Hola y bienvenidos sean a un nuevo fanfic de bleach tras mucho, mucho tiempo.
Es un gusto tenerlos aquí, y desear que ojalá puedan disfrutar esta historia. La verdad es que, al igual que ustedes, fue muy emocionante saber que finalmente el Ichihime quedó canon, y eso me inspiró a querer regresar a escribir algo bueno como homenaje para ellos por todos estos años, aun así, tuve la gran inquietud de cómo se dieron las cosas entre ellos desde amigos, hasta un feliz matrimonio con un hijo. Con este fic pretendo dar mi interpretación de lo que pasó. Y surgió este fic el cual estoy muy orgullosa de presentarles.
Usualmente soy de las que escriben one-shot, pero la modalidad esta vez será diferente. No estoy segura pero, creo que podrán ser unos 3 o cuatro capítulos. Habrá más, no se preocupen.
Mis dedicatorias y agradecimientos van por supuesto a toda la gente old school de la comunidad winged eagles, que han sido muy importantes para mí y sobre todo a mis dos betas que me animaron y me dieron las correcciones necesarias: José (JosefoXZ) y Pame (Pame_Rulez) sin ustedes no lo habría logrado, los amo chicos!
DISCLAIMER: Bleach y sus personajes no me pertenecen, sino que pertenecen a Tite Kubo, la Shonen Jump de Shueisha y Pierrot. Mía es la trama salvo algunos pasajes del manga y que puede que se intercalen con la novela.
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Capítulo I:
Al llegar ante las enormes puertas que solo se podrían ver en juegos de video no pensaba en todo el camino que habían recorrido. Pensaba, más bien en lo que estaba a punto de acontecer. Las rodillas le temblaban y veía que Ichigo murmuraba frases apenas audibles. Lo sospechaba. Estaba nervioso, quizá aún más nervioso que ella en estos momentos. Los dos frente a una enorme puerta de madera bien antigua, atravesada por barrotes negros con el símbolo de los quincys. Orihime suspiró profundamente. Reinaba el silencio, siendo interrumpido por los lejanos intercambios de poderes de Ishida. Se detuvo a pensar entonces en el resto de sus amigos: Chad y Ganju se habían separado del resto, y mucho más atrás estaban Yoruichi y probablemente Urahara. ¿Estarían bien? Se repitió una y otra vez: si, lo están, hicieron la promesa de volver todos juntos a casa. Y esta vez esa promesa no se vería sin cumplir. Miró nuevamente a la persona que estaba delante de ella, dándole la espalda: Ichigo Kurosaki, que casualmente era de quien llevaba años enamorada. Visiblemente cansado después de correr tanto pero decidido a atravesar la puerta.
"¿Puedes sentirlo verdad Inoue?" –preguntó Ichigo con voz rasposa al tiempo que tragaba saliva, haciendo parecer que no hablaba hace mucho tiempo.
"Si." –murmuró Orihime. "Viene desde esa puerta".
"Somos dos contra uno. Eso es un tanto injusto" –Dijo Ichigo. Orihime procuró no decir nada.
Intuía que sucedería, -y por otro lado no podía culparlo, dado que lo conocía bien- le diría que se quedara aquí esperándolo para mantenerse a salvo. No querría arriesgarla. Y tenía razón, nadie sabía de lo que Ywatch era capaz. Estaba a punto de rebatirle eso porque no estaba dispuesta a esperarlo, ella anhelaba estar a su lado hasta el final.
"Estarás a cargo de la defensa." –terminó de decir. "Confío en ti Inoue."
Estaba absolutamente sorprendida, este era el momento que ella tanto ansiaba. Todo ese arduo entrenamiento, todos esos momentos en que rogó por poder ayudarlo activamente en el campo de batalla serían puestos a prueba. Ahora ella no permitiría que nada malo le pasara a él. Asintió orgullosa con vehemencia y solo se limitó a decir.
"¡Claro! ¡Cuenta conmigo!"
Orihime se deslizó lentamente por las escaleras acompañando a Ichigo, al principio le temblaban las rodillas; fueron muchas las ocasiones en que lo veía caminar por las escaleras solo, y ella se quedaba atrás, paciente y abnegada, rogando que volviese vivo. Ahora todo eso era diferente. Ahora, ella podía estar a su lado, y ella daría, como siempre, lo mejor de ella para protegerlo, aun sabiendo que ella no estaría al nivel de Ywatch, pero no permitiría que Kurosaki le pasara nada malo si podía evitarlo.
Por supuesto, la contienda era desigual; después de haber absorbido al Rey Espiritú, la clase de monstruo a la que se enfrentaban era por completo desconocida, pero, cuando atacaba, Orihime aparecía invocando a Baigon, Hinagiku y Lily en el Santen Kesshun, para que después Ichigo contraatacara, por lo tanto la sincronía y precisión entre ambos resultaba fundamental en la operación.
