Estos personajes no son mios, son de su autor. La trama si es mía.

Nunca he escrito algo en mi vida, asi que no sean tan duros, Porfavor! El primer capitulo es corto porque no estoy segura si voy por el buen camino, asi que dejenmelo saber :)

Instituto Konoha

Los primeros rayos del sol asomaban por el pequeño espacio que dejaban entrever las cortinas de la amplia habitación blanca. Blanca; blanca como su cama, blancas como sus cortinas, blanco como todos sus muebles, blanca como su piel, blancos como sus ojos…

Corrió despacio las cortinas, entrecerrando los ojos por la molestia que la luz le causaba. La habitación se ilumino por completo y la ojiblanca sonrió ampliamente: a diferencia de todas las demás personas, Hinata Hyuga amaba las mañanas.


-¡MADREEEE! ¡¿Dónde demonios está la falda de mi uniforme?!- gritó desesperada una guapa chica pelirrosa, esculcando desordenadamente los cajones del ropero.

-Sakura, tranquila-su madre se recargo sobre el viejo marco de madera- todo el tiempo estas gritando, y lo peor de todo es que maldiciones.

-¡CHAA! ¡Mamá! No tengo tiempo para regaños, no encuentro mi falda favorita, y no pienso ir a el instituto con la falda larga- Sakura, aun en ropa interior, agitó en alto la falda de cuadros guindas y azules.

-Hija, la falda esta debajo de todo tu desorden, sobre la cama- la señora salió del cuarto negando con la cabeza, y ya sobre las escaleras se le escucho decir- tu padre te está esperando ya en el coche.

Sakura se hizo una cola en alto, y amarrándose fuertemente un listo azul, se miró en el espejo que ocupaba todo lo largo de la pared. Linda, como siempre; sus piernas largas y blancas quedaban cubiertas desde la mitad de sus muslos por la falda guinda, la playera polo blanca con el logo del instituto Konoha en el lado izquierdo del pecho, las calcetas largas blancas hasta debajo de las rodillas, y sus zapatos escolares negros: Impecable.


Hinata bajo la ventanilla de la camioneta negra de su padre, dejando entrar el fresco viento de otoño. A estas fechas la escuela se volvía más agradable y menos pesada y durante los recesos ninguno de sus amigos salía a la explanada, todos se quedaban comiendo pan dulce y café caliente dentro del salón.

Giro su cabeza hacia la ventana y recargo su cabeza en el respaldo cerrando los ojos y sintiendo el frescor, pero casi al instante los abrió al escuchar gritar su nombre. Conocía perfectamente esa voz, era la de Naruto Uzumaki, un chico rubio con el que compartía pupitre, y por el cual tenía un profundo flechazo desde que estaban en la primaria. Sonrió tímidamente y saco la mano por la ventana para después agitarla en modo de saludo.

Naruto y ella no tenían ningún vínculo en especial aparte de compartir pupitre y regresar juntos a casa de vez en cuando, era mucho menos de lo que ella quería, pero mucho mas de lo que podía aspirar. Su relación se basaba en un simple compañerismo, y esto era solo debido a que él era demasiado extrovertido y amable. Ella probablemente nunca habría tenido el valor de hablarle por sí sola. El rubio desvío su mirada para el frente y puso de nuevo su atención en conducir. Hinata solo pudo agachar tímidamente su mirada y sonrojarse.

-Él es el chico que juega en el equipo de Futbol del Instituto, ¿Verdad?, nuestro vecino- la grave voz de su padre la tomó por sorpresa.

-Eh…si, se llama Naruto, padre. El comparte asiento conmigo - su padre aparco en la gran entrada del edificio verde- muchas gracias, hoy me quedare hasta tarde y la mamá de TenTen me dijo que ella me podía dejar en casa- se despidió con un beso en la mejilla y corrió apresurada por el pasillo de concreto que se encontraba entre los espacios de pasto a los alrededores del instituto.

