Arabian Nights: traducción. Salud!
Esta historia se ubica en la península arábiga (en medio de Petra y Yathrib) alrededor del año 590 a.c. Clasificada como M+ por la descripción de escenas violentas, desnudez y las escenas que ocurren después de la desnudez. Hay cosas interesantes en el capítulo 2.
P.D.: cambié algunos nombres para adaptarlos al contexto.
Hora de Aventura, pertenece a sus respectivos autores. Este es un trabajo de ficción meramente recreativo.
Capítulo 1
"Hombre, tiene que ser una broma!" digo en voz alta mientras veo aproximarse a mi padre, Hassan Abd- Al Adir, quien le da instrucciones a los eunucos mientras señala a su nueva adquisición. "¡Marshall! ¡Justo a tiempo para que veas lo que he comprado para ti! Mira, ¿no es acaso bonita?"
Su regalo para mí es otra esclava, yo ya lo sé sin que tenga que decírmelo. Siempre, tres veces al año, la misma caravana regresa de Gaza con toda clase de mercadería, incluyendo esclavos provenientes de diferentes partes del vasto mundo que aún no he tenido la oportunidad de conocer. Mi padre tiene el pasatiempo de comprar jóvenes bonitas para su harem o el mío. En mi haber, tengo mas o menos quince de ellas, y aún no sé sus nombres si quiera. No me molesto en mirar a la nueva, me he aburrido de que mi padre me compre concubinas con la intención de guardar las apariencias.
"¡Marshall! ¡No me des la espalada, respeta a tu padre!" Yo ya estoy dando la vuelta en una de las esquinas del palacio antes de que él pueda decir algo más. Aún cuando estamos solos como ahora, él no dice mi verdadero nombre. Estoy empezando a pensar que ya lo olvidó. Que lo olvidó a propósito. Algunos sabios dicen que las palabras tienen el poder de volverse realidad, y por esa razón las personas oran. Dicen que las palabras poseen propiedades místicas, y por eso algunas de ellas no deben ser dichas o escritas.
Mi nombre no ha sido dicho hace tanto tiempo que su pronunciación suena extraña incluso para mi: Marceline. Si alguien me llamara por mi nombre no sé con seguridad de como reaccionaría. Más aún, a veces olvido que soy una mujer.
Todos los días son iguales. Para mí el tiempo es irreal, la vida es una broma de mal gusto, una broma travestida. El único momento relajante para mí, la única cosa que me da algo de paz mental cuando tomo un baño. El sol está en lo alto, sofocante: es un buen momento para un baño.
Al entrar al cuarto de baño, dos eunucos se me aproximan: "Amo, ¿debo preparar el baño para usted?" dice uno de ellos. Yo simplemente asiento. El otro procede a tomar mi ropa mientras me desnudo. Tomo un jabón perfumado con un delicioso aroma a rosas y me baño lentamente. Me limpio el sudor, la apatía que siento por la vida y el enojo que siento por mi padre. Sin embargo sé que esta sensación de limpieza es sólo temporal.
Cuando termino de limpiarme me dirijo a la pileta llena de agua, que está al ras del suelo. Me sumerjo bajo el agua y permanezco allí cerca de un minuto. El agua me aísla del resto del mundo, y cuando salgo a la superficie me siento mucho mejor.
Después de más o menos una hora de estar en el agua, decido que ya ha sido suficiente. Justo cuando estoy a punto de salir, escucho las voces de las concubinas: "¡Vamos niña! No te quedes ahí parada! Tu nuevo Amo necesita una toalla, ve, ve!". Ahora la veo: la nueva concubina que mi padre acaba de comprar. Esta recorriendo todo el lugar con su mirada tratando de encontrar al Amo, y se ve totalmente perdida. No puedo evitar soltar una risilla, y entonces me ve. "¡Aquí!, Yo soy tu Amo." le digo. Ahora está más confundida que antes, pensando acaso que me estoy burlando de ella.
