Declaimer: Los personajes no son mios y la historia esta basado en una novela.

N|A: Espero que lo disfruten y si les gusto que me dejen un cometario. Los primeros 10 capitulos están escritos. Cuando llegue a los primeros 4 comentarios seguire con el siguiente capítulos.

Toda historia tiene un comienzo.

Febrero de 1990

Modelos, actores, sonidistas, ayudantes de cámara, directores y guaridas. Siempre había mucha gente a mi alrededor, desde hacía un tiempo que me había acostumbrado a que todos mis días fueran así. ¿Qué quería decir con eso? Quería decir que siempre estaba rodeado de gente que corría de un lado para el otro en el lugar en donde trabaja y realmente no era para menos, yo era uno de los dueños de la corporación Cullen y Asociados, una de las agencias más importantes que había aquí en Italia. Para mí la mejor empresa de publicidad y comercio de Europa.

-Corten, no me ha gustado para nada muchachos, vamos hacer de nuevo la escena – miré a mi hermano Eleazar que estaba dirigiendo nuestro último proyecto, un comercial de una marca muy reconocida de ropa interior – Recuerden que tienen que vender, el producto no se venden solo muchachos, todo es markenting y nosotros estamos para esto , para vender así que ustedes tienen que convencer para que este producto se siga vendiendo , son la cara de este producto – Hablo mi hermano bastante serio mirando a la pareja de modelos, una chica y un chico – vamos todos a sus puestos ¡Acción! – gritó él y la sala en un solo segundo volvió a estar en silencio para que los actores digieran sus líneas a la cámara.

Sali de aquel estudio para caminar por los pasillos. Confiaba en mi hermano, Eleazar era la cabeza de la empresa y como buen jefe y guía hacia su trabajo excelente. Yo todavía estaba aprendiendo cual era mi oficio allí, tomaba los trabajos más sencillos para ir aprendiendo pero aun me faltaba demasiado para poder ser como él, sentía una gran admiración por mi hermano mayor.

Me eche ambas manos dentro de los bolsillos del pantalón, necesitaba tomar un poco de aire antes de seguir con mi trabajo. Cuando llegue al frente del ascensor apreté el botón para llamarlo y me puse a silbar una canción que había escuchado en la radio. No me gustaba demasiado tener que esperar pero subir por las escaleras me iba a matar.

-Déjenme pasar que les estoy diciendo que conozco a Carmen – escuche una voz chillona detrás de mí pero no hice caso omiso aquel grito ya que seguramente vendría de la entrada. Había tantas adolescentes que querían conocer a sus artistas favoritos o actores que se inventaban cada cuento.

-Nadie entra sin autorización señorita –le contesto uno de los guardias de la entrada con una voz firma, esos tipos sí que metían miedo.

- En eso tienen razón, me parece muy bien que hagan su trabajo porque son guardias de seguridad pero déjenme pasar que soy la hermana de Carmen Platt –la voz chillona volvió a sonar esta vez un poco más dulce y sus palabras me llamarón bastante la atención. Así que termine por mirar por arriba de mi hombro para ver quién era la dueña de aquella voz y decía ser la hermana de mi cuñada. Observe en silencio que se trataba de una chica de no más diecisiete años. Tal vez tendría menos

-¿Tiene algún tipo de identificación? – le preguntó uno de los guardias.

-No, no tengo ninguno de mis identificaciones aquí. Por favor yo simplemente quiero hablar con mi hermana pero está bien si ustedes no me dejan, me iré pero los voy acusar con mi hermana cuando pueda hablar con ella - la jovencita la respondió a los guardias colocando una sonrisa un tanto inocente en sus labios.

A pesar de que el ascensor se estaba demorando la conversación entre la muchacha y los guardias me estaba llamando mucho la atención. Hice un pequeño levantamiento de ceja mientras observaba los movimientos de aquella chica, algo iba hacer y no estaba tan equivocado. La hermana de Carmen, si es que era la hermana, se estaba dando la medía vuelta para abandonar el lugar pero cuando todos creímos se iba a ir, ella se giro y empezó a correr nuevamente hacia nosotros para adentrarse en el establecimiento evadiendo a los guardias con bastante agilidad.

Había que reconocer que aquello había sido muy astuto de su parte. Me sonreí y camine hacia donde estaba ella, ya era momento que actuara yo y le ahorrara la vergüenza a los guaridas. Tanta seguridad para que una muchacha les ganara. Realmente parecieran soldaditos de juguetes.