El instituto Konoha era enorme. Consistía en un edificio rectangular de tres pisos que ocupaba toda una cuadra bastante larga. En el centro de este estaba el jardín principal, donde se encontraba la cancha en la cual entrenaba y jugaba el equipo de soccer. Cada lado estaba ocupado por tres o cuatro salones, pero solo a partir del segundo piso, pues en el primer piso se encontraban el gimnasio, la cafetería, las oficinas junto a las escaleras y la entrada rodeada de unas cuantas mesas. Todo el primero piso era de concreto, pasto y tierra, excepto el área donde estaban las oficinas y las escaleras. Ahí mismo se encontraba el recibidor genkan.

Después de dejar sus zapatos, se dirigió directamente a su aula-el aula 7- y dejo su mochila en la última banca de la segunda fila. Naruto aún no se encontraba dentro del salón y faltaban 10 minutos para comenzar la clase, así que se relajó y descanso su cuerpo sobre el pupitre que compartían Temari y TenTen. Al mismo tiempo se acercaron Ino y Sakura.

Las chicas solían juntarse todo el tiempo. Se habían conocido en Secundaría, y ya habían pasado cuatro años desde que estaban juntas. A pesar de eso, cada una de ellas tenía su propio grupo de amigos cuando no estaban juntas; Hinata solía pasar bastante tiempo con Kiba y Shino. A Hinata le agradaba pasar tiempo con ellos porque eran sencillos y amables, regularmente se llevaban bien con todos; Sakura y Naruto eran mejores amigos, y Sasuke y Sai los acompañaban todo el rato también, pero ellos eran un poco callados; Temari tenía dos hermanos mayores, pero solo Gaara estaba en Konoha. Ella usualmente andaba con Matzuri, la mejor amiga de Gaara. Hanare, una chica de cabello verde que era ridículamente guapa e inteligente y Karin, una pelirroja con quien Sasuke tenía una relación y que ocasionalmente se juntaba con las chicas. Karin estaba en otra clase, en el aula 8; Ino era amiga de Shikamaru y Chouji, con quienes al parecer había crecido, pues sus padres habían estudiado en la misma Universidad, y los habían tenido el mismo año. Ellos no eran chicos muy populares, al contrario de ella. A pesar de eso, era claro que no le importaba mucho, pues no tenía ningún reparo en pasarse todo su tiempo libre con ellos; Por ultimo estaba TenTen. Ella era uña y mugre de Neji, el primo hermano de Hinata, y Rock Lee, un chico raro y cejon, pero muy agradable.

También existían otras cuantas amistades que frecuentaban, como Gaara, que se encontraba en un año más arriba y Hannabi, Konohamaru, Moegi y Udon, que se encontraban en secundaría. A estos últimos era más difícil verlos porque los chicos de secundaría tomaban las clases por las tardes.

El timbre que anunciaba la clase resonó por todo el Instituto, y los chicos poco a poco fueron disponiendo de sus respectivos pupitres. Era lunes, asi que los muchachos por lo regular se encontraban un poco inquietos y a veces era muy difícil comenzar la clase, pero este Lunes era la excepción, porque justamente ese día comenzaban los preparativos para la semana cultural que tomaba lugar toda la siguiente semana, comenzando el Lunes.

La semana cultural era una tradición de Konoha, donde se hacían una serie de actividades, incluyendo el Mural de los susurros-era un mural donde se hacían confesiones anónimas -, la fogata, el día de las Manos-que era una actividad, donde al azar, te tocaba un compañero al que toda la semana le tenías que dejar una carta con la forma de tu mano en su locker, la cual podía contener cualquier mensaje, y al final de la semana tenías que suponer a quien le habías tocado-, el show de talentos, y el torneo de futbol. Había otras actividades como torneo de ajedrez, el show de las Porristas y la carrera en tres piernas, pero esas tenían menos espectadores.

Para Hinata era especialmente importante porque, justamente el día del Mural-el último día-, era el día del cumpleaños de su rubio favorito: Naruto.

-A ver, a ver…silencio por favor, cállense ya- dijo con demasiada paciencia el joven maestro de pelo grisáceo- recuerden que esta semana no tenemos tiempo para perder. Lo primero que necesito, es que cada uno pase un una hoja blanca con su nombre, para la rifa de compañero del día de las manos.

