Ninguno de los personajes me pertenece, espero que os guste mucho. Prometi bajarlo antes, pero la cosa se lio y no pude.
CAPITULO I
La primera vez que lo vi, era un chico alto y delgado, con el pelo negro largo hasta los hombros ocultándole el rostro. Me llevaba por lo menos dos cabezas, él estaba en el ultimo curso y yo en primero. Yo era una niña... ¿cómo decirlo? ...con mucho genio y poca sensatez. Me gustaba reír y jugar, y siempre trataba demostrar que por ser niña no significaba que no fuera mas fuerte que los niños. Por eso siempre estaba metida en peleas.
Lo vi peleándose con James Potter. Ambos se maldecían mutuamente mientras una chica pelirroja, Lily les gritaba. Recuerdo que unas de las maldiciones de él daba en mi mochila y quemaba parte de mis libros. Me enfade mucho¡mis ejercicios se habían quemado!... Quizás otro día incluso le hubiera dado las gracias, por que esa era la mejor excusa para que los profesores no me castigaran por no hacer los deberes. Pero ese día, ese día yo había hecho los deberes y eso me enfado mucho.
Me acerque a ellos y los mire, frunciendo la nariz y soplando por ella con enfado, o por lo menos es así como decía mi hermano que me comportaba cuando me enfadaba de verdad.
James, contra el cual se estaba maldiciendo era un Grinffyndor, lo conocía por estar en mi casa y por ser unos de los mejores amigos de mi hermano, es decir Remus Lupin.
Él ya conocía mi genio y me miro con el ceño fruncido sabiendo lo que se aproximaba. Me puse a gritarles con todas mis fuerzas y les dije de todo excepto guapos. Él no conocía mi genio, ni siquiera mi forma de ser porque cometió el error de meterse nada menos que con mi hermano, quien para entonces no estaba presente. Dijo exactamente:
-Mira, la mocasa del mutante Lupin.
Fue entonces cuando le di una patada en sus partes mas queridas, no hace falta explicar donde, el golpe lo dejo tirado en el suelo e insultándome como un loco. Supongo que no se levanto y no me dio una bofetada por que el amigo de mi hermano le apunto con la varita y le dijo que ni me tocara.
Mi hermano solía enfadarse conmigo, él es una persona muy pacifica y no le gusta pelearse, aunque a sus amigos sí les gustara. La verdad es que la mayoría de las veces que mi hermano tuvo que pelearse en ese curso fue por mi culpa, siempre me metía con los mayores y terminaba llorando. Ahora sonríe cuando se lo recuerdo.
Debo decir al favor de ese chico que una vez me protegió, me ayudo. Fue el último día que los mayores podían ir a Hogesmade, y él se quedo. Yo como siempre termine peleándome con unas chicas de Slytherin de 3 año, ellas eran unas matonas de poca monta y yo era muy chulita. Lo que paso fue que me dieron una buena paliza y fue el quien me defendió de ellas. Luego me llevo a la enfermería de la mano mientras yo lloraba con un labio partido. Antes de entrar en la enfermería paramos y me miro a los ojos, jamás olvidare esos ojos, negros como el carbón y con un cierto toque cálido.
-Jamás dejes que te pillen desprevenida y si eres una maga recuerda que puedes utilizar una que otra vez tu varita.
La verdad es que él tenia razón. Yo jamás utilizaba la varita y eso era una desventaja, al final le hice caso y no volví a perder una pelea, aunque la verdad es que tampoco tuve muchas más, madure un poco y controlaba mi genio.
No volví a verlo hasta mi cuarto curso en Hogwarts, la Navidad antes de que Harry sobreviviera a Voldemort. Esa Navidad fue la peor de mi vida, mis padres murieron... asesinados por los mortifagos.
Recuerdo que estábamos esperando a mi hermano para cenar. Yo estaba ansiosa por abrir los regalos y hasta después de medianoche no podía hacerlo.
Estaba riéndome con mi madre sobre una broma hacia las canas de mi padre cuando todo paso. Los mortifagos llegaron a mi casa sorprendiéndonos. Fueron unos cobardes, la verdad, atacaron de sorpresa y mis padres no tuvieron tiempo de protegerse. Recuerdo que mi padre solo pudo levantarse del sillón y mi madre darse la vuelta, yo por desgracia lo vi todo. Digo también cobardes por que ellos eran siete y nosotros ni siquiera éramos cuatro. A mi no me tocaron, solo era una niña de 14-15 años que estaba pálida y asustada delante de ellos, y que no tenia mi varita...
Jamás olvidare esas voces ni lo que él hizo por mi, aunque lo odié durante mucho tiempo.
