya el auto que en seguida te alcanzo-ordeno el pequeño –entendido, bocchama- volvieron a exclamar al unísono, la mujer fue y le trajo una manzana bien roja y el mayordomo saco el auto del estacionamiento, un Ford Mustang del año color negro y lo llevo a la calle, si bien su casa era grande no vivía apartado de todo el mundo, estaba ubicada en un barrio como cualquier persona aunque dicha casa casi acaparaba toda la cuadra solo había espacio para una casa mas a los dos lados

-por cierto bocchama, acaba de llegar una joven familia que se mudara a la casa de al lado, acorde con su educación debería ir a saludar- sugirió Tanaka mientras Akihiko salía de la casa y este le abría la puerta del coche –si, si, lo hare por la tarde o mañana según como este de humor- respondió el niño sin mucho interés. Cuando estaba subiendo al auto vio frente a la dichosa casa de al lado a un joven como de unos veintitantos años, de cabello negro y gafas guiando a unos hombres que metían unas cajas al lugar, seguido del muchacho vio a una mujer de cabello castaño ondulado y con una expresión como de ¿frustración? Pero rápidamente olvido a la mujer ya que le llamo la atención una pequeña personita que se escondía detrás de sus piernas, un niño como de unos 5 años o tal vez mas, de cabello castaño y unos grandes ojos verdes, parecía un poco asustado, lo primero que Akihiko pensó fue:

-genial un niño fastidioso corriendo por el barrio-con un leve fruncido de seño como toda una vieja cascarrabias. Tanaka arranco el auto y Akihiko alzo los vidrios para no tener que saludar, ahora mismo no le daba la gana, de camino solo se dedico a comer su manzana y leer un libro como siempre. Era el primer día de clases del sexto grado pero eso al niño ni le venía ni le iba, nunca tenía problemas en la escuela, era muy inteligente y por eso tampoco necesitaba amigos aunque cuando se mudo sin darse cuenta empezó a juntarse con Hiroki, un niño castaño un tanto mandón que vivía a unas cuadras de su casa y que también estaría en su misma clase.

-hee, llegaste a hora el primer dio "Bakakihiko" eso sí que es de asombrar-dijo Hiroki en un tono burlón recostándose en el marco de la puerta de la sala de clases

-tan temprano y ya estas ladrando "AjóHiroki"-respondió Akihiko con una mirada desafiante y entrando al salón, así era su amistad, llena de insultos y aparentemente malos tratos pero en realidad se llevaban muy bien, se apoyaban mucho y tenían bastante cosas en común lo cual hacia que sus conversaciones nunca fueran aburridas.

Las clases transcurrieron aburridas, en la primera hora se presentaron todos en el salón, Akihiko claro que llamo la atención pero a quien no atraería con ese cabello de finas hebras plateadas que parecían hilos de araña y sus ojos violetas un tanto apagados daban un aire de misterio, las niñas de su salón que estaban empezando a despertar a la pubertad sentía el corazón latir fuerte al observar a ese encantador compañero de clases, Hiroki reía observando la reacción de enamoramiento de sus compañeras y también por el contrario, la mirada envidiosa de sus compañeros, todo eso le causaba mucha gracia aunque en su interior el también sentía una leve atracción hacia su amigo.

-hey Akihiko! Vamos por ahí a un lugar tranquilo para comer nuestros almuerzos- dijo Hiroki al llegar la hora del receso

-hm, me da igual con tal de estar lejos de este bullicio- respondió desinteresado sin dejar de lado el libro que estaba leyendo. Llego la hora de salida y los dos niños fueron caminando a casa, no era como si Akihiko fuera un niño mimado que no quisiera caminar a casa de hecho le gustaba y más si era en la compañía de Hiroki ya que con él podía quejarse sin que este reaccionaria algo así como "que amargado eres", Hiroki se quejaba de las mismas cosas que él y por eso se entendían, cuando dejo a Hiroki en su casa iba caminando a la suya, empezó a buscar sus llaves en su mochila cuando sintió que algo o más bien alguien choco contra sus piernas, el solo se tambaleo un poco pero el otro cayó al piso, Akihiko miro confuso el suelo cuando diviso una cabellera castaña tratando de pararse

-ah! Un extraño! Discúlpate extraño!- exclamo un niño de ojos verdes haciendo una posición de karate como si quisiera golpearlo, Akihiko lo miraba confundido cuando escucho un grito

-Misaki! Misaki!- el joven pelinegro de esta mañana venia corriendo-ahí estas, no vuelvas a correr así hijo- dijo tomándolo de la mano

-papa este niño raro choco conmigo y no se disculpa! Regáñalo!- dijo Misaki haciendo pucheros, entonces el joven pelinegro sonrió mirando a Akihiko

-hola soy tu vecino, Takahashi Takahiro, disculpa a mi hijo Misaki es un baka desobediente- dijo Takahiro revolviendo los cabellos de Misaki

-eeeeeh! Papa es el baka- grito Misaki enojado inflando los cachetes, Akihiko solo los miraba extrañado –tú debes ser Usami Akihiko-kun-continuo el joven

-si un placer Takahashi-san, valla que es joven para ya tener una familia- contesto Akihiko tajante, Takahiro se sorprendió pero luego rio

-valla Akihiko-kun, eres un niño bastante maduro, saluda a nuestro vecino Misaki no seas más grosero de lo que ya fuiste-dijo empujando un poco a Misaki hacia Akihiko, el pequeño niño lo miro un poco sonrojado e indeciso –vamos hijo, saluda a Usami Akihiko-kun-insistió Takahiro

-un p..placer usa…usashi…etto…no..usahi…etto…usa..usagi! usagi-kun! Eres un conejo?-dijo Misaki alegre, los dos lo miraron con una gotita en la cabeza

-no Misaki, es Usami, U-sa-mi-dijo Takahiro mas claro para el pequeño lo entendiera

-usagi, usagi, usagi-kun! Eres el conejo de Alice in wonderland Usagi-kun?-insistió Misaki, Akihiko lo miraba un tanto molesto, Takahiro noto esto

-perdona Akihiko-kun, mi hijo es aun un niño pequeño, tiene 7 años por eso se confunde, no te moleste-

-hm, si no hay problema, este Takahashi-san se me hace tarde, otro día paso a saludar formalmente a usted y a su esposa, hasta luego- dijo Akihiko haciendo una reverencia para ya salir de esa situación molesta e infantil

-debe ser un chico muy fuerte para vivir solo con la edad que tiene-dijo Takahiro por lo bajo

-papa ese conejo es muy triste y parece apurado como el conejo de Alice, su orejas están caídas-dijo Misaki, Takahiro bufo

-Misaki el no tiene orejas no es un conejo realmente-

-sí que lo es yo vi sus orejas!-insistió Misaki-el es nuestro vecino el de la orejas de conejo!-

Y así empezó un ciclo en la vida de Akihiko que estaría lleno de más historias interesantes que escribir en su diario