Detrás de ella, las otras concubinas le susurran algo al oído que yo no soy capaz de escuchar desde donde estoy. Entonces fija sus ojos en los míos levantando las cejas en un ademán de sorpresa e incredulidad. Aún así se aproxima hacia mi, arrodillándose de modo que estamos ahora a la misma altura, y me ofrece la toalla con ambas manos y yo la tomo. Al salir del agua, completamente desnuda ella se sonroja, mirando a cualquier parte menos hacia mi cuerpo desnudo.
Ahora se me ha despertado el interés. Ella todavía es pudorosa. Verla sonrojarse es divertido y encantador. "¿Cuál es tu nombre?" le pregunto. "Bonnibel" responde ella. Las otras concubinas le lanzan una mirada fulminante y ella corrige: "Eh… Ama". Desde atrás se escucha el azote de una toalla contra sus nalgas y ella brinca sorprendida: "¡Amo! Mi nombre es Bonnibel, Amo..." vuelve a corregir nerviosamente. Me echo una sonora carcajada y ella vuelve a sonrojarse.
"Sígueme" le digo mientras me envuelvo en la toalla. Ella inmediatamente está detrás de mi, mientras me dirijo a mis aposentos para vestirme. Mientras me pongo algunas ropas, ella mira con interés los muros decorados con exquisitas alfombras persas. "¿De dónde vienes?" le pregunto. "De un pequeño país en el norte, Ama… Amo!" responde. "Hmm… ¿Está muy lejos?" le pregunto mientras extiendo un viejo mapa sobre la mesa. "No lo sé realmente… ha sido una larga distancia por tierra mientras nos dirigíamos al sur en dirección al mar. Nunca había dejado mi casa antes, así que no soy buena para calcular las distancias. Además no pude contar los días ni las noches dentro del barco: no podía ver el sol ni la luna" respondió ella. Volví a plegar el mapa mirándola a los ojos y tratando de imaginar lo que sería estar en un barco de esclavos. "… Tampoco sé cuantos días viajé con la caravana por el desierto..." termina de explicar.
Nunca antes había hablado con ninguna de las concubinas, ellas son aburridas. Nunca se sorprenden, se avergüenzan o se conmueven con nada, como si supieran cuál es su destino y lo aceptaaran estoicamente. Tal vez es por que mi padre las escoge cuidadosamente. Ésta, sin embargo, es diferente, o por lo menos así me lo pareció hace un rato en el baño. Sus ojos tienen vida, son inquisitivos. Inclusó se sonrojó. Me ha intrigado.
"Cuando anochezca, búscame en los jardines" le ordeno desplegando el mapa una vez más sobre la mesa. "Dile a las concubinas que te den ropa apropiada para el frío de la noche. Ahora vete, tengo cosas que hacer" le mando. Ella frunce el ceño ligeramente, no sé porqué. "Como usted diga, Am… Amo" responde y luego se va.
Ahora estoy en mi habitación, pensando en las estrellas y en la luna, es maravilloso cómo las estrellas pueden ser vistas por los personas al mismo tiempo a pesar de la distancia...
Mando a llamar a Fineo, "Finn, ve a la biblioteca y tráeme el mapa celeste por favor". Él me mira sonriendo y haciendo una cara como queriendo decir: Ya vi la manera en la que miras a la nueva. "¡Tonterías!" respondo yo a su gesto, "No me gusta, es sólo que… que… es rara; he escuchado a cerca de esos bárbaros pero nunca había visto uno antes. Estoy intrigado, eso es todo" le digo. Finn se va, aún sonriendo y sin creer una palabra de lo que he dicho.
Finn, como yo le llamo, es uno de mis eunucos. Aunque él es diferente: lo considero más como mi amigo que como mi sirviente. Fue castrado a una edad tan temprana, que se ve como un niño de doce o trece años, aunque en realidad, tiene veinticuatro. Nunca le crecerá la barba y su voz es bastante aguda. La primera vez que lo vi, me saludó diciendo Ama. Sonreí ante este gesto de franqueza. Los otros sirvientes le advirtieron que no debía llamarme así, sino Amo, ya que es prohibido decir, de cualquier modo, que yo soy una mujer.