Los mortifagos se rieron de mi, burlándose de la muerte de mis padres y llamando cobarde a mi hermano por no estar allí. Aún hoy en día doy las gracias a Merlín por el retraso de mi hermano esa noche... por que el verdadero objetivo era él.
Si no hubiera sido por él, esa noche hubiera sido peor de lo que fue, aunque durante años pensé que no podía haber sido peor.
Los mortifagos tenían ganas de divertirse, recuerdo que me encerraron en una esquina. Aun puedo oír la conversación que mantenían.
-Es una niña muy guapa, podíamos jugar un poco antes de matarla.
-Si seria una pena no poder aprovecharnos de semejante belleza antes de su muerte.
-También es una pena que una chica con ese cuerpo muera siendo virgen.
Yo temblaba, mirándolos asustada. Sin poder moverme, sin poder reaccionar.
Recuerdo la boca del primer mortifago que beso brutalmente la mía, recuerdo el sabor de la sangre...la suya, porque le di un buen mordisco lo que me costo un puñetazo en la mandíbula. Creí que me la había roto por el fuerte sonido que exploto en mi cabeza.
Y entonces oí su voz, aunque en ese momento no lo reconocí.
-Esta noche me toca a mi.
¿Qué dices? Ella es...
Cuando levante la vista vi, como él tenia la punta de su varita pegada a la garganta del que me había golpeado. Este mortifago dio un paso atrás y levanto las manos.
-De acuerdo, tu ganas. Nunca has aprovechado estas ocasiones tienes todo el derecho...
Dejo de apuntar a su compañero y me cogió con brusquedad de un brazo, yo trate de soltarme pero él era mucho más fuerte que yo. Me metió en una habitación desde donde podíamos oír las risas de sus compañeros y sus comentarios como por ejemplo: "Date prisa, y déjanos algo para nosotros"
Él en ningún momento me soltó, me acerco a su cuerpo bruscamente, inmovilizándome con uno de su brazos, yo no veía su rostro pues tenia mi espalda pegada a su pecho y aunque lo hubiera hecho...los mortifagos se caracterizan por su cobardía, se tapan el rostro...
Lo siguiente que paso fue toda una sorpresa para mi. Saco un espejo pequeño y susurrando menciono el nombre de Dumbledore. En seguida vi como en ese espejo aparecía el rostro de mi profesor y nos miraba preocupado. Seguramente se preocupo mucho cuando vio el rostro de un mortifago y al lado de este el de una niña, alumna suya. Pero lo que mas me sorprendió fue la corta conversación que mantuvieron. Dumbledore no llego a decir ni una sola palabra.
-Mantenga alejado a Lupin de su casa. Sus padres han muerto. Vaya a recoger a la chica a la esquina de su casa. Ella saldrá en unos segundos, justo en el momento que la suelte la perseguiremos, solo tendréis unos segundos.
Luego el rostro del espejo desapareció.
Yo no sabia que hacer, me revolví luchando contra él e irónicamente volví a golpearle en ese lugar tan delicado de los hombres, aunque esta vez no grito, solo un gemido dio a entender que le había hecho daño, al igual que su voz entrecortada.
-Niñata es la segunda vez en tu vida que me das una patada...-Una llamada en la puerta le interrumpió y las voces de sus compañeros dándole prisa le interrumpieron. Luego con rapidez me dijo- Ahora vas a salir por esa ventana corriendo con todas tus fuerzas y no vas a mirar atrás en ningún momento. De acuerdo.
Yo solo pude mirarlo, mi mente ya entendía lo que pasaba, pero mi cuerpo se negaba a reaccionar.
Una bofetada fue lo que me hizo reaccionar, me solté de sus brazos y pase por la ventana, no le hice caso y me di la vuelta. Vi como el apuntaba a una lámpara de la habitación y esta iba directo a él con gran velocidad para golpearle con fuerza en la cabeza, produciendo un fuerte ruido al romperse. Esta estaba en el suelo y levanto la vista para luego gritar con todas fuerzas.
-LA PUTA SE ESCAPA...SE ESCAPA...
No sé lo que ocurrió, yo me di la vuelta y salí corriendo para luego encontrarme con el mismo Dumbledore que me cogía en sus brazos para luego desaparecer ambos con una trasladador...
Esa fue la peor noche de mi vida, la peor navidad de mi vida...
Me prometí odiar a los mortifagos con todo mi corazón, incluso a él por haberme salvado y no haber hecho lo mismo con mis padre. Por estar con ellos.
La verdad es que hasta después de unos días, en los cuales trataba de hacer a mi mente a la dura idea de la muerte de mis padres, no supe quien era él. La verdad es que no estaba segura, pero esa voz y el comentario de que era la segunda vez que le golpeaba me dieron a entender que quizás era él. No me equivocaba, era él.