Los muchachos comenzaron a pasar una a una las hojas, y entre chicos y chicas se escuchaban cuchicheos. Todos ansiaban saber quién sería su pareja. Deseaban y suponían, y mientras todos comenzaban a formular miles de posibles historias en sus pequeñas y atolondradas cabezas, Hinata solo pensaba en una sola posibilidad.

-Mañana mismo les daré el nombre de su persona secreta individualmente. Recuerden que es una carta por día. Chicoooooos, hombres principalmente: una carta por día. No quiero tener que repetírselos más veces.

-Agh, que fastidio- suspiro con pesadez Shikamaru- nadie nos ha pedido opinión sobre esto, profesor.

-Es porque no necesito tu opinión. Ahora, chicos, abran sus libros de lectura en la página 154, hoy vamos a aprender…

El profesor Kakashi era un hombre joven y muy guapo. Tenía el cabello gris, unos rasgos muy finos y aun tenía pinta de adolescente. No sabían exactamente cuantos años tenía, pero bailaba entre los 23-24. Solo había sido profesor por un año, justo cuando termino la universidad, y era por eso que había cierta complicidad entre Kakashi y los chicos; él se llevaba particularmente bien con Naruto, Sasuke, Sai y Sakura.

El receso comenzó pronto y los chicos se atiborraron formando un círculo en el centro del salón. Hablaban unos con otro, dando pequeños sorbos de vez en cuando a sus cafés y llenando el piso de migajas de pan dulce. Las chicas se apartaron un poco para hablar en privado.

-Sakura, te tengo información por la cual pagarías- dijo entre sonrisitas picaras Temari- Me he enterado de que Sasuke y Karin se tomaron un break- Sakura se sonrojo y miro por la ventana tratando de ocultar su única debilidad.

-No sé por qué piensas que eso me puede interesar. Salí con el un mes hace 4 años Tem, tienes que empezar a superarlo y comenzar a concentrarte en declararte antes de que se acabe el año- apunto discretamente con su delgado y blanco dedo a Shikamaru, que caminaba con languidez hacía la salida del salón- No sé si estés enterada, pero le ofrecieron un intercambio para el próximo semestre.

-¡JA!- se mofó Ino- su inteligencia podría ser superior a la de cualquiera de esta escuela, pero asi mismo lo es su flojera, asi que no te preocupes Tem a ese hombre le da pereza hasta mandar un correo con su solicitud de intercambio, aun te queda tiempo- Temari miro por un segundo más a Shikamaru, y después de hacer un gesto de dolor, se levantó a seguirlo. Todos los días juraba que "Hoy si le digo", pero siempre se convertía en un "Mañana ahora si le digo".

-Espero que hoy si se arme de valor y pueda confesarle lo que siente- Hinata apretó tímidamente los puños en señal de apoyo.

-¡Ah! Mira quien lo dice- interrumpió TenTen por primera vez- Es hora de que tu aceptes tus sentimientos niña, !A mi no me engañas cabezona!- Hinata siempre se limitaba a reírse tímidamente y juraba que no sabía a que se referían.

-Ya vas a empezar de mustía...

Y así comenzó la misma pelea de siempre. Sakura regularmente se integraba, pero su mente no podía dejar de dar vueltas alrededor de la inminente verdad: era la mejor noticia que pudo haber recibido.

Sasuke y Sakura habían sido novios por un corto tiempo cuando recién entraron al Instituto. Sasuke había caído perdidamente enamorado de la chica de ojos verdes, que en ese momento era la sensación de toda la escuela.

Ella era una muchacha sin inhibiciones y muy segura de si misma; no era precisamente una chica que seguía modas, aunque era ese tipo de muchachas que solía verse bien todo el tiempo, sin importar lo que vistiera. A demás, al contrario de todas las chicas que tenían la suerte de tener su físico, era muy buena amiga y persona, y por si fuera poco sus calificaciones eran de envidiar. Era justamente esa chica a quien observas de lejos y piensas que tiene una vida perfecta.

Pero después de unos meses de entrar al instituto, el padre de Sasuke había fallecido en un accidente de auto, y Sasuke nunca más había vuelto a ser el mismo chico. Él iba a la escuela y hacía lo que podía, pero había parado sonreír. Sakura y el simplemente dejaron de llevarse bien. Después ellos habían quedado como amigos y la pelirosa había fingido que estaba de acuerdo con todo el asunto. Hacía un gran trabajo fingiendo que no le importaba, pero sus amigas más cercanas podían notar la triste que en realidad estaba. A la fecha, ella tenía 4 años fingiendo que él no era nadie, cuando para ella lo era todo.


