Solo

Notas de Lunita: Tras un largo período de inactividad, aquí vuelvo. Lo cierto es que no sé cuando podré continuar las historias que ya tengo empezadas. Últimamente, el cuerpo me pide escribir relatos cortos, como el que os traigo hoy. Tal vez luego me anime a hacer algo más.

Hoy es uno de esos días para quedarse en casa, en los cuales el mundo parece desear que no te levantes (al menos para mí). Esta historia es un pequeño reflejo de cómo me siento ahora mismo. Es algo triste y el final no acaba de convencerme, pero igualmente, espero que os guste. Comentad, please.

Los personajes de Full Metal Alchemist no me pertenecen.

O-o-xXx-o-O

La lluvia golpea con fuerza contra la ventana, con tanta intensidad que parece que va a derrivarla. En momentos como este, sigo preguntándome cómo he podido llegar hasta aquí y es entonces cuando, de manera automática, una parte de mí dice "te lo avisé" mientras esas palabras retumban una y otra vez en mi cabeza.

Hace ya un buen rato que la ropa está tirada por el suelo y ninguno de los dos piensa recogerla.

Deslizas tus brazos otra vez, agarrando los míos. No parece molestarte el contacto con el metal, pese a todos los cortes que te recorren ¿Es tu forma de castigarte por lo que hacemos? ¿O tan sólo otro insano placer infernal? Ya no importa. Sea lo que sea, no te detendrás.

Ni la lluvia ni los truenos acallarán mis gritos. Ni la tempestad ni la tormenta más poderosa te detendrán. Un choque de esperanzas que no esperan ser esperadas.

Sonries con malicia al ver que me someto. He intentado ser fuerte, pero cada vez que estamos juntos, acabas demostrándome justo lo contrario.

¿Por qué soy tan dévil? ¿Por qué ya no puedo luchar?

Cada paso que doy me entierra más en el desierto de mi vida. Mire donde mire, no veo nada que merezca la pena ser salvado. Tal vez por eso acepte esta sensación tan amarga. Es lo único que me recuerda que aún estoy vivo.

Todos se han ido ya y me han dejado solos. Todos menos tú, él que no espera a que llegue la mañana para recordarme que no tengo lugar a donde ir. Tú, al que tengo que suplicar que me hiera a cambio de algo que sé que no necesito. He avandonado toda esperanza de que mis investigaciones den algún fruto. Ya he asumido que los que se van, no pueden volver y que lo que pierdes, no siempre puede recuperarse.

Sin embargo, en alguna parte de mi interior, aún espero cándidamente la posivilidad de volver al pasado; la posibilidad de volver a ser quien era.

Pero en estos momento, pensar en eso es malgastar mi tiempo. Porque tú no me vas a dar esperanzas. Porque tú no vas a ayudarme. Porque tú me has hundido en un mar de hielo del que no puedo salir.

No puedo respirar. No puedo moverme. Mi única posivilidad es que tú me saques de aquí. Pero no vas a hacerlo.

Esta vez eres tú el que grita, desgarrándose las cuerdas vocales. Y como ya esperaba, me dejas solo, bajo la soledad que es mi vida. Ya ni me esfuerzo en levantar la cabeza. No me queda nada más que ver además de mis pies.

¿Será el destino...? ¿Será mi castigo...?

¿...o será Dios llamando a la oveja perdida?

Sí, eso soy, una oveja que vaga perdida por el mundo, que se alimenta de lo que encuentra y que ya no se preocupa por lo que pueda pasar mañana.

Sólo hay una cosa de la que estoy seguro...

… esta oveja ya no volverá con su pastor.

O-o-Fin-o-O