En un momento dado, Orihime notaba que Ichigo estaba impaciente por atacar, y Orihime, alerta de esto intentó alcanzarlo, -conocía a la perfección el fiero carácter del muchacho- ; sabía que, a causa de su impaciencia, podía ser un factor que les jugase en contra de su campaña, por lo tanto intentó detenerlo jalando de su túnica, pero este solo le devolvió una mirada. Ella lo contempló detenidamente y lo dejó continuar. Estaba segura de que él pretendía algo más. Y en efecto, así era. Se transformó nuevamente en un Hollow. Orihime retrocedió un paso. Recordaba bien el ambiente de tensión y miedo que sintió al verlo transformado en esa bestia de cuernos tan afilados como espadas y esa mirada perdida que solo concebía la destrucción. Sabía que ese seguía siendo Ichigo, pero por otro lado no podía evitar tener miedo. Por lo tanto quedó impresionada con esta última transformación: Si bien solo poseía un cuerno tan afilado como una espada y tan blanco como el marfil, solo cubría cierta parte de su rostro, un solo ojo estaba completamente color ámbar, y le sonreía, asegurándole que esta vez estaba en control.
"Inoue, sigo siendo yo." –Ella asintió con una sonrisa de satisfacción. "Ve y protégete, estaré bien"
Dio unos pasos hacia atrás a una distancia prudente de Ichigo y Ywatch y pese a que apoyaba a Ichigo con todo su corazón, no podía evitar sentir cierto desasosiego, aquella criatura, poseía poderes que superaban toda suspensión de la realidad, y con cada golpe que Ichigo daba Ywatch volvía más y más fuerte, y dejándolo cada vez más sumido en la desesperación. Orihime también estaba preocupada, este tipo, decía que sus poderes podían ver distintas líneas temporales, entonces quizá ni siquiera sus poderes podrían hacer una diferencia.
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"Sé que estás preocupada Inoue, e iremos a ver cómo están" –Dijo Rukia calmándola, apenas vio como esta abria los ojos.
"Kuchiki-san" –Musitó Orihime, mirando hacia arriba hasta encontrarse con los ojos azules profundos de Rukia quien hacía lo posible por curarla.
"Inoue" –contestó simplemente con una sonrisa de alivio. "La verdad no sé si lo estoy haciendo bien. Nunca he sido muy buena curando" –comentó avergonzada.
"Lo estás haciendo bien" –contestó con dulzura.
A continuación Rukia depositó delicadamente la cabeza de su amiga en el suelo, para posteriormente ayudarla a ponerse de pie, tomándola suavemente de las manos. Orihime iba a decir algo, no obstante fue Rukia la que se adelantó.
"Ya tengo todo listo para irnos a ver cómo están Ichigo y Renji para ayudarlos. Asumí que eso sería lo primero que preguntarías."
"Te lo agradezco mucho Kuchiki-san." –Respondió Orihime con rapidez. Al sentir que se acercaba al portal sentía como se le revolvía el estómago, tenía muchas ansias de volverlo a ver, y de ayudarlo una vez más.
"No hay nada que agradecer… después de todo siempre te has preocupado por él de una manera especial… ¡OH!" –de inmediato, Rukia se llevó las manos a su boca como si hubiese dicho algo terrible.
Fue todo muy rápido. Orihime parpadeó y abrió mucho sus ojos. Esa sútil mención de sus sentimientos por Kurosaki lo habría esperado de cualquiera –de acuerdo, no cualquiera. Para empezar Tatsuki tenía tanta delicadeza para decir las cosas como las de un saco de papas cayendo por una escalera, en otras palabras nada- quizá Ishida o Chad que eran sus compañeros de curso, pero no de Kuchiki y no recordaba haberlo mencionado en todos los momentos a su lado. ¿Habría entonces sido muy obvia?
"Me disculpo Inoue" –dijo Rukia apenada mirando al suelo. "He sido muy indiscreta" –Se tapó la boca y le dio la espalda dando unos pasitos como alejándose. "Nunca me has dicho nada y me baso en solo suposiciones… asi que yo no debí hablar…"
"Pero estás en lo cierto." –Contestó Orihime. Ambas guardaron silencio sin mirarse la una a la otra. Rukia por lo avergonzada que estaba de haber sido inoportuna y Orihime por sentir que su secreto quizá ya no lo era tanto. Suspiró hondamente, sintiendo como ese dolor de estómago la hacía temblar, sudando frío, luego miró detenidamente a Rukia: pensó en lo siempre educada y camreservada que era con ella al principio hasta este momento. Sonrió. Quería decir que la veía como una amiga y estaba intentando ser sincera y apoyarla. "Te diste cuenta, ¿verdad?" –Rukia solo se limitó a asentir, aún un tanto avergonzada.
