Uno:

Wicked

18 de Septiembre de 2022. Imperial Theatre, Broadway, New York. 16:45 p.m

El día había amanecido nublado, y la sexy climatóloga del noticiero de Univision NewYork había pronosticando, que en cualquier hora de la tarde, caería una gran tormenta proveniente de un frente frío del océano pacífico. A pesar de la época en la que estaban, que no era otra más que la del otoño, la lluvia no daba tregua a los habitantes de la Gran Manzana. Quienes aún mantenían en llave los abrigos del invierno, para dar paso, a los paraguas y las botas de caucho.

Aunque eso no había sido impedimento para que Broadway siguiese trabajando. Por supuesto que no, jamás cerrarían sus puertas. Y al contrario de otras situaciones, la soledad era lo que reinaba en el lugar, y podría distinguirse con perfección, el golpeteo de una de las puntas de los bolígrafos sobre la mesa, que servían para escribir las notas de las especiales audiciones, mientras que, se les unía un inquieto tacón que masacraba el costoso piso de madera.

Tres chicos estaban sentados al centro de las butacas del magnánimo teatro, donde podrían analizar directamente y sin interrupciones, a cada uno de los candidatos que llegaban a demostrarles sus aptitudes de interpretación. Y lo harían si es que alguien se presentase. Cosa que no ocurría a pesar de haber invertido gran cantidad de dinero para promocionarlo. Ni una sola persona se había apuntado en la lista que estaba pegada a las afueras.

— ¡No puedo más con esto!—resopló e inspeccionó con frustración su reloj de muñeca— Al igual que no puedo creer que Marley tuviera que accidentarse a cinco meses del estreno. Ensayamos tanto, para nada, para que todo se fuera a la mierda en sólo minutos—hizo aspavientos sobreactuados con sus manos y se paró bruscamente de su butaca— Tuvo que correr por las escaleras para llegar a su estúpido examen. Y ni siquiera lo aprobó. Sólo porque es mi mejor amiga, no voy hasta nuestro apartamento y la asesino yo misma—continuó con sus reclamos una pequeña morena de un talento extraordinario. Seguramente ya se imaginan de quién se trata—Esto es un asco, mejor me voy a casa antes de que comience a llover.

Se cruzó de brazos, frunció los labios y tomó su abrigo decidida a irse antes de que terminase de explotar su cabeza.

—¡Cálmate Rachel! Apenas han pasado 45 minutos, no es que estuviéramos gran tiempo aquí sentados. Verás que ya se presenta alguien.

Jason, el productor de la obra, intentó calmarla sin obtener resultado alguno.

Había una simple razón para que Rachel Berry estuviese molesta, que decir molesta, enfurecida. Marley Natalie Rose no había sido cuidadosa a la hora de bajar las escaleras y tuvo un aparatoso accidente, rezagándola para seguir protagonizando "Wicked" a su lado. Marley era Glinda mientras la morena Elphaba. "El duo dinámico" como las había baustizado la crítica especializada de los musicales.

Marley a diferencia de Rachel, estudiaba en la NYU a donde había pedido su intercambio procedente de la Estatal de Ohio, para estar más cercana de sus mejores amigas. Aún le faltaba un largo semestre para poder recibir su nombramiento de Licenciada en Psicología, la segunda carrera que se había decidido a estudiar. Pero exactamente el día de la prueba, había sido terrible, se quedó dormida y tuvo que llegar casi volando a su clase con el señor Crawford. Era el último examen del semestre, el cuál, no podía reprobarlo si es que quería que su madre siguiera pagando su costosa matrícula, pero Rachel no lo comprendía. Ella había abandonado NYADA desde que protagonizó Funny Girl. Dejando para después su título universitario.

Mientras Rachel hacia tremendo coraje, Marley intentaba de subsistir sola con una pierna enyesada en el departamento que ambas compartían. Muy difícil para la ojiazul, que entre más pasaban los días, más se desesperaba y su estado de humor empeoraba. No le gustaba para nada perder tanto tiempo y tener que ausentarse a sus clases, aunque lo que más le preocupaba, era que su mejor amiga estuviese desilusionada y decaída. Rachel le había insistido tanto para que adicionara a su lado, y después de haber conseguido el papel, por culpa de una cáscara de banana, lo perdiera en un abrir y cerrar de ojos. Difícil de creer, aunque no imposible y gracioso.

Por su culpa, Rachel y los directores estaban en la búsqueda de una nueva protagonista. Muy complicado para el corto tiempo que les quedaba. Ninguna actriz quería arriesgarse a hacer el ridículo, y mucho menos, querían ser plato de segunda mesa después de haber sido despreciadas; ni siquiera Santana López quiso relevarla, a pesar de que ambas chicas le suplicaran como si su vida dependiese de ella. Santana ya había pasado por algo similar con Funny Girl, así que no se aventuró otra vez. Ella ahora era feliz siendo la representante de sus dos mejores amigas, y de Brittany, su prometida, quién se había abierto camino en el mundo de la danza. De hecho, le iba muy bien en ello y así era feliz. No quería saber más sobre los reflectores.

Y luego de los escasos 45 minutos que habían transcurrido en su reloj, que además, parecieron una eternidad para la morena, ni una sola alma se paraba por el teatro para audicionar. No hasta que escucharon como una multitud gritaba eufórica a las afueras.

Tanto los directores como Rachel intercambiaron miradas confundidas entre sí. Quizás solamente era una estrellita más quien se decidió a caminar en las concurridas calles de Broadway, así que no le prestaron importancia. Siempre era lo mismo.

Terrible equivocación de su parte.

Pues en menos de unos segundos, una gran avalancha de espectadores y fotógrafos, rodeaban a una persona misteriosa, quien se cubría completamente con una gabardina y atravesaba con seguridad el largo pasillo. Ese mismo alguien que subió las escaleras hasta llegar al centro del escenario, dejando a todo su séquito enfrente de las butacas y se despojó de su capucha de manera remasterizada mientras les dedicaba una sonrisa ladeada y una postura de superioridad.

Rachel dirigió desconcertada su mirada a los directores, quienes estaban totalmente perplejos. No podían asimilar lo que veían y olvidaban por completo la rabieta de la morena.

La superestrella de Hollywood estaba enfrente de ellos. Aunque Rachel ni por enterada de quién era.