Aquí empieza una nueva colección que pertenece a la actividad "Escribe a partir de un vídeo musical" de Proyecto 1-8.
-Canción: Stop and stare, de OneRepublic, propuesta por Genee.
Melodías de toda una vida
Capítulo I. Stop and stare
Iban a llamarme cobarde, pero me daba igual. Sí, estaba huyendo, pero a mi corazón roto no le importaba lo que el resto del mundo dijese. Había pasado casi toda mi vida enamorado de Hikari, dándolo todo por ella, tratando de hacerla reír y protegiéndola, pero en mi interior supe que todo estaba perdido desde el momento en el que Takeru apareció en escena.
Pero el emblema del valor quemaba en mí, queriendo negar lo evidente y tratando, en vano, conquistar a la chica de mis sueños.
Fue mucho tiempo, muchas aventuras y desventuras, tanto en el mundo humano como en el digimon, con sus desplantes y su conexión especial con Takeru. Pero no perdía la esperanza, si bien yo no representaba ese emblema. Pero el día que aparecieron cogidos de la mano y anunciaron, delante de todos, que estaban saliendo, algo hizo crack en mí.
Salí corriendo, sin mirar atrás, sin querer pensar en nada. Corrí hasta que mis piernas no respondieron y entonces me paré. Me paré y miré, y mientras mis pulmones luchaban por meter aire a mi cuerpo, me di cuenta de que tenía que irme. Pero no a casa, sino lejos, durante un buen tiempo, hasta que sanase.
Por eso no lo dudé, y en tres días estaba plantado frente a una mujer uniformada que me pedía mi billete de avión.
—Que tenga un buen vuelo —con una sonrisa me indicó que podía pasar.
Tenía el asiento 15, por suerte en la ventana, así que me senté y miré por la ventana, esperando a que el avión se moviese y poder emprender el vuelo. Estaba ensimismado cuando alguien se sentó a mi lado y miré por inercia con intención de centrarme de nuevo en las vistas. Pero si bien empecé a girar la cabeza, tuve que mirar de nuevo para asegurarme de que mis ojos no me engañaban.
—¿Miyako? —pregunté, confuso—. ¿Qué haces aquí?
Mi amiga de pelo morado sonrió enigmáticamente, sin decir hola siquiera, y se acomodó en su sitio, a mi lado. Se puso el cinturón con toda la calma del mundo mientras yo seguía sin entender nada y después se tomó su tiempo en rebuscar en el bolso hasta que encontró lo que buscaba.
—Siempre he querido vivir el América —murmuró como que no quería la cosa—. Y dicen que Nueva York está precioso en esta época del año.
Y acto seguido se colocó los cascos de su reproductor y cerró los ojos, dando por zanjada la conversación. Una sonrisa involuntaria se asomó en mi cara y tuve que mirar de nuevo hacia la ventana para esconderla. Negué con la cabeza, sin creerme que mi huída hubiese dado tanto giro.
Cuando el avión comenzó a ascender, me despedí mentalmente de Japón observándolo a través de la ventana. Miré de reojo a la chica a mi lado y lo supe; ya nada me ataba al país nipón.
Mi sonrisa se ensanchó más aún; parecía que mi huída se había convertido en un nueva aventura.
Y hasta aquí. No he dicho el nombre del protagonista en todo el fic pero, se ve que es Daisuke, ¿verdad? Es medio Daiyako, como habréis apreciado; es algo sutil porque no hay nada explícito, pero me gusta empezar con esta pareja la colección.
Y nada más. Espero que os guste.
¡Nos leemos!
Mid*
