No quería dejar ninguna nota.

Fue lo primero en decidir cuando estuve segura de que iba a marcharme. Ya se darían cuenta alguien de mi ausencia, o no, realmente sabía muy bien que nadie iba a echarme de menos. Tal vez Seth o mi madre, o de forma esporádica Jacob se acordase de mi un instante.

Jacob.

No quería hacerle eso, se enfadaría conmigo, pero conociéndole, acabaría perdonándome, y algún día se daría cuenta que hice lo mejor, y aun así, yo si le echaría de menos…

Aun recordaba cuando hizo aquel gran esfuerzo por comprenderme, y nunca dejaría de agradecerle que me aceptara en su manada.

No cogí recuerdos, ni fotos, nada… solo llene la maleta con ropa, aquellos objetos a los que tenía gran aprecio los vendría a buscar algún día, y los desenterraría del cajón donde los guardo. Hasta entonces…

Cuando Salí de casa camino de la estación, las nubes habían dejado ver un poco de luz rojiza del atardecer. Esta noche iban a hacer una hoguera y a contar historias tal y como lo hacían antes, y por eso me iba hoy y no mañana. Acogerían a mi alpha y a mi hermano con calidez y cariño, y no creo que hubiese nada para mí. Era mejor así.

-un billete a…- y mi principal problema, ¿Dónde ir?-… a Vancouver.

De camino a Seattle había intentado no pensar demasiado, y elegí Vancouver porque quería estar algo alejada, no demasiado.

No podía creer cuanto habían cambiado las cosas. En solo un mes, y en el momento en el que estaba más perdida e insoportable que nunca, hasta el punto en el que quería hundir a todo ser vivo a mí alrededor, consigo huir de la manada de Sam, cosa que mejoro bastante mi salud mental, y mi amistad con Jake. Hacia tan solo cinco días que había vuelto a casa después de la experiencia "protege a la amante de chupasangres" y ahora volvía a irme.

Hacia un rato que me había sentado en mi asiento y esperaba ansiosa a que el tren se pusiese en marcha, antes de que cambiara de opinión, cuando un silbido algo molesto empezó a sonar. En un primer momento pensé eran cosas mías, pero cuando se intensifico y el resto de pasajeros, que no eran pocos, empezaron a girarse y alarmarse, supe que no era la única capaz de oírlo y no me dio muy buena espina.

Entonces alguien grito "fuego" y el tren y la estación se sumieron en un caos lleno de gritos donde era imposible pensar y no escuchabas a nadie decir nada coherente.

Cuando después de muchos empujones conseguí salir del tren conseguí ver el humo que empezaba a dominar el ambiente. Intente salir de la muchedumbre y las personas intentaban salvan el desnivel hacia la última sala de la estación para salir a la calle. Algunos saltaban los dos metros otros usaban las escaleras y las dos corrientes de individuos y los bruscos movimientos me hicieron caer… demasiado cerca del borde.

Un golpe sordo en mi cabeza… un dolor insoportable y de repente deje de escuchar, note calidez en mi rostro y entonces… frio, mucho frio. El dolor volvió y empezó a mecerme, vi imágenes entremezcladas.

"Hija, tu eres una Clearwater..."

"¿Clearwater?… dolor papa, solo siento dolor..."

Los personajes no me pertenecen y parte de la trama tampoco, solo soy una gran fan de esta pareja, y me encanta jugar con las peliculas y libros. Atte. Maluheca