Se mantuvo un breve silencio solemne entre ambas con aquella confesión mirándose de vez en cuando, Rukia finalmente carraspeó y se arregló su zampakuto en su shikakusho.
"Me trajo recuerdos estar así curándote, ¿sabes?" –preguntó Rukia en un tono más ronco para romper el silencio. "La primera vez que fui a ti casa, de hecho fue cuando tu hermano…"
"Si. Ya recuerdo." –contestó Orihime. A ella no le dolía hablar de su hermano. Ya con Rukia se sentía en confianza y reconocía que, el que ella le hablara con más libertad era diametralmente opuesto a como era con ella antes.
"Cuando te desmayaste me tocó curarte esa vez. Por supuesto, no soy tan buena como tú."
"Podría decir lo mismo." –Repuso Orihime. "Yo definitivamente no soy una guerrera, no soy material de guerras."
"Nadie realmente lo es Inoue." –agregó Rukia. "La guerra no la hacen solo los soldados, lo viven los inocentes y sobre todo los que no pelean. Solo buscamos una forma de sobrevivir, y eso es lo que somos ahora; sobrevivientes."
Si, lo eran. Así se sentía al menos. El hecho de que Ichigo y Renji no significaba exactamente que hubiese salido todo bien, pero a la vez tampoco era completamente malo. Además, ella conocía bien a Ichigo; sabía que mientras hubiese una posibilidad de tener éxito en algo iba a llegar hasta las últimas consecuencias para conseguirlo. Junto a Rukia tomaron entonces el portal para llegar a donde estaban ambas tomadas de la mano al lugar. Conscientes de que no sabían con que se podían encontrar, caminaron lentamente hasta el lugar donde sentían leves rastros de reiatsu de sus amigos.
Faltando poco para llegar, Orihime sintió el olor de Ichigo, enseguida sintió que un peso se le iba de encima; afortunadamente estaba vivo, como prometió que lo estaría. Sonrió complacida. Rukia se dirigió a ver cómo estaba Renji, se le veía exhausto pero bien. Ambas se miraron una vez más y Orihime corrió al encuentro de Kurosaki.
"Kurosaki-kun" –musitó con voz temblorosa.
"Inoue" –contestó él levantando la vista y de inmediato se puso de pie y la tomó de los hombros. "¿Por qué estás aquí? ¿Estás bien?"
"E-estoy bien" –repuso Orihime. "Es que pues verás…." –Orihime se tensó un poco y agarraba un poco de su atuendo con sus manos. "Y-yo estaba pre-preocupada por ti y pues…" –Miró a otro lugar para no mirarlo tanto. "Y pues pensamos que sería buena idea venir, porque podrían necesitar que los curen porque no tienen a nadie y…" –dijo rápidamente casi atropellando las palabras como solía hacer cuando estaba especialmente nerviosa.
"Gracias Inoue" –dijo Ichigo sonriendo. "La verdad no era mi intención preocuparte."
"Lo sé. Pero era evidente que tendrías que venir a enfrentarlo, y lo bueno es que estás vivo." –hizo una pausa. "¿Y Juha?"
"Se desvaneció" –Contestó Ichigo sentándose en una roca cercana. "Lo corté con mi espada gracias a que Ishida lo neutralizó con una flecha, pero no diría que lo maté sino más bien que desapareció solo."
"Era demasiado poderoso." –Dijo Orihime. "Parecía un personaje como de algún comic, ¿no te parece?" –dijo poniendo sus manos para comenzar a curarlo. Ichigo simplemente asintió. "Los demás están bien Kurosaki-kun"
"Te iba a preguntar lo mismo." –Silencio nuevamente. No sabía que decirle. "¿Y tú?"
"Lo estoy. Descuida." –El silencio regresaba nuevamente. "¿Crees que volverá?"
"Lo desconozco." –respondió Ichigo. "La verdad espero que no. Creo que ya quiero una vida más tranquila." –miró al horizonte. Estaba ya cansado, sentía que había cumplido con lo que él quería: que era proteger a los demás, pero esta batalla lo había dejado exhausto; y sumamente pensativo acerca de la muerte de Ywatch.
"Pero, estás bien ¿verdad Kurosaki-kun?" –Preguntó Orihime nuevamente. Ella que siempre había sido muy observadora notaba que, pese a que había salido victorioso su semblante permanecía triste y sombrío. No era la única vez en que lo había visto así.
"Si. Solo es el cansancio Inoue" –respondió.