Pero cuando yo creía que la chica los estaba ridicudilizando aun más, uno de los dos hombres tomo a la chica por la cintura levantándola del suelo con bastante facilidad aunque ella comenzó a dar gritos pidiendo que la bajaran.

-¿Qué es lo que ocurre? – pregunte intentando ponerme serio y no reírme, pero esto se me hacía tan difícil luego de haber visto toda la situación desde al lado del elevador. Y la chica aún ponía resistencia para que los guardias la suelten.

-Señor – ambos hombres me miraron y se colocaron firmes como si yo fuese algún tipo de oficial mientras que la chica seguía en su propio mundo intentado safarse.

-¿Quién es esta señorita? –pregunte y ella se soltó por fin del grandote pegándole en el hombro con bastante ímpetu.

-Soy la hermana de Carmen Platt y ellos señor no me dejaban pasar…- dijo bastante fastidiosa arreglándose la falda escocesa del uniforme del colegio que ni siquiera me estaba mirando. Ella estaba muy alterada y enojada. Vaya que tenía carácter aquella niña

-Soy Carlisle Cullen –miré a los guaridas haciéndoles una seña que se fueran y me presente estirando mi mano hacia donde estaba ella – soy el hermano de Eleazar

En aquel momento ella dejo de hacer todo lo que estaba haciendo y me quedo mirando con bastante sorpresa mientras que sus mejillas comenzaba a presentar un sonrojo bastante notorio. La vergüenza seguramente.

Ella tomo mi mano con bastante fuerza y me dedico una sonrisa.

-Soy Esme, Esme Platt -su voz había dejado de ser tan chillona, ahora se escuchaba mucho más dulce.

-Encantado de conocerla señorita Platt – le sonreí y luego mire hacia los guardias - ¿Y ustedes por qué no dejaron pasar a la señorita ¿ ha? Digan que no fue mi hermano el que vio este escándalo porque os aseguro que los hubiera retado o despedido. Dejarse ganar por una niña. – rete a mis guardias

-No soy una niña.- mascullo Esme

-Tampoco parece que fueras a ser mayor de edad, lo siento pero tu estatura tampoco te favorece pequeña – levante una de mis cejas y ella no dijo nada pero su cara me lo decía todo, quizás le había tocado un poco en el orgullo – No importa, vamos que te llevo a donde esta mi hermano.

Hice una seña para que ella me acompañara hasta el ascensor, al que había llamado con anterioridad pero que con tanto espectáculo había vuelto a perder. Suspire antes de volver apretar el botón que llama al ascensor y ambos nos quedamos esperando en silencio al ascensor hasta que nos toco subir.

-Así que tu eres la hermana de Carmen, es bueno conocerte solo sabía de ti por tu nombre, ella te menciona mucho – dije en tono dulce para romper el silencio que se había formado entre nosotros y luego lo que le decía era la pura verdad, Carmen la mencionaba mucho y se notaba que quería mucho a su hermana.

-Si lo sé, yo también se dé usted señor Cullen – contesto ella bien cortito y casi inaudible.

Su voz se iba perdiendo pero había logrado escuchar algo sobre unas fotos y lindo o algo así realmente no se qué fue lo que dijo. Era como si ella se estuviese hablando

-Debe ser genial trabajar en un lugar así ¿No? – me preguntó ella bastante entusiasmada

-Si – conteste sin emoción, estaba muy acostumbrado a esto que no le encontraba gracia al trabajo a veces. Es más a veces soñaba con un trabajo simple y común, sin tanta gente reconocida. Mucha frivolidad.

-Me refiero a que usted siempre está rodeado de actores y gente muy famosa, sale en revistas y va a fiestas importantes

-Si la mayoría de veces - intentaba meterme en la mente de alguien de su edad. Seguramente salir de fiesta en fiesta era lo que todo el mundo quería en la adolescencia pero yo me había terminado asqueando un poco de esa vida.

- ¿y…?

La pregunta de Esme me hizo mirarla de forma rara, arrugando mi ceja no había entendido para nada . Me encogí de hombros pesando

-¿Y?

-Y que seguro tienes novia. – agregó ella y sacudí la cabeza. Así que iba por ese lado, nunca se me hubiese ocurrido que me quería preguntar eso.