Faltaban solo 5 minutos para que sonara la campana. Hinata estaba revoloteando sus dedos como solía hacerlo.

"Ella debe estar tan ansiosa como yo por salir" pensó el rubio mientras observaba las manos de la pálida joven. "Sus dedos son muy largos y blancos…Me pregunto sin ella tocara el piano"

-Hinata- la llamo Naruto.

-Ah- desprevenida, la chica dio un respingo.

-¿Tocas el piano?

-¿Eh?- murmuró Hinata, un poco confundida.

-Si, digo, tienes los dedos muy largos, y siempre los estas revoloteando.

-…

-Olvídalo. ¿Hoy regresamos juntos a casa?

-Yo…Si…Naruto…Yo quería...- había tantos cosas importantes que decir, y tan pocas palabras a sus disposición cuando él estaba cerca.

La campana retumbo en sus oídos como burlándose de ella. Lo había hecho de nuevo: había perdido su oportunidad de tener una conversación normal con él. Todos comenzaron a guardar sus pertenencias y a acomodar sus asientos, mientras que él la observo por un minuto más, esperando pacientemente que la chica terminara lo que intentaba decir.

-Naruto, vamos a llegar tarde si no te apresuras. Ah, hola Hinata- saludo Neji con una sonrisa- Te espero en el campo, tarado.

-¡Demonios! ¡Lo volví a olvidar! ¡Espérame Neji!- poso de nuevo su mirada en Hinata por un segundo- Nos vemos mas tarde, ¿Va?

Hyuga sabía que el rubio olvidaría muy fácilmente el modo en que olímpicamente quedo como una tonta tartamuda así que se despreocupo, y mientras el corría destartaladamente en dirección al campo, con su maleta rebotando por doquier y su aspecto desordenado, se preguntó si su actitud atolondrada sería una razón más por la cual ella estaba completamente enamorada de él.

A decir verdad, había muchas razones, incluso eran tantas que no las podía enumerar. Pero principalmente, Naruto era el tipo de persona que a Hinata siempre quiso ser; Cuando los padres de Naruto habían fallecido a los cinco años, sus padrinos se hicieron cargo de él. Jiraiya y Tsunade vivían cerca de la casa del padre de Hinata, pero ella los había conocido hasta que cumplió los 12 años, cuando se mudó a vivir con su él, después de vivir en el internado toda su niñez. Entonces ella conoció a Naruto en el insti, y después descubrió que eran vecinos.

Había ocasiones en las que él acompañaba a Hinata a su casa después del insti, normalmente después de los entrenamientos de futbol y de porristas, que acababan a la misma hora. Durante todo el trayecto él hablaba y hablaba, y ella escuchaba y escuchaba. A veces eran historias de sus padrinos, a veces de la escuela, otras de sus amigos, pero siempre eran historias positivas. Y a pesar de saber que su vida había sido muy dura, jamás lo había escuchado quejarse ni una sola vez.

Era eso, y que aparte era muy guapo. Tenía un bonito cabello rubio y despeinado, los ojos azul cielo mas bonitos que había visto en toda su existencia y siempre tenía una sonrisa que podía iluminar una ciudad entera.

-Hinata…- sintió que unas manos a sacudían fuertemente

-Uh…Sakura- parpadeo unas cuantas veces y regreso de vuelta a la realidad. Como siempre se había quedado embelesada pensando en él. Su amiga comenzó a reírse alegremente de ella. Bueno al menos a alguien la hacía gracia todo el asunto.


La mano del guapo joven se posó sobre la pequeña cintura de la chica atrayendola hacía el. Sus labios se encontraron desesperadamente ansiosos los unos de los otros, y por un momento se detuvo y suavemente retiro el mechón de cabello verde que le cubría los ojos para poder observarlos claramente. Tal vez en ellos encontría la respuesta que tanto estaba buscando...¿Por qué? ¿Por qué lo que estaba mal, se sentía tan bien?