Se volvieron a quedar en silencio. Vale agregar un incómodo y tedioso silencio que evidenciaba tanto el cansancio como el hecho de que ambos se habían quedado sin tema de conversación. Orihime silenciosamente se arreglaba un poco la tela de su vestido intentando disimular lo tensa que estaba, para después pasar a acomodarse sus horquillas. Realmente no sabía que decir. Y el hecho de que Ichigo no le dijera nada y permaneciera abstraído en otra cosa la tensaba más. ¿Será que acaso ya no quería conversarle más? Habían muchos pensamientos en su cabeza, en un momento hasta pensó en apartarse, pero, Rukia le había dicho, que con paciencia y constancia, se podían lograr muchas cosas, miró hacia atrás en busca de la mirada de su amiga que estaba intentando curar a Renji, y al mirarse, podría jurar que Rukia se veía tan entusiasmada en instarla a que insistiera en una conversación con Kurosaki, que terminó golpeando a Renji en la espalda.
"Y… ¿Qué harás ahora Kurosaki-kun?"
"¿A qué te refieres?"
"¿Qué harás respecto a tu vida? Quizá como ganaste esta guerra te pedirán que te vayas tiempo completo a la Sociedad de almas…" –contestó intentando sonar como que no le afectaba esa perspectiva. Este la miró inquisitivo. "Quiero decir, la Sociedad de almas debe sentirse muy en deuda contigo con todo lo que los has ayudado."
"Honestamente… quisiera volver a mi casa." –contestó con sinceridad. "Ya ha pasado mucho tiempo lejos de ella."
De inmediato pensó en la cara que pondría su hermana Yuzu al verlo se pondría a llorar y correría a abrazarlo con todas sus fuerzas para luego ir a toda velocidad a la cocina para cocinar algo delicioso e y dejárselo en su habitación mientras Karin se haría la fuerte como siempre y haría una que otra broma, contemplando la escena con cariño, mientras su padre intentaba captar la atención de ambas chicas… si, echaba mucho de menos eso, la cotidianeidad del hogar. Luego cayó en la cuenta de que nuevamente se había quedado en silencio por mucho tiempo.
"¿Y tú? ¿Qué harás Inoue?"
"Regresaré a mi casa. Y también a la escuela. Estoy segura que Tatsuki-chan está preocupada por mí… y quizá ordene mi casa…" –hizo una pausa y se quedó pensativa. "Aunque ahora que lo pienso creo que lo hice antes de partir." –se rascó la cabeza. "No lo recuerdo." –La chica suspiró: "Lo haré de todos modos."
De pronto Ichigo comenzó a reír, era una escena extraña, dado que lo usual en él era que mantuviera su ceño fruncido, y a lo mucho hiciera una mueca cuando intentaba sonreír, o una risa sarcástica de vez en cuando, nunca reír… y sin embargo lo estaba haciendo, de una manera genuina, natural y hasta contagiosa, porque Orihime también reía. La risa de Ichigo era como una música que la muchacha procuraba no interrumpir. Cuando Ichigo terminó de carcajear, este fingió una tos repentina y volvió a mantener su compostura habitual de seriedad.
"¿Entonces?" –Preguntó Orihime
"Ya te lo dije. Volveré a mi casa."
"No me has respondido si volverás a la escuela."
"Si lo haré… debería. Estar más atento, subir mis calificaciones…"
"Pero a ti te va bien…"
"No me va tan bien como a ti, muchas veces me va bien por suerte y no entiendo las materias. Y no creo que Ishida me quiera prestar los apuntes o explicarme lo que quedaron ver de álgebra…"
"Puedo ayudarte" –dijo Orihime casi atropellando cada palabra.
"Te lo agradezco Inoue. Aunque debo advertirte, soy un alumno que se distrae fácilmente."
"Asumiré las consecuencias."
Silencio nuevamente. Orihime se daba cuenta con horror que odiaba estos momentos en que se quedaban sin tema, ¿de qué más podrían hablar? Ahora con mayor razón quería regresar a su casa, y cambiarse de ropa, para poder ponerse algo más cómodo, no era que este atuendo le molestase, pero cuando escuchó la opinión de Kurosaki… bueno quedó algo lastimada con eso. Suspiró. No había sido esa realmente su intención. No completamente. Cuando se lo puso, pensó que él podría mirarla de una manera diferente, porque él… él siempre se muestra apático. Kuchiki ya se lo había dicho una vez.
"Inoue lo que más necesitas con Ichigo es paciencia. No es que no sepa que estás aquí. Lo sabe. Sólo que a veces necesita un poco de más tacto, lo que a él carece en muchas ocasiones."
No por nada, ella insistió tanto aquella vez en que este se disculpara de no poder protegerla. Es más, ella misma se lo confesó más adelante.
Miró un par de veces de reojo a Kurosaki, suspiró y llevó las manos a su pecho. Quizá podría intentar taparse un poco. Además, ya atardecía y comenzaba a sentir un poco de frío.
"¿Inoue?"
"¿Si?" –contestó rápidamente porque no pensó en que él sería el que intentaría entablar una conversación nuevamente.
"Eh… " –comenzó a decir. "Olvídalo."
"¿Qué pasa Kurosaki-kun?"