Él dijo entonces que aquello era una tontería. "¿Cómo puedo yo negar lo que es evidente a los ojos?" había dicho él. Fue advertido de nuevo, pero insistió en que era estúpido ocultar la verdad. Tal vez no consideró la magnitud de las consecuencias en ese momento. No importó que dijera yo, o cuanto le suplicara yo a mi padre, él mandó a que le cortaran la lengua.
Más tarde me enteré que Finn era griego, un estudiante de filosofía que viajaba a menudo con su maestro desde Samos a Egipto y Mesopotamia, adquiriendo conocimiento. A la edad de doce años, en uno de aquellos viajes, tuvo la mala suerte de estar en medio de una batalla: su maestro fue muerto y él fue vendido como esclavo. Fue vendido y comprado muchas veces antes de llegar aquí.
Como filósofo, la verdad es su objetivo principal: el bien más valioso que puede llegar a tener un hombre. Filósofo testarudo…
Cayó la noche. El jardín es grande y algunos árboles rodean el perímetro y en el centro hay una fuente. Como siempre no hay nubes en el cielo, una hermosa luna creciente brilla en lo alto. Es una noche fría, pero no me molesta: el frío me ayuda a aclarar la mente. Este paisaje desértico es insoportablemente caliente durante el día, y hace un frío congelante durante las noches. Aún con este duro clima, un cuidado apropiado de los jardines hacen de este lugar un pequeño oasis en medio de una seca y aislada ciudad mercante.
Inhalo profundamente el aire que huela a geosmina y entonces, escucho pasos detrás de mí. "Estoy aquí como usted mandó, Amo". Ya no se equivoca en el título. Esta abrazándose a sí misma tratando de aislar el frío y probablemente está pensando que estoy loco por estar aquí afuera con esta temperatura. "Échate en el pasto" le ordeno, ero ella no se mueve. "Échate-en-el-pasto" le digo de nuevo. Esta vez obedece, insegura de lo que irá a pasar ahora. Yo me río en mis adentros, tratando de suprimir una sonrisa que se quiere asomar en mi rostro. Por un instante imaginé cosas inapropiadas. Y ahora estoy sonriendo, pero ella no puede verme por que tiene su mirada, llena de asombro, fijada en el cielo nocturno.
Yo me echo a su lado. "Esa larga de allí es An-nahr , su última estrella se llama ākhir al-nahr, es la más brillante, ¿La ves? Aquella otra, la que tiene tres estrellas alineadas es Al-jabbar..." Hablo sin cesar sobre las constelaciones, por que la astronomía es una de mis pasiones. Estar encerrado aquí me hace tener curiosidad por el mundo exterior y todo el conocimiento de los pueblos ancestrales. "Hay una leyenda que dice que el principio todas las estrellas vagaban sin rumbo por el cielo, en caos. Entonces el poderoso Marduk cantó un poema, y fue una poema tan hermoso, que algunas estrellas se detuvieron en una sola posición, mientras que otras adquirieron un ruta fija y así el cosmos fue ordenado". Ella me escucha en silencio, entonces yo hago una pausa en mi relato y ella finalmente habla "Es hermoso… se ven igual que en mi hogar" dice.
Mirando hacia el cielo nocturno veo una estrella fugaz, y luego volviendo mi mirada hacia ella, veo una lágrima caer.
An-nahr: Eridamus, El río.
ākhir al-nahr: La estrella más brillante de Eridamus
Al-jabbar: Orion
La leyenda sobre el ordenamiento del cosmos pertenece a la cosmogonía babilónica.
No sé, sin embargo, si los nombres árabes para las constelaciones aquí mencionadas eran usadas en el tiempo en el que he situado nuestro relato. Me disculpo de antemano por cualquier inconsistencia. Dichos nombres fueron tomados de la traducción árabe (Al majisti. Siglo IX a.c.) del compendio de Ptolomeo (Mathematike syntaxis. Siglo II a.c.), quien probablemente tomó la información de Hiparco de Nicea (Siglo II a.c.).
Sin embargo, se dice que la mayor parte del conocimiento astronómico adquirido por los griegos y árabes provienen de la antigua civilización Mesopotámica: los sumerios y los babilonios (3000 a.c. a 1531 d.c aproximadamente). Lo cual no significa que los griegos y árabes no hayan hecho aportes significativos en la materia.
