Aquella Noche
Esta es mi primera historia, así que no sean tan crueles
¡¡COMENZEMOS!!
Zuko se acercó una butaca y se sentó, apoyó el codo sobre la mesa ante la cual se hallaba la preciosa ejecutiva y volvió al ataque verbal, mientras la miraba fijamente.
¿Sabes, princesa? Cuando te irritas, estás aún más fascinante… Es una lástima que yo sea como yo, pero nunca cederé mi libertad por una muchacha, aunque tú seas esa princesa que siempre he soñado.- dijo con una sonrisa soncarona el los labios.
Zuko, te pido por favor que me dejes en paz.- dijo Katara sin apartar su vista de la computadora- Ya está bien, si crees que con tu palabrería voy a olvidar tu humillación, te equivocas, nunca olvidaré esa noche.
Vamos a ver,- cruzándose de pierna y poniendo su mano es su mentón como tratando de recordar- ¿de que me acusas? No tienes que acusarme de nada … y no me mires de ese modo, estás a punto de explotar y no me parece lógico. Yo simplemente te invité a comer aquella noche y tú aceptaste. Hacía un frío de muerte y ni tu abrigo de pieles te protegía. A la salida de la cena te invité a mi apartamento, estábamos justo delante del portal y tú aceptaste.
¿Quieres callarte, Zuko?
¿Y por qué voy a callarme?
Eres un cínico- dijo ella viéndolo acusadoramente
Aceptaste la invitación, - dijo levantándose de donde estaba y acerandose a ella- entramos en el ascensor y me atreví a deslizar mis manos por tu cuerpo, bajo la piel del abrigo. ¿Es que acaso me rechazaste, Katara?- dijo mirándola a los ojos.
No quiero oírte más, Zuko.
Pues quiero decirte lo que deseo que recuerdes de aquella noche. – Caminado detrás de su sillón- Te besé. Te acaricié, me rechazaste, pero solo débilmente. Cuando llegamos a interior del apartamento, ya no tenías el abrigo puesto. Te empujé blandamente, te besé otra vez, me rechazaste de un modo menos energético… Estabas aceptándome, Katara. -Ahora susurrándole en el oído
Si no te callas, me levanto y me voy.
¿Y adónde vas a ir? Estás en tu despacho, y yo puedo entrar cuando quiera, soy tu jefe.- dijo mientras se ponía enfrente de ella.
De eso te has servido, tu excusa, ¿verdad?
No. Me he servido de mi masculinidad y tu feminidad. Estabas preciosa tan indigna empujándome, pero ¿sabes Katara? – tomando se barbilla obligándola a verlo a los ojos -De repente dejaste de empujarme. Y lo más asombroso para mí es que a tu edad, 25 años, teniendo un novio desde hace tres años… y que nunca te hubiera tocado ¿Cómo puede ser eso posible? ¿Qué clase de novio tienes?- dijo mientras de alejaba un poco
Katara no pudo más, se levantó molesta. Ella era esbelta, cabello castaño oscuro, de ojos azules, y sobre todo muy femenina. Levantó su mano dispuesta a darle una cachetada, pero Zuko se la sujetó.
No cometas una tontería, Katara, aquella noche, quieras o no quieras, estuviste de acuerdo. Dejaste de luchar y te entregaste, Katara. ¿De qué me culpas?- mientras la soltaba y se acerbaba más a elle- Tú me conoces, sabes que no soy de los que me enamoro y mocho menos de los que se casan. Detesto a los niños, mi tío tiene una escuela de música en su casa y van mínimo10 niños, así que decidí mudarme hace años. Cada que voy visitarlo, todos esos engendros se lanzan sobre mí, pero porque te digo esto… Ah sí, porque soy como soy, me han hecho así, pero tú me gustas, Princesa, y aquella noche memorable fue la más hermosa de mi vida.- dijo mientras la tomaba por la cintura -Vuelve a sentarle Katara, por favor, y no me mires así, sabes que estoy diciendo la verdad, una mujer femenina y sensible siempre sucumbe ante las caricias de un hombre, un hombre hábil, claro. ¿Pero que tipo de hombre tienes tú?
Mira Zuko, si no te vas de aquí ahora mismo…- lo dijo mientras se sentaba de nuevo.
Un día cualquiera volveré a invitarte, katara, y tú lo sabes.
La miró desde su altura. También ella lo estaba midiendo con los ojos azules inmensamente airados. Zuko era un hombre alto, delgado, sumamente atractivo, con unos ojos color oro demasiado envidiables. Las empleadas del concesionario lo perseguían en silencio. Katara pensaba que todas ellas ya habían pasado por la cama de Zuko.
Te dejo- dijo él- , Casi es la hora de cerrar, y vendrá a buscarte el "payasito" de tu novio.
Media hora después, Zuko hablaba con otro empleado frente al ventanal de su despacho. Era el jefe de marketing y accionista del concesionario de autos de lujo.
Veía a Aang, el novio de Katara, guarecido bajo el portal de enfrente con el paraguas cerrado. Vio que Katara atravesaba la calle al encuentro de su novio… ¡Su novio! Já ¿Cómo podía Katara aceptar a un hombre que ni siquiera la había tocado en tras años? ¿Qué tipo de hombre era aquel? Un catedrático, le habían dicho, catedrático de lengua. ¡Un payaso! Eso es lo que era según él…
Los vio alejarse, y cuando desaparecieron por la calle, se volvió pensativamente hacia se compañero…...
¿Que tal?, acepto todo tipo de criticas, sugerencia, opiniones, lo que sea