"Es que es una estupidez…"
"Oh, bueno. Si quieres entonces no lo digas. Aunque no creo que me parezca tonto."
"La verdad quería pedirte disculpas."
"¿Disculpas?"
"Por lo que dije hace un rato acerca de tu ropa." En ese momento Orihime se dio media vuelta y llevó sus manos a sus mejillas porque sentía que iba a explotar. Eso si que fue inesperado para ella.
"La verdad Kurosaki-kun no es necesario, tú estabas emitiendo tu opinión y…" –contestó intentando bajarle el perfil al asunto, pero este continuó.
"Es que no debería haberlo dicho, ¿sabes?" – reclamó su interlocutor. "Yo la verdad sí quizá… quizá no… no era necesario que te pusieras este atuendo pero…" –la miró de repente y giró su rostro para retomar su mirada hosca. "Lo que quiero decir es que… tú, pues… te ves bien y fue un comentario tonto e inmaduro lo que dije. L-lo siento."
"E-es-está bien. No importa." –concedió Orihime en con voz baja.
Ambos se miraron nuevamente, de alguna manera quedarse viendo de frente, ya no era tan vergonzoso. Aún lo era. Pero un poco menos que antes, quizá había más confianza. Quizá la relación entre ellos estaba efectivamente cambiando. Ichigo puso su mano en el hombro de ella y le hizo una seña para que continuaran con su caminata, dado que Rukia y Renji los esperaban en el portal que los llevaría de regreso a Karakura. Finalmente para alivio de los ryoka, iban a casa, a su anhelada vida cotidiana.
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Después de ir a dejar a Chad a su casa, -Ishida se había decidido regresar junto a su padre- el grupo se dirigió a dejar a Orihime a su hogar. El viaje por lo demás había sido interesante, querían aprovechar sus momentos juntos, por lo que dejaron entrever Rukia y Renji se venían arduos tiempos de reconstrucción en la Sociedad de Almas. No tenían reportes oficiales de las bajas, pero sabían que muchos shinigamis habían perecido en el campo de batalla. Al llegar a las afueras del departamento de Orihime, Rukia se ofreció a ir a dejarla hasta la puerta, pese a que la muchacha insistió en que no era necesario, pero la teniente de la decimotercera división insistió en acompañarla. Ichigo observó cómo se alejaban, y apretó sus puños. Parecía como en una lucha interna de querer decir algo pero no sabía cómo decirlo, inspiró hondo y sin pensarlo entonces gritó:
"¡Inoue! ¿Vas a seguir trabajando en esa panadería?"
Esta sorprendida se dio media vuelta y solo se limitó a asentir con la cabeza.
"Es que… ¡Ese pan es delicioso!" –gritó Ichigo. Renji se tapaba un poco los oídos.
"¿Él se da cuenta de que ellas están a un par de centímetros de distancia, verdad?" –pensó Renji encogiéndose de hombros.
"Y pensaba que si… si hay otro día que te sobre ese pan, pues… sé que a m-m-m" –tragó saliva. "mi hermana le encantaría probarlo." –Ahí estaba el mensaje. Nuevamente, Orihime se limitó a asentir contenta y le hizo señas despidiéndose con la mano, ante esto, Rukia la tomó del brazo y siguieron con su curso hasta dejarla en su puerta, cerrando la puerta detrás de ellas. Ichigo exhaló hondamente y se demoró unos segundos en notar que Renji lo miraba fijamente. "¿Qué?"
"Claro, seguro tu hermana se muere de ganas de probar ese pan…." –sonrió socarronamente. "¿Sabes? Te daré un consejo de amigo. Te aconsejo a que se lo digas luego."
"¿De qué estás hablando idiota?"
"Ya lo sabes." –contestó con voz seca, y viendo que Ichigo se iba a quejar se apresuró a decir: "Mira no es necesario que me digas nada a mí pero tómalo como un consejo: Díselo luego, sé porque te lo digo."
"No tienes idea." –contestó Ichigo de mal modo.
"Por supuesto, y yo me iré a trabajar a la doceava división…"
"Mira lo que pasa con Inoue la verdad…"
"Yo no te estoy acusando de nada. Solo digo, que lo que debas decirle lo hagas luego."
"Kuchiki-san no era necesario que me dejaras de verdad dentro de mi casa."
"Está bien, además es una excusa para poder pasar unos minutos contigo Inoue." –comentó Rukia mientras hacía una reverencia a la fotografía de Sora. "¿Hubo algún avance?"
"¡Si!" –contestó con voz chillona. "El que ya viste de pedir pan para Yuzu…" –Rukia rió por lo bajo pero volvió a poner atención. "Y antes de eso… me pidió disculpas por haber dicho que mostraba mucho con este atuendo."
"¿En serio?" –Orihime le asintió con expresión de ensoñamiento en su rostro. "¡Me alegro mucho Inoue!
