Disclaimer : Los personajes mencionados en esta historia no me pertenecen, sino a la gran Rumiko Takahashi

Confusiones y Malentendidos

Sota se acostó en su cómoda cama a pensar en la actual relación que compartía con Hitomi. Su muy preciada amiga, compañera y novia fiel. Suspiro al darse cuenta que a sus ocho años recién cumplidos ya podía ver un futuro con aquella niña que lo trajo loco durante todo el ciclo escolar. Conquistarla debido a su inseguridad no fue nada sencillo. Y recordó la vez en que le pidió ayuda a Inuyasha, alguien a quien consideraba su ejemplo a seguir, aparte de que estaba con su hermana.

Inevitablemente Sota se sonrojo. El que los viera Kagome en plena confesión no había estado dentro del plan, pero por supuesto recordó. Ellos lo habían, literalmente obligado y amenazado para que se le confiese a Hitomi.

Hubo un intento para confesarse que no llego a contarles nunca a Inuyasha o a su hermana mayor. Claro que no lo haría… Era demasiado vergonzoso como para admitir lo que sucedió aquel día, y con un notable sonrojo recordó lo que en su momento, fue la peor escena que tuvo en su vida.

Sota no había llevado arreglos florales o vestido un esmoquin, había llevado su grata presencia y un poema de amor que había compuesto en un minuto de inspiración.

- Ejem… - carraspeo el nervioso niño mientras Hitomi mantenía un rostro sin emoción – Esta… Esto es un poema que hice para ti… Espero te guste

Belleza y fortuna, esas son cosas que tu no necesitas

Fama, ¿para qué? Si eres a quien más miro en todo el día

Elegancia, más que sofisticada, tu eres tú misma

Hitomi, se la flor que domina mi pradera

Sota termino de hablar e inmediatamente tuvo un furioso sonrojo, ese había sido un poema creado desde lo más profundo de su ser, expresando cosas importantes que pensaba de ella. Y sintió que ella estaría feliz por esto. Levanto la vista para encontrar a Hitomi… con el ceño fruncido.

Su mundo se desplomo por completo ¿acaso no había sido suficiente?

- Sota – gruño ella - ¿Acabas de decirme que no soy femenina?

El boqueo. ¿Qué rayos? ¿De dónde había sacado tremenda tontería? Estaba a punto de negar tal osadía cuando Hitomi volvió a hablar.

- ¿La belleza es algo que no necesito, porque no lo tengo? ¿Eso quieres decir? ¿No tengo elegancia? ¡Quisiste decir de manera "amable" que no soy elegante! Y dijiste "domina"…

- Pero…

- Dijiste "domina mi pradera" ¡Eres un pervertido!

E inmediatamente Hitomi se retiro muy molesta del lugar mientras Sota no sabía dónde meterse. El nunca quiso ofenderla, sino halagarla. ¿Pero qué clase de idiota era? Acababa de insultar, aunque no quería, a Hitomi. Nunca se lo perdonaría.

Y como una magdalena llorosa corrió a su casa. ¡Qué vergüenza! Lo bueno es que al final había arreglado las cosas con Hitomi. Ella había estado algo molesta pero rápidamente lo había olvidado. Suspiro, nadie… nunca… se enteraría acerca de eso. Gimió, si tan solo pudiera borrarle la memoria a Hitomi…