-No, no tengo novia, tengo esposa…- le conteste dedicándole una sonrisa de costado – estoy casado, no hace mucho tiempo… es más creo que salió en las revistas –agregué bastante contento. Me sentía tan bien de estar casado que no podía imaginarme la vida sin mi esposa

Mire hacia el visor del ascensor y este marco que habíamos llegado al piso número cinco en donde quedaba la oficina de mi hermano. Una parte de mi agradecía que fuera así, no quería más preguntas. No es que la chica me fuera molesta solo que no me gustaba hablar de mi propia vida privada.

-Ven sígueme que te llevo al despacho de Eleazar – la chica me siguió detrás observando todo y le abrí la puerta del despacho que le pertenecía a mi hermano en aquel piso – Espera aquí , puedes sentarte y ponerte cómoda cualquier cosa que necesites se lo pides a la secretaria – Esme se adentro en el despacho e hice que tomara asiento – Si me disculpas es hora del almuerzo y …

-¿Me dejaras sola? – la mire y dude unos segundos, me había dado un poco de culpa no poder quedarme con ella hasta que llegara mi hermano pero tenía planes.

-Si es que…

Estaba por darle las explicaciones correspondientes a Esme del porqué me tenía que ir a almorzar cuando mi hermosa esposa apareció por el pasillo y bobamente me sonreí mirando hacia el corredor.

-Carlisle vamos que tengo hambre – ella me hablo colocando su mejor cara, con aquella sonrisa que me mataba e hice un pequeño gesto con la mano para que esperara

-Ahí voy Suplicia –mire a mi esposa y luego a Esme un poco apurado – ya sabes cualquier cosa se lo pides a la secretaria.

Mi mujer movida por la curiosidad avanzo por el pasillo hasta donde yo me encontraba aun sosteniendo la puerta del despacho de mi hermano y me miro bastante confundida e interrogantes. Luego miró hacia adentro de la habitación

-¿Quién es esa niña? –Me pregunto en voz baja Suplicia mirando a Esme con aquella curiosidad que se podía ver en sus ojos.

-Es la hermana de Carmen, salúdala – le conteste en el mismo tono de voz bajo para que la cuñada de mi hermano no nos escuchara.

-Buenas tardes señorita Platt – Suplicia saludo a Esme bastante atenta con una sonrisa algo triunfante y luego me tomo de la mano entrelazando nuestros dedos – ahora si vámonos Carlisle

No pude hacer nada más que saludarla a Esme con la mano que me quedaba libre ya que estaba siendo jalado por mi esposa quien parecía ser que tenía mucha hambre porque en cuestión de segundos ya estábamos a los pies del elevador

-Parece ser que tienes hambre

-Sí, no he tomado desayuno tú tío me arruino el desayuno en la mañana – llamo al ascensor.

- ¿Qué pedirás en la cafetería? – pregunte mirándola, iba a obviar el comentario contra mi tío esos dos no se llevaban para nada bien. Había aprendido que mejor era no preguntar sobre aquello.

-¿Cómo que cafetería Carlisle? – Me miro indignada, el frio había llegado a esparcirse por mi cuerpo al verla y escucharla – me llevaras a un restaurant.

-Pero amor debo volver a trabajar no puedo irme tan lejos

Ella hizo un puchero y di un suspiro. Cuando te ponen una cara así es difícil decir que no. Era una odisea decir no y no morir en el intento.

- Bien, bien has ganado solo porque no me gusta ver esa cara en tú rostro… -las puertas del ascensor se abrieron dejando ver a mi hermano quien al vernos no puse una de sus mejores cara sino todo lo contrario – Vamos a un restaurant – le anuncie a Eleazar y este miró a Suplicia durante un segundo para luego regresar la mirada y mirarme a mi de manera significativa.

Algo que no iba a dejar que pasara era que mi hermano se metiera en la relación que tenia con mi esposa, yo no me metía en su vida, él tampoco podía meterse en la mía, no era lo más justo

Tu cuñada te está esperando en tu oficina – agregué antes de Eleazar me pudiese decir algo más o retarme. Los hermanos mayores a veces abusaban de aquello.

-¿Esme está aquí?

-Sí, te está esperando –entre en el ascensor luego de mi esposa me gire para ver a mi hermano mientras le daba al botón de planta baja – luego del almuerzo nos hablamos.

Las puertas del ascensor se cerraron y Suplicia me dio un beso bastante intenso el cual se lo devolví. Estaba completamente y totalmente enamorado de mi esposa y estaba seguro que aquel sentimiento no iba a desaparecer así como si nada.

-¿Cundo hay turno con el obstetra? – pregunte bastante curioso mientras me miraba en el espejo del ascensor para limpiándome el rímel del labio inferior.

-La semana que viene – me respondió ella con un tono dulce mientras se acercaba para ayudarme con el rímel.

-Bien ordenare mis horarios para poder asistir, no quiero perderme para nada conocer a mi primer hijo – la mire y le tome la mano para que fuéramos

Almorzamos en uno de los restaurantes que estaban de moda y luego no sé cómo pero fui arrastrado a ir de compras con Suplicia. Pero todo estaba permitido para mi esposa, no llevaba más seis meses de embarazo y había que terminar de comprarle las cosas al bebe. De todas maneras no sabía cómo decirle que no.

Me tuve que disculpar con Eleazar y Carmen por faltar a la hora del té, ya que ellos habían organizado aquella hora para que termináramos unos presupuestos pero la verdad era que se me había ido todo el tiempo entre Suplicia, las compras y el futuro de mi hijo.

A las diez de la noche estaba de nuevo en la mansión de la familia, todos ya habían cenando así que no tuve otra opción que cenar en la cocina en compañía de los empleados de la casa. Un niño bien no tenía que comer con la servidumbre pero visto que nadie me había esperado, peor era comer solo en la habitación. Suplicia ya dormía así que ni siquiera podía contar con sus caricias o su compañía

-Señor Carlisle ¿Quiere postre?

-No gracias – negué con la cabeza

La puerta de la cocina se abrió y mi hermano entro a la cocina con aquella cara de pocos amigos. Ya se venía el reto, de eso estaba más que seguro.

- ¿Tan tarde por aquí cenando?

-Estaba terminado las ideas para la publicidad que rodaremos mañana – tome lo que quedaba de mi vaso de coca cola y camine hasta el lava plato para dejarlo allí.

- ¿Y tú amada esposa no te espero? – aquella pregunta había sonado bastante maliciosa. Pero no debía enojarme él solo quería molestarme y nada más.

- Vamos Eleazar no entiendo porque te cae tan mal Suplicia.

-Tú sabes hay algo que no me cierra de ella, su idea de que tuvo un accidente y ese tipo de cosas, no que va yo no soy tonto. Carlisle tu apenas sabes de su pasado y te casaste. Deberías haber usado la cabeza

- ¿Me estás diciendo que soy tonto? – lo miré fijamente a la cara arrugando mi entrecejo.

-Cálmate, no, estás en lo correcto hermano mío. Tú le crees cualquier cosa que ella te diga, esa es la diferencia entre tú y yo hermano, que es tú esposa la amas y le crees como buen esposo, pero yo si hubiera sido tu hubiera averiguado más de ella antes de casarme. – Eleazar elevo su mano para colocarla sobre mi hombro y me dio una palmada.

-¿Por qué? - me quede pesando durante unos segundos. Sus ojos me decían que sabía algo que yo no, eso era sumamente molesto - Lo dices de tal manera que, yo pensaba que el único que podía llegar a creerme eras tú que te has casado con una mujer simple como Carmen, pero no, me doy cuenta que eres igual al tío Marcus, no los entiendo y tampoco quiero entenderlos, ustedes no quieren a Suplicia en la familia pero yo lo he decidido y ya esta es mi esposa y estamos esperando un hijo. – me corrí del camino de mi hermano y salí de la cocina estaba seguro que amaba a mi esposa pero tenía mis dudas. Maldita manipulación psicológica de mi hermano sobre mí.

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Ahora que han pasado los años, me siento culpable de no haberles hecho caso ni a ti hermano y ni al tío Marcus. Ambos me decían que no era la mujer para mí. Pero estaba ciego, estaba enamorado y no hay nada más que te ciegue en el mundo que el amor. Hay Eleazar escucho tú voz repitiéndome una y otra vez aquellas palabras, cuando él me contaba que sabia cosas que desconocía de mi propia esposa. Que ella, mi amada esposa no era tan buena como creíamos, mejor dicho como creía.

Ojala hermano pudiera yo decirte cuánta razón tenias.