"No habría sido posible de no haber sido porque nos dejaste ese rato solos."
"Solo cumplo con mi deber Inoue. Creo que ambos… se ven bien. Ustedes se necesitan Inoue. Sólo que él no lo sabe."
"¿De verdad lo crees?"
"Ustedes juntos, llenan sus vacíos." –contestó Rukia con sinceridad. "Cuando estás con esa persona especial te sientes más entera de lo que eras antes y yo veo eso en ustedes. Yo…" –tragó saliva. "Para mí tú eres muy especial Inoue. Eres la primera amiga de verdad que tengo en toda mi vida…." –su voz se puso un poco ronca y Orihime dejó escapar una pequeña lágrima. "Solo quiero que seas feliz."
"Siento lo mismo por ti Kuchiki-san" –contestó Orihime. "¿Qué te parece si ya dejas de llamarme por mi apellido?" –preguntó tomando de las manos a Rukia. "Para que sea ese nuestro pacto."
"¿No hay problema?"
"¡Claro que no!"
"En ese caso también me puedes decir por mi nombre Inou… Orihime." –Dejaron escapar una pequeña risita. Rukia tomó entre sus manos las manos de Orihime y agachó la cabeza en señal de agradecimiento. Por mucho tiempo quería pedirle si existía la posibilidad de llamarla por su nombre, pero no se había atrevido, pero, con ella todo era tan sencillo que estaba sorprendida de no haberlo hecho antes.
"Asi será Rukia-chan" –comentó feliz.
"Ahora respecto a Ichigo y al pan…" –comenzó a decir Rukia. "Creo que sería bueno que hicieras lo que te pidió." –con una mano se tomó su delicada barbilla y le dijo en tono pensativo: "Anda un par de veces a la semana para llevarle pan, les servirá para entablar conversación."
"¿Tú crees? Pero… ¡No sabré de que hablarle, si voy a su casa!" –chilló Orihime pero Rukia le puso la mano en el hombro para tranquilizarla.
"Lo lograrás, no es tan difícil entablar conversación, sino siempre puedes molestarlo por sus bajas calificaciones en un trabajo de Shakespeare."
"Pero Rukia-chan… creo que no lo hizo tan mal…" –Rukia rodó los ojos y suspiró. Su amiga o estaba muy enamorada y claramente no puso atención, o efectivamente prestó atención pero se distrajo porque era Ichigo.
"Estuvo con unas mallas que le quedaban pequeñas y que eran de color rosa brillante y se pasó rascando el trasero, eso bajo ninguna circunstancia podría ser considerado atractivo."
"Pero a mí no me gusta molestar a nadi…"
"A lo que voy es a que seguramente encontrarán de que hablar Orihime." –comentó Rukia. "Anímate, creo que puedes llevarte una sorpresa."
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Pasaron un par de días desde aquella conversación, y Orihime regresó a trabajar a aquella panadería, explicó que se ausentó debido a una visita familiar -¿Cómo podrían creer que se fue a otra dimensión a pelear la guerra de alguien más?- y afortunadamente para ella el señor Tsukimori no se molestó, sino todo lo contrario, la acogió amablemente y le preguntaba todos los días por su tía enferma. Debido a sus estudios, la dejaba salir un poco antes los martes, jueves y viernes y le daba unos cuantos kilos de pan dulce y del pan corriente para que comiera un poco. "Estás ya muy delgadita" comentaba con sincera preocupación. Por supuesto con el carácter afable de Orihime, el señor Tsukimori le daba mucho pan, y muchas donuts con un hermoso glaseado de fresas, sus favoritas. Tras despedirse por tercera vez de su jefe, Orihime partió con una enorme caja de pan hacia su casa, con pequeñas pausas, no en vano cargaba su bolso de cuero añejado, lleno de libros y cuadernos de la escuela.
Se debatió por varias calles si darse una vuelta o no por la casa Kurosaki, y cuando ya había decidido no ir, estaba ya frente a ella.
¿Qué debía hacer? No quería llamarlo, se había prometido a sí misma no hacerlo quizá hasta mañana, y a no buscarlo mucho, afortunadamente debido a los deberes del último trimestre del año, ambos se la pasaban bien ocupados, Ichigo haciendo un esfuerzo titánico por ir a clases y ponerse al corriente, y Orihime haciendo sus actividades de todos sus clubes. El club de costura –a instancias de Ishida- había comenzado con un proyecto de hacer trajes de noche, que por suerte no se le daban mal, pero palidecían en contra a los fantásticos atuendos de alta costura de Ishida, que era capaz de poder hilar con pedrería fina, algo que ella no se veía capaz de hacer. Suspiró sin pensar en que alguien se acercaba por detrás de ella y la tocó del hombro y gritó de espanto hasta que se dio cuenta de que era…
"¿Kurosaki-kun?" –chilló. "¿Qué haces aquí?"
"Vivo aquí, Inoue" –contestó extrañado por la pregunta y agregó: "Creo que yo debería preguntarte lo mismo."
"¡Oh, lo siento!" –resopló nerviosa. "Es que… bueno, verás… yo… e-el… ¡El pan!" –Alargó sus brazos mostrándole la enorme bandeja de pan. "Te iba a traer pan… ¿recuerdas?"
"¿Qué? Oh-oh claro, claro… el pan. Si…" –se produjo una pausa dramática y absurda. "¿Por qué no vienes conmigo a mi casa y comemos esto y cha-charlamos?" –preguntó Ichigo y esta asintió, aliviada, al menos Ichigo no sufría de lagunas de memoria.
La habitación de Ichigo se veía igual que siempre, la ventana estaba enmarcada por unas cortinas color celeste oscuro, que de vez en cuando, dejaban entrar una fuerte brisa de tarde de verano. Su cama algo desordenada con un cubrecama color rojo, con un balón de futbol a sus pies y su armario de puertas blancas. Lo único diferente es que junto a su cama tenía colgadas unas medallas por el reciente campeonato que habían tenido con las otras escuelas del distrito. Ichigo le apuntó a su cama para que ella tomara asiento y depositara la enorme bandeja mientras el procedía a buscar algo para beber. Poco después regresó con unos tazones llenos de té verde, tomaron unos cojines, tomaron asiento y comenzaron a disfrutar de la tarde.
Orihime estaba sorprendida. Hablar con Ichigo definitivamente era mucho más sencillo de lo que ella pensaba. Si bien no se reía siempre, si echaba una que otra carcajada con sus anécdotas y de vez en cuando le preguntaba cosas más privadas y no titubeaba al hacerlo. Lo cual, de acuerdo al diccionario de lenguaje de Kurosaki, significaba que se sentía cómodo hablando con ella.
"¡Estas donuts rellenas con chocolate son deliciosas! ¿Ya las haces tú?"
"No, las hace el señor Tsukimori, pero, yo ya le estoy ayudando de a poco."
"¿Te gusta trabajar ahí?"
"¡Me encanta!"
"¿Sabes? Admiro tu resilencia." –espetó.
"¿Yo, resilente?" –preguntó Orihime sin entender.
"Has podido sobreponerte a algo tan terrible como estar en Hueco Mundo. Nunca pude conversarlo y te pido disculpas por no hacerlo antes."
"Kurosaki-kun" –dijo Orihime en tono calmado. "Tú no tienes por qué andar pidiendo disculpas la verdad es que…"
"Es mi deber." –reclamó. "Recuerdo muy bien que Grimmjow me dijo que, aunque regresaras nunca serías la misma porque habías cambiado, que te habían hecho tanto daño que nunca podrías ser la misma, y yo… tuve miedo." –dijo con culpa. "Si hubiese sido así, nunca me lo habría perdonado"
"Fue difícil estar ahí." –contestó Orihime con pesar, al tiempo que apretaba los puños. "Ulquiorra estaba constantemente torturándome con que yo era de ellos y solo existía por voluntad de Aizen…"
"Como lo cuentas, pareciera que estuviste en el infierno… Y no sabes cómo lo siento. Ojalá me puedas perdonar." –Buscó con la mirada pero Orihime negó fervientemente con su cabeza.
"No te disculpes por favor. Aunque tienes razón: lo fue. Era un infierno." –concedió. "Pero creo que pude mantenerme cuerda porque… cuando supe que ustedes estaban ahí… ¡me puse muy feliz! Y ese pensamiento me ayudó a tener mis ideas en orden."
"Eres admirable."
"Ulquiorra fue quién más me torturó." –comentó. "No había día en que no lo hiciera, pese a todo… no sé si merecía tener ese final." –dijo con un toque de pena.
Ichigo tragó saliva, no sabía si animarse a preguntarlo o no. Pero sabía que si no lo hacía ahora, probablemente nunca se animaría. Una oportunidad de estar así, en una atmósfera de intimidad tan exquisita como ahora, no podía dejarla pasar.
"Inoue, ¿puedo hacerte una pregunta?"
"Dime."
"¿Sentías algo por Ulquiorra?" –preguntó con voz ronca. Orihime lo miró perpleja. Ichigo se dio cuenta de inmediato que quizá estaba hablando más de la cuenta. "Lo siento, estoy formulando muy mal la pregunta…" –tomó un sorbo de su té y miró hacia su ventana.
El aire fresco había dejado de correr.
"Lo siento, no tienes por qué contestarlo." –atinó a decir. "Cuando estaba desapareciendo, alargaste tu mano hacia él y pensé…" –tragó saliva. "Me sentí aún más culpable, porque dieron a entender que entre ustedes había algo."
Orihime se quedó observando el reflejo de la luz en la taza de té, meditando cuidadosamente su respuesta.
"Yo sentía un profundo miedo y a veces resentimiento por él al principio." –hizo una pausa. "Desde el principio siempre me estuvo torturando con que les haría cosas horribles… si no iba con él. Y siempre intentaba hacerme sentir débil." –dejó escapar un pequeño sollozo.
Ichigo no sabía qué hacer, usualmente cuando veía que Yuzu se comportaba asi, le espetaba que dejara de llorar, pero no podía hacerle eso a Orihime, sobre todo cuando esto era a causa suya.
"Inoue… no es necesario que me cuentes nada."
"Pero si quiero hacerlo porque…." –intentó buscar las palabras adecuadas. "Somos nakamas, ¿verdad?" –preguntó. Ichigo se limitó a asentir y, entendiendo sus sentimientos, la dejó continuar con lo que ella quería contarle. "Al final… comencé a sentir compasión, porque Ulquiorra siempre quiso entendernos, no entendía los sentimientos de los seres humanos. Y en sus últimos instantes de vida, solo quería que se fuera en paz. Aunque no entendiese lo que sucedía."
"¿Estás bien Inoue? De verdad no quería incomodarte con…"
"Kurosaki-kun, estoy bien. Creo que nos debíamos esa conversación."
"Si. En ese momento, a pesar de que quería saber si estabas bien… tuve que irme a donde estaban los demás. Tú misma me impulsaste a eso."
"Estábamos en una guerra…"
"No era nuestra guerra Inoue." –Respondió Ichigo con tono severo. "La guerra mía consistía en ir a salvarte de Hueco Mundo. Eso era todo." –Orihime notó la nota de resentimiento en sus palabras. No podía culparlo. Rukia le había explicado poco después de su regreso de Hueco Mundo, que en su momento, la Sociedad de Almas se había negado terminantemente a autorizar a Ichigo a ir.
"Admiro mucho tu amabilidad, Kurosaki-kun" –dijo Orihime en su tono dulce y tan afable como siempre. Este la miró sorprendido y esbozó una triste sonrisa.
"No sé porque dices que soy amable. No lo soy."
"Lo eres." –dijo Orihime. "Y lo sé porque el que yo esté aquí, es prueba de eso."
Ambos guardaron silencio y se limitaron a sonreir. Siguieron hablando de otras cosas, como que a Orihime estaba ahorrando dinero para poder estudiar en la universidad, pero no se había decidido aún, o que Ichigo efectivamente quería ejercer la medicina.
"¿Ya te das cuenta que no falta mucho para terminar la escuela?" –Preguntó Orihime, mientras arreglaba sus cosas para irse. "Solo faltan 42 días."
"No es mucho." –observó Ichigo.
"Deberé aprovechar de pasar más tiempo con las chicas, llevar un obento más grande para almorzar…" –dijo Orihime contando con los dedos. "Creo que tendré que ir mañana a la feria para comprar verduras"
"Inoue… mira… es que… ¡Yuzu me dijo que le encantaría que probaras su okinomiyaki!" –Orihime lo miró con un poco de extrañeza. ¿De verdad la pequeña Yuzu quería que ella probara su okinomiyaki? Algo curioso, porque ella misma le podía decir… pero, quizá era un poco vergonzosa, después de todo solo era una niña.
"Seguro me encantará probarlo Kurosaki-kun" –dijo asintiendo con la cabeza.
"De acuerdo, cuando lo lleve… ¿te parece que almorcemos juntos?"
A Orihime se le iba a salir el corazón por la boca e intentó mantener la dignidad. Las palabras de Rukia sonaron en su cabeza: "Ante todo, debes mantener la gracia y dignidad Orihime-chan, que no te vea titubear" así que se limitó a asentir con la cabeza y después de una breve despedida, se dirigió a su casa. E Ichigo se quedó observando como su silueta iba mezclándose con el atardecer de ese dia en Karakura:
"¿42 días solamente?" –se dijo. "Quizá es tiempo suficiente para…" –las palabras que iba a decir, quedaron en el aire.
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Dos días después, muchos del salón de clase quedaron extrañados cuando no encontraban a Orihime o a Ichigo Kurosaki para almorzar en la azotea de la escuela. Salvo Ishida que miraba todo el jaleo que producían sus ruidosos compañeros, se puso de pie lentamente, lanzó una risita y siguió leyendo su libro al tiempo que iba dejando el salón. Quizá era coincidencia, o quizá este último ya se estaba dando cuenta.
Solo el tiempo lo iba a decir.
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Si has llegado hasta aquí, es que es el final, del primer capítulo.
Te agradezco mucho la lectura y espero lo hayas disfrutado porque yo disfruté mucho escribirlo. Espero poder leer las reviews al respecto, total, están al alcance de un click.
Que tengan felices fiestas, y un gran inicio de 2017. ^-^
¡Nos vemos en el próximo capítulo